Clases Esenciales: Consejería Bíblica

Consejería Bíblica – Clase 1: Introducción a la consejería bíblica

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
27.09.2024

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Clase esencial
Consejería Bíblica
Clase 1: Introducción a la consejería bíblica


INTRODUCCIÓN

¿Por qué es importante?
Me senté a escribir esta lección el lunes por la mañana y poco después de empezar, me llamó una esposa de CHBC. Su vida está muy rota y su matrimonio es un desastre. En pocas palabras, se siente desesperanzada. Para usar sus palabras: «Mi matrimonio no tiene arreglo».

Suena horrible, ¿cierto? Un cristiano sin esperanza. Casi parece un oxímoron. Se supone que los cristianos están llenos de esperanza, ¿no es así? Después de todo, han entregado sus vidas a un Salvador, un Dios perfecto, omnisciente y omnipotente que murió en su nombre para rescatarlos de los peligros de su propio pecado. ¿No debería bastar eso para salvarlos de las trampas y de los apuros de este difícil mundo? Puede que te sorprenda mi respuesta: sí y no.

Sí, el evangelio es poder que salva. Y Cristo es el único y verdadero Salvador. Lo que Cristo hizo en la cruz hace 2000 años cambia por completo nuestra perspectiva de la vida. Su vida, muerte y resurrección es lo que la gente en el mundo del deporte llama un «cambio de juego». Su vida (más que ninguna otra en toda la historia) marca la diferencia para nosotros. Podemos confiar en él y él nos rescatará. Eso es el evangelio, en resumidas cuentas, y muchos en este lugar podemos dar testimonio del poder del evangelio para cambiar nuestras vidas y marcar la diferencia.

PERO, mi respuesta también debe ser: «no». Cada persona en este lugar también puede testificar del hecho de que aún no hemos terminado. Aunque hemos sido rescatados, el pecado todavía mina nuestras vidas, por lo que existe una batalla diaria en un mundo caído que todos enfrentamos. Es una realidad ineludible y evidente que todos debemos afrontar. El pecado corrompe cada vida en esta sala: el pecado miente; engaña; embauca; socava; se ríe; se burla; odia; arruina; huye; olvida y la lista puede seguir y seguir. El pecado arruina la vida.

Sabes que esto es verdad, ¿no es así? ¿Cómo es esto en tu vida? ¿Te has frustrado en el tráfico esta mañana? ¿Tuviste un pequeño altercado con tu cónyuge o tus hijos mientras te preparabas para ir a la iglesia? ¿Te has saltado tiempo en la Palabra esta semana? ¿Tuviste una conversación difícil con un compañero de trabajo o amigo? ¿Has batallado con dudas? ¿Cediste a un pecado habitual el mes pasado? ¿Dijiste una «mentira blanca», pensando que nadie lo sabría o le importaría? ¿Racionalizaste tu pecado, negaste algo que es difícil de aceptar o culpaste a alguien esta semana? ¿Comiste más de lo que deberías haber comido? ¿Dijiste algo de lo que te arrepientes?

Por tanto, la primera pregunta con la que tenemos que luchar es: «¿Por qué es importante?». ¿Por qué pasarías tu primera hora en la iglesia en una clase sobre consejería bíblica? Mi respuesta corta es que el pecado lo corrompe todo. Como el pecado ha arruinado nuestro mundo, necesitamos ayuda para saber cómo luchar por la fe en este mundo caído. Por eso es importante: no podemos luchar contra el pecado por nuestra cuenta. Para avanzar en la vida necesitamos la ayuda de otros hermanos y hermanas en Cristo. Debemos ser lo suficientemente humildes para pedir ayuda a otros para que no tengamos que pelear esta batalla solos. Necesitamos el consejo sabio de la Palabra para poder pelear la batalla de la fe.

¿Qué es la consejería bíblica?
Muchos de nosotros nos hemos visto en la tesitura de que alguien nos haya pedido consejo alguna vez. Entonces, una segunda pregunta importante que debemos hacernos es: «¿Qué significa aconsejar a los que están en alguna dificultad?». Puede significar muchas cosas:

• Dar un consejo o asesorar.
• Dar tu opinión sobre un tema.
• Orientar sobre la situación de alguien.
• Dar una recomendación sobre una decisión o conducta.
• Hablar sabia o imprudentemente a la vida de alguien.
• Dar consuelo, esperanza o ánimo.

La consejería es el acto de aconsejar a alguien.

Si buscas la palabra consejería en el diccionario Webster (1979), encontrarás la siguiente definición: «Orientación profesional del individuo utilizando métodos psicológicos». ¿Te has dado cuenta de que esta definición afirma que la consejería es algo que solo puede dar alguien con un título profesional? También dice que cuando se da consejería, se ayuda a las personas proporcionándoles formas psicológicas de pensar, sentir o comportarse.

Lamentablemente, creo que la definición de Webster refleja lo que la mayoría de los cristianos piensa acerca de la consejería: Es algo que se hace en una oficina, por un profesional y es muy psicológico.

En contraste con Webster, me gustaría sugerir una forma diferente de pensar en la consejería que es distintivamente cristiana: La consejería bíblica es la oportunidad de hablar a la vida de alguien usando la sabiduría de Dios, y no la tuya.

La consejería es la oportunidad de aconsejar a alguien que lo pide. Lo que hace que la consejería sea diferente para los cristianos es que nuestro consejo se centra en la sabiduría de Dios, y no en la nuestra. No damos nuestra propia opinión. Más bien, tratamos de ayudar a la gente a ver sus situaciones desde la perspectiva de Dios.

¿Cómo es que nosotros, como consejeros, encontramos la sabiduría de Dios? La encontramos en su Palabra. La Palabra de Dios y la persona de Jesucristo es la piedra angular fundamental desde la cual nosotros, como consejeros bíblicos, proporcionamos nuestro consejo, aliento y consuelo. Como dijo un consejero bíblico en la reciente conferencia de la CCEF: «Mi trabajo no es cambiar a la persona, sino presentarle al que puede hacerlo».

Para encontrar la sabiduría de Dios, el consejero bíblico debe pasar tiempo en la Palabra de Dios con regularidad. Debe caracterizarse por tener un estilo de vida que busque moldear el contenido y método de su consejería en las profundidades de las Escrituras. En Colosenses 3:16, Pablo escribe: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría» (cf. Jos. 1:8; Sal. 119:105).

Tu llamado como embajador
Hay muchas formas de definir tu papel o llamado como cristiano. Una de ellas es la de embajador cristiano. Pablo nos define este llamado en 2 Co. 5:14-6:2 (NVI):

14 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. 15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado. 16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. 17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios». 21 Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.

1 Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano. 2 Porque él dice:
«En el momento propicio te escuché,
y en el día de salvación te ayudé».
Les digo que este es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!

Comprender el texto:
• v. 18 – ¿En qué consiste este mensaje de la reconciliación? Dios nos reconcilia consigo mismo por medio de Cristo, sin tener en cuenta los pecados de los hombres.
• v. 19 – ¿A quién se ha encargado este mensaje de la reconciliación? «A nosotros».
• ¿Cómo nos llama Pablo? Embajadores.
• v. 20 – ¿Qué sabemos acerca de los embajadores a partir de este texto? Dios habla por medio de nosotros.
o ¿Qué es un «ruego»? Un argumento, súplica, intento de persuadir.
o ¿Qué presionamos en los demás? Este mensaje de la reconciliación: Le rogamos a la gente que se aparte de su pecado y se vuelva a Dios.
o ¿Por qué es esto necesario? V. 15: «Él murió por todos para que los que viven ya no vivan más para sí mismos, sino para agradar al que murió y resucitó por ellos». El pecado nos hace a todos naturalmente inclinados a vivir para nosotros mismos. Nuestro mayor problema es nuestro propio pecado, egoísmo y autoidolatría.
o ¿Cuál es el sentido de la cruz? No es solo salvarnos de la muerte, sino salvarnos de nuestro yo pecador, egoísta y egocéntrico ahora mismo. Cristo murió para liberarnos de la esclavitud de vivir para nosotros mismos.
o Es sorprendente que Dios… de todas las personas… nos haya dado este «ministerio de la reconciliación» (v. 18).
• Pablo modela este llamado «exhortando» que nos reconciliemos.
• v. 21 – una de las declaraciones más claras y concisas de este ministerio de la reconciliación. «Al que no cometió pecado alguno (¡sin pecado!), por nosotros Dios lo trató (a Cristo) como pecador (murió en nuestro lugar), para que en él recibiéramos la justicia de Dios (se nos da su justicia perfecta, sin pecado)».

¿Qué es un embajador?
«El trabajo de un embajador es representar a alguien o algo. Todo lo que hace y dice debe representar intencionadamente a un líder que no está presente físicamente. Su vocación no se limita a cuarenta horas a la semana, a determinados acontecimientos de Estado o a momentos de crisis internacional. Siempre es el representante del rey. Ocupa el lugar del rey, esté donde esté y haga lo que haga. Sus relaciones no se rigen principalmente por su propia felicidad. Decide ir a lugares y hacer cosas porque le ayudarán a representar fielmente al rey. Así pues, la labor de un embajador es encarnacional. Sus acciones, su carácter y sus palabras encarnan al rey que no está presente.

Pablo dice que Dios nos ha llamado a todos a actuar como sus embajadores. Nuestras vidas no son para nuestra realización personal. La pregunta principal es: «¿Cómo puedo representar mejor al Rey en este lugar, con esta persona concreta?». No se trata de un llamado a tiempo parcial; es un estilo de vida. Cuando un embajador asume sus responsabilidades, su vida deja de ser suya. Todo lo que dice y hace tiene importancia para el Rey al que representa. Todo lo que no sea eso es una afrenta al rey y una negación de su llamado como embajador» (p. 104).

Ser embajador significa que representamos las palabras, las acciones y el carácter de Dios ante todos los que él ha puesto en nuestra vida. ¿A qué te está llamando Dios en tu matrimonio? A ser embajador. ¿A qué te está llamando en tu trabajo? A ser embajador. ¿A qué te está llamando en la crianza de tus hijos? A ser embajador. ¿A qué te llama en esta iglesia? A ser embajador. ¿A qué te llama en tu relación con amigos, familiares y vecinos? A ser embajador. Eres un embajador en cada parte de tu vida.

Una buena forma de resumir esta vida de embajador es decir que, como embajador, represento:

1. El mensaje del Rey. Un embajador siempre se pregunta: «¿Qué quiere comunicar mi Señor a esta persona en esta situación? ¿Qué verdades deben modelar mi respuesta? ¿Qué objetivos deben motivarme?».
2. Los métodos del Rey. Aquí preguntaré: «¿Cómo produce el Señor el cambio en mí y en los demás? ¿Cómo respondió a la gente aquí en la tierra? ¿Qué respuestas son coherentes con los objetivos y recursos del evangelio?».
3. El carácter del Rey. Aquí pregunto: «¿Por qué hace el Señor lo que hace? ¿Cómo puedo representar fielmente el carácter que motiva su obra redentora? ¿Qué motivos en mi corazón podrían obstaculizar lo que el Señor quiere hacer en esta situación?».

Relevancia para la vida cotidiana (y no solo para las crisis)
¿Es relevante la consejería bíblica para la vida cotidiana? Mi respuesta enfática es: «¡SÍ!». La consejería bíblica podría evocar la imagen de ser un médico de urgencias que ayuda a la gente en crisis. Si bien es cierto que eso es mucho de lo que se hace, no se limita solo a las emergencias.

El discipulado es la categoría más amplia que vemos en las Escrituras que describe a un cristiano relacionándose con otro cristiano con la intención de ayudarle a crecer en Cristo. ¿Qué es la consejería bíblica? Si pensáramos en las cosas con las que tratamos en el discipulado como un continuo, la consejería bíblica son aquellas cosas que encontramos en un extremo del continuo que son las más duras, las cosas más difíciles que enfrentamos en el discipulado; por ejemplo, pensamientos suicidas, desórdenes alimenticios, conflictos matrimoniales, luchas con la pornografía en internet u otras adicciones, etc.

Lo que no quiero que hagas es que salgas de nuestra clase y pienses que la consejería bíblica es solo para las crisis o emergencias. Los principios de los que hablaremos en nuestro tiempo juntos son muy relevantes para la vida cotidiana.

Ejemplo: Tu hijo adolescente (10 años) llega a casa con la mirada triste. Se retira a su habitación y no te dirige la palabra. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que algo anda mal. ¿Cómo afrontas esta situación? [ABIERTO A COMENTARIOS]

Preguntas que haces: A los chicos (en general) es mucho más difícil hacerles hablar o mostrarse vulnerables que a las chicas. Pero unas cuantas preguntas sencillas pueden poner en marcha el proceso, tales como: «¿Qué pasa?» o «¿Estás bien?» o «¿Ha pasado algo hoy en el colegio?» o «¿Por qué estás malhumorado?». El sentido común te ayuda a hacer algunas preguntas básicas. Pero a medida que vas descubriendo el problema (el miedo al hombre; la codicia por zapatos nuevos; la idolatría), se hace más difícil hacer preguntas que saquen a la luz el miedo al hombre (es decir, a sus amigos) y la idolatría.

Comprender a tu hijo:
Tu objetivo no es solo hacer preguntas, sino profundizar en el corazón de tu hijo; bajar hasta el nivel de la motivación (si puedes). Idealmente, una conversación podría ser así…

Papá: Hola, hijo, ¿qué pasa?

Hijo: Nada (no te sorprende esta respuesta, ¿verdad?)

Papá: ¿De verdad? ¿No pasa nada? Entonces, ¿por qué has entrado por la puerta malhumorado, has tirado el morral al suelo y has subido dando pisotones a tu habitación como si quisieras asegurarte de que todos en la casa supieran que estás en casa y que estás enfadado?

Hijo: Es que estoy enfadado con unos chicos del colegio [fíjate en los posibles primeros indicios de un desvío de culpa].

Papá: ¿Por qué? qué pasó?

Hijo: Había unos chicos que acababan de comprarse las nuevas Air Jordans [codicia] y se estaban burlando de mí porque tú [desvío de culpa] me compraste las Air Gordon de Wal-Mart.

Papá: Lo siento mucho hijo, eso no debió ser divertido. ¿Cómo te sentiste cuando se burlaban de ti?

Hijo: No lo sé. Supongo que realmente no me importó.

Papá: ¿Estás seguro? Porque creo que no estaríamos hablando de eso ahora si no te importara. ¿Te entristeció?

Hijo: Sí, y supongo que también me hizo enojar.

Papá: ¿Por qué? ¿Por qué estabas enojado?

Hijo: Fue vergonzoso porque había otros niños alrededor. [Miedo al hombre].

Papá: ¿Por qué importa lo que piensen los demás?

Hijo: Simplemente importa. Hace que todo sea mucho más fácil cuando le gustas a la gente. [Idolatría de la opinión de sus amigos o autoidolatría].

Etc., etc., etc.

Ten en cuenta que conseguir que un niño de 10 años sea autorreflexivo es una tarea enorme porque no es algo normal en la mayoría de los niños de esa edad. Dicho esto, como padre, quieres entender qué pasa en su corazón. Tras unas cuantas preguntas, llegas a comprender que está celoso de varios de sus amigos que acaban de conseguir el último lanzamiento de unos zapatos deportivos clásicos Nike Air-Jordan.

¿Ves las categorías que resultan relevantes para tu conversación? Desvío de culpa: culpa a papá de sus problemas; miedo al hombre: sus amigos le despreciarán porque tiene zapatos viejos y ellos tienen lo último, lo más nuevo, la marca más elegante; codicia: quiere lo que otros tienen y él no tiene; idolatría: quiere quedar mejor con sus amigos y sentirse mejor consigo mismo.

Básicamente se está adorando a sí mismo: ensimismado; se preocupa más porque papá gaste un dineral para impresionar a sus amigos que por cualquier otra cosa; autoidolatría, por muy sutil que sea sacar esto a la luz, ¡especialmente para un adolescente!

Aplicación de la Biblia: Salmo 56 (no temer al hombre; confiar en Dios); Éxodo 20:17 (no codiciar las cosas del prójimo); Isaías 44 (la naturaleza ridícula de la idolatría); Proverbios 15:3; 27:19 (tu corazón se refleja en tu semblante); 1 Samuel 16:7 (al Señor le importa el corazón; no las apariencias externas).