Clases esenciales: Unidad y Diversidad en la iglesia local

Unidad y Diversidad en la iglesia local – Clase 4: Los propósitos de Dios para la similitud en la iglesia

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
04.10.2019

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Clase esencial
Unidad y Diversidad en la iglesia local
Clase 4: Los propósitos de Dios para la similitud en la iglesia


  1. Introducción

Hasta ahora en este seminario, hemos hablado acerca de la unidad en la diversidad en la iglesia local. Pero en la clase de hoy, no nos centraremos en la diversidad, sino en la similitud. Específicamente, veremos por qué a Dios le importa la similitud en la iglesia. ¿Por qué? Permíteme responderte con una pregunta.

¿Cuáles son los posibles peligros de no hablar acerca de la similitud en un seminario como este?

Si puedo resumir la respuesta, debemos examinar el valor de la similitud porque necesitamos entender todo lo que Dios ha edificado en nuestra congregación, no solo la diversidad.

En una clase como esta, realmente existen dos peligros que necesitamos evitar:

  1. Obviamente, debemos evitar una iglesia en la que las personas solo sean amigas de quienes son similares a ellas. Si eso sucede, no tenemos la diversidad que glorifica el evangelio. O, si tenemos diversidad, no hay una verdadera unidad en la diversidad de focos de homogeneidad. De hecho, ese es un verdadero peligro para iglesias con muchos miembros, que sean lo suficientemente grandes para tener muchos subgrupos diferentes que formen sus propias subculturas. Donde las madres de niños pequeños solo comparten con madres de niños pequeños. Y donde los asiáticos solo conocen a otros asiáticos. Y donde los solteros solo socialicen con solteros. Ese es el peligro del que más hemos estado hablando en este seminario.

Bueno, hay algunos problemas con pensar así.

  • Nos es como estamos hechos. Dios nos hizo para que deseemos ser comprendidos, cosa que pueden hacen las personas que comparten nuestros antecedentes.
  • Es Existen algunos beneficios espirituales reales de una relación en la que compartamos otras cosas además de Jesús, como explicaré en un momento, y necesitamos que esas cosas crezcan bien.
  • Es paralizante. Si solo digo: «las amistades diversas son buenas, la amistades similares son malas», eso te deja sin la posibilidad de hacer intercambios piadosos entre ambos casos. Al igual que si solo enseño: «la evangelización es buena, las profesiones son malas», y nunca enseño acerca del valor espiritual de invertir en tu carrera, nunca te prepararé para compensar el tiempo y las oportunidades de evangelizar con el tiempo y las oportunidades para tu profesión. Debemos entender el valor espiritual de ambos lados: las amistades diversas, las amistades similares, si queremos hacer buenos intercambios entre ellas.

Así que eso es lo que haremos el resto de nuestro tiempo juntos. Quiero que veamos el valor de la similitud en una iglesia. Y luego, examinaremos algunas directrices para manejar las compensaciones entre los diferentes tipos de amistades.

  1. El valor de la similitud

Aunque todos eran hombres y judíos, los discípulos de Jesús eran grupo diverso. Es probable que Mateo, el rico recaudador de impuestos, nunca en la vida hubiese pensado compartir una cena con el loco Simón el Zelote. Hasta que conoció a Jesús, claro está. Sin embargo, cuando Jesús escoge a su círculo íntimo de tres, fueron tres pescadores: Pedro, Santiago y Juan. Independientemente de cuáles eran sus propósitos para escogerlos a ellos tres, Jesús no ocultó su similitud.

Entonces, ¿cuál es el valor de la similitud? Bueno, principalmente que las personas que son similares a ti te entienden. Ya sea en una etapa similar de la vida, o en una cultura similar, la similitud le permite a alguien comprenderte naturalmente. Sin tener que preguntar. ¡Y esa comprensión es tan útil! ¿Por qué?

  1. Las personas que te comprenden pueden enseñarte mejor. ¿Por qué en Tito 2 Pablo ordena a las «ancianas» que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos e hijos? ¿Por qué no dejarle toda la enseñanza a los pastores? Porque los hombres y las mujeres son diferentes, esa es la razón. Y las ancianas saben cosas sobre ser una mujer joven de las que ni los jóvenes ni los hombres pueden hablar.
  2. Las personas que te comprenden pueden animarte en tus luchas. Piensa en 2 Co. 1:4: «para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios». O más profundamente, piensa en la encarnación. «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15). Ser animados por alguien que «nos entiende» es bastante significativo en nuestras vidas. Permíteme convertir eso en una pregunta para ti: ¿Qué ejemplos encuentras en tu vida de personas que te han animado significativamente por ser similares a ti?
  3. La compresión edifica la confianza. Siempre me ha llamado la atención la dinámica entre la confianza y la comprensión de 1 Pedro 3. Pedro le escribe a mujeres que sienten la tentación de ceder ante el temor por haber escogido someterse a esposos que a veces usan su autoridad para su propio bien y no para el bien de ellas. Pedro las anima a resistirse al temor confiando finalmente en Dios, no solo en sus maridos. Pero luego Pedro aconseja a los esposos. Dice: «sean comprensivos en su vida conyugal». Su consejo no es tener un excelente historial al tomar decisiones, aunque eso ciertamente ayudará. No, su consejo es conocerlas. Entenderlas. Por encima de eso, asegurarse de que se sientan comprendidas y consideradas. Así, aunque una decisión que el marido tome pueda ser difícil para la mujer, ella sabe que no se ha tomado sin una cuidadosa atención.
  4. La comprensión da gracia en la exhortación. En Gálatas, leemos que Pedro, un hebreo, se derrumba ante quienes obligaban a los gentiles a adoptar costumbres judías si querían ser cristianos. ¿Y quién lo confronta? No un gentil, sino Pablo, un «hebreo de hebreos». Pablo podía ver con exactitud lo que Pedro estaba haciendo. Y como judío, nadie podía acusar a Pablo de motivos egoístas por decir lo que dijo. ¿Ves el valor de su similitud con Pedro? Hay una humildad sabia que eleva el listón de la exhortación cuando no entendemos el trasfondo de alguien. Sin embargo, eso a veces deja atrás algunas oportunidades. Si necesito que me exhorten, a menudo necesito que sea alguien similar a mí, que realmente crea que necesito ser corregido, me corrija y haga que dicha exhortación sea específica.

Ciertamente podríamos continuar, pero creo que esos cuatro casos nos dan una buena idea de por qué la similitud es importante en la iglesia. La similitud es importante porque Dios la usa para ayudarnos a seguir a Cristo.

  1. Buscando el balance correcto

Hasta ahora en este seminario, hemos demostrado el valor de la diversidad en la iglesia, y más específico que eso, el valor de la diversidad en tus relaciones en la iglesia. Si todos tus amigos en la iglesia encajan dentro de una categoría, te estás perdiendo una de las grandes razones por las que existe la iglesia. No obstante, también hemos visto el valor de la similitud en la iglesia. Si nadie me comprende porque nadie es similar a mí, esto hace que mi búsqueda de Cristo sea mucho más empinada. Y Dios tiene buenos planes para la similitud.

Entonces, ¿cómo podemos manejar ambos casos? Bueno, como a menudo suele suceder, no puedo darte un conjunto fijo de directrices. «Asegúrate de que no compartas más del 78.9% de tus intereses con al menos el 65.7% de tus amigos, y estarás bien». La vida no funciona así. El mejor consejo que puedo darte es hablar al respecto. Pregúntales a tus amigos, quizá al amigo que sea más diferente a ti y al amigo que más se parezca a ti, cómo estás manejando el balance entre la similitud y la diversidad en tus amistades en la iglesia. Ora para que Dios te enseñe lo que pueda estar mal en tu corazón.

Dicho eso, aquí tienes algunas pautas en esta área que he encontrado útiles.

A. Reconoce que necesitas varios tipos de amistades. La imagen de un plato de comida balanceado usada por el Departamento de Agricultura puede ser útil aquí. (De niño era la pirámide alimenticia, pero al parecer la convirtieron en plato). No es sano comer solamente hamburguesas y papas fritas, el plato tiene una sección para frutas y verduras, una para granos y una para proteínas. Debemos pensar en esforzarnos por cultivar un plato de relaciones balanceado en la iglesia. Hay relaciones en las que alguien especialmente te edifica y te anima. Hay relaciones en las que tú edificas y discípulas a alguien más. Hay relaciones mutuas. Y también, esta es la clave, hay relaciones en las que solo son amigos porque son cristianos, no por ninguna razón natural. Todas son sanas e importantes. Algunas de estas categorías pueden superponerse. Pero si no hay ninguna amistad en esa última categoría, deberías preocuparte. Y también deberías preocuparte si no tienes ninguna amistad con personas con las que tengas mucho en común. A menos que seas una persona inusual, lo cual probablemente no es sostenible. La falta de esas amistades no es motivo para una fiesta de lástima («nadie en mi iglesia me entiende»). Recuerda: Dios te ha puesto en tu iglesia, al menos por ahora, por una razón. Y él te entiende. Es bueno que hables de esto con alguien de confianza.

Sin embargo, El mejor lugar para empezar podría ser hacernos algunas preguntas de diagnóstico. Parecidas a las preguntas que hicimos en nuestra primera clase. ¿Con cuánta frecuencia tienes conversaciones significativas con personas que no tienen tu misma edad? ¿Con aquellos que están en una línea de trabajo diferente a la tuya? ¿A quién en la iglesia con un origen étnico diferente al tuyo conoces tan bien que podrías orar por su familia y su trabajo?

B. Sé honesto acerca de la clase de cultura de iglesia que tienes. Es tentador decir que una iglesia es un lugar donde no tenemos nada en común excepto Jesús. Suena genial, ¿cierto? ¡Suena bíblico! ¡Suena espiritual! El problema es que simplemente no es verdad. Cada iglesia tiene cierto tipo de cultura, sentimiento y mayoría. En nuestra iglesia, hay más personas de piel clara que de piel oscura. Hay más personas que crecieron en los suburbios estadounidenses que en cualquier otro lugar. Más personas con títulos posteriores a la escuela secundaria que sin ellos. Más personas (para no aventurarme en el gran miedo tácito que muchos de nosotros tenemos), que trabajan (creo) para los republicanos que para los demócratas. Más personas por debajo de los 35 años que por arriba de los 35 años. Más personas a quienes les gustan los himnos antiguos que personas que no. Puede que no siempre sea así. Y ciertamente, esto no significa que alguien que no esté dentro de esas categorías no pueda ser un miembro saludable y próspero aquí durante décadas. Pero lo que acabo de describir es, creo, cierto. Eso es lo que somos como iglesia. Y no le haría nada bien a nadie negar esa realidad.

Más adelante, Sarah compartirá su experiencia de ser una madre soltera mayor de África. Ella forma parte de la minoría en todas las categorías que acabo de describir. Y hablará acerca de por qué la soledad que experimentó como resultado la llevó a abandonar CHBC. Cuando habla de sus dificultades para adaptarse, no sería bueno regañarla: «¡No, Sarah! Vamos. Cuando te vemos, no vemos a una mujer africana mayor. ¡Solo vemos a Sarah!». Pero ves que eso borra dolorosamente parte de quién es ella, e invalida cualquier desafío que tenga en esta iglesia. En cambio, debemos ser honestos sobre el hecho de que sí, esta iglesia es un lugar más difícil para ella que, digamos para mí. En formas que pueden ser maravillosamente gratificantes, como Jerry compartió hace dos semanas. Pero sí, difícil. Tenemos la iglesia que tenemos hoy porque en los propósitos soberanos de Dios eso es lo que él nos ha dado. No debemos avergonzarnos de eso o pensar que no puede cambiar. Pero ciertamente debemos ser honestos sobre sus fortalezas y debilidades.

C. Aprende cómo edificar la compresión sin la similitud. Podría parecer que estoy diciendo: «la mejor manera de conocer a alguien es tener algo en común con esa persona». ¡Pero eso no es en absoluto cierto! Habla con un veterano de 90 años que todavía asiste a las reuniones de su pelotón, un pelotón formado por hombres tan diferentes como puedas imaginar. Sin embargo, el calor de la guerra los unió. Su experiencia compartida les dio compresión. O pregúntale a una pareja de esposos en su 5º aniversario, ¿cuánto de la comprensión del otro cónyuge proviene de las cosas que tenían en común antes de casarse, y cuánto proviene de la experiencia de construir un matrimonio en estos últimos cinco años?

Solo permanece en esta iglesia durante 5 años, y estoy seguro de que encontrarás a muchas más personas que te comprendan. Sin importar su similitud demográfica. Mejor que eso, haz un esfuerzo por compartir juntos. Discipula a alguien con un trasfondo familiar diferente. Comparte con personas que sean realmente diferentes a ti. El hecho de que aparentemente no seas similar a otras personas en la iglesia no significa que no puedan comprenderte mejor, y viceversa.

D. Reconoce que algunas personas necesitan más similitud que otras. Ahora bien, es difícil comentar esto porque puede ser el punto de partida para un egoísmo grave. Como si fuera a decir: «algunas personas necesitan más tiempo libre que otras». ¡Pero creo que es verdad! Quizá formas parte de una tercera generación que creció en el ejército o en el campo de misiones, y hace mucho tiempo que abandonaste la esperanza de que alguien te entendiera por similitud. Bueno, eso puede ser duro, pero también es un gran regalo. A lo mejor, por otro lado, eres alguien a quien realmente le cueste no estar en relaciones donde la gente te «entienda» intuitivamente. Bueno, Dios tiene buenos propósitos para cómo te ha hecho a ti también.

El primer funeral al que asistí en esta iglesia fue el de Margaret Roy, la primera rectora afroamericana de una escuela pública en D.C., miembro de muchos años en esta iglesia. Puedo asegurarte que esta iglesia era sustancialmente menos diversa, al menos étnicamente, cuando ella llegó por primera vez de lo que es hoy. Pero eso no pareció molestarle en absoluto. Ella y el Sr. Roy decidieron que aquí se hallaba la mejor predicación de este lado de la ciudad, por lo que se unieron a esta iglesia. No les importó mucho ser los únicos miembros de piel oscura. ¡Dios bendijo su amor por el evangelio y su amor por su congregación! Pero, ya sabes, no todos están hechos para ser pioneros así. No hay nada espiritualmente débil con tomar decisiones basadas en donde Dios no te ha dado una fortaleza específica. La debilidad en esta área es ciertamente una oportunidad para crecer, pero no necesariamente un indicador de que algo salió mal. En otras palabras, estar algo cómodo en tu iglesia está bien. Recuerda: una manera de asegurarte de que no estás usando eso como excusa para caer en la complacencia es hablar con tus amigos acerca de esto y revisar tu «plato de amistad», como mencioné anteriormente.

E. Aspira a relaciones donde la similitud no sea necesaria. Espero que todos nosotros seamos un poco más como la Sra. Roy en 10 años de lo que somos hoy. Mientras más nos enamoremos del evangelio y de Jesús, a quien tenemos en común con todos los verdaderos cristianos, más nos resultará natural edificar relaciones que el mundo consideraría antinaturales. Mientras más experiencia tengamos amando a otros (y, por cierto, el lugar de trabajo, el vecindario y el matrimonio son excelentes campos de entrenamiento para esto), mejor estaremos en situaciones donde no tengamos mucho en común. No deberíamos conformarnos con iglesias construidas sobre una comunidad de similitud. En cambio, deberíamos aspirar a crear relaciones en las que lo único que necesitemos tener en común sea Jesús.

F. Ve la similitud como una mayordomía especial y potencialmente peligrosa. Espero que aprendas de este seminario que si una iglesia desea glorificar el evangelio, la similitud conlleva costos y beneficios. El beneficio es un entendimiento natural que puede ayudarnos de maneras poderosas. Pero el costo es que esa misma similitud puede invadir nuestra unidad en Jesús. En otras palabras, debido a que compartimos tanto en común, podemos ser complacientes con las cosas espirituales que también compartimos. Entonces, cuando nos encontramos en relaciones en las que tenemos poco en común, debemos ver eso como una mayordomía especial de Dios. No solo como un regalo, sino una mayordomía, algo para ser usado para sus propósitos. Nuestros grupos pequeños limitados para parejas recién casadas son un buen ejemplo de esto. Nos resistimos a tener grupos pequeños orientados alrededor de la similitud tanto como sea posible por razones que ahora puedes entender. No obstante, para estas parejas recién casadas, la oportunidad de proveer enseñanzas, mentoreo y amistades enfocadas con sus compañeros nos parece un beneficio que vale el costo de la similitud. Pero trabajamos duro para limitar el costo. Tenemos una hoja de vida bastante enfocada para estos grupos. Después de todo, ¿cuán terrible sería tener grupos de similitud que no logren un gran bien espiritual? Los disminuimos. Se reúnen la mitad de veces en el segundo año que el primero, para que las parejas no se acostumbren a estar en relaciones con personas que solo sean como ellos. Y sin importar lo bien que se haya gelificado la comunidad después de dos años, siempre cerramos estos grupos. Así, las parejas tendrán que estar en un grupo que sea menos homogéneo a partir de ese momento.

Esta comunidad que ha sido edificada en base a la similitud es algo que  necesitamos administrar con mucho cuidado.

Al pasar de los grupos pequeños a las amistades personales, espero que veas el mismo tipo de mayordomía. ¿Tienes un amigo con el que compartas tu etnia, ciudad natal, escuela o  profesión? ¡Eso es genial! Úsalo bien. Deberías ser más específico al animarlo, más sabio en al exhortarlo. Cuando respondas a la pregunta: «¿cuál es el valor de la similitud en esa relación?», espero que tu primera respuesta no sea: «porque hace que las cosas sean tan cómodas». Usemos esa similitud para gloria y honra de Dios, no solo para nuestra propia comodidad.

  1. Conclusión: Entrevista
  • ¿Podrías decirnos dónde vivías y qué hacías en 1985? ¿1995? ¿2005? ¿2015?
  • ¿Qué fue lo primero que te atrajo de CHBC?
  • ¿Qué fue difícil de ser miembro de CHBC?
  • ¿Por qué volviste?
  • ¿Cuáles son algunos de los aspectos más difíciles de estar en una iglesia donde nadie comparte tus antecedentes?
  • ¿Cuáles son las bendiciones de estar en una iglesia donde nadie comparte tus antecedentes?

¿Qué desearías haber podido decirte en 2004 cuando viniste por primera vez aquí?