Clases esenciales: Teología Bíblica

Teología Bíblica – Clase 9: La Historia de la Idolatría

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
04.04.2018

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Clase esencial
Teología Bíblica
Clase 9: La Historia de la Idolatría


Introducción

La idolatría encuentra la mentalidad moderna como algo extraño o totalmente incomprensible. Tendemos a asociarlo con religiones antiguas y cultos. Historias y mitologías. Pero la realidad de la idolatría no está muy lejos de ser removida de nuestra cultura.

Tim Keller expresa: «nuestra sociedad contemporánea no es fundamentalmente diferente de las antiguas. Cada cultura está dominada por su propio grupo de ídolos. Cada una tiene sus «sacerdocios,» sus símbolos y rituales. Cada una tienes sus altares—ya sea torres de oficinas, spas, gimnasios, estudios o estadios—donde deben ser llevados a cabo los sacrificios para procurar las bendiciones de la buena vida y evitar el desastre. ¿Qué son los dioses de la belleza, el poder, el dinero y el éxito sino las mismas cosas que han asumido proporciones míticas en nuestra vida y en nuestra sociedad? Podemos no doblar nuestras rodillas físicamente ante la estatua de Afrodita, pero muchas mujeres jóvenes son llevadas a la depresión y desórdenes alimenticios debido a una preocupación obsesiva por la imagen de su cuerpo. Podemos no necesariamente quemar incienso a Artemisa pero cuando el dinero y la profesión son llevadas a proporciones cósmicas, llevamos a cabo un tipo de sacrificio de niños, descuidando la familia y la comunidad para alcanzar un lugar más alto en los negocios y adquirir más prosperidad y prestigio.» (dioses falsos, Pág. xiv)

Pero no hay dioses que representen estas cosas; solo existe un Dios verdadero, el Padre Todopoderoso, creador del cielo y la tierra y de todas las cosas visibles e invisibles. Solo Él es el verdadero Dios a quien debe darse alabanza y adoración por la humanidad. Pero la humanidad no lo adora totalmente.

La historia de la Biblia tiene mucho que decir acerca de la adoración a Dios y la adoración extraviada o idolatría.

Por eso es que quiero ser muy claro acerca de lo que quiero decir con idolatría. Idolatría es adorar cualquier otra cosa antes que Dios, sea visible o invisible. Esto significa que la idolatría puede ser externa o interna.

Keller lo expresa de la siguiente manera: «un ídolo es cualquier cosa que observas y dices en lo más profundo de tu corazón, ‘si tengo eso entonces sentiré que mi vida tiene significado y sabré que tengo valor, luego me sentiré significativo y seguro.» (CG, Pág. xx)

O como lo expresa Greg Beale, idolatría es «comprometernos con alguna parte de la creación más que con el Creador.» (Nos convertimos en lo que adoramos, Pág. 307).

Por tanto, observemos la historia de la idolatría y luego al final detallaremos un poco lo que esto significa para nosotros.

El juicio de Isaías (Isaías 6-13)

Toma una Biblia y ve conmigo a un pasaje muy conocido de las profecías de Isaías, Isaías 6.

Este no es el comienzo de la historia pero es como el eje por el cual miramos hacia atrás y hacia adelante en la historia de la idolatría.

Leamos un par de versículos juntos.

«Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;

12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.

13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.» (Isaías 6:8-13)

Isaías está siendo encomendado a pronunciar juicio a Israel. ¿Por qué juicio? Debido a su idolatría. La idolatría es uno de los mayores pecados de Israel descritos en Isaías 1-5 (por ejemplo, 2:8; 2:18-19; 2:20). Luego en el capítulo 6, está el primer par de versículos en que vemos esta famosa alabanza por la santidad de Dios. (versículos 1-4); después Isaías es declarado como perdonado por Dios (versículos 5-7); luego Isaías es encomendado para ensordecer y cegar a Israel hacia la Palabra de Dios (versículos 8-10); y finalmente los efectos de este juicio (versículos 11-13). Somos dejados preguntándonos porque Dios le pidió a Isaías que hiciera esto. Por qué le hizo proclamar un mensaje que endurecería sus corazones. Verdaderamente, esto es difícil de entender. Pero la clave para entender esto es fijarse donde nos encontramos en la historia bíblica. Israel ha pecado y pecado y pecado y pecado y finalmente Dios estaba pronunciando un veredicto de «culpabilidad» sobre la nación. Sabemos que Dios es perfectamente santo. Y sabemos que ahora Él está juzgando a Israel por su pecado de la idolatría.

Sí, pero la idolatría no es mencionada. Sí, pero el concepto está allí. Observa el lenguaje utilizado: Isaías debe predicarle al pueblo que deben mantenerse escuchando pero no entendiendo. Deben mantenerse viendo pero no percibiendo. Este lenguaje no es nuevo, ser «ciego y sordo» tiene que ver con la adoración de ídolos a lo largo de la Escritura.

Isaías es muy específico en el capítulo 42: « 17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses .18 Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20 que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?» (Isaías 42:17-20)

O Isaías 43:8, 10: «Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos… antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.»

O Isaías 44:8-19: «No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antig:uedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.

Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.

10 ¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?

11 He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.

12 El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.

13 El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.

14 Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia.

15 De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.

16 Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: !!Oh! me he calentado, he visto el fuego;

17 y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú.

18 No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.

19 No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol?» (Isaías 44:8-19)

Isaías está aclarando un punto importante de la historia: los adoradores de ídolos no tienen ojos espirituales, aunque tienen ojos físicos. Aunque tienen oídos físicos, no tienen oídos espirituales. ¿Por qué sucede esto? Observa el Salmo 115 (ver Salmo 135:15-18).  «Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven;

Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos.» (Salmo 115:4-8)

Un se está desarrollando un principio importante en la historia: si adoramos ídolos nos convertiremos en lo mismo que los ídolos y su semejanza nos arruinará. Esto es lo que Isaías debe proclamarle a Israel: «Israel, a ti te gusta adorar ídolos en lugar de al único, verdadero y santo Dios. Está bien. Tu juicio es que te convertiré en algo espiritualmente inanimado, insensible y sin vida como los ídolos que adoras. Tendrás ojos pero no verás. Tendrás oídos pero no escucharás.»

Greg Beale: «Así en el versículo 9 y a través de Isaías, Dios le ordena al pueblo idólatra que sea igual a los ídolos que han rehusado dejar de amar. En el versículo 10, Él le ordena a Isaías hacer que el pueblo sea igual que sus ídolos a través de su predicación profética. Este es un ejemplo importante del concepto de lex talionis (ley del talión) del Antiguo Testamento—ojo por ojo. Las personas son castigadas por medio de su propio pecado.» (Beale, Pág. 47)

Sin embargo, este no es el inicio de la historia. Nos hemos desplomados justo en medio. Retrocedamos la película del juego un poco para ver cómo llegamos aquí. Eso significa ir hacia el primer mayor evento de adoración de ídolos en la vida de Israel. ¿Puede alguien decirme cuál fue?

El becerro de oro – Éxodo 32

El juicio de Dios sobre Israel a través del profeta Isaías no llegó inesperadamente. Como mencioné anteriormente, hubo décadas de idolatría por parte del pueblo y sus líderes que dieron lugar a esto. De hecho, al principio de la historia del pueblo de Dios la idolatría sucedió muy rápidamente. Israel es liberado de su esclavitud en Egipto. Los capítulos 1-14 hablan de este gran evento de salvación. En los capítulos 19-20, Dios establece para Israel lo que significa para ellos ser su pueblo. Ellos deben reflejarle al mundo su gloria y quien es Él. Para hacer esto más claro, Él les otorga leyes y las dos primeras expresan que solo Él es el Dios que debe ser adorado. ¿Por qué? Porque Él los salvó. Luego, para aclararle a su pueblo la manera como debían adorarlo Él dice que no deben hacer imágenes o estatuas o cualquier otra cosa.

No pasa mucho tiempo antes de que se involucren en lo mismo que Dios prohibió. Al parecer, ellos pensaron que estaban adorando a YHWH honestamente pero estaban adorándolo de la manera en que lo veían. Ellos crearon un ídolo o imagen a su gusto y deseos. ¿Y qué sucedió? Israel fue descrito conforme a lo que adoraban. Dios los llama pueblo de dura cerviz (Éxodo 32:9; 33:3, 5; 34:9; Deuteronomio 9:6, 13; 10:16; 31:27). Esta es una frase extraña, pero tiene un significado muy irónico. Duro de cerviz es una frase utilizada para describir a Israel, es interpretada sarcásticamente como rebelde porque ellos estaban adorando un becerro y por eso se volvieron igual que él. Así como una vaca terca que rehúsa ir en la dirección correcta, el Israel idólatra es «duro de cerviz.»

Notas de Beale: «la primera generación de israelitas no se convirtió literalmente en becerros de oro como el becerro de oro que ellos adoraron, pero son descritos como actuando fuera de control y becerros obstinados porque aparentemente son ridiculizados por haberse identificado con la imagen de rebelión espiritual del becerro que habían adorado. Habían llegado a parecerse a lo que ellos habían reverenciado y ese parecido estaba destruyéndolos.» (Beale, Pág. 82).

Por tanto, comenzamos nuestra historia con un profeta del Israel posterior que estaba pronunciando juicio sobre el pueblo por su idolatría. Él dice que ellos tienen oídos pero no oyen, ojos pero no ven. Ellos se habían vuelto como el ídolo que adoraban. Pero cuando regresamos al evento crucial de la primera generación de Israel en el Éxodo, también vemos la tendencia.

El pueblo reverenció a un becerro de oro y se convirtieron en un pueblo de dura cerviz.

Como sabemos y hemos visto en clases de otro tema, la historia de Israel no avanzó bien en este punto. La idolatría sería una gran lucha para la nación mientras caminaban hacia la tierra y se relacionaban con las naciones de los alrededores. Sus reyes posteriores serían juzgados por la manera como adoraban a Dios. ¿Es que la nación reflejaba a Dios y su gloria correctamente cuando lo adoraban de la forma que fue ordenada, libre de «imágenes de animales»? No.

Salmo 106:19-20: «Hicieron becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. 20 Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba

2 Reyes 17:14-15: « 14 Mas ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su Dios. 15 Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.» (ver 1 Reyes 12:25-33)

Oseas 4:7 « 7Conforme a su grandeza, así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta (ver Oseas 4:16-17)

Jeremías 2:5, 11: «5Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?… 11¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha

Este evento definiría la existencia de Israel. Cuando Israel comenzó a adorar ídolos se convirtió en un pueblo testarudo, vacío y vano y sin vida al igual que los ídolos que adoraban. Y esta fue su ruina. Sin embargo, lo que sucedió con este becerro de oro no es el inicio de la historia. Antes de avanzar, vayamos al inicio.

Creados para reflejar (Génesis 1-2)

No voy a repasar mucho aquí porque hemos visto esto una y otra vez en historia anteriores. La humanidad fue creada como seres que piensan. Dios nos creó a su imagen y semejanza para gobernar como vice regente sobre su creación y multiplicarnos con el fin de expandir la imagen divina por toda la tierra. Humanidad significa que fuimos creados para reflejar su carácter, sus atributos y su gloria. Eso quiere decir que nuestra humanidad se encuentra encerrada en quien es Dios. Ser humano es adorarlo, o dicho de otra manera, ser humano es reflejar su gloria y su imagen. «Todos los humanos han sido creados para ser seres que reflejan y por ello reflejarán cualquier cosa con la que se encuentren comprometidos, ya sea el verdadero Dios o algún objeto del orden creado.» (Beale, Pág. 22).

En lugar de obedecer el mandato de Dios de Génesis 1:27 para llevar la gloria de Dios hasta los confines de la tierra, Adán escogió expandir su propia gloria (ver Ezequiel 28). Él se comprometió con la auto-adoración. El pecado de Adán en el jardín del Edén en el fondo estaba relacionado con la idolatría, es decir, Adán se comprometió con algo diferente a Dios: «Cuando Adán dejó de estar comprometido con Dios y reflejar su imagen, él reverenció algo diferente en lugar de Dios y reflejaba este nuevo objeto de adoración. Sin embargo, en el corazón del pecado de Adán estaba volverse de Dios y reemplazar la reverencia a Dios con el nuevo objeto de reverencia al cual Adán ser había conformado.» (Beale, Pág. 127)

Debido a que se convirtió en un idólatra, Adán no pudo cumplir su misión divina y tener autoridad para gobernar y sojuzgar la creación: «como portador de imagen Adán debía reflejar el carácter de Dios, lo cual incluía reflejar la gloria divina. Así como el hijo de Adán era a ‘imagen’ y ‘semejanza’ de Adán (Génesis 5:1-3) y debía reflejar a su padre humano en apariencia y carácter, Adán era un hijo de Dios que debía reflejar la imagen de su Padre. Esto significa que el mandato de Adán para sojuzgar, gobernar y llenar la tierra incluye principalmente el hecho de que él es un rey que llena la tierra no solo con descendencia sino con una descendencia portadora de imagen que reflejará la gloria de Dios.» (Beale, Pág. 131)

Y así tenemos esta idea en el inicio una vez más, de que reflejas lo que reverencias y eso te llevará a tu ruina o restauración. Adán fue arruinado por su adoración. Israel es arruinado por su adoración.

Cerrando la brecha

En el inicio destaqué el hecho de que la mayoría de las personas no se inclinan a ídolos físicos y lo adoran hoy en día, y mientras cubrimos la brecha del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento lo que vemos es también una brecha. Ciertamente, aun hay adoración de ídolos pero está tomando un nuevo significado.

En cada uno de los evangelios (Mateo 13:13-15; Marcos 4:12; Lucas 8:10; Juan 12:39-40), Jesús cita a Isaías 6:9, 10. Al hacerlo, él al igual que Isaías está pronunciando un juicio sobre el Israel de su tiempo. Ahora, el Israel del tiempo de Jesús no doblaba sus rodillas a los becerros de oro sino a sus tradiciones. Este era el objeto de su adoración.

Alerta de herramienta: la tipología nos ayuda a entender esto mejor. La incredulidad y el juicio de Israel en los días de Isaías era el anuncio de un modelo que anticipó una mayor incredulidad y juicio en los días de Jesús.

El modelo se estaba repitiendo pero lo que está en juego es mucho mayor. En el tiempo de Jesús, los israelitas estaban rechazando la Palabra de Dios en la carne al igual que luego Israel estaba convirtiéndose en lo que adoraba, testarudos y sin vida espiritual; teniendo ojos pero no viendo y oídos pero no escuchando. Lo mismo estaba sucediendo ahora. Se estaban volviendo tan muertos espiritualmente como sus tradiciones y rituales humanas. Su tradición era ficticia. Recuerda estas palabras de Jesús:

«27!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.» (Mateo 23:27-28)

Se habían convertido en lo que adoraban para su ruina. Y cometieron el acto supremo de falsa adoración al dios falso de las tradiciones humanas al matar al Dios-hombre Jesús. Al reverenciar sus ídolos, mataron la «imagen del Dios invisible.» (Colosenses 1:15)

[Para que no pienses que todo está arruinado. Recuerda que al principio mencioné que te conviertes en lo que adoras ya sea para ruina o para restauración. En Juan 12, Jesús habla de sí mismo como una luz que refleja la luz del Padre. Y tiene nuestra esperanza de restauración para aquellos que creen en Él. ¡Aquellos que creen en Él lo reflejarán no para ruina sino para restauración!

Pablo

La historia no termina aquí porque la idolatría no es solo un asunto de Israel. El inicio de nuestra historia nos muestra esto. Toda la humanidad debe reflejar y adorar a Dios. En Romanos 1:18-28, Pablo demuestra poderosamente que la idolatría da lugar al fracaso de nuestra relación con Dios y esto siempre nos lleva al fracaso de nuestra relación con otros seres humanos.

Pablo no deja a los romanos con solo una ilustración del daño que hace la adoración equivocada sino que en sus versículos conocidos del capítulo 12 él presenta la antítesis de Romanos 1. La tabla que se encuentra en el folleto refleja esto:

Romanos 1:18-28 Romanos 12:1-2
Ira Misericordia
Rehusarse a glorificar o agradecer a Dios Sacrificio a Dios
Deshonrando el cuerpo  Ofreciendo el cuerpo
Servicio de adoración malentendido, idólatra Servicio de adoración razonable
Mente reprobada Mente renovada
Rechazo de la justicia de Dios Aprobación de la voluntad de Dios

 
En 1 Corintios 10, Pablo aprovecha el Antiguo Testamento para decirle a los Corintios la verdad que vimos en esta historia: los idólatras serán identificados con la misma naturaleza de muerte espiritual que los ídolos con los que se comprometen apasionadamente.

Apocalipsis

Nuestra historia termina en Apocalipsis. Aquí vemos una vez más que reflejas lo que reverencias. En Apocalipsis 13, aquellos que adoran ídolos se refieren a los mismos como «habitantes de la tierra» (Apocalipsis 8:13; 13:8; 14:6-9; 17:2, 8). Según Beale, los «habitantes de la tierra» de Apocalipsis no pueden ver más allá de esta tierra para su seguridad, lo cual significa que confían en alguna parte de la creación en lugar del Creador como su máximo bienestar. En consecuencia, las personas son llamadas ‘habitantes de la tierra’ porque esto expresa el objeto de su confianza y tal vez de su ser en el hecho de que se han convertido en parte del sistema terrestre en el que encuentran seguridad, se han vuelto como él. Debido a que se comprometen con la tierra en algún aspecto, se convierten en terrenos y son conocidos como ‘habitantes de la tierra.’ (Beale, Pág. 255)

De idólatras a reflectores de la gloria de Dios

A medida que avanzamos en esta historia surge una cosa sobre la historia general. Si reflejamos lo que reverenciamos para ruina, ¿cómo revertimos esto? ¿Cómo pueden hacerlo las personas que tienen oídos pero no oyen y ojos pero no ven?

Para comenzar a responder esto necesitamos volver a Isaías 6. Allí vemos a Isaías siendo limpiado por Dios, hecho santo y un reflector de su gloria. Capítulos más adelantes, aunque vemos que el juicio sobre Israel se acerca hay muestras de cambio. Isaías 29:9-16, 18: Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. 10 Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. 11 Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. 12 Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. 13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; 14 por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. 15 !!Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?! 16 Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?… 18 En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.

Isaías 32:1, 3-4

He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio… No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.

Isaías 52:15: 15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído. (ver 52:8, 10; 66:8, 14)

Dios sacará a algunos del pueblo de Israel y de las naciones y corregirá su idolatría.

En el evangelio de Mateo que vimos, justo después de que Jesús pronunció juicio sobre los ciegos y sordos de Israel en sus días, Él le da esperanza a algunos. Dios estaba en la llegada de su Hijo, estaba abriendo ojos y oídos. Mateo 13:16: 16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Dios es el único que puede dar visión y oído espiritual.

Aunque vimos que los idólatras fallan en entender al igual que sus ídolos, también blasfeman el carácter de Dios con su idolatría porque con ella están diciendo que Él no tiene entendimiento. Pero Dios es quien hizo al hombre a su imagen. Él es el alfarero y nosotros el barro. Solo Él puede arreglar la imagen de esos idólatras. Isaías y Ezequiel hablaron de este cambio futuro.

«Es en Cristo que las personas que fueron primeramente conformadas a la imagen del mundo (Romanos 1:18-32), comienzan a ser transformadas a la imagen de Dios (Romanos 8:28-30; 12:2; 2 Corintios 3:18; 4:4)… Este proceso de transformación hacia la imagen divina será completado al final de la historia cuando los cristianos serán resucitados y reflejarán totalmente la imagen de Dios en Cristo (1 Corintios 15:45-54; Filipenses 3:20-21). Ellos serán resucitados por el poder impartido por el Espíritu del Cristo resucitado. Debido a que fue el Espíritu quien levantó a Jesús de la muerte (Romanos 1:4), así el Espíritu de Cristo levantará a los cristianos de la muerte al final de los días… La obra del Espíritu en las personas hará posible que las personas sean restauradas y cambiadas por el Señor para reflejar su imagen, y así Dios sea glorificado en y a través de ellos.» (Beale, Pág. 282)

¿Y entonces qué?

Esta es la historia de la idolatría y su cambio. Nuestra idea principal ha sido que te conviertas en lo que adoras ya sea para ruina o para restauración. Fuimos hechos para ser seres que reflejan, observa como los niños imitan a sus padres. O como las personas desesperadamente tratan de imitar una celebridad. La realidad es que las personas reflejarán a Dios y aspectos de su carácter, o reflejarán algo más de este mundo. Nosotros como cristianos tenemos el mensaje que convierte a los idólatras en adoradores de Dios. Una vez estuvimos muertos y espiritualmente sin vida. Por medio del evangelio, Dios nos da ojos, oídos y corazones listos para adorarle. [Eustace Scrubb, Dawn Treader, Pág. 108-110]

No hay neutralidad en tu adoración a Dios. O lo reverencias o no lo haces. Tu lo reflejas a Él y su gloria, o lo «cambias» por algo que Él creó. La pregunta que necesitas hacer es ¿cómo estás adorando? Beale: «Todos nosotros somos imitadores… o estamos siendo conformados como un ídolo o como Dios. Algunos pueden pensar que es posible existir en una modalidad de neutralidad espiritual en su vida cristiana. Algunos cristianos piensan que pueden pasar largos períodos de tiempo sin leer su Biblia u orar o asistir a la iglesia y tener compañerismo con otros creyentes. Cuando el pueblo de Dios piensa y actúa de esta manera, en realidad se vuelven sutilmente conformes a este mundo en lugar de Dios.»

Por eso la exhortación de Pablo en 1 Corintios 4 y 1 Corintios 11 para imitarlo a él como él imita a Cristo es importante. En la iglesia local y a través de nuestro discipulado, debemos imitarnos y reflejarnos unos a otros conforme reflejamos e imitamos a Cristo.