Membresía

«Un cerco y un vallado»: Cómo Charles Spurgeon promovió la membresía significativa

Por Geoff Chang

Geoff Chang sirve como profesor asistente de historia de la iglesia y teología histórica y también es el curador de la Biblioteca Spurgeon en el Seminario Teológico Bautista del Medio Oeste. Puedes seguirlo en Twitter en @geoffchang.
Artículo
15.06.2022

En 1851, justo en la época en que Charles Spurgeon comenzó a predicar, se realizó un censo religioso en todo el Reino Unido. Alrededor del 61% de la población asistía a la iglesia. A modo de comparación, aquí en Estados Unidos en 2020, la asistencia a la iglesia ronda alrededor del 20%; en el Reino Unido, está cerca del 5%. ¿Te imaginas si todas nuestras iglesias se triplicaran en tamaño? Dado el declive religioso actual, es fácil que nos impresionen estas estadísticas de hace 175 años. En otras palabras, en la época de Spurgeon, ser inglés era ser cristiano.

Pero Spurgeon no estaba impresionado. A pesar de toda la actividad religiosa que le rodeaba, Spurgeon vio que no toda ella era verdaderamente espiritual. Predicando en 1856, dijo:

Al recorrer esta tierra, me veo obligado a llegar a esta conclusión: que en todas las iglesias hay multitudes que tienen «un nombre para vivir y están muertas». La religión se ha puesto de moda. El comerciante apenas podría tener éxito en un negocio respetable si no estuviera unido a una iglesia. Se considera respetable y honorable asistir a un lugar de culto, y de ahí que los hombres se hagan religiosos [1].

Desafortunadamente, muchas iglesias no ayudaban a la situación. Sus pastores diluyeron la distinción entre la iglesia y el mundo en un esfuerzo por alcanzar a los no salvos. Spurgeon reflexiona:

Dicen: «No tracemos ninguna línea dura y rápida. A nuestros servicios asisten muchas personas buenas que pueden no estar del todo decididas, pero aun así su opinión debe ser consultada, y su voto debe ser tomado en la elección de un ministro, y debe haber entretenimientos y diversiones, a los que puedan asistir». La teoría parece ser que es bueno tener un camino amplio de la iglesia al mundo; si esto se lleva a cabo, el resultado será que la iglesia nominal utilizará ese camino para ir al mundo, pero no será así en la otra dirección [2].

Con el auge del liberalismo teológico en su época, la iglesia se diferenciaba cada vez menos del mundo, tanto en lo que creía como en su estilo de vida. Incluso cuando el nominalismo cristiano era rampante, la iglesia se parecía cada vez más al mundo.

Entonces, ¿cómo luchó Spurgeon contra todo esto?

Si alguna vez has escuchado la historia de la vida y el ministerio de Spurgeon, probablemente habrás oído algo acerca de todos los sermones que predicó, los libros que publicó, los orfanatos que fundó, el Colegio de Pastores que dirigió, y un largo etcétera. Pero tendemos a pasar por alto que, más que nada, Spurgeon fue un pastor. No era principalmente un orador cristiano o un director general. No, fue pastor de una iglesia local. Y como bautista, una de sus convicciones fundamentales era que las iglesias solo debían estar conformadas por creyentes nacidos de nuevo. Esto es lo que llamamos membresía regenerada de la iglesia. Esto es lo que dice Spurgeon sobre la membresía de la iglesia:

Con respecto a todos los miembros de esta selecta asamblea, hay un propósito eterno que es la razón original de su llamado, y para cada uno de ellos hay un llamado eficaz por el cual se reúnen realmente en la iglesia; entonces, también, hay un cerco y un vallado de esta iglesia, por el cual se mantiene como un cuerpo separado, distinto de todo el resto de la humanidad [3].

Este trabajo de «cercar y vallar» es lo que mantiene a la iglesia distinta del mundo. Y como pastor del Tabernáculo Metropolitano, Spurgeon vio que era uno de sus principales deberes.

 LAS PRÁCTICAS DEL TABERNÁCULO METROPOLITANO

Ahora bien, una cosa es hablar de que la iglesia es distinta. No obstante, ¿cómo practicó Spurgeon la membresía significativa en una iglesia con más de 5000 miembros?

 1. Vigilaban la entrada principal

Una de las principales formas en que Spurgeon promovió la membresía significativa de la iglesia fue a través del riguroso proceso de membresía de su iglesia. Para resumir, este proceso tenía al menos seis pasos:

Una entrevista con un anciano

Un visitante venía un día de la semana para reunirse con un anciano de la iglesia y compartir su testimonio y su comprensión del evangelio. El anciano hacía preguntas de seguimiento y registraba el testimonio en uno de los libros de testimonios de la iglesia. Si el anciano consideraba que se trataba de una profesión de fe sincera, se le recomendaba que se reuniera con el pastor.

 Entrevista con el pastor

Spurgeon revisaba los testimonios registrados y, otro día, el candidato acudía para reunirse con él. Algunas entrevistas eran casos claros de conversión y Spurgeon tenía la dicha de regocijarse en la gracia de Dios con el candidato. Otros casos daban lugar a más preguntas, ya que Spurgeon examinaba su historia y entendimiento del evangelio. Puede ser intimidante reunirse con un anciano o pastor, pero esa nunca fue la intención de Spurgeon. Más bien, él veía cada entrevista de membresía como una oportunidad para comenzar a pastorear. Al respecto, escribe:

Cada vez que oigo que los candidatos se alarman al presentarse ante nuestros ancianos, o al ver al pastor, o al hacer la confesión de fe ante la iglesia, me gustaría poder decirles: «Desechen sus temores, amados; nos alegraremos de verles, y encontrarán que su relación con nosotros es un placer más que una prueba». Lejos de querer rechazarlos, si realmente aman al Salvador, nos alegraremos de recibirlos. Si no podemos ver en ti la evidencia de un gran cambio, te señalaremos amablemente nuestros temores, y estaremos sumamente felices de señalarte al Salvador; pero ten por seguro que, si realmente has creído en Jesús, la iglesia no te parecerá terrible [4].

Propuesta a la congregación y asignación de un mensajero

El siguiente paso sería que el anciano que realizó la entrevista presentara el nombre del solicitante y lo propusiera como miembro en una reunión congregacional de la iglesia. La congregación votaría entonces la aprobación de un mensajero para hacer una investigación.

 Investigación del mensajero

El mensajero designado (por lo general, un diácono o un anciano) visitaba el lugar de trabajo, la casa o el vecindario del candidato y hacía una investigación sobre su carácter y reputación. ¿Cómo era en casa? ¿Tenía buena reputación en el trabajo? En una ocasión, un policía suspendido solicitó ser miembro del Tabernáculo, y Spurgeon animó al mensajero a hacer una cuidadosa investigación en la estación de policía sobre los detalles de la suspensión. Estas indagaciones no solo verificaron la profesión de fe del candidato, sino que también abrieron puertas para el evangelio.

Entrevista y votación de la congregación

Una vez que el mensajero terminaba su investigación, en la siguiente reunión de la congregación, informaba sus resultados. El candidato también estaría presente en la reunión, y sería presentado a la congregación mediante una breve entrevista por parte del presidente. A continuación, se le despediría y la congregación votaría su ingreso.

 El bautismo (si fuera necesario) y la comunión

Finalmente, el candidato era bautizado, de ser necesario, y después del bautismo, en el siguiente servicio de comunión, recibía la diestra de compañerismo ante la congregación y se convertía oficialmente en miembro de la iglesia.

Las actas de las reuniones de la iglesia del Tabernáculo Metropolitano de 1854 a 1892 revelan que 13.797 personas se sometieron a este riguroso proceso de membresía. A pesar de que cientos de personas se unían a la iglesia cada mes, este proceso se siguió de forma constante durante todo el ministerio de Spurgeon.

En lo personal, hechos como este me animan a creer que lo que tuvo lugar bajo el ministerio de Spurgeon fue un avivamiento auténtico. A menudo, Spurgeon veía que acudían grandes multitudes a sus predicaciones al aire libre. Pero muchas veces observaba que después del servicio, la gente simplemente se dispersaba. Había poca oportunidad para el seguimiento. Pero en el Tabernáculo Metropolitano, a medida que las personas se convertían, eran bautizadas, llevadas a la iglesia, discipuladas y comprometidas con el trabajo de la iglesia. Este proceso de membresía era la forma en que Spurgeon cosechaba el fruto de la obra del avivamiento del Espíritu. El hermano de Spurgeon, su pastor asociado, escribió esto acerca del proceso de membresía:

Nunca hemos visto que tienda a alejar a los miembros de nuestro entorno, mientras que sí hemos sabido que sirve para detectar un error o satisfacer una duda previamente planteada. Negamos que aleje a cualquiera que valga la pena. Sin duda, si su cristianismo no puede presentarse ante un cuerpo de creyentes y hablar entre corazones que simpatizan con él, es mejor preguntar si se trata de la fe pública de la Biblia que lleva la cruz [5].

2. Prestaban cuidadosa atención a las listas de miembros

Como pastor de una iglesia grande y en crecimiento, Spurgeon se enfrentó al reto de mantener una cuenta exacta de los miembros. Hablando a sus estudiantes, Spurgeon lamentó una vez cómo algunas iglesias simplemente ignoraban esta responsabilidad.

Me gustaría instar a la resolución de no tener ninguna iglesia a menos que sea una verdadera. El hecho es, que con demasiada frecuencia las estadísticas religiosas son escandalosamente falsas…No guardemos nombres en nuestros libros cuando solo son nombres.  A algunos de los buenos ancianos les gusta tenerlos allí, y no pueden soportar que se los quiten; pero cuando no se sabe dónde están los individuos, ni qué son, ¿cómo se los puede contar? Se han ido a Estados Unidos, o a Australia, o al cielo, pero en lo que se refiere a tu lista aún están contigo. ¿Es esto correcto? Puede que no sea posible ser absolutamente exacto, pero apuntemos a ello [6].

Cuando Spurgeon se convirtió en pastor de la iglesia, una de las primeras cosas que hizo fue revisar el directorio de miembros y averiguar qué pasaba con la gente que aparecía allí. Al tratarse de una iglesia histórica, la lista de miembros era de cientos, pero solo asistían unas pocas decenas. Al hacer un seguimiento de la gente, algunos expresaron su interés en volver debido al nuevo pastor, y fueron bienvenidos de nuevo. Pero otros dijeron que ya no estaban interesados. Algunos se habían mudado de la zona. Algunos habían muerto. A muchos no pudieron encontrarlos. Todos ellos fueron retirados de la membresía. Y Spurgeon seguiría con este trabajo. Era un trabajo arduo no solo llevar a la gente a la membresía, sino también mantener un seguimiento de las personas una vez que se unían a la iglesia.

En una iglesia tan grande, ¿cómo mantuvo Spurgeon una membresía exacta? Uno de los principales métodos era el uso de boletos de comunión. Al unirse a la iglesia, cada miembro recibía una tarjeta de comunión perforada que contenía boletos numerados. En el servicio de comunión de cada mes, se recogían los boletos, indicando la asistencia de cada miembro. Los que se ausentaban durante más de tres meses eran visitados por un anciano o se les enviaba una carta de parte de la iglesia.

La labor de seguimiento de los miembros puede verse en los libros de actas de los ancianos en los archivos del Tabernáculo Metropolitano. Los ancianos se reunían con frecuencia, al menos una vez al mes, normalmente los lunes antes de la reunión de oración. El asunto principal de estas reuniones era hacer un seguimiento de los miembros inasistentes, aunque ocasionalmente se discutían otros asuntos relacionados con la vida de la iglesia.

A veces una investigación daba como resultado el descubrimiento agridulce de que un miembro había muerto, o «se había ido al cielo». Si los ancianos descubrían que estos miembros se habían unido a otras iglesias, se concedían cartas y se les retiraba la membresía. Spurgeon creía que los cristianos no debían ser miembros de varias iglesias, sino que debían estar comprometidos con una sola.

En muchos casos, la investigación daba lugar a una explicación de la inasistencia del miembro. Las razones variaban: la distancia, un horario de trabajo complicado, haber perdido el servicio de comunión, haber olvidado traer el boleto de comunión, una enfermedad y más. En los casos de inasistencia debidos a dificultades y no a pecados, Spurgeon no recomendaba su expulsión, sino que animaba a sus ancianos a cuidar pacientemente de estos miembros.

Si una oveja se ha extraviado, busquémosla; repudiarla a toda prisa no es el método del Maestro. Nuestro debe ser el trabajo y el cuidado, pues somos supervisores del rebaño de Cristo a fin de que todos sean presentados sin mancha delante Dios. La ausencia de un mes de la casa de Dios es, en algunos casos, una señal mortal de una profesión a la que se ha renunciado, mientras que en otros una ausencia prolongada es una aflicción con la que hay que simpatizar, y no un crimen que hay que castigar capitalmente [7].

Si la visita de los ancianos descubría áreas de necesidad, trabajaban pacientemente con ellas para fomentar su participación y atenderlas en su ausencia. Como a cada anciano se le asignaba un distrito en particular, probablemente trabajaba con otros miembros de ese distrito para proporcionarles atención.

Lamentablemente, como en cualquier iglesia en la actualidad, había algunos casos en los que los ancianos descubrían pecados graves y no arrepentidos («una señal mortal de una profesión a la que se ha renunciado»). Los ancianos siempre participaban en la investigación de estos casos. Las actas de los ancianos revelan sus discusiones regulares sobre los casos de disciplina. Por lo general, varios ancianos participaban en un caso particular para que se pudieran establecer múltiples testigos. Si el caso era lo suficientemente grave, se recomendaba la disciplina a la congregación. Dependiendo de la gravedad del caso, los ancianos podían notificar el caso a la congregación en distintos momentos de la investigación.

Los casos de disciplina durante los primeros siete años del ministerio de Spurgeon incluyeron casos de malversación de fondos, abandono matrimonial, incorrecciones financieras y sexuales, adulterio, lascivia, mentira, negligencia de los deberes religiosos, robos repetidos, inmoralidad y abuso conyugal. En algunas ocasiones especialmente dolorosas, los ancianos dirigían a la congregación para disciplinar a un líder de la iglesia que había caído en un pecado escandaloso. Aunque necesaria, la disciplina eclesiástica era un asunto doloroso para toda la iglesia, que provocaba muchas lágrimas.

Pero por muy doloroso que fuera este proceso, Spurgeon creía que los cristianos verdaderos no podían caer definitivamente. Por tanto, siempre existía la esperanza de la restauración. En la alegría, la iglesia vio a Dios usar el proceso disciplinario para restaurar a muchos al arrepentimiento. Los informes de membresía de las reuniones anuales de los libros de actas registran veintiún miembros que fueron restaurados en la membresía durante los años de Spurgeon. Este era otro propósito de la disciplina de la iglesia: despertar a los miembros que se habían desviado del camino, trayéndolos de vuelta al evangelio.

La membresía significativa no consiste en mantener una lista inmaculada de la iglesia. Se trata de ayudar a los peregrinos a terminar su viaje a la Ciudad Celestial.

CONCLUSIÓN

Hay tantas cosas sobre la vida y el ministerio de Spurgeon que parecen alucinantes. Si alguna vez tratas de imitar el horario, los ministerios y las actividades de Spurgeon, probablemente no lo lograrás. Y probablemente sea cierto. El mismo Spurgeon dijo una vez que hizo 40 entrevistas de membresía en un día, y confesó que eso casi lo mató, porque estaba tan agotado.

El punto aquí no es que tratemos de replicar el ministerio de Spurgeon. Después de todo, esa fue una obra de Dios única para los dones de ese hombre y su tiempo en la historia. Pero Spurgeon es, sin embargo, un modelo para nosotros de fidelidad en el ministerio. ¿Cómo sería para nosotros buscar una membresía significativa en nuestras iglesias actualmente al igual que Spurgeon y los santos del Tabernáculo Metropolitano?

Traducido por Nazareth Bello

 

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NOTAS A PIE DE PÁGINA:

[1]. New Park Street Pulpit, 2:113-114.

[2]. Metropolitan Tabernacle Pulpit, 33:212.

[3]. MTP 24:542.

[4]. MTP 17:198-199.

[5]. The Sword and the Trowel, 1869:53-54.

[6]. C. H. Spurgeon, The Greatest Fight in the World (Fearn, UK: Christian Focus, 2014), 92.

[7]. S&T 1872:198.