Predicación expositiva

Predicador, ¿qué hay en tu menú infantil?

Por John Joseph

John Joseph es el pastor de la Iglesia Bautista Cheverly en Cheverly, Maryland.
Artículo
27.03.2023

A mi familia le encanta comer fuera. Hamburgueserías, comida tailandesa, sushi, pizza, lo que sea. Comida gourmet o comida rápida. Si puedes nombrarlo, es probable que lo hayamos comido. Y en nuestra extensa cantidad de experiencias gastronómicas, todos los restaurantes tenían algo en común: un menú infantil.

Es decir, incluso los restaurantes de comida rápida, cuya carta entera es esencialmente un gigantesco menú infantil, tienen una sección especial solo para niños. ¿Alguien se acuerda de las cajitas felices de McDonald’s? Los restaurantes saben que, si no pueden dar de comer a los niños, no atraerán a las familias y estas buscarán otro restaurante.

Traigo esto a colación porque cuando la mayoría de los padres llegan a una nueva iglesia, le hacen al pastor la misma pregunta que le hacen a la camarera del restaurante. ¿Qué hay en el menú infantil? Quieren saber si hay comida espiritual para sus hijos. Afortunadamente, la mayoría de las iglesias tienen un menú infantil. En él hay cosas como las clases del ministerio infantil, la Escuela Bíblica de Vacaciones y el grupo juvenil. Pero a menudo falta un elemento en el menú: el sermón.

Sí, me doy cuenta de que, básicamente, todas las iglesias tienen un sermón. Lo que me preocupa es que muchos (¿la mayoría?) de los sermones no tienen nada para los niños. En ese sentido, el sermón no es solo un plato del menú. Es un verdadero restaurante en sí mismo. Así que permíteme hacer la misma pregunta a los predicadores acerca de sus sermones: Predicador, ¿qué hay en tu menú infantil?

¿Te diriges regularmente a los niños en tus sermones? ¿Dedicas tiempo a explicar ciertas cosas de manera que los niños puedan entenderlas? Cuando ayudas a los adultos de la congregación a pensar en cómo aplicar el texto a sus vidas, ¿ayudas también a los niños?

Mientras trabajas en el estudio para preparar un banquete para la congregación los domingos, recuerda incluir elementos del menú que los niños también puedan comer. Para ayudarte a hacerlo, quiero compartir tres elementos del menú que he incluido regularmente en mi predicación y que, por la gracia de Dios, han hecho que los niños se involucren más con los sermones y crezcan en amor por la Palabra de Dios. Lo bueno de estos elementos es que ya los tienes en tu despensa de predicación. Solo tienes que prepararlos un poco diferente para los niños.

1. PREGUNTAS

El primer elemento del menú que quiero animarte a incluir en tu predicación son las preguntas. Acostúmbrate a hacer preguntas a los niños sobre el texto. Hazlas en grupo. Di algo como: «Chicos, tengo una pregunta para ustedes. ¿Alguno de ustedes puede decirme…?».

Piensa en las edades de los niños de tu congregación y en el tipo de preguntas que serían capaces de responder. Dado que las capacidades cognitivas de los niños se desarrollan rápidamente, puedes incluso pensar en hacer preguntas a grupos específicos de niños. «Tengo una pregunta para los niños de 5 a 7 años… para los de 7 a 10 años… para los de 10 a 13 años… para los adolescentes…». Sé tan específico como quieras, pero asegúrate de variar.

Actualmente estoy predicando el Génesis y he hecho todo tipo de preguntas a los niños. Cuando hablé de Dios como escudo, pregunté a los más pequeños para qué se usan los escudos. Al hablar del pacto que Dios hizo con Noé, pedí a los adolescentes que nombraran los principales pactos del Antiguo Testamento. Mientras explicaba por qué Lot y Abram se separaron, pregunté a los niños qué pasaría si pusiera a 10 de ellos en una habitación con solo suficientes juguetes para dos de ellos. Como respuesta, gritaron correctamente: «¡Nos pelearíamos!».

La recompensa de esta sencilla práctica es enorme, porque a los niños les encanta responder a las preguntas. Se les iluminan los ojos y levantan las manos. Introducir un par de preguntas cada semana hará maravillas en su compromiso.

2. ILUSTRACIONES

El segundo elemento del menú que quiero animarte a incluir para los niños son las ilustraciones apropiadas para su edad. Las ilustraciones son importantes para todos los miembros de la congregación, pero especialmente para los niños. No solo captan su atención, sino que pueden dar vida a verdades bíblicas gloriosas que de otro modo podrían perderse.

Sin embargo, cuando prepares ilustraciones para niños, debes utilizar ingredientes adecuados para ellos. Esto probablemente no te sorprenderá, pero las ilustraciones tomadas de tu matrimonio, trabajo o los acontecimientos actuales pueden ser tan difíciles de procesar para los niños como las verdades bíblicas que estás tratando de ilustrar. Cuando trabajes en una ilustración para niños, piensa en el tipo de cosas que capturan su imaginación.

Cuando hables de nuestra incapacidad para derrotar al pecado, pinta una imagen para los niños pequeños que muestre lo imposible que sería derrotar a un ejército masivo si solo tuvieran pistolas de agua y espadas de plástico. Cuando hables con chicas adolescentes, diles que imaginen lo increíble que sería si fueran amigas de Taylor Swift y pudieran llamarla cuando quisieran. Luego diles que es mucho más increíble que sean amigas de Dios y que puedan hablar con él siempre que quieran. Si quieres que los niños sepan cuánta gracia derrama Dios sobre nosotros, háblales del cubo de agua gigante en Great Wolf Lodge que, cuando se derrama, suele dejar a los niños boquiabiertos. (¡Míralo en YouTube si no sabes de qué estoy hablando!).

De Daniel Tigre a Narnia, los parques de atracciones, de sentir miedo en la oscuridad a que te descubran haciendo algo mal, la lista de formas de ilustrar las verdades bíblicas de una forma amena para los niños es interminable. Intenta meterte en su mundo para que la comida que has preparado sea más digerible para ellos.

Además, cuando utilices ilustraciones para niños, no tengas miedo de animarte y ser más expresivo de lo normal. Puede que a algunos predicadores esto no les resulte natural, pero quiero animarles a que lo hagan. A los niños les encanta ver cómo se representan las historias, y meterse en el personaje por unos momentos es una forma estupenda de hacer que un pasaje cobre vida. El objetivo no es ser payasos, sino captar su imaginación y llenar su mente con la grandeza de Dios.

3. APLICACIONES

El tercer y último elemento del menú que quiero animarte a incluir son las aplicaciones específicas para los niños. Asumo que una parte clave de tu sermón de cada semana es ayudar a la congregación a aplicar el texto a sus vidas. Al hacerlo, considera incluir un par de puntos de aplicación para los niños.

Una de las maneras más eficaces de enseñar a los niños que no son espectadores en la iglesia es hablarles directamente de cómo deben vivir a la luz de lo que dice la Biblia. Piensa en los diversos mandamientos que encontramos en las Escrituras, como no temer, desechar la ira, caminar por fe, esperar en Dios y decir la verdad en amor, entre otros. Luego piensa en las situaciones que se presentan en la vida en las que los niños pueden obedecer estos mandamientos.

Niños, fíjense en lo que nos enseña este pasaje. Nos enseña que hay una conexión entre la fe y ser un pacificador. Aquellos que caminan por fe querrán ser pacificadores; querrán renunciar a sus derechos por el bien de la unidad. ¿Eso te describe a ti?

¿Dirían tus padres que eres un pacificador? ¿Buscas maneras de hacer las paces con tus hermanos, o buscas maneras de conseguir lo que quieres? ¿Dirían tus hermanos que eres el tipo de persona que renuncia voluntariamente a sus derechos por el bien de ellos, o que siempre tomas para ti el mejor asiento, la mejor comida, el mejor mando, la mejor ropa?

Con un poco de aplicación se llega muy lejos.

Y cuando se trata de aplicación, de nuevo querrás tener en cuenta las diferentes edades de los niños de tu congregación. La aplicación para los alumnos de primaria será diferente a la aplicación para los adolescentes. Puedes hablarles a los adolescentes de la misma manera que a los adultos; sin embargo, te recomiendo dirigirte a ellos como grupo para que se den cuenta de que has preparado parte de la comida para ellos.

Puedes hablar con los adolescentes sobre los ídolos del mundo, como la autoexpresión, la popularidad y el poder; puedes ayudarles a reflexionar sobre cuestiones culturales relacionadas con el género o la raza; puedes ayudarles a luchar con conceptos difíciles como la Trinidad, la voluntad de Dios o el juicio eterno.

Algunas de las conversaciones más fructíferas y alentadoras que he tenido después de la iglesia han sido con adolescentes que quieren pensar más sobre cómo aplicar el sermón a sus vidas.

CONCLUSIÓN

Queremos que nuestros niños sepan que la iglesia es para ellos, Jesús es para ellos y la vida eterna es para ellos, así que hablemos con ellos en nuestros sermones. Considera añadir estos elementos a tu menú infantil, y con el tiempo, encontrarás un apetito creciente entre los niños.

 

Traducido por Nazareth Bello