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¿Quieres que tu iglesia cante? ¡Entonces entrénalos como si fueran niños!

Por David Leeman

David Leeman es un director retirado de música y adoración. Su esposa, Barbara, enseña música para niños de primaria en una escuela cristiana privada en Dallas. Juntos escribieron y publicaron un libro llamado "Hosanna, Loud Hosannas", un himnario estudiantil que se usa ampliamente en iglesias, escuelas cristianas y hogares.
Artículo
25.05.2019

Aprendemos la mayoría de nuestras disciplinas y habilidades cuando estamos muy jóvenes. Esto también aplica al canto. Los niños cantan con un abandono y una mínima conciencia de sí mismos, pero frecuentemente con poco conocimiento o habilidades para cantar bien.

LA IGLESIA PUEDE ENSEÑAR TÉCNICAS DE CANTO

Aparentemente hay un conocimiento en crecimiento en el evangelicalismo de que el canto congregacional muchas veces es muy pobre. Muchas publicaciones en blogs y artículos en periódicos denominacionales e interdenominacionales están llamando la atención hacia los ajustes necesarios que deben ser hechos ya que se observa que muchos adoradores son pasivos durante el canto. La música se ha convertido en algo muy enfocado en el rendimiento de aquellos que están en la plataforma en lugar de la participación de aquellos que están en las bancas. Pastores reflexivos se están dando cuenta de que lo importante no es solo que sus congregaciones canten, sino que lo hagan con la mente el alma y todas sus fuerzas.

Para solucionar esta tendencia hacia un canto pobre las sugerencias expresadas en dichas publicaciones buscan examinar la elección de las canciones, la elección de los estilos, la elección de los acompañamientos, la enseñanza que motive a las personas a participar, y las instrucciones espirituales sobre nuestras motivaciones internas hacia el canto. Pero hay una cosas que casi se está perdiendo a nivel general de lo que es una lista de sugerencias y soluciones: el papel de la iglesia en verdaderamente enseñar a las personas cómo cantar, verdaderamente enseñar algunas técnicas y habilidades sobre el canto.

¿POR QUÉ NO NOS GUSTA CANTAR?

Es verdad que la calidad de los que cantan no es la medida del éxito en la adoración que agrada a Dios. ¡Siempre he creído y enseñado que Dios ama el canto del cuervo tanto como el del petirrojo! Sin embargo, la habilidad de cantar bien tiene mucho que ver con el disfrute del canto. Las personas generalmente no saben cómo cantar para poder participar sin esfuerzo, hermosamente y lo suficientemente fuerte como para escucharse a sí mismos por encima de los demás.

Si no creciste en un hogar que se canta (de los cuales cada día hay menos) o si no cogiste clases de música o coro en la escuela —y esos también han desaparecido de nuestros sistemas educativos, o están ausentes en educación en el hogar— hay muchas posibilidades de que simplemente hayas aprendido a utilizar el aparato para cantar que Dios pone en cada bebé. Qué común es escuchar a las personas decir «no puedo cantar». O no puedo «interpretar una melodía». ¿Por qué ellos disfrutan cantar en la iglesia si piensan eso de sí mismos? Me duele ver a las personas ni siquiera hacer el intento de cantar.

ENSÉÑALES MIENTRAS ESTÁN JÓVENES

Aquí es donde la mayoría de las iglesias fracasan: no enseñan a las personas a cantar como niños. Fracasan en ofrecer a los niños un programa de coro calificado o clases de canto. Cuando lo hacen, está muy orientado hacia el rendimiento en lugar de la educación y generalmente sólo asiste una minoría de la iglesia. Las iglesias que no tienen coro de niños deben hacerlo de vez en cuando para que los padres tengan que hacer un viaje especial y esforzarse para llevarlos al coro.

Sería muy útil si se ofreciera un programa donde cada niño pudiera participar. Debido a que el tiempo del domingo en la mañana es muy valioso, dedicar tal vez 10 minutos por semana o sólo dos semanas por mes para enseñar a todos los niños como cantar. Luego, adicional a eso, ofrecer un programa coral más tradicional para la semana para que haya más tiempo disponible para aquellos que quieren destacarse en desarrollar más sus voces o aprender literatura coral.

Es cierto que enseñar a los niños a cantar es una habilidad especializada. Puedes dañar voces jóvenes de la misma manera que puedes enseñar malas costumbres. ¿Qué sucede cuando la iglesia no ha educado o entrenado músicos que serán voluntarios para enseñar a los niños a cantar? Bueno, ¿qué hace comúnmente la iglesia cuando no han entrenado voluntarios para servir o arreglar el aire acondicionado? Deben y contratarán a alguien para que lo haga. Puede que tengas que buscar un maestro de música que representará a la iglesia en la entrevista y elección de maestros de música adecuados, aún cuando tengan que ser traídos de le iglesia de afuera.

El coro de niños no es sólo para los que le gusta cantar y ya saben cómo hacerlo. Helen Kemp, del Westminster Choir College y una afamada clínica de coro infantiles, comprendió el proceso de enseñar a los niños a cantar. Ella dijo:

«Algunos niños vienen habiendo escuchado el canto desde el día de su nacimiento. Algunos vienen sin haber oído nunca a nadie cantarles. No tienen ninguna idea sobre como abrir su boca para cantar, ninguna idea de lo que es un tono. Cualquiera de nosotros que trabaja con coros de niños quiere que ellos se escuchen bien. Pero lo más importante es establecer confianza. Me esfuerzo en ayudar a los niños a aprender a regocijarse unos con otros y no en el éxito pensando que todo el mundo tiene que ser perfecto. Comienza donde los niños están y dirígelos en la vocalización, presentación y espiritualidad».  

El niño que es enseñado en ese tipo de ambiente continuará cantando durante su juventud e inicio de la adultez, simplemente porque puede. Y es algo divertido para ellos. Como adultos, cuando ellos entienden el mandato teológico de cantar en la adoración, ¡podrán hacerlo con gozo!

Lowell Mason, compositor de la música para 1200 himnos incluyendo «Noche de Paz», «Cuando estudié la Cruz Maravillosa», y «Mi Fe mira hacia Ti» entendió la importancia del canto congregación. Como director de música en 1853 para la iglesia presbiteriana Fifth Avenue de New York hizo dos cosas: despidió a los cantantes profesionales e instrumentistas que dirigían la música de su iglesia, excepto el organista. Luego hizo una escuela de canto. Durante este tiempo, desarrolló el canto congregacional hasta el punto en que la iglesia fue conocida por tener el canto congregacional más fino de la ciudad. Mason personalmente cambió su visión de imaginar que las congregaciones estaban renuentes a cantar para promover el canto congregacional.

No prestemos atención a la importancia del cántico congregacional si no estamos dispuestos a respaldarlo con la misma devoción hacia la educación que damos a las misiones, al evangelismo, la oración, y otras disciplinas importantes de la vida cristiana. Esta es, después de todo, la única disciplina que estaremos practicando durante toda la eternidad.