Teología bíblica
Siete Razones Por Las Que Debes Predicar 1 Y 2 Reyes
Un Dios fiel, un pueblo vacilante, una esperanza futura. Así es como llamamos a nuestra serie de predicaciones sobre los libros de 1 y 2 Reyes, en el intento de llevar la atención hacia los temas clave de estos libros.
Dios es fiel. Lo vemos cuando pasa la antorcha de David a Salomón, cuando le otorga una sabiduría y una riqueza incomparables a Salomón, cuando llena el templo con su gloriosa presencia, cuando extiende gracia pacientemente y envía profetas a su pueblo rebelde. Y sí que se rebelan. El pueblo vacilante de Dios se vuelca a ídolos y rechaza su señorío en términos muy claros. Como resultado, la nación va en declive y finalmente es llevada en cautiverio. Y sin embargo, en medio de todo esto, permanecen destellos de una esperanza futura; a veces esta esperanza es explícita y en otras ocasiones surge como un anhelo incipiente para que venga un verdadero y mejor rey.
Después de una mayor reflexión, admito que estas tres marcas temáticas podrían ser usadas para una cantidad de otros libros. Sin embargo, vemos que este tema emerge en muchas maneras específicas y únicas a lo largo de 1 y 2 Reyes, lo que justifica tu predicación de estos libros más temprano que tarde.
A continuación, comparto siete razones por las cuales debes exponer 1 y 2 Reyes.
1. Debes predicar 1 y 2 Reyes porque nadie más lo está haciendo
Esto podría ser un poco hiperbólico, pero probablemente es la experiencia de la mayoría de los miembros de tu iglesia. Durante nuestra serie, perdí la cuenta de cuántas veces alguien venía a decirme que nunca había escuchado predicar sobre estos libros. En sí mismo, no es una motivación suficiente; no estamos simplemente intentando obtener una medalla de honor por ser los primeros en izar la bandera en un territorio desconocido. Sin embargo, es útil darse cuenta dónde pueden encontrarse las debilidades de tu iglesia respecto al alfabetismo bíblico.
2. Debes predicar 1 y 2 Reyes porque sin ellos tu iglesia no entenderá el contexto necesario para más de la mitad del Antiguo Testamento
Esa es una cantidad bastante considerable de Escritura para no definirla para tu rebaño. Piénsalo: es en 1 Reyes 11 que Salomón vuelca su corazón de Yahweh a los ídolos, lo que finalmente resulta en la rivalidad monárquica entre Jeroboam y Roboam y la división de Israel. Este argumento histórico se trata en 1 y 2 Reyes y 2 Crónicas (esos son tres libros). Además, muchos libros poéticos fueron escritos durante este mismo periodo (tres libros más: Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares). A esto, agrégale el hecho que casi todos los profetas (a excepción de Abdías, Jonás y Nahúm) le hablan directamente a Israel y a Judá en el periodo donde se vivían las consecuencias de esto (esos son 14 libros). Así tenemos 20 de los 39 libros del Antiguo Testamento que encuentran su origen en 1 o 2 Reyes.
3. Debes predicar 1 y 2 Reyes porque, sin ellos, tu iglesia tendrá un enorme vacío en su teología bíblica
Seguir la historia desde Génesis hasta la Nueva Jerusalén pasa directamente por el centro de estos libros. ¿Cómo Dios una vez más morará con su pueblo? ¿Cómo puede haber una relación entre Dios y la humanidad? ¿Cómo el inmortal, eterno y perfecto puede interactuar con lo temporal y lo pecaminoso? Solo como un ejemplo, considera el valor de meditar en el templo y en cómo Dios lo llena en 1 Reyes 5-8. Enseñar sobre esto, dará mucho fruto en la vida de tu iglesia.
4. Debes predicar 1 y 2 Reyes por la escena del cuerpo muerto, el asno y el león
Está bien, quizás no debas predicarlos completamente por esta historia, sino porque hay muchas que son como esta también. Hay algunos registros extraños y fascinantes en estos libros, los cuales, si proporcionamos una serie de predicaciones sobre ellos, muestran las riquezas de la Escritura y modelan las bellezas de la predicación expositiva consecutiva. Como predicadores, tenemos (en realidad, accedemos) que abrir la Palabra de Dios en 1 Reyes 13 y leer sobre un hombre de Dios a quien un profeta le mintió. Luego podemos explicar por qué fue el engañado hombre de Dios quien provocó su juicio (a través de un león) mientras su asno se quedó ahí estoicamente. Se predicará por sí mismo, si lo permites.
Me faltará tiempo para contar la historia sobre la enfermedad de los pies de Asa, sobre la pataleta de Acab por una huerta para hortaliza, sobre Elías y las osas del calvo, la extremadamente intensa caída de Jezabel. Predicar estos pasajes para regocijarse en el carácter de Dios y apuntar a su pueblo hacia Cristo es alentador tanto para la congregación como para el pastor.
5. Debes predicar 1 y 2 Reyes debido al ministerio milagroso de Elías y Eliseo
Hay jarrones de aceite que no se secan y personas muertas que vuelven a la vida (1R 17; 2R 4). Vemos la división de las aguas en un capítulo y la provisión de agua en el siguiente (2R 2 y 3). Hay un pasaje que tiene una concepción milagrosa y la purificación de un guisado envenenado (2R 4). ¡La lepra es sanada (2R 5); las hachas flotan (2R 6) y mucho, mucho más!
A través de estos hombres, Dios está verificando su mensaje y mostrando su poder en maneras comparadas a muy pocas partes de la Escritura. Es correcto presentarle estos hombres y sus ministerios a tu iglesia, pues nos señalan hacia atrás a Moisés y hacia adelante a un mayor Profeta que lleva a cabo una mayor resurrección.
6. Debes predicar 1 y 2 Reyes porque el cuidado de Dios por Elías es de gran beneficio pastoralmente
Elías a menudo es recordado por su valiente enfrentamiento con Acab y los profetas de Baal en 1 Reyes 18. Sin embargo, poniendo entre paréntesis ese capítulo, encontrarás al hombre de Dios necesitado, vulnerable y completamente dependiente de Dios para que le dé justo lo que necesita justo en el momento en que lo necesita. En 1 Reyes 17, Elías está completamente solo con el alimento que diariamente es entregado por cuervos divinamente enviados. En 1 Reyes 18, huye de Jezabel, aterrado y desanimado, cuando Dios una vez más se ocupa de él con el susurro de su voz. La mayoría de las personas en tu iglesia (¡incluso su pastor!) amará tener una relación con Dios como la que Elías tiene en 1 Reyes 18, dinámica y poderosa. Sin embargo, por experiencia sabemos que la vida es más como la cruda realidad de 1 Reyes 17 y 19. Predicar estos capítulos y recordarle a tu rebaño el cuidado de Dios por ellos en Cristo animará a más de un par de miembros agradecidos que dirán, «eso es exactamente lo que necesitaba».
7. Debes predicar 1 y 2 Reyes debido que el arca pasó del rey David al cautiverio de Babilonia
Estos libros nos llevan por un viaje desde la era dorada de Israel a su destrucción en manos de malvadas y violentas naciones gentiles. Comienza con un estallido y termina con un lamento. Este es un gran recordatorio de que la fidelidad sigue a los afectos; la lealtad sigue al amor. El famoso e impresionante reino de Salomón tuvo a la nación en la cima del mundo, pero sus amores desordenados llevaron a que su corazón se desviara (y a la nación junto a él). Lo que comienza con una devoción incondicional de David rápidamente es sobrepasado por la maldad de Jeroboam quien establece sus propios estándares, para luego quedar en la historia por el récord de pecado de Acab. Acab no solo permite altares; los construye. Él no solo permite a Baal; construye templos para Baal, lo sirve y se casa con la hija de un tipo cuyo nombre significa «Baal está vivo». Acab no solo peca, él permite un pecado que ha estado madurando por 700 años (la reconstrucción de Jericó).
Muchos traspasos en tan solo un par de años. Y, por supuesto, todo esto lleva a que un mal rey siga a otro mal rey. El pueblo de Dios se rehusó a arrepentirse, por lo que Israel es conquistado por Asiria y Judá por Babilonia. Bendición seguida de pecado que resulta en juicio: este patrón nos llama a todos nosotros a buscar un Redentor.
En 1 y 2 Reyes, el reino de cada rey después de David levanta una pregunta: ¿es este el Prometido? ¿Es el eterno Rey prometido en 2 Samuel 7? Y uno tras otro, vemos que ninguno se acerca en lo más mínimo.
Y entonces esperamos, meditando en un Dios fiel, un pueblo vacilante y una esperanza futura.