Misiones
Una súplica por la cordura evangélica en las misiones
Parte I: Obsesionados con los números
Siento que he tenido esta conversación más de mil veces. En mis años viviendo en Estados Unidos, los creyentes me conocen a menudo y, al saber que soy de la India, me preguntan:
—¡Oh! ¿Has oído hablar del ministro indio _____?
—No, no lo hecho. ¿Cómo lo conoces?
—Bueno, nuestra iglesia le apoya; es un evangelista increíble que ha plantado iglesias en los últimos 5 años, ha abierto 5 orfanatos y dirige un instituto bíblico para formar pastores.
—¿De verdad? ¿Lo conoces personalmente?
En la mayoría de los casos la respuesta en: «Claro, lo hemos conocido. Visitó nuestra iglesia y compartió su testimonio. Tiene un testimonio increíble. Su visión es plantar más de 30.000 iglesias en los próximos 10 años».
Me ha costado no volverme cínico y sentirme frustrado cada vez que tengo conversaciones de este tipo. Porque lo que mis hermanos y hermanas occidentales no suelen entender es que la mayoría de los «ministerios» indios han aprendido lo que entusiasma a la gente en Occidente. Los indios han aprendido que los números masivos y los testimonios asombrosos deslumbran a la iglesia occidental, y cuando los colaboradores en Occidente están impresionados, eso significa normalmente que los dólares se precipitan. Por desgracia, las iglesias occidentales rara vez, o nunca, se enteran de que en muchos casos las cifras están infladas, los testimonios son inventados y la «obra evangélica» en la que han estado invirtiendo es en realidad un espejismo.
La conversación que he descrito anteriormente ilustra algunas cuestiones particulares de las misiones que he observado con creciente preocupación, y como indio, que nació y creció en la India y llegó al conocimiento salvador de Jesucristo a través de las fieles labores de un misionero occidental en mi ciudad, me siento responsable de expresar mis preocupaciones.
A su vez, espero abordar algunos de los principales problemas misioneros en la India, problemas que surgen de ciertos énfasis en Occidente. Estos problemas son perpetuados y exacerbados tanto por los misioneros occidentales que van a la India, como por las iglesias occidentales que apoyan a los ministerios autóctonos de la India. Mi deseo no es ser pesimista y crítico, sino llamarnos a todos a ser fieles y obedientes a los mandatos bíblicos de «hacer discípulos» y proclamar «todo el consejo de Dios». Considera esto como una súplica de Oriente a Occidente por la cordura centrada en el Evangelio en las misiones.
I. Obsesionados con los números
En primer lugar, es importante discutir uno de los principales problemas misioneros en la India: el impulso occidental por la eficiencia numérica, es decir, la idea de que los grandes números son una validación de la bendición de Dios y el éxito del ministerio.
El mundo corporativo está encaprichado con los números. Grandes números. Los números están a la orden del día en todos los ámbitos de la vida, y el impulso de los números impresionantes ha encontrado su camino en la iglesia y la misión de la iglesia, tanto en Occidente, como —como resultado de la influencia occidental— en la India. La mayoría de las palabras de moda de las misiones están teñidas de alguna manera por la noción de eficiencia numérica: «rápido», «multiplicación», «estrategia», «crecimiento».
Cada «visión» y cada «informe» llevan algún tipo de etiqueta numérica. 5.000 iglesias en 5 años. 30.000 bautismos en 3 años. Más grande y más rápido: igual a mejor. ¿No es así?
¡No!
Lamentablemente, la obsesión de la iglesia occidental por los números ha tenido un efecto destructivo, de modo que el nombre de Cristo es blasfemado en la India.
Una manía pecaminosa por tener números más grandes y mejores ha contaminado tanto los ministerios autóctonos como el trabajo de los misioneros occidentales en la India. La noción de que el crecimiento numérico es un indicador de la fidelidad es ajena a las Escrituras y, en realidad, surge del «movimiento de crecimiento de la iglesia» [1]. Pero, lamentablemente, la mayoría de las iglesias, incluso las que sostienen una teología del evangelio más sólida y centrada en Dios, se han dejado llevar por esta falsa idea de que el «crecimiento rápido» es la principal señal de la bendición de Dios. Cuanto más rápido crezcas, más fiel eres.
Espero desacreditar esta falsa idea discutiendo algunos de los efectos desastrosos que ha tenido en las misiones en la India. Pero más que eso, espero despertar a mis hermanos y hermanas occidentales para que adopten un enfoque de las misiones más sensato, fiel y centrado en el evangelio. Ciertamente podemos celebrar el crecimiento numérico si concuerda con las Escrituras. Pero cuando el crecimiento numérico sustituye a las prioridades bíblicas, el evangelio se ve comprometido y el testimonio cristiano se ve empañado.
Al señalar algunos de los resultados devastadores del énfasis en los números, espero animar a las iglesias occidentales a tener criterio en las obras misioneras que apoyan, a la vez que animo a mis hermanos indios a buscar un verdadero crecimiento evangélico en sus ministerios, independientemente de que parezca impresionante para Occidente o no.
EL AZOTE DEL NOMINALISMO CRISTIANO
Los informes de los misioneros de la India están llenos de noticias acerca de increíbles «movimientos de personas» hacia Cristo que aparentemente están teniendo lugar en todo el país. Los misioneros con los que he hablado han descrito su trabajo en estos términos: «7.000 iglesias fueron plantadas en Cachemira en los últimos 5 años». «50.000 nuevos creyentes fueron bautizados en Nueva Delhi el año pasado». «Cientos de miles de ‘dalits’ (intocables) de baja casta están conociendo a Cristo». Se nos dice que las cosas están sucediendo en la India a una «escala sin precedentes», solo igualada por los primeros capítulos del libro de los Hechos. ¿Es esto real? Permíteme responder con tres puntos.
i. ¿Dónde están las iglesias?
Un compañero indio colaborador en el evangelio (que trabaja en una de las regiones más duras del norte de la India) me dice que cuando oye a sus amigos occidentales hablar de estos miles de iglesias plantadas, sin pestañear, les pide irónicamente su dirección y código postal, para poder ir a visitar al menos una de ellas. Su argumento no es que todas las iglesias deban tener una dirección física, sino que esas cifras informan de iglesias fantasmas que no existen en la realidad.
En resumen, las cifras son un engaño. Estas supuestas «iglesias» no son más que un grupo de tres o cuatro personas que se reúnen una o dos veces de forma casual. Escuchan un par de historias bíblicas diluidas y después se desvanecen en el olvido.
En la mayoría de las misiones occidentales en la India, las prioridades pragmáticas han suplantado a las bíblicas. Un amigo misionero occidental me contó hace poco que, cuando fue enviado a la India, los superiores de su organización insistieron en ser «estratégicos» para «estimular el crecimiento rápido» plantando «iglesias-conejo» que se establecen rápidamente y se multiplican con rapidez, en lugar de «iglesias-elefante» que tardan mucho en establecerse y luego requieren mucho trabajo de discipulado, lo que ralentiza las cosas. La respuesta directa de mi amigo: «Pero las ‘iglesias conejo’ son devoradas por los halcones y los lobos».
La locura por los números y la presión por el crecimiento rápido da como resultado «iglesias» que no tienen el evangelio, ni un liderazgo capacitado, ni teología, ni profundidad, lo que las hace presa fácil de las herejías de la teología de la prosperidad, el sincretismo y otras enseñanzas falsas.
ii. ¿Qué tipo de conversión?
Peor aún, el azote del nominalismo cristiano hace que el nombre de Cristo sea reprobado por los incrédulos en la India. La presión por los números y el rápido crecimiento de las misiones ha dado como resultado mucha distorsión y dilución del mensaje del evangelio en la actualidad. A la gente se le enseña a «creer en Jesús», «recibir a Jesús» o «tomar una decisión por Jesús» sin ninguna de las enseñanzas bíblicas sobre el arrepentimiento. Las llamadas «conversiones» que resultan son nominales en el mejor de los casos, y manipuladoras en el peor.
Haciendo caso omiso de los mandatos y requisitos bíblicos para los ancianos de la iglesia (1 Ti. 3:1-7, especialmente el versículo 6: «no debe ser un recién convertido»), los misioneros nombran a «líderes» autóctonos no calificados cuya única «formación» es un seminario de una semana con un equipo misionero.
En muchos casos, la gente se «convierte» en masas, creyendo que convertirse al cristianismo les reportará ciertos beneficios sociales o económicos.
Los misioneros envían triunfalmente informes a sus países con testimonios que presentan estadísticas estupendas e insondables de personas convertidas e iglesias establecidas. Ken R. Gnanakan, un teólogo indio, respondiendo al movimiento de crecimiento de las iglesias hace varios años, lo expresó bien: «En nuestro afán por informar de las cifras a nuestros compañeros de oración, hemos dejado que las congregaciones continúen siguiendo su pensamiento hindú, y aparte de un cambio de nombre y de lugar de culto, hay poca diferencia entre los llamados cristianos y sus vecinos hindúes» [2].
iii. Las conversiones falsas conducen a la persecución.
La plaga de las conversiones falsas también tiene ramificaciones políticas que conducen a la persecución. Los hindúes acusan a los cristianos de atraer a las personas incultas y a las de las castas inferiores prometiéndoles beneficios. Las conversiones en grupo y el cristianismo nominal acaban provocando reversiones masivas al hinduismo cuando las poblaciones desfavorecidas, que en un principio se convirtieron al cristianismo con la esperanza de que éste elevara su estatus social, descubren que el hinduismo puede tener más que ofrecerles políticamente [3].
La mayoría de estas «reconversiones» van acompañadas de los testimonios que dicen: «Antes era hindú y me convertí al cristianismo sobre la base de varias promesas falsas. Así que ahora vuelvo al hinduismo». ¿No plantea todo esto la pregunta de qué tipo de «conversión» se está produciendo precisamente? Desde luego, no es el tipo de conversión de las tinieblas a la luz, provocada por Dios, que vemos en las páginas del Nuevo Testamento.
LAS MISIONES AUTÓCTONAS Y LA INFLACIÓN DE LOS NÚMEROS
La otra consecuencia de la obsesión occidental por el crecimiento numérico es el gran número de «ministerios» indios que se han contagiado de esta tendencia y se han subido a la ola, hasta llegar al banco. Sí, la iglesia de la India está corrompida, como dice Jehová de Israel: «herida» (Is.1:6). Hablo como alguien que conoce de primera mano el tipo de corrupción que está presente en todos los ministerios de la India.
Muchos ministerios indios inflan gustosamente sus cifras y engañan a los colaboradores occidentales haciéndoles creer que se está produciendo una gran «cosecha» del evangelio. Al fin y al cabo, son las cifras las que traen el dinero.
Las técnicas son equivalentes: Se reúne una gran multitud de personas en un campo y alguien en un podio les pregunta cuántos comieron «puri-bhaji» (un alimento típico en el norte de la India) en el desayuno. Las manos se levantan, se hace una foto y se publica un reportaje gráfico en el que se informa de las «decisiones por Cristo». En otros casos, se pregunta a la gente si quiere recibir una bendición económica o una curación. Los que lo desean levantan la mano, se toman fotos y se informa de más «decisiones por Cristo».
De vez en cuando, los colaboradores occidentales los visitan, y algunos de ellos incluso para «formación y enseñanza pastoral». Así que el ministerio indio paga a algunos pastores una cantidad simbólica para que aparezcan un par de días. Lo hacen. Y el misionero occidental regresa, feliz y satisfecho de haber apoyado no solo económicamente, sino de haber «invertido» en las vidas de personas que están «hambrientas de la Palabra» (y del almuerzo gratis).
Muchos de estos ministros indios viven en el regazo del lujo, cenando en hoteles de 5 estrellas y siendo conducidos en coches de lujo, como resultado de los dólares que llegan a sus ministerios.
Con gran tristeza admito que mis hermanos y hermanas occidentales son muy crédulos, felices de dar y apoyar a cualquier ministerio que presuma de grandes cifras. Las estadísticas hacen que sus ojos se vuelvan vidriosos, y se ciegan a lo que realmente ocurre.
UN MEJOR CAMINO
¿Es esto una reprimenda? Sí, en cierto modo lo es. Pero escribo desde el amor de mi corazón, y con la pasión de ver que la solidez y la verdad comienzan a echar raíces en el trabajo misionero en la India. Las grandes cifras simplemente alimentan los grandes egos con la noción de que estamos haciendo algo que vale la pena para Dios. Pero la verdadera obra de Dios no puede medirse solo con números.
El verano pasado, me senté con un fiel hermano indio, un hombre anciano de Dios que ha trabajado durante varias décadas en uno de los estados más duros y menos alcanzados del norte de la India. Me habló de las iglesias occidentales que, a lo largo de los años, se ofrecieron a apoyarle si informaba diligentemente de un determinado número de bautismos cada mes. En todos los casos, se negó, porque siempre ha creído que la conversión es obra de Dios y no se puede fabricar. Este hombre no ha plantado miles de iglesias. Las cifras no son atractivas ni espectaculares. Pero las iglesias que ha plantado son sólidas, fieles, predican el evangelio y hacen discípulos. No son fantasmas. Los discípulos que ha hecho conocen al Señor, y en ellos la Palabra de Cristo mora ricamente. El fruto de su ministerio brilla como el oro en el estercolero de otros supuestos «ministerios» que lo rodean. Y Dios recompensará su fidelidad.
Permíteme compartir otra historia personal, esta vez, de un misionero extranjero. Conocí a un misionero que vivió y trabajó en la India durante años, más de una década. Estableció un negocio en una ciudad importante y trabajó lenta y pacientemente. Apenas tuvo convertidos; de hecho, probablemente solo tuvo uno. Murió en la India y a los pocos meses de su muerte, su negocio fue destruido. Según los estándares numéricos y las consideraciones «estratégicas» para un «crecimiento rápido», fue un fracaso total. Según los estándares de muchas agencias misioneras occidentales, los muchos dólares que se dieron para apoyarlo a lo largo de los años fueron un total desperdicio.
Entonces, ¿fue su ministerio un desperdicio? Yo creo que no: Yo fui su único convertido. Me enseñó el evangelio. Me proclamó las excelencias de Cristo. Me enseñó a leer la Biblia y a discernir la verdad de la falsedad. Pasó su vida al servicio de su Rey, y mi eternidad ha cambiado como resultado.
Por ello, ruego a mis hermanos y hermanas de Occidente: en su envío de misioneros y en su apoyo a los colaboradores autóctonos del evangelio, por favor, den prioridad a la fidelidad por encima de la eficiencia, a la calidad por encima de la cantidad, y al crecimiento en la verdad por encima del crecimiento numérico. ¿Me opongo al crecimiento de la iglesia y a la multiplicación de los discípulos? De ninguna manera. Anhelo ver un gran avivamiento en la India. De hecho, oro para que se evangelicen masas de personas y se establezcan innumerables iglesias en toda la nación.
Pero no nos esforcemos por conseguir números y «crecimiento» fabricados que provienen de sacrificar la verdad en los altares de la eficiencia y el éxito percibido. En el Nuevo Testamento, la preocupación por el crecimiento numérico nunca impulsa la misión de la iglesia, sino la preocupación por la gloria de Cristo (Ro. 1:5).
La conversión es obra del Espíritu Santo, que llama a las personas espiritualmente muertas para que salgan de las tinieblas y entren en la maravillosa luz del Señor Jesús cuando se proclama el evangelio con audacia y claridad. Por tanto, no utilicemos los números como vara de medir la obra de Dios, en cambio, dejemos que la obra de Dios se mida por las vidas de las personas que dan «frutos dignos de arrepentimiento» (Mt. 3:8; Ro. 15:18). El crecimiento rápido y la multiplicación pueden ser un indicador de la bendición de Dios, pero ciertamente nunca son el indicador principal. ¡Que nuestro trabajo se rija por las Escrituras y no por estadísticas y estrategias!
*****
Parte II: Sobrecogidos por lo «sobrenatural»
Me siento allí, intrigado, mientras escucho la historia del hombre. Nos encontramos en una ciudad importante y extremadamente inalcanzada del norte de la India. Se acumulan los detalles a medida que narra los increíbles acontecimientos que le llevaron a renunciar al sijismo por el cristianismo. Escucho atentamente mientras nos habla de la curación de su madre de una enfermedad que amenazaba su vida, su posterior ascenso de los harapos a la riqueza, las persecuciones a las que se ha enfrentado y, lo más importante, la visión sobrenatural en la que vio a una figura vestida de blanco que le apretó la mano y le dijo: «Te bendeciré».
Se frota los ojos humedecidos, enjugando las lágrimas, y luego nos dice que, aunque ya han pasado más de 20 años, todavía puede sentir la mano de esa figura de otro mundo apretando su mano. Mis amigos occidentales escuchan, algunos con recelo, pero un par de ellos están absolutamente cautivados.
Mi colaborador indio me da un codazo. Todos estamos demasiado familiarizados con el truco; esto es algo que hemos visto y oído muchas veces antes. ¡El hombre termina su historia, y uno de mis amigos occidentales, un hermano sincero —de hecho, uno que es bastante sólido en su teología— comenta: «¡Vaya! ¡Alabado sea Dios! Ese es un testimonio tan impresionante, hermano».
Interiormente, me quedo atónito. ¿Cómo es que incluso personas que conocen sus Biblias y entienden bien el evangelio son engañadas por estas cosas? ¿No es evidente la ausencia total del evangelio en su testimonio?
Mi amigo indio y yo comenzamos a explicarle al hombre acerca del verdadero perdón de los pecados que únicamente Jesús puede proporcionar, de la muerte y resurrección de Cristo y su sacrificio sustitutivo por el pecado en la cruz. Parece desconcertado, porque no tiene ni idea de lo que estamos hablando. Todo lo que sabe es: «Jesús es el único dios que te bendecirá». Por eso se hizo cristiano. Por eso se hizo pastor. ¡Y ha sido pastor durante 20 años! Antes era un pobre sij, pero ahora conduce un elegante todoterreno como «obispo cristiano». Nos lleva al edificio de su «iglesia», una mega-iglesia de varios pisos con capacidad para 3000 personas, y nos dice que es el «obispo» de un ministerio que planta varios cientos de iglesias cada 6 meses. Pero uno podría reemplazar el nombre «Jesús» en todas partes en su testimonio con el nombre de cualquier otro dios, y no habría ninguna diferencia.
Para colmo de males, este «obispo» tiene un misionero occidental, totalmente absorbido por su historia, que funciona casi como su sirviente de a pie. ¡Por qué no, ya que el misionero puede reportar todos los números de este obispo como propios!
Está claro que Occidente está encantado con lo «sobrenatural». Mi intención aquí no es entrar en el debate sobre si Dios sigue operando sobrenaturalmente o no. Más bien, espero alertar a mis hermanos y hermanas de Occidente acerca de los peligros de dejarse seducir por historias sensacionalistas que están desprovistas del mensaje del evangelio bíblico. También espero hacer un llamado a mis hermanos, tanto en la India como en Occidente, para que mantengan el mensaje evangélico en el centro de toda nuestra labor evangélica, y para que valoren el poder de la santa y autorizada Palabra de Dios por encima de todo.
¿HA EMIGRADO EL ESPÍRITU SANTO?
Los Beatles. Madonna. Julia Roberts. Comer, Rezar, Amar. Universitarios sin trabajo. Se puede pensar en una larga lista de personas en Occidente que están fascinadas con el otro mundo de la espiritualidad oriental. Y esta tendencia ha llegado también a la iglesia. Me he cansado de oírlo una y otra vez: «Los cristianos occidentales somos tan de mente estrecha. Ponemos a Dios en una caja. Ponemos límites a lo que puede hacer. Por eso no vemos a Dios actuar sobrenaturalmente aquí como lo hace en Oriente».
Muchos de mis hermanos y hermanas de Occidente han creído esta falsa idea de que la iglesia occidental está desprovista de la obra sobrenatural del Espíritu Santo actualmente; mientras tanto, dicen, la tercera persona de la Trinidad está muy activa en Oriente en lugares como la India y China, donde la gente supuestamente ve sueños y visiones y los milagros ocurren por todas partes. Así que, en Occidente, la gente está fascinada y atraída por todos los testimonios e informes sorprendentes que escuchan de lo que está sucediendo «allá afuera» en el campo misionero.
Pero, lamentablemente, esta fascinación por lo «sobrenatural» suele ir acompañada de una pérdida de discernimiento.
A veces, los occidentales se quedan tan embobados con las historias sensacionales de Oriente que ni siquiera se dan cuenta de la inexistencia de cualquier forma del mensaje del evangelio.
Queridos amigos, ¡despierten! El Espíritu Santo no se ha trasladado de lugar. Está tan activo en Occidente como en cualquier otra parte del mundo, haciendo lo que ha sido enviado a hacer: dar testimonio de Cristo (Jn. 15:26-27; Hch. 1:16; 1 P. 1:12); convencer al mundo del pecado, la justicia y el juicio (Jn. 16: 8); guiar a la iglesia a toda la verdad (Jn. 16:13); glorificar a Cristo atrayendo a la gente de las tinieblas a la luz cuando se proclama el mensaje del evangelio (2 Co. 3:12-4:6); y sellar al pueblo de Dios para el día de la redención (Ef 1:13).
Oh, que reconozcamos que la obra más grande y sobrenatural de Dios es cuando el Espíritu Santo abre los ojos de los pecadores a la gloria de Cristo, regenerándolos y renovándolos a través de la proclamación del evangelio, para que sean trasladados del reino de las tinieblas al reino del Señor Jesucristo en arrepentimiento y fe. ¿No nos damos cuenta de que el Espíritu de Dios es soberano y activo, realizando esta obra en cada lugar donde se proclama fielmente a Cristo desde las Escrituras?
Conozco a tantos queridos hermanos y hermanas en Occidente cuyo testimonio es algo así: «Crecí en un hogar cristiano. Desde mis primeros años, mis padres me enseñaron la Biblia. Mis padres amaban al Señor. Me señalaron a Cristo y me hablaron de su muerte sacrificial en favor de los pecadores. Era muy joven cuando escuché el evangelio, me arrepentí de mis pecados y confié en Cristo para salvación. Y así he crecido casi toda mi vida conociendo al Seño». Amados amigos, ¿es esto menos glorioso o menos sobrenatural de alguna manera? ¿No es esto una demostración del poder del Espíritu Santo para resucitar a los pecadores muertos? ¿Hemos olvidado la gloria del evangelio? ¿Hemos olvidado que todo el cielo celebra cuando un pecador se arrepiente?
No hagamos hincapié en otras cosas, porque esto tiene consecuencias desastrosas.
La fabricación de testimonios que entusiasman
Al igual que la obsesión occidental por las cifras, la fascinación de Occidente por las historias sensacionalistas ha tenido un efecto corrosivo similar. Los testimonios se fabrican para deslumbrar y aturdir a los creyentes occidentales para que den generosamente su apoyo financiero. Y una vez más, lamento decir que mis amigos occidentales, incluso los teológicamente sólidos, son crédulos.
En la India, me he encontrado con creyentes indios que profesan serlo y que no me dicen mucho a modo de testimonio, y ¿por qué habrían de hacerlo, ya que solo soy un compañero indio? Pero estas mismas personas, cuando se encuentran con un occidental, en cuanto ven la piel blanca, se apresuran a narrar historias de sueños, visiones y experiencias sobrenaturales sorprendentes.
En más de una ocasión, he tenido la desgarradora experiencia de encontrarme con iglesias y creyentes en Occidente que han tenido la horrible experiencia de ser engañados por «ministerios» de la India. Por ejemplo, un «evangelista» indio engañó a toda una red de iglesias con su fantástico testimonio.
Afirmaba haber sido criado como un hindú religioso, y su familia poseía una serpiente a la que adoraban a diario. Ya de adulto, se dejó llevar por el fervor religioso y el celo por el hinduismo. Iba a atacar y matar a los cristianos cuando vio una visión de Cristo que le detuvo y le hizo llorar. Entonces se convirtió en cristiano, resolviendo proclamar la fe que una vez persiguió, y a pesar de ser rechazado por su familia y amigos, está siguiendo a Cristo y sirviéndole como evangelista.
Varias iglesias y ministerios apoyaron a este «hombre de Dios», para luego enterarse de que toda la historia era inventada. Este hombre en realidad creció como hijo de un pastor en un «hogar cristiano», y fabricó este testimonio porque aprendió que solo los testimonios como éste generan apoyo de Occidente. Y permíteme asegurarte que esta historia no es un caso aislado. Hay muchos, muchos otros como este, y en todos los casos, mis hermanos y hermanas occidentales son demasiado rápidos para ser sorprendidos y tristemente engañados.
Este tipo de engaño podría evitarse ejerciendo más precaución y discernimiento, verificando cada detalle de dichos testimonios (especialmente en vista de sus extraordinarios detalles) con testigos oculares, y comprobando cuidadosamente si la persona entiende el evangelio bíblico y lo valora por encima de tales experiencias.
Cuando los creyentes occidentales se dejan llevar involuntariamente por historias sensacionalistas de lo sobrenatural, no solo prospera la corrupción en la India, sino también la falsa enseñanza. Incluso las iglesias y los creyentes que denuncian los males del herético evangelio de la prosperidad en realidad promueven su crecimiento en la India. ¿Cómo? Respaldando y apoyando a los ministerios que hacen hincapié en los grandes milagros mientras enseñan el anti–evangelio de la salud y la riqueza. Esto también está ligado a la locura por los números: el «evangelio de la prosperidad» prospera y atrae a la gente en masas. Por tanto, se jacta de los «milagros» sobrenaturales y de los grandes números.
HACER HINCAPIÉ EN EL LUGAR CORRECTO
Mis hermanos y hermanas, la única manera de que el verdadero crecimiento del evangelio ocurra en la India es que recordemos cómo viene el crecimiento del evangelio: a través del evangelio. El evangelio proclama que todas las personas, en todas partes, han pecado y se han rebelado contra Dios, nuestro Creador, y están justamente condenadas bajo su santo juicio; pero Dios, por su gracia, salva a los pecadores por medio de su Hijo Jesucristo, que vivió una vida sin pecado, murió en la cruz como sustituto de los pecadores y resucitó de entre los muertos, de modo que todos los que se arrepienten de su maldad y confían solo en él reciben el pleno perdón de los pecados y la vida eterna por medio de él. La historia del gran y sobrenatural plan de salvación de Dios debe tener prioridad sobre todas las demás «historias sobrenaturales».
No nos dejemos llevar por las historias de sueños y visiones; más bien, permanezcamos firmes en el cimiento de la Palabra inspirada de Dios. Incluso el apóstol Pedro, que fue testigo presencial de la gloria de Cristo en el Monte de la Transfiguración, que oyó la misma voz de Dios y vio con sus propios ojos al Hijo de Dios en toda su majestuosa gloria, nos dice que tenemos algo más seguro que su experiencia. «La palabra profética más segura, a la cual hacemos bien en estar atentos»: la Biblia (2 P. 1:16-21).
Los fieles colaboradores indios que conozco, que trabajan sinceramente por el verdadero crecimiento del evangelio en las regiones más duras de la India, hacen una cosa muy sencilla cuando alguien viene a ellos con historias de un sueño o una visión o cualquier otra cosa. Abrir la Palabra de Dios. Señalarles la Biblia. Recordarles que esos sucesos «sobrenaturales» pueden ser inestables e inciertos, pero que la Escritura es firme y verdadera. ¿Damos gracias a Dios por los sueños, las visiones, las curaciones sobrenaturales, las liberaciones y cualquier otro acto especial de la providencia de Dios que glorifique a Cristo? Por supuesto. Pero la obra más sobrenatural de todas es cuando el Espíritu Santo hace que la gente se someta al libro sobrenatural.
Mis hermanos y hermanas de Occidente, en su apoyo a la obra evangélica en la India, ¿serán capaces de discernir y decidirse a no dejarse llevar por las cosas sensacionales? ¿Recordarán que la proclamación del evangelio y la enseñanza de las Escrituras son lo que produce un pueblo conformado a la imagen de Cristo? ¿Te asegurarás de que cualquier «obra evangélica» que respaldes o apoyes se fundamente en el mensaje de la muerte y resurrección de Cristo por los pecadores, el evangelio del arrepentimiento y la fe, y la santa e inspirada Palabra de Dios? Ruego que así sea.
Así que, la próxima vez que escuches un testimonio sobrenatural de la India (o de cualquier otro lugar), ten cuidado de discernir si la persona ha entendido realmente el evangelio. Y ten cuidado de asegurarte de que Dios reciba la gloria por encima de todo por su maravillosa obra sobrenatural para salvar a los pecadores perdidos.
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Parte III: Demasiado ansiosos por la contextualización
La escena era tan desorientadora que parecía sacada de una película de Hollywood (o Bollywood). Nos encontramos en un bullicioso bazar de una gran ciudad del norte de la India. Un tipo blanco con jeans ajustados sale a nuestro encuentro en una minimoto. Nos guía a través de estrechos «barrancos» (callejones) hasta el pequeño y abarrotado barrio en el que vive y trabaja. Nos habla del ministerio que él y su amigo llevan a cabo aquí. Su objetivo: ganar para Cristo a un grupo de personas concreto. Pero no quieren trabajar junto a la iglesia nacional establecida. Quieren ganar grupos de personas para Cristo, pero no quieren enseñar a estas personas lo que significa ser seguidores de Cristo. Más bien quieren que la gente sea capaz de seguir a Cristo «desde sus propias culturas». Sin embargo, en muchos casos, lo que resulta es una mezcla de religión que no tiene prácticamente ningún parecido con el cristianismo bíblico.
No son pocos los misioneros extranjeros que sirven en la India.
Ya he mencionado la locura por los números y la fascinación de Occidente por los testimonios «sobrenaturales». Aquí, deseo abordar otra cuestión que está ganando rápidamente tracción y causando problemas en la India, al igual que en el mundo musulmán: las formas extremas de «contextualización».
Ahora bien, ¿qué quiero decir con contextualización? Es la palabra que se utiliza en el ámbito de las misiones para describir cómo debe desarrollarse y aclararse el evangelio en las distintas culturas. ¿Me opongo a la contextualización? Por supuesto que no. En mis años de ministerio en la India, nunca he usado corbata para predicar. A menudo predico descalzo, y las congregaciones van vestidas con atuendos indios y sentadas en el suelo. Cuando predico en Occidente, casi siempre uso traje y corbata. El tono de mi predicación es diferente, las ilustraciones que utilizo son diferentes y los asuntos a los que aplico las Escrituras son diferentes, todo depende del contexto. Y sí, mi mujer llevó un sari (y no un vestido) el día de nuestra boda. Ciertamente, estoy agradecido por los muchos misioneros occidentales que contextualizan el mensaje bíblico de manera bíblica, útil y adecuada a la cultura.
Mi propósito aquí no es criticar la contextualización. Tampoco deseo entrar en discusiones matizadas sobre el espectro de la contextualización y cuánta contextualización es legítima. Más bien, quiero dar a conocer ciertas formas ilegítimas de contextualización que se están arraigando en la India. Estas formas de contextualización reciben su impulso de los misioneros occidentales que se niegan a cooperar con las iglesias nacionales establecidas, creyendo que entienden más que nadie la cultura india. Y, al igual que los «movimientos internos» del mundo islámico [4], la mayoría de estas enseñanzas dan lugar a movimientos falsos y heréticos en la India, muy alejados del cristianismo bíblico. Es mi oración que lo que comparto aquí desafíe a los hermanos y hermanas en Occidente a dejar de apoyar a los misioneros que propagan falsas enseñanzas y practican métodos ministeriales dañinos.
¿SEGUIDORES HINDÚES DE CRISTO?
Algunos de mis encuentros con misioneros cristianos occidentales en la India me dejan profundamente perturbado. El verano pasado, mientras visitaba la India, mi equipo ministerial se topó con uno de ellos: un estadounidense que ha pasado casi la última década en la India. Nos considera a los cristianos indios demasiado «occidentalizados», y cree que está más en sintonía con la cultura india, pues celebra festivales indios y practica varias costumbres hindúes, costumbres que creyentes indios como yo hemos rechazado. Este occidental cree que las cosas que hace ayudarán a eliminar las barreras a la creencia entre los hindúes de casta alta a los que pretende llegar.
Hay otros como él que salpican el paisaje de las misiones. Provienen de diversos orígenes en Occidente, pero muchos de ellos son cristianos hipsters de la costa oeste o de Canadá que beben café con leche y llevan pantalones ajustados y que, por alguna razón, parecen haberse aburrido o desilusionado con el cristianismo tradicional. Buscan algo nuevo; han leído los últimos y mejores libros sobre misiones, contextualización y cultura (y quizá un poco de literatura de la iglesia emergente y filosofía posmoderna). Y así llegan a la India y tratan de formar comunidades de «hindúes Yeshu-Baktha» o «discípulos hindúes de Jesús». No quieren ser identificados como «cristianos» porque lo consideran «demasiado occidental» (¡no importa Hechos 11:26!).
En estas comunidades, una puja o ritual de iniciación hindú realizado en el nombre de Jesús sustituye al bautismo cristiano. La «Cena del Señor» consiste en partir un coco y beber agua de coco. Se cantan bhajans (canciones devocionales hindúes) en el nombre de Jesús en lugar de himnos cristianos. El lugar de culto se ilumina con pequeñas diyas (lámparas de aceite indias que se utilizan habitualmente en las ceremonias religiosas hindúes). La predicación no tiene cabida en estas comunidades, ya que el «monólogo» se considera una idea occidental. Estos grupos están dirigidos por «gurús» en lugar de «pastores». Y el argumento de las Escrituras se sustituye por un argumento tomado de la cultura autóctona: Jesús se entiende en términos de la mitología hindú, y el sacrificio de Jesús se interpreta a la luz de los Vedas.
Muchos de los que propagan estas enseñanzas suelen hacerlo por buenos motivos. Desconfían de una forma colonialista de las misiones que impone la cultura occidental a los cristianos autóctonos. Quieren realmente que se establezca un movimiento cristiano autóctono. Se han creído las últimas «investigaciones misioneras» que dicen que la eliminación de las barreras culturales a la creencia es la mejor manera de lograr el crecimiento de la iglesia. Y por eso disfrazan el cristianismo con el ropaje de grupos culturales específicos, con la esperanza de que estos grupos acepten la fe cristiana mientras conservan su propia cultura.
¿PROVOCAREMOS A CELOS AL SEÑOR?
Lamentablemente, estos bienintencionados defensores del cristianismo «contextualizado» no se dan cuenta de que están presentando un evangelio confuso y formando comunidades subcristianas. Responderé aquí identificando cuatro problemas serios con estos movimientos de «contextualización».
i. Sincretismo y cosmovisión bíblica
En primer lugar, el resultado natural de estos tipos de «contextualización» es el sincretismo de la peor clase: una mezcla peligrosa y condenatoria de las cosmovisiones hindú y cristiana. En los casos más graves, no dudo en calificar los movimientos de heréticos. Los ansiosos defensores de la «contextualización» creen que están preservando la cultura india, pero no se dan cuenta de que para los indios (a diferencia de Occidente), la cultura, la cosmovisión y la religión están inextricablemente entrelazadas. La mayoría de los indios, incluidos los «cristianos occidentalizados» como yo, así como los antiguos hindúes que han confiado en Cristo, reconocen este hecho.
El estrecho vínculo entre cultura y religión en la mente india es la razón por la que la mayoría de los indios tienen una impresión negativa del cristianismo, ya que suponen que todas las culturas occidentales son «culturas cristianas». Pero sabemos que el cristianismo no es un producto de la cultura «occidental». Más bien, el mensaje cristiano es una cosmovisión que transforma todas las culturas, tanto orientales como occidentales. El evangelio exige una renuncia al pensamiento secular, a la inmoralidad y a la vida despilfarradora en Occidente, al igual que exige una renuncia a la idolatría y a la superstición en Oriente. Debemos proclamar el señorío transcultural y la gloria de Jesús, en lugar de hiperorientar nuestro mensaje y nuestra praxis en torno a grupos culturales específicos.
Los apóstoles nunca permitieron que las culturas paganas influyeran en el mensaje bíblico o en la forma del culto cristiano. Por el contrario, incluso en una cultura pagana como la de Corinto, Pablo da preeminencia a las Escrituras. Escribiendo a una congregación predominantemente gentil en Corinto, Pablo llama a estos creyentes a ver su identidad en términos de la historia bíblica (1 Co. 10). Pablo prescribe lo que debe ocurrir en sus servicios de adoración e incluso les dicta cómo deben tomar la Cena del Señor (1 Co. 11-14). Pablo proclama la muerte y resurrección de Cristo «conforme a las Escrituras» (1 Co. 15:3-4), y no una metanarrativa cultural de Corinto. La Escritura forma al pueblo de Dios, no al revés. A menudo me he preguntado si existe una conexión entre los movimientos de contextualización y la influencia del posmodernismo. La autoridad se desplaza de la Palabra revelada a la comunidad de lectores.
Los defensores de los movimientos «contextualizados» hacen caso omiso del principio bíblico de que las tinieblas no tienen comunión con la luz, y Cristo no tiene parte con Belial (2 Co. 6:14-15). Y la Palabra de Cristo es mutilada en nombre de la «contextualización».
Cuando los creyentes nacionales indios adelantan estas críticas, se nos tacha de «occidentalizados». De hecho, a los creyentes indios de «trasfondo cristiano» se les dice que no tenemos ningún derecho a hablar de estos temas, ya que somos la raíz del problema. Pero incluso cuando los creyentes de «origen hindú» expresan sus preocupaciones —y conozco a varios que lo hacen— se les margina como si ya estuvieran «occidentalizados». La ironía es asombrosa: se trata de occidentales que afirman saber más de la cultura india que los indios que han nacido y crecido en la India.
ii. Cristo nos ordena «enseñar»
Algunos de los defensores más moderados de la «contextualización» con los que he interactuado me dicen que no quieren que se imponga a la gente de la India la concepción occidental del cristianismo. Por tanto, en lugar de enseñar a los indios cómo es la vida y el culto cristianos, les piden que lean la Biblia y lleguen a sus propias conclusiones. Suena bien, ¿verdad?
Tal vez, si Cristo no nos hubiera ordenado lo contrario. La Gran Comisión incluye el llamado a hacer discípulos, enseñándoles a obedecer todos los mandatos de Cristo (Mt. 28:18-20). Y los mandatos de Cristo se revelan en la Palabra apostólica: la Biblia. La Biblia establece la agenda. La Biblia forma la identidad cristiana. La Biblia nos muestra cómo es la vida y el culto cristiano. Y la Biblia nos dice que Jesús equipa a su pueblo a través de los maestros (Ef. 4:11).
Esto significa que debemos interpretar y aplicar la Palabra de Dios por encima de las fronteras étnicas y culturales, como hizo el antiguo judío Pablo en las congregaciones que formó en culturas gentiles y paganas. La noción de que las comunidades deben leer y llegar a sus propias conclusiones tiene sus raíces en la mentalidad posmoderna que sitúa la autoridad en la comunidad y no en el texto.
iii. «Movimientos internos» y «creyentes secretos»
Otro resultado de los movimientos de «contextualización» es la aparición de «movimientos internos» hindúes. Los defensores de los «movimientos internos» enseñan a las personas a permanecer como «creyentes secretos» o como «devotos hindúes de Jesús» (hindúes Yeshu-Bakhta) para que no sean excluidos de sus familias y comunidades, sino que puedan permanecer en el interior con el fin de «ganar con el tiempo más convertidos a Cristo». Además, quienes abogan por estas formas de contextualización —violando directamente 2 Corintios 6:14-18 (también 1 Co. 7:39) — enseñan a las personas a preferir el matrimonio con no creyentes de sus mismos orígenes y grupos étnicos de casta sobre el matrimonio con creyentes de otros grupos. También insisten en que los «seguidores hindúes de Jesús» nunca deben casarse con «creyentes de trasfondo cristiano».
Los deseos pragmáticos de mantener las culturas y hacer crecer la iglesia dan lugar a una dilución del mensaje evangélico y a que se deje de lado el llamado a seguir a Cristo a costa de la persecución y la exclusión de los propios parientes (Mt. 10:34-38; Mr. 8:31-38; Jn. 15:18-25; 16:33; 2 Ti. 3:12).
Este testimonio de una hermana en Cristo de origen hindú ilustra el punto:
«Cuando me convertí en cristiana, hubo algunas personas en mi zona que empezaron a enseñarme que debía seguir siendo una “creyente secreta” y no informar a nadie de mi fe. No querían que me excluyera de mi familia. Así que me animaron a vivir como “creyente secreta” para que pudiera permanecer dentro de mi familia, con la esperanza de que, con el tiempo, mi familia y mi comunidad también vinieran a Cristo. Cuando me mudé a otra zona para empezar a trabajar, me di cuenta de que esta enseñanza estaba muy equivocada. Encontré una gran libertad al expresar finalmente mi fe en Cristo abiertamente y con valentía a mis padres y a la comunidad. Les hablé de Jesús y de la obra que había hecho en mi vida. Aunque al principio me rechazaron y me condenaron al ostracismo, después de 10 años, mi familia finalmente empezó a respetar mi decisión de seguir a Cristo. ¡Incluso asistieron a mi boda con un creyente de la iglesia!».
Los líderes de las iglesias indias, como yo mismo y mis colaboradores indios, llamamos a la gente a ser seguidores abiertos y comprometidos de Cristo y a ponerse bajo la autoridad y el discipulado de la iglesia local. En respuesta, los defensores de la «contextualización» nos condenan por practicar una «evangelización de extracción» (sacar a los individuos de sus familias y comunidades) y no «estimular el crecimiento de los movimientos populares».
Pero, si no recuerdo mal, fue Jesús quien declaró que los que le siguieran serían odiados por todos por causa de su nombre, y que una persona encontraría enemigos entre los de su propia casa, pero hay que abrazar y seguir a Jesús a costa de todo ello (Mt. 10:34-39). El Nuevo Testamento nos dice que los cristianos son «forasteros y exiliados» que han sido «rechazados por los hombres», pero que son «para Dios escogidos y preciosos» (1 P. 2:4-11). Los creyentes están llamados a llevar el vituperio de Cristo, yendo con él «fuera del campamento» (He. 13:12-13).
iv. Lo que hacen cuando no funciona.
La ironía de todo esto es que cuando se trata de ganar verdaderamente a la gente para Cristo en la India, los defensores de la «contextualización» fracasan dramáticamente. Prácticamente no se gana a nadie para Cristo, porque cuando el evangelio no se proclama claramente, no hay poder para atraer a la gente de las tinieblas a la luz. De hecho, muy pocos indios están interesados en unirse a un movimiento que se parece en todo a su propia religión, pero que simplemente tiene un nuevo dios añadido. Uno de los occidentales que he mencionado anteriormente ha vivido en la India durante varios años y ha adoptado todas estas costumbres indias, pero nadie parece estar interesado en sus enseñanzas.
Por lo que, desesperados por conseguir algún tipo de éxito, algunos de estos grupos recurren a tácticas vergonzosas y solapadas. Comienzan a entrar en las iglesias indias establecidas que antes despreciaban. Dan la impresión de tender la mano a la comunidad y tratan de ganarse la confianza de los líderes de las iglesias nacionales. Y después de abrirse paso en la iglesia establecida, comienzan a dirigirse a los nuevos creyentes que han abrazado recientemente a Cristo de trasfondo hindú: aquellos que son débiles y se enfrentan a una inminente persecución y rechazo, aquellos que están aprendiendo lo que cuesta seguir a Cristo.
Los defensores de la «contextualización» comienzan entonces a lavar el cerebro de estos creyentes débiles e incipientes, enseñándoles que están siendo «occidentalizados». Les dicen que no deben renunciar a su identidad hindú: «No necesitas ser cristiano; en cambio, sé un “seguidor hindú de Jesús”». Así es como muchos proponentes de la «contextualización» encuentran a sus «convertidos». Lo sé, porque lo he visto suceder una y otra vez, y he conocido a bebés creyentes que han caído en estas trampas. Cuando suceden cosas como esta, oro para que el Señor borre tales «ministerios».
AVANZAR HACIA ADELANTE
Bien, tal vez al leer este artículo te hayas animado a tomar este tema más en serio, ¿y ahora qué? ¿Cómo puedes ayudar a prevenir el crecimiento de este tipo de enseñanzas falsas y destructivas?
1. Por favor, ten mucho cuidado con quién apoyas. La mayoría de estos misioneros occidentales en el campo han sido financiados por iglesias ortodoxas, evangélicas y creyentes en la Biblia, que estarían totalmente horrorizadas al saber lo que están haciendo en el campo aquellos a quienes apoyan. Por favor, sé precavido. Exige a todos los misioneros que apoyas una rigurosa responsabilidad doctrinal, y comprueba periódicamente que están enseñando la verdad.
2. Siempre ten cuidado de revisar los valores y distintivos de las agencias misioneras y rehúsate a apoyar a cualquier agencia misionera que defienda estas formas extremas de contextualización. La contextualización es necesaria en todo esfuerzo transcultural, pero ten cuidado con las formas de contextualización que se alejan del cristianismo bíblico.
3. Si estás buscando ser un misionero, no ignores a la iglesia nacional establecida. Siempre que sea posible, asóciate con los líderes fieles de la iglesia nacional, para que entiendas mejor la cultura y cómo el evangelio debe tomar forma en esa cultura. Sé que esto puede ser un reto, y en muchos casos las iglesias nacionales son corruptas, insalubres o inexistentes. Pero si es posible, esfuérzate por encontrar hermanos nacionales fieles y doctrinalmente sólidos con los que pueda asociarte. Te aseguro que existen. Si formas parte de un esfuerzo pionero donde no existe una iglesia nacional, procura entender bien la cultura. Haz una distinción entre las formas culturales que son religiosas y las que no lo son. No te retraigas de enseñar «todo el consejo de Dios», lo que significa enseñar a la gente a abrazar el cristianismo como una cosmovisión completa. Enséñales a rechazar las prácticas culturales cuando la Escritura lo exija, y asegúrate de que toda tu «contextualización» esté bíblicamente justificada.
Traducido por Nazareth Bello
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Nota del editor: Este artículo apareció originalmente en el sitio web de Training Leaders International.
Notas a pie de página:
[1]. Mi objetivo aquí no es principalmente promover un argumento bíblico y teológico contra el movimiento de crecimiento de la iglesia o contra los proponentes pragmáticos más contemporáneos de las estrategias del «movimiento de plantación de iglesias» (CPM por sus siglas en inglés). Más bien, mi objetivo es señalar los malos frutos de tales metodologías en la India. Para mi crítica de los principios del movimiento de crecimiento de iglesias, véase mi próximo artículo en el número de primavera de 2015 del Southern Baptist Journal of Missions and Evangelism (estará disponible en línea). Para una crítica incisiva y penetrante de las metodologías del CPM, véase los excelentes artículos de Jackson Wu: «No hay movimientos de plantación de iglesias en la Biblia: Por qué no se puede separar la exégesis bíblica de los métodos misioneros» y «La influencia de la cultura en la evolución de las misiones: Usando los “Movimientos de Plantación de Iglesias” como un caso práctico».
[2]. Ken R. Gnanakan, «Caste and the Indian Church: A Response to Donald McGavran» (La casta y la Iglesia india: Una respuesta a Donald McGavran), Transformation 2 (1985): 24.
[3]. Véase el reciente impulso del gobierno del BJP en la India para aprobar una ley «anticonversión» y el aluvión de ceremonias de «vuelta a casa» (ghar wapsi) de reconversión al hinduismo. PTI, «BJP Demands Anti-Conversion Law», Zee News, 29 de diciembre de 2014 [en línea]; disponible en http://zeenews.india.com/news/bihar/bjp-demands-anti-conversion-law_1522141.html; Pragya Kaushika, «Don’t Want a Religion that Only Rejects Us, Say the Aligarh Dalits on RSS list», The Indian Express, 14 de diciembre de 2014 [en línea]; disponible en http://indianexpress.com/article/india/india-others/dont-want-a-religion-that-only-rejects-us-say-the-aligarh-dalits-on-rss-list/. La reconversión de grupos masivos de personas al hinduismo es bastante habitual en la India desde hace varios años. Véase, por ejemplo, Nirmala Carvalho, «Tamil Nadu: A Thousand Dalit Christians Reconvert to Hinduism», Asia News, 14 de abril de 2008 [en línea]; disponible en http://www.asianews.it/news-en/Tamil-Nadu:-A-thousand-Dalit-Christians-reconvert-to-Hinduism-12011.html.
[4]. Para echar un vistazo a los «movimientos internos» en el mundo islámico, véase esta perspicaz entrevista con un pastor de Bangladesh: http://www.wts.edu/stayinformed/view.html?id=1579