Cantémonos los unos a los otros
Los himnos que cantamos como iglesia deben estar saturados de las maravillosas obras de Dios. Son pequeños mensajeros de las verdades que creemos; los cantamos a los amigos inconversos. Nuestro canto es también una declaración maravillosa al mundo de nuestra unidad en Cristo. Juan 13:35 dice que el mundo sabrá que somos cristianos por nuestro amor. Por tanto, nuestro canto congregacional es en sí mismo una apología de nuestra salvación compartida a un mundo que nos observa.