Falso evangelio

¿Qué nos tiene que enseñar la 2 carta de Juan sobre el asociarnos con falsos maestros?

Por Sean DeMars

Sean DeMars es pastor de la Iglesia de la 6ta. Avenida en Decatur, Alabama. Anteriormente sirvió a los pueblos de Perú predicando, enseñando y viviendo la Palabra de Dios. Puedes encontrarlo en Twitter en @SeanDemars.
Artículo
05.03.2020

¿Es posible para nosotros socavar el evangelio que predicamos a través de nuestras asociaciones ministeriales? Esta última pregunta parece ser recurrente en el evangelicalismo estadounidense. Es muy común que pastores, maestros y autores de inclinación evangélica compartan plataformas ministeriales con quienes predican un evangelio distinto al que «por la fe que ha sido entregada una vez a los santos» (Judas 3).

Muchos evangélicos encuentran que dicho patrón de asociación es peligroso, dañino y confuso. Argumentan que no solo es imprudente compartir plataformas de ministerio público con falsos maestros, sino que de hecho es pecado. ¿Son correctas estas críticas o están exagerando? Afortunadamente, no tenemos que intentar usar nuestra propia sabiduría para intentar lidiar con esto. Las Escrituras hablan en forma franca y clara sobre el tema.

2 JUAN

La segunda carta del apóstol Juan es corta, y no es nada complicada. Los hijos de Dios deben esforzarse en vivir hacia la armonía perfecta del amor, la verdad y la obediencia mientras siguen a Jesús. Los que aman a Dios y a los demás caminarán (es decir, vivirán en obediencia) en la verdad (v. 4, 6).

Parece que Juan se propuso escribirle a la «dama elegida» (v. 1) porque algunos maestros habían venido tratando de llevar a la iglesia a una marca de cristianismo que solo requería obediencia y amor, pero no la verdad. Específicamente, parece que estos maestros estaban mintiendo acerca de Jesús (v.7). Esto lleva a Juan a advertir a sus amados hijos que sus almas están en peligro (v.8).

Cuando se trata de pensar bien sobre el cómo los predicadores y maestros de la Palabra de Dios pueden administrar mejor sus plataformas de ministerio público, la carta de Juan nos ayuda de tres maneras. Nos enseña que existen engañadores, que la falsa enseñanza es un peligro para nuestras almas y que no debemos compartir plataformas de ministerio público con quienes predican un evangelio distinto.

Miremos cada uno de estos peligros.

EL ENGAÑO

Juan no podría ser más claro: los engañadores son reales:

«Porque muchos engañadores han salido por el mundo» (v.7).

Estos engañadores salen al mundo con una enseñanza que no es «de Cristo». Esta enseñanza es peligrosa en que esta separa a los hombres de Dios (v. 9). Juan dice que estos «engañadores» son «anticristos» (v. 7). Esto es, ellos son anticristos: Jesús vino a decirnos la verdad sobre Dios, el hombre, el pecado y la salvación, pero estos maestros vienen a decir mentiras sobre Dios, el hombre, el pecado y la salvación, y su ministerio de engaño es completamente antitético al ministerio de la verdad de Jesús.

Jesús es «el camino, la verdad y la vida», y nadie viene al Padre sino a través de él y su verdad (Juan 8:32). Entonces, tiene sentido que Satanás trataría de socavar la obra del evangelio enviando anti-apóstoles —eengañadoresque salen y predican mentiras sobre quién es Jesús, y lo que él ha hecho para salvar a su pueblo. Estos engañadores están llevando a cabo la Anti-Gran Comisión:

«Toda autoridad en el cielo y en la tierra ha sido tomada de nuestro maestro, Satanás.  Ve, por tanto, y haz discípulos de todas las naciones, bautizándolos en pecado y mintiéndoles acerca del Jesús que vino a salvar sus almas».

¿Los engañadores saben que ellos son engañadores? Juan no lo dice. Y realmente no importa. Lo que importa es que sabemos que los engañadores son reales, que han «salido» y están llevando a las personas al infierno al confesar a un Jesús diferente.

CONFESIÓN

En el contexto de 2 Juan, el apóstol casi seguramente se dirige a maestros gnósticos que «no confiesan que Jesús ha venido en carne» (v. 7). El gnosticismo puede que no sea una amenaza prominente en su contexto actual, pero el espíritu del engañador vive en cada maestro que miente sobre Dios al predicar a un Jesús diferente (1 Co.15:15). Los falsos evangelios que predican falsos Jesús vienen en muchas formas diferentes:

  • El Evangelio de la prosperidad Jesús, que solo quiere que seas feliz, saludable y rico.

  • El Mormón Jesús, quien es el medio hermano de Satanás.

  • El Jesús político, que apoya todos los elementos de nuestra agenda política y se opone a todo lo que está al otro lado de nuestro pasillo partidista.

  • El buen tipo Jesús, que no expió nuestros pecados, sino que simplemente dio un buen ejemplo para que el mundo lo siga.

Y la lista podría seguir.

La iglesia debe recordar que Jesús se nos ha revelado con abundante claridad. Una y otra vez. A lo largo de la totalidad de su ministerio. Jesús enseñó su propia identidad tan claramente que el apóstol Juan simplemente asume que todos los que lean o escuchen su carta sabrán cuál es la «enseñanza de Cristo». Los falsos maestros que confiesan un falso Jesús no son nada nuevo. Pero parece que la iglesia necesita recordar con la mayor frecuencia posible que no podemos darnos el lujo de tener un falso Jesús. Si lo hacemos, las personas perderán lo único que importa, sus almas (v.8-9).

COMPAÑERISMO

A la luz de estas realidades, el apóstol advierte a los miembros de su audiencia que guarden sus almas: «Mira por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo».

Pero él no se detiene allí. Juan también advierte a la iglesia en el versículo 10 que no reciba a ninguno de estos falsos maestros ni siquiera darles la bienvenida ya que el hacerlo, sería incurrir en la culpa de sangre de sus malas obras: «Si alguno viene a vosotros, y no trae esa doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras».

Lo que Juan aquí advierte es evitar cualquier tipo de acción que conduzcan al mundo observador a creer que nosotros, como embajadores de Cristo y portadores de la antorcha del verdadero evangelio, estamos en el mismo equipo que estos engañadores. No debemos permitir ninguna oportunidad para que la iglesia o el mundo se confundan acerca del verdadero evangelio. Si recibes públicamente a un falso maestro, es posible dar a la vista la falsa impresión de que el impostor no es tan peligroso después de todo.

Lo que esto significa prácticamente para los que están en el ministerio es que no deberían, de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia, estrechar lazos con maestros heréticos, pastores, autores, profesores o cualquier persona en cualquier capacidad que venga a ti trayendo a un Jesús diferente.

Esto incluye:

  • Conferencias.

  • Desayunos de oración.

  • Estudios bíblicos.

  • Coaliciones de Pastores.

  • Ministerios Paraeclesiáticos.

  • Intercambios de púlpito.

  • Recomendaciones de libros.

  • Compartir artículos o promocionar sitios web.

  • Y más…

La sabiduría nos ayudará a dictar cuándo trazar la línea, pero el principio que debemos tomar en cuenta es simple:

No debemos alinearnos con falsos maestros y / o iglesias apóstatas (ni con ninguno de sus ministerios) de ninguna manera, que pueda confundir a las personas acerca de la verdad del evangelio y la identidad de Jesús.

La estricta adhesión a este principio nos llevará a un conflicto agudo con aquellos que no entienden la lógica de Juan. Seremos llamados sin amor. Se nos acusará de no defender la unidad de la iglesia. No podremos hablar en ciertas conferencias o asociarnos con ciertas organizaciones paraeclesiáticas. Que así sea, hermanos y hermanas. Debemos andar en la senda del amor. Debemos proteger al rebaño. Debemos confesar al verdadero Jesús. No debemos participar en la maldad. Debemos permanecer en la verdad de nuestro maestro.


Traducido por Renso Bello.