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Lo que he aprendido de los anglicanos

Por Dave Gobbett

Dave Gobbett ha servido como Ministro Principal de la Iglesia Highfields, Cardiff, Gales desde la primavera de 2014.
Artículo
19.03.2024

Escribo esto unos meses después de que el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra, el órgano nacional de dirección de la Comunión Anglicana acordara bendecir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Aunque se niega a llegar hasta el final y celebrar formalmente bodas de parejas del mismo sexo, la última chapuza eclesiástica de la Iglesia de Inglaterra ha afligido con razón a evangélicos de todas las tendencias, tanto dentro como fuera del anglicanismo. Parece que algún tipo de cisma es una triste fatalidad.

Ver el dolor confesional de mis hermanos y hermanas episcopales no me produce ningún placer. Puede que yo sea bautista; puede que sea un congregacionalista dirigido por ancianos; puede que incluso lleve el nombre del mismísimo D. Martyn Lloyd-Jones (sí, de verdad); pero a pesar de mis convicciones eclesiológicas y mi claro sentimiento de pertenecer al Equipo MLJ, en contraposición al Equipo Stott (para más información, véase su bien documentado altercado de 1966), tengo una gran deuda de gratitud con el anglicanismo evangélico.

Me crie como hijo de un pastor bautista reformado en un pequeño ministerio urbano en el East End de Londres antes de entrar en el salvaje mundo de la universidad. En ese momento, ni siquiera estaba seguro de que se pudiera ser anglicano y cristiano. Unir esas palabras parecía un oxímoron, como agua seca o americano sofisticado, pero difiero.

Con el paso de los años, he llegado a querer aún más a mis hermanos y hermanas anglicanos. Y así, sin ningún orden en particular, aquí tienes nueve lecciones que he aprendido de mis amigos de la Iglesia de Inglaterra.

IX MARCAS DE UN ANGLICANO SANO

1. Compromiso con la predicación expositiva

Durante más de cuarenta años, los evangélicos conservadores han sido enormemente ayudados por el ministerio del Proclamation Trust (PT). PT surgió de St Helen’s Bishopsgate bajo el ministerio del entonces rector Dick Lucas. En el fondo, la convicción de PT siempre ha sido que la voz de Dios se escucha cuando la Biblia se enseña fielmente. Estaré siempre agradecido a Dios por haber utilizado a hermanos anglicanos para demostrármelo: personas como el propio Dick Lucas, John Stott, Vaughan Roberts, Andrew Sach, Rico Tice y William Taylor.

2. Compromiso con las asociaciones evangélicas

Una de las genialidades del Proclamation Trust fue la asociación evangélica que le dio origen. El anglicano Dick Lucas se asoció con su buen amigo y pastor no conformista, David Jackman, para iniciar conferencias de predicación para ministros de todo el espectro denominacional. Dada la diversidad teológica dentro del anglicanismo, nuestros amigos de la Iglesia de Inglaterra han tenido una especial necesidad de desarrollar asociaciones evangélicas.

Aun así, como bautista, he apreciado enormemente el compromiso (a menudo liderado por los anglicanos) de trabajar juntos por la causa de Cristo en la plantación de iglesias, los cursos de formación regionales y la difusión local del Evangelio.

3. Compromiso con el discipulado personal

El ejemplo de discipulado personal de mis amigos anglicanos también ha sido una inspiración significativa. Muchos desarrollaron tales convicciones a través del ministerio de las vacaciones de actividades de verano y la cultura del «trabajo personal» que fue tan seminal para su éxito. Por supuesto, el hecho de que los cristianos mayores se reúnan con los más jóvenes para leer la Biblia, orar y rendir cuentas personalmente no es exclusivo de la Iglesia de Inglaterra. Pero lo vi primero en mis amigos anglicanos.

4. Compromiso con la teología bíblica

El redescubrimiento de la teología bíblicala disciplina teológica que consiste en tomar temas bíblicos específicos y trazarlos progresivamente a través del plan de salvación desde el Génesis hasta el Apocalipsis fue promovido por Geerhardus Vos, del Seminario Teológico de Princeton, a principios del siglo XX. Pero mi primer contacto con la teología bíblica fue gracias a la claridad cristalina de la obra de Graeme Goldsworthy Góspel and Kingdom and According to Plan [El evangelio y el Reino según el Plan]. Goldsworthy escribió desde lo que ha sido posiblemente el semillero del anglicanismo evangélico conservador: Moore Theological College en Sydney, Australia. Lo que me lleva al siguiente punto.

5. Compromiso con la evangelización valiente

La influencia de los anglicanos de Sydneyespecialmente la predicación de Philip Jensen, el liderazgo de su hermano Peter Jensen a través del Moore College, y el celo evangelizador de John Chapman no puede ser exagerada en el Reino Unido. Fueron un modelo de cómo predicar el evangelio a las almas perdidas con sencillez, claridad y valentía. Estos hombres dieron al evangelicalismo la presentación del evangelio «Dos maneras de vivir».

El hecho de que los hermanos Jenson y Chapman fueran ministros anglicanosuna denominación que no suele ser conocida por su claridad y fidelidad al evangelio sólo sirvió para cuestionar mis primeras suposiciones sobre de quién podría aprender más. Además, Rico Tice, de All Souls Langham Place, desarrolló el popularísimo curso El corazón del cristianismo.

6. Compromiso con la formación ministerial

Entre 2000 y 2001, mientras me iniciaba en el ministerio cristiano vocacional, tuve el privilegio de trabajar con dos pastores principales muy parecidos, pero también muy diferentes. En 2000, serví como asistente pastoral bajo Mark Dever en Capitol Hill Baptist Church. En 2001, trabajé como aprendiz con el anglicano Richard Coekin, pastor principal de Dundonald Church (Richard se convirtió posteriormente en el director fundador de la red de plantación de iglesias Co-Mission). Como novato de veintitantos años en la obra evangélica, fue muy alentador ver a ambos lados del charco y a través de la división bautista-anglicana, un deseo compartido de ver una nueva generación de obreros evangélicos criados, formados y liberados.

7. El compromiso de defender la fe

La Iglesia de Inglaterra ha sido protestante desde los tiempos de Thomas Cranmer y Enrique VIII. En ese momento, el Monarca Británico se convirtió en la Cabeza formal de la Iglesia de Inglaterra y se le dio el título de «Defensor de la Fe». El reciente funeral de nuestra difunta reina Isabel II y la posterior coronación del rey Carlos III demostraron lo inextricablemente entrelazada que está la Iglesia establecida con los asuntos de Estado en Gran Bretaña. La Iglesia Anglicana ejerce un vasto poder, recursos e influencia pública.

A pesar del triste hecho de que muchos dentro de la Iglesia Anglicana se han apartado del cristianismo bíblico, me parece muy loable que tantos evangélicos se nieguen a dejar que la denominación «se vaya al garete» y a ver cómo se pierden o se malversan los bienes del evangelio que tanto costó conseguir. Aunque soy inconformista por convicción, admiro su valentía, determinación y fidelidad.

8. El compromiso con un rico patrimonio teológico

Los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra (la declaración de fe de la Iglesia Anglicana) y el Libro de Oración Común (la guía litúrgica de Thomas Cranmer) son dos excelentes obras de reflexión y aplicación teológica. Durante cientos de años, han preservado y protegido la ortodoxia. En nuestros momentos más débiles, los no conformistas han optado por reinvenciones más insípidas y caprichosas del culto corporativo. Afortunadamente, llegué a valorar más la liturgia durante mi formación en el seminario en el Anglican Oak Hill Theological College, y todavía informa mi liderazgo en el servicio de hoy.

9. El compromiso de servir a todas las comunidades

Algunas iglesias anglicanas son grandes y de alto perfil, en lugares estratégicos. Sin embargo, la mayoría sirven a comunidades pequeñas, locales y a menudo rurales en todo el Reino Unido. Admiro enormemente a los amigos de la Iglesia de Inglaterra que han optado por no hacerse un nombre, sino servir silenciosamente al Señor en comunidades invisibles de gente corriente, dedicándose a predicar, orar, amar, permanecer y preservar una miríada de pequeños testigos del evangelio. Sin duda, su tesoro está en el cielo.

 

Traducido por Nazareth Bello