Evangelio
Reconciliación racial, el evangelio y la iglesia
La relación entre el evangelio y la reconciliación racial ha sido un tema contestado entre los evangélicos de este tiempo. Algunos cristianos proponen que el evangelio y la acción del evangelio pueden resolver la división racial que hay actualmente en la iglesia. Yo (un afroamericano) desarrollo este punto en un libro titulado Un Hombre Nuevo, y los estudiosos bíblicos Kenneth Mathews (europeo americano) y Sydney Park (asiático americano) desarrollan un punto similar en The Post Racial Church.
Sin embargo, apenas quedan algunas conclusiones cristianas sobre el papel de la iglesia en la labor de reconciliación racial.
¿UN ASUNTO SOCIAL O DEL EVANGELIO?
Michael Emerson y Christian Smith observan en Divided by Faith (Dividido por la Fe) (Oxford, 2000) que los cristianos evangélicos tradicionalmente han visto la reconciliación racial y los asuntos relacionados con la raza, como un «asunto social» en lugar de un «asunto del evangelio».
Un pastor bautista del sur ilustra el punto en su artículo escrito en el 2014 titulado «I Don’t Understand the Evangelical Response to Ferguson (No entiendo la respuesta evangélica a Ferguson)», donde expresa que la reconciliación racial es un asunto social en lugar de un asunto del evangelio. Asumiendo la construcción moderna social de la raza, él critica fuertemente a los compañeros evangélicos por sugerir a la luz de los tristes eventos ocurridos en Ferguson, Missouri, que el evangelio cristiano le habla a asuntos de raza y reconciliación racial.
Para estar seguros, debemos ser extremadamente cuidadosos al referirnos a diferentes asuntos como «asuntos del evangelio», como D. A. Carson ha expresado. Pero Carson continúa señalando:
«Ciertamente, la mayoría de los cristianos de Estados Unidos de hoy en día felizmente afirmaría que las buenas relaciones de raza son un asunto del evangelio. Ellos pueden señalar que el propósito salvador de Dios es acercarnos a él mismo a través de la cruz, hombres y mujeres de toda lengua, tribu, pueblo y nación; que la iglesia es una nueva humanidad de judíos y gentiles; que Pablo le dice a Filemón que trate a su esclavo Onésimo como su hermano, como lo hacía con el apóstol; que su trayectoria comienza en la creación, con todos los hombres y mujeres siendo hechos a la imagen de Dios, y encuentra su anticipación en la promesa dada a Abraham de que de su simiente todas las naciones de la tierra serían benditas. Además, la salvación asegurada por Cristo en el evangelio es más comprensiva que la justificación: trae arrepentimiento, integridad, amor por los hermanos y hermanas en la comunidad cristiana. Pero permanece el triste hecho de que no todos los cristianos han visto siempre las relaciones raciales en la iglesia como un asunto del evangelio».
RECONCILIACIÓN RACIAL, NO SÓLO DIVERSIDAD
Parte del problema es que los evangélicos pueden confundir la reconciliación racial con la multi-etnicidad o diversidad, y así iniciar conversaciones sobre la reconciliación racial con una presión por las iglesias multiétnicas.
Estoy de acuerdo en que la reconciliación racial fundamentada en el evangelio produce iglesias multiétnicas y diversas, pero la diversidad no es la misma que la producida por la reconciliación racial centrada en el evangelio y el objetivo de esta reconciliación no es simplemente la diversidad. Una asamblea de las Naciones Unidas es multiétnica y diversa, al igual que el ejército, o la escuela secundaria pública local, o muchos otros grupos. Sin embargo, dichos escenarios difícilmente disfrutan de una reconciliación racial del evangelio.
La reconciliación racial fundamentada en el evangelio comienza con lo que Cristo cumplió en la cruz. Él unió a los que una vez eran enemigos de Dios y unos a otros. Él hizo que ambos sean uno. La reconciliación racial comienza, en otras palabras, con el «indicativo» de quiénes somos en Cristo. Y entonces la reconciliación racial se muestra a sí misma en nuestro amor por el «otro». Fluye de la obediencia empoderada por el Espíritu y la demostración de quienes somos en Cristo. Definir la reconciliación racial simplemente como diversidad, o pensar que nuestras iglesias están racialmente reconciliadas sólo porque tienen diversidad, es algo erróneo.
Para aclarar, deseo fuertemente promover y vivir para la diversidad étnica tanto en la iglesia como en la sociedad. Soy multiétnico. Tengo sangre afroamericana, nativa americana y caucásica fluyendo por mis venas. Deseo ser parte de una iglesia multiétnica. Tengo un matrimonio multiétnico con una mujer hispana de Costa Rica. Tengo un hijo multiétnico. Mi esposa y yo esperamos adoptar una niña de otro país. Y vivo en una comunidad multiétnica. Pero ninguna de estas cosas depende de una reconciliación racial fundamentada en el evangelio. Después de todo, la reconciliación racial fundamentada en el evangelio es algo sobrenatural no natural.
NECESARIO: RELACIONAR EL EVANGELIO Y LA RECONCILIACIÓN RACIAL
En primer lugar, para poder comprender lo que es la reconciliación racial bíblica y lo que significa para la iglesia, los cristianos, sobretodo, necesitan tener un mejor entendimiento de la relación existente entre el evangelio y la reconciliación racial. Simplemente consideremos Efesios 2 y 3 por un momento.
El misterio del evangelio es un tema importante en Efesios (1:9-10). Pablo define este misterio como la unificación de todas las cosas en Cristo (1:10) y «el evangelio de tu salvación» (1:13). El capítulo 2 comienza recordando el hecho de que todos estamos muertos en nuestros delitos y separados de Dios (vers. 1-3). «Pero Dios», comienza el famoso versículo 4, nos da vida en Cristo y nos salva por gracia, dicen los versículos siguientes. Según Efesios 2:1-10, los evangélicos frecuentemente definen el evangelio haciendo referencia a nuestra reconciliación con Dios (ver Efesios 2:1-10).
Sin embargo, eso no es todo lo que Dios hace en el evangelio. Pablo continúa diciendo que el evangelio incluye la reconciliación de los judíos y gentiles para convertirlos en una nueva humanidad. El versículo 13 comienza con una segunda adversativa agresiva: «pero ahora», dice Pablo, y luego apunta hacia algo más que Cristo ya cumplió: aquellos gentiles «que estaban lejos han sido acercados». Fueron acercados a las promesas de Dios de salvación de los judíos «por la sangre de Jesucristo» (2:13). Las buenas nuevas del evangelio incluyen el hecho de que el Mesías judío, Jesús, murió para ponerle final a la pared que dividía la hostilidad existente entre los judíos y gentiles, para reconciliar a los judíos y gentiles con Dios y unos con otros en un cuerpo a través de la cruz, lo cual hizo que ambos grupos se convirtieran en una morada de Dios por el Espíritu (2:14-22). Y Jesús mismo predicó este evangelio de paz (=reconciliación) a los judíos que están cerca de las promesas y a los gentiles que estaban lejos de las promesas, a partir de esas promesas (Mateo 15:21-28).
En el capítulo 3, Pablo se refiere a la mayordomía de la gracia de Dios dada a Pablo (vers. 2). Él describe esa mayordomía como un misterio que fue dado a conocer a Pablo por revelación, y ese misterio es el misterio de Cristo revelado a Pablo por el Espíritu (vers. 3.5). Él establece explícitamente que el contenido del misterio es la inclusión de los judíos y gentiles como «compañeros herederos» porque juntos son «participantes de las promesas de Dios en Cristo por medio del evangelio» (vers. 6). Y él conecta la reconciliación entre los judíos y gentiles al evangelio cuando establece que Dios en su gracia llamó a Pablo a proclamar como buenas nuevas las inexpresables riquezas de Cristo a los gentiles (vers. 8).
No sería algo correcto exegéticamente decir que Efesios 2:11-3:8 se trata de la «reconciliación racial», por lo menos por la manera que pensamos sobre esos temas hoy en día. La división antigua existente entre judíos y gentiles no era el mismo tipo de división que actualmente existe entre blancos y negros o serbios y croatas o hutu y tutsi o japoneses y chinos. La división entre judíos y gentiles era una obra de Dios según su plan de pacto, y Efesios 2 y 3 vive en el cumplimiento de ese plan de pacto. Pero ciertamente debemos decir que una lección o implicación de Efesios 2:11-3:8 es que Cristo unió a los cristianos de toda etnicidad juntos. Él removió la etnicidad como barrera. En ese sentido, las buenas nuevas del evangelio incluyen la reconciliación racial. ¡Cristo lo hizo! ¡Él nos reconcilió a ambos con el Padre y unos con otros!
Los cristianos que afirman que la reconciliación racial es un asunto del evangelio citan versículos como Romanos 1:16-17 y Gálatas 2:11-14. Pasajes como estos demuestran que las categorías de la Biblia sobre la identidad y reconciliación racial no tienen que ver con la salvación y el evangelio.
NECESIDAD: UN MEJOR ENTENDIMIENTO DE LA RAZA
En segundo lugar, para poder entender lo que es la reconciliación racial fundamentada en el evangelio y lo que significa para la iglesia, los cristianos necesitan tener un mejor entendimiento de lo que es la raza. La raza era un tipo de construcción social en el mundo bíblico, y hoy en día es otro tipo de construcción social. La raza en el mundo bíblico antiguo era una construcción social basada en características especiales que no tenían nada que ver con el racismo pseudocientífico. La raza en el mundo moderno es un producto de las teorías europeas de los siglos dieciocho y diecinueve sobre la «ciencia» de la blancura y no blancura.
Entender la naturaleza de la construcción social pasada y presente nos ayudará a comprender lo que realmente nos divide y no nos divide. Debemos diagnosticar con precisión el problema. El evangelio cristiano nos dice que el racismo fundamentalmente existe debido al pecado. El racismo es una ideología malvada de odio, que se muestra más claramente a través de acciones violentas y perjudiciales. Pero el racismo existe aún sin acciones perjudiciales y violentas debido al pecado. ¿Podría ser la construcción de la raza una manifestación más del pecado del racismo? ¿El racismo engendra la idea misma de la raza?
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Los cristianos han recorrido un largo camino en lo que se refiere a relaciones raciales desde el inicio de los Estados Unidos. Soy un negro orgulloso, bautista del sur multirracial. Me convertí en la primera persona de color que se unió a la iglesia Hindman First en Hindman, Kentucky en 1996. Vine a la fe en Jesucristo a través del ministerio de esta iglesia totalmente blanca SBC comencé a ver la reconciliación racial personificada mientras los hermanos y hermanas de allí me ministraban a mí y a mi familia, alimentándonos en la fe y mi llamado al ministerio. Además, los bautistas del sur que entienden y promueven correctamente la reconciliación racial fundamentada en el evangelio como un asunto del evangelio, son muy queridos para mí y la diversidad étnica que hay en SBC debería ser considerada.
Sin embargo, desde mi punto de vista, en estos momentos los cristianos en general deben hacer un mejor trabajo al definir el evangelio, la raza y la reconciliación racial y debemos ser intencionales sobre el hecho de perseguir la reconciliación racial en nuestras iglesias y comunidades. Debemos hacer un mejor trabajo viviendo el evangelio de la reconciliación racial en la comunidad con personas reales tanto en la iglesia como en la sociedad. Se me ocurren otros cinco pasos:
Primero, los cristianos deben creer y predicar todo el evangelio, incluyendo lo que dice el evangelio sobre la reconciliación racial.
Segundo, los cristianos deben ser honestos sobre nuestro pasado racista para responder algunas de las preguntas complicadas de nuestro racismo actual. Por otra parte, el progreso será difícil pero no imposible, si negamos que el racismo aún existe—individual y sistemáticamente—, tanto en la iglesia como en la sociedad.
Tercero, los cristianos deberían trabajar en escuchar a las voces de la minoría étnica de los movimientos cristianos que han estado involucrados en los asuntos raciales por mucho tiempo, la manera cómo afecta el evangelio, y cómo esto aplica hoy en día. Los blancos deben recibir las voces de la minoría en la mesa del liderazgo cuando y donde haya discusiones sobre el evangelio y la raza. Y la mayoría blanca debe compartir su privilegio y poder con aquellas voces sensibles que están entre las minorías poco representadas y los que sufren con ellos. Las minorías deben estar dispuestas a sacrificar algunas preferencias para vivir de manera reconciliada en la iglesia.
Cuarto, los cristianos y las iglesias cristianas deben presionar con valentía las demandas del evangelio cristiano sobre una sociedad racista, y debemos estar dispuestos a mantener nuestra posición contra cualquier y toda forma de racismo con fines legales y pacíficos cuando veamos que el racismo levanta su fea cabeza.
Quinto, como ciudadanos y residentes de los Estados Unidos debemos responsabilizar a nuestros líderes. Si cometen alguna injusticia, en lugar de defender la justicia deberíamos tomar los pasos legales necesarios para asegurar que la justicia bajo la ley sea sostenida para todos los ciudadanos y residentes.