Disciplina

Una guía paso a paso para la disciplina en la iglesia

Por Geoff Chang

Geoff Chang sirve como profesor asistente de historia de la iglesia y teología histórica y también es el curador de la Biblioteca Spurgeon en el Seminario Teológico Bautista del Medio Oeste. Puedes seguirlo en Twitter en @geoffchang.
Artículo
16.04.2018

La disciplina de iglesia tiene sentido cuando entiendes lo que es la iglesia. Si la iglesia fuera un edificio, entonces la disciplina pudiera involucrar una mejor administración de la propiedad. Si la iglesia simplemente fuera una institución, entonces la disciplina pudiera ser sobre la reestructuración organizacional. Si la iglesia sólo fuera un espectáculo semanal, entonces la disciplina pudiera requerir una mejor planificación del evento.

Aunque esas cosas juegan un papel en nuestra experiencia de iglesia, el Nuevo Testamento es claro en que la iglesia es fundamentalmente un pueblo, una congregación marcada por su compromiso con Cristo y unos con otros. Por tanto, cuando la Biblia habla sobre disciplina de iglesia, se refiere al cuidado de personas. Es el proceso mediante el cual los miembros de una iglesia se cuidan unos a otros del engaño del pecado y defienden la verdad del evangelio.

La disciplina de iglesia tiene lugar mayormente de forma informal, conforme los cristianos hablan la verdad en amor unos con otros y se dirigen hacia la gracia del evangelio. Sin embargo, en este mundo caído, habrá momentos en que la disciplina formal no será suficiente; habrá momentos cuando esos que pertenecen a la iglesia rehusarán arrepentirse y seguir en el camino del pecado. Es para esas situaciones que Jesús provee instrucciones para la disciplina de iglesia:

 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. (Mateo 18:15-17).

Cada paso de este proceso es una expresión del amor de Cristo y gobierno sabio sobre su iglesia, y por tanto cada paso debe ser practicado.

Paso #1: Tener una conversación privada

Todo comienza con una confrontación privada (Mateo 18:15). Como mencioné más arriba, esto sucede regularmente en la vida de la iglesia en todo tipo de contextos. El miembro que sabe del pecado sin arrepentimiento debe ir donde el que ha pecado y, en amor, llamarlo al arrepentimiento. En lugar de promover el chisme y la división, Jesús le ordena a su pueblo hablar primero de forma privada, «sólo entre ambos [ellos]». Y por la gracia de Dios, muchas veces este es el medio a través del cual Dios obra el arrepentimiento en su pueblo.

Pero ¿qué sucede si la primera confrontación es rechazada? ¿Qué sucede una vez que superamos ese paso informal? Aunque los detalles varían dependiendo de la iglesia y las circunstancias, más abajo hay cinco pasos que los líderes deben generalmente llevar a cabo durante el proceso de la disciplina de iglesia:

Paso #2: Lleva una o dos personas contigo (Mateo 18:16)

El próximo paso amplía el círculo de involucramiento, aunque no implica involucrar toda la iglesia. Jesús instruye a los miembros llevar una o dos personas más para confrontar al que fue descubierto en pecado. Si los ancianos ya han sido notificados, puede ser apropiado que uno de los ancianos vaya junto con el miembro que está a cargo. También sería bueno considerar si puede ser otro miembro de la iglesia—tal vez un amigo confiable—para que hable a su vida. Preferiblemente, este paso podría suceder durante una reunión personal, pero en algunas situaciones, una llamada, un mensaje de voz, o tal vez una correspondencia escrita puede ser suficiente.

Aquellos involucrados hasta este punto deben evaluar la respuesta del que fue descubierto en pecado y determinar si existe alguna evidencia genuina y duradera de arrepentimiento. Por supuesto, el objetivo no es la perfección sino un corazón que está quebrantado por el pecado y aferrándose a Cristo, evidenciado por la humildad y la disposición a seguir el consejo sabio. En muchos casos, este paso puede tomar semanas, meses, o aún más tiempo. Muchas veces, es aquí donde Dios trae arrepentimiento y reconciliación. Pero en algunos casos, será evidente para aquellos involucrados si no hay un arrepentimiento genuino y, en obediencia a las instrucciones de Cristo, la iglesia debe proceder al próximo paso.

Paso #3: Involucra a los líderes o ancianos informándoles sobre la situación

En algún momento del paso 2, tal vez antes, o después, un cristiano debe considerar involucrar a algunos ancianos u otros líderes de la iglesia (como un líder de grupo pequeño). Esto puede comenzar con una conversación, pero eventualmente los ancianos deben tener una manera de recibir los cargos formalmente (por ejemplo, los ancianos pueden requerir que los cargos sean hechos por escrito o que inviten a la persona para que conozca a uno o dos de ellos). Jesús no habla del involucramiento de los ancianos en Mateo 18, pero debido la responsabilidad sobre la iglesia que los apóstoles le asignan a ellos en otros pasajes, tiene sentido que los ancianos se involucren en el proceso de la disciplina de iglesia en algún momento. En situaciones más difíciles, los ancianos necesitarán ser involucrados más rápido que tarde.

Aquí, el liderazgo tiene la responsabilidad de considerar la naturaleza de los cargos. ¿Es el pecado algo concreto y suficientemente serio como para garantizar los próximos pasos de la disciplina de iglesia? ¿Existen algunas circunstancias extenuantes que el miembro pueda no conocer? ¿Existen otros miembros que pudieran hablar mejor a una persona descubierta en pecado? ¿Cómo cuidamos a aquellos que han sido perjudicados? Los líderes de la iglesia necesitarán pensar en estos y otros asuntos importantes, y pastorear en oración a aquellos involucrados en los siguientes pasos.

Paso #4: Otorga un aviso adecuado a la persona descubierta en pecado

Antes de hacer el asunto algo público, los ancianos querrán hacer un contacto formal con la persona descubierta en pecado. Esto sucede especialmente en casos donde ha habido un contacto mínimo con los ancianos, y cuando la comunicación ha sido rechazada o la mayor parte de la información ha sido comunicada de segunda mano. El objetivo de este contacto es explicar los cargos y expresar su amor y preocupación. Si la persona sigue sin arrepentirse, entonces es necesario notificarles cuando será compartido con la congregación. Debido a la necesidad de claridad y precisión en la comunicación, el contacto inicial debe ser probablemente alguna forma de comunicación escrita, seguido de una llamada telefónica o una reunión personal.

Si ninguno de los ancianos se ha reunido con la persona que será confrontada, deben aclarar que quieren una oportunidad para escuchar su opinión de la historia. Si la reunión con todos los ancianos es muy intimidante, pueden ofrecer enviar un grupo más pequeño de ancianos. El objetivo en este paso es darle al miembro que no se arrepiente una oportunidad de reunirse con los líderes personalmente y asegurarse de que no hay malentendidos.

Si luego de este paso está claro que no hay malentendidos y aún no hay arrepentimiento, entonces los ancianos deben proceder con el próximo paso.

Paso #5: Decirlo a la iglesia (Mateo 18:17)

En este punto, Jesús le ordena al miembro «decirlo a la iglesia». Aunque la «iglesia» ha sido interpretada de muchas manera, Jesús parece entender que la iglesia debe ser una reunión de discípulos en su nombre (Mateo 18:20; ver 1 Corintios 5:4). La iglesia es la congregación. En este paso, los ancianos comunicarán lo que está sucediendo en la congregación.

Debido a la sensibilidad del asunto, tiene sentido que los ancianos presenten esto durante una reunión regular de miembros, en lugar de un servicio público de adoración. Los ancianos necesitan pensar cuidadosamente qué y cómo comunicarlo a la congregación. Ellos quieren comunicar lo suficiente para que la congregación entienda lo que ha sucedido y la necesidad de disciplina por parte de la iglesia. Sin embargo, no deben comunicar tanto que haga que el arrepentimiento sea difícil debido a la vergüenza pública, la vergüenza de la familia, o hacer que una oveja débil tropiece.

Debido a la necesidad de cuidado y precisión, muchas veces es sabio que los ancianos elaboren una carta para ser leída durante la reunión, en lugar de tratar de explicarlo espontáneamente. En algunos casos, los ancianos pueden querer involucrar al miembro que inicialmente presentó los cargos en la preparación de la carta. Luego que los ancianos lean la carta, deben permitir preguntas de la congregación e invitar a las personas a hablarles en privado si tienen preguntas adicionales. En casos más difíciles, los ancianos pudieran considerar hacer un foro con los miembros de la iglesia para las preguntas.

Luego de ser informada sobre la situación, la congregación debe ser instruida a orar. Aquellos de la iglesia que tienen una relación personal con la persona descubierta en pecado, deben ser motivados a orar. Los ancianos querrán darle a la congregación suficiente tiempo para participar en el proceso de confrontación. Este período puede ser el tiempo que transcurra hasta la próxima reunión de miembros, o más si es necesario. Sin embargo, en ciertos casos, la iglesia puede necesitar actuar más rápidamente, tal vez de una vez, si la iglesia se siente confiada sobre una falta de arrepentimiento (1 Corintios 5:1-5).

Paso #6: Remover a la persona que no se arrepiente de la membresía (Mateo 18:17)

Luego de seguir todos los pasos previos, si el individuo continúa rehusándose a escuchar «aún a la iglesia», entonces los ancianos deben actualizar a la congregación sobre la situación, y hacer un llamado formal a la congregación para removerlo de la membresía de la iglesia. Si el voto pasa, entonces la iglesia necesita entender que ya no afirman la profesión de fe de la persona. Ellos deben relacionar con él no como alguien que pertenece a la iglesia sino al mundo, como «un pagano o recaudador de impuestos».

Luego de la remoción, los ancianos deben instruir a la congregación sobre cómo interactuar con el individuo. Como alguien que está bajo disciplina, el objetivo no es esquivarlo o romper toda relación. En cambio, los miembros deben relacionarse con él como alguien que está en necesidad del evangelio, pero que ha sido auto-engañado. En ese sentido, las interacciones son más complejas que relacionarse con amigos no cristianos que saben que no son creyentes. Cualquier interacción debe ser utilizada para llamar a la persona al arrepentimiento y recordarle sobre la esperanza del evangelio. Los miembros deben exhortarlo a asistir a los servicios de la iglesia y sentarse bajo la predicación de la Palabra. Y sin embargo, al mismo tiempo, deben evitar relacionarse con él casualmente si nada ha cambiado.

Luego de la reunión, los ancianos deben enviar una comunicación escrita al individuo informándole sobre el acto de disciplina y expresando su amor por él y el deseo de su arrepentimiento y restauración. Los ancianos deben también seguir dándole seguimiento a la congregación sobre el caso en diferentes oportunidades (las clases de escuela dominical, los grupos pequeños, etc.) para ver si existe alguna preocupación o preguntas sobre lo que ha sucedido. La disciplina de iglesia puede ser un tiempo difícil en la vida de una iglesia, y aún así puede ser utilizada por Dios para traer madurez y crecimiento. Los ancianos deben pastorear a la congregación sabiamente tanto durante del proceso como después del mismo.

Conclusión

La disciplina de iglesia fuera más fácil si la iglesia no estuviera compuesta por personas. Pero Jesús no vino por edificios, instituciones o eventos. Él vino para salvar a las personas para sí mismo, pecadores como tú y yo.

Es esta realidad lo que hace de la disciplina de iglesia un regalo maravilloso. La iglesia es una reunión de aquellos que a través del arrepentimiento y la fe reciben la esperanza de salvación en Cristo y se ayudan unos a otros a perseverar en esa esperanza. Descuidar la disciplina de iglesia es fracasar en amarnos unos a otros de esa manera. Así que, mientras trabajamos en seguir las instrucciones de Cristo para la pureza de la iglesia, nos aferramos a la esperanza del evangelio tanto para nosotros como para aquellos que nos rodean.

Traducido por Samantha Paz.