El evangelio ya es relevante
No podemos creer que podemos competir contra el mundo y sus lujos. Las personas jóvenes y adultas encontrarán placeres en esta vida moderna que incluso nuestras congregaciones con más dinero no podrían comenzar a igualar. Pero el más pobre, el más triste, el más ruinoso edificio mohoso, puede albergar un evangelio vibrante, eterno, que rescata el alma, y hace temblar al mundo.