Predicación expositiva

Ocho principios para un predicador invitado

Por Alan Patrick

Alan sirve actualmente como Residente Pastoral en Park Baptist Church en Rock Hill, SC.
Artículo
05.10.2023

Un predicador invitado es aquel que enseña en una iglesia a la que no asiste regularmente. Es común entre los hombres que aspiran al ministerio porque típicamente se presenta como un escenario en el que todos ganan: la iglesia gana al tener un predicador, y el predicador gana al obtener una «reputación».

Pero este «escenario en el que todos ganan» no debería ser la única manera en la que veamos a los predicadores invitados. Si lo hacemos únicamente por las «ganancias», entonces nos perdemos el gozo profundo de predicar a una iglesia necesitada.

El predicador invitado puede ser un medio a través del cual Cristo Jesús edifique a su iglesia. Aquí hay ocho consejos para el predicador invitado:

1. Prepárate en oración

Si el pastor que prepara una comida para la misma familia cada semana necesita orar para que su predicación sea digerible, probablemente también lo necesites, especialmente si nunca antes has visitado a la iglesia.

2. Elije el sermón adecuado

¿Qué debes hacer si no te han asignado un pasaje en particular? Selecciona un texto que no requiera demasiados antecedentes para entender el contexto y el significado.

Algunos predicadores tienen un sermón «de bolsillo» que utilizan cuando predican a una iglesia nueva. Eso está muy bien. Otros escriben un sermón nuevo cada vez. De cualquier manera, prepara un sermón para esa ocasión y esos cristianos.

3. Llega temprano

El tiempo antes de predicar es una oportunidad para causar una buena primera impresión. Si llegas a la iglesia diez minutos antes de que empiece el servicio, entras concentrado solamente en quién te va a poner el micrófono, te escabulles al baño porque has tenido un trayecto largo, y luego te sientas tranquilamente solo hasta que llega el momento de predicar, pierdes un tiempo valioso.

4. Conoce a la audiencia

La razón para llegar veinticinco minutos antes es relacionarse con la gente. Conoce a las personas. Pregúntales por la iglesia y su historia. Pregúntales acerca de su vida. Antes de llegar, intenta hacer una investigación básica sobre la iglesia y la ciudad. Adapta las solicitudes y los mensajes de ánimo a estas personas concretas. Evita aplicaciones erróneas obvias, como hablar a una iglesia llena de santos mayores acerca de cómo la universidad pondrá a prueba su fe.

5. Sé amable07

A menudo se envían predicadores sustitutos a iglesias en apuros y con problemas. He predicado en varias iglesias a punto de cerrar sus puertas.

Algunas eran malsanas y antibíblicas. En más de una ocasión, estuve listo para dar el golpe de gracia. Hay un momento y un lugar para los sermones duros, y éste no suele serlo. Aunque una iglesia tenga muchos defectos, no rompas la caña magullada. Deja que la Palabra obre suavemente en tu único domingo con ellos.

6. Dales el evangelio

No es un consejo innovador. Pero las iglesias que sufren quizá necesiten especialmente que se les recuerde el evangelio. Las iglesias prósperas también necesitan el evangelio. No importa dónde estés, si el edificio está vacío o lleno, habrá incrédulos presentes que necesitan ser llamados al arrepentimiento. También habrá creyentes presentes; ellos necesitan ser llamados a recordar. Dondequiera que prediques, dale a la gente el evangelio.

7. Quédate hasta tarde

Aunque pueda parecer natural terminar el sermón, cantar una última canción y estrechar algunas manos al salir, permíteme animarte a quedarte hasta tarde y seguir cuidando de la iglesia. Los pastores suelen quedarse en la parte de atrás de la iglesia mientras los miembros se marchan porque cada interacción es una oportunidad para pastorear. Si te quedas, tendrás la oportunidad de conocer y atender a más personas que antes del sermón.

8. Sigue orando por ellos

Cuando te vayas, es probable que no vuelvas a ver a esos santos. Pero aun así, puedes orar por ellos. Ora por los que conociste. Ora por el próximo predicador que venga a verlos. Ora por su búsqueda de un pastor. Ora para que tengas otra oportunidad de verlos y predicarles. Ora por su futuro y para que el Señor use su iglesia para glorificar su nombre.

CONCLUSIÓN

El Señor instruye y equipa a su iglesia a través de la predicación de su Palabra. Cuando enseñemos como predicadores invitados, hagámoslo siendo conscientes de ello.

 

Traducido por Nazareth Bello