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«¡No lo hagas!» Por qué no deberías practicar la Disciplina en la Iglesia
«No lo hagas» Eso es lo primero que le digo a los pastores cuando descubren que la disciplina de iglesia está en la Biblia. Digo, «no lo hagas, por lo menos no aún». ¿Por qué esta advertencia?
Pensemos acerca de lo que sucede en el proceso de descubrimiento. Cuando los pastores escucharon por primera vez sobre la disciplina de iglesia, ellos frecuentemente pensaron que la idea era ridícula. Sonaba como algo sin amor, contra el evangelismo, raro, controlador, legalista y crítico. Ciertamente parece impracticable. Incluso se preguntaron si era ilegal.
ELLOS ABRIERON SUS BIBLIAS
Entonces, cuando nadie estaba mirando, volvieron a mirar a su Biblia. Se encuentran con pasajes como 2 Tesalonicenses 3:6, o Gálatas 6:1, o el texto clásico sobre la disciplina en 1 Corintios 5. Ellos consideran los antecedentes del Antiguo Testamento sobre la excomunión, y recuerdan que Dios siempre propuso para su pueblo ser una imagen de su propia santidad (Deuteronomio 17:7; Levítico 19:2; Isaías 52:11; 1 Pedro 1:16).
Luego, de alguna manera, vuelven a la enseñanza de Jesús y descubren que en el mismo capítulo en el que Jesús condena la crítica (ver Mateo 7:1), también advierte a los discípulos sobre estar alertas contra los falsos profetas y contra aquellos que dicen seguirle pero no obedecen su Palabra (Mateo 7:15-20; 21-23). Finalmente, aparece Mateo 18, donde Jesús instruye a sus seguidores a excluir al pecador impenitente en ciertas situaciones (Mateo 18:17). ¿Tal vez las iglesias deberían practicar la disciplina?
Lo que finalmente hace que estos pastores agradables, normales, bien ajustados y previamente populares vayan al extremo es su descubrimiento de que algunas iglesias, de hecho, practican la disciplina de la iglesia. No las iglesias extrañas, desajustadas, sino las felices, en crecimiento, grandes, orientadas hacia la gracia como Grace Community en Sun Valley, California, o Tenth Presbyterian en Filadelfia, o First Baptist en Durham, North Carolina, o the Village Church cerca de Dallas.
Ahora estos pastores están en problemas. Ellos creen que necesitan ser obedientes. Ellos se sienten obligados por la imagen bíblica de una iglesia santa, amorosa, unida, una iglesia que refleja al único santo y amoroso Dios. Ellos entienden que su fracaso en practicar la disciplina le hace daño a su iglesia y su testimonio hacia el mundo.
Es en este punto que una determinación sombría frecuentemente parece ponerse en orden. «¡Llevaré a esta congregación a ser bíblica en este punto aún sea lo último que haga!». Y, muy frecuentemente lo es.
COMO UN RAYO QUE SALE DE UN CLARO CIELO AZUL
En la vida de una congregación pacífica, bien intencionada, inocente y que cree en la Biblia, ¡el rayo de la disciplina de iglesia ataca! Puede ser en un sermón. Puede ser en una conversación entre un pastor y un diácono. Puede ser en un movimiento apresurado de una reunión de miembros. Pero en alguna parte golpea, usualmente acompañado de mucha seriedad y un torrente de citas bíblicas.
Luego, es tomada la acción sincera.
Entonces, viene la respuesta: resulta en mal entendido y sentimientos heridos. Se hacen cargos. El pecado es atacado y defendido. ¡La aspereza abunda! La sinfonía de la congregación local se traspone en una cacofonía de argumentos y acusaciones. Las personas gritan, «¡¿Cuándo se detendrá esto?!» y «¿O sea que piensas que eres perfecto?».
DISCIPLINA DE IGLESIA: ¡NO LO HAGAS! POR LO MENOS NO AÚN
¿Qué debe hacer el pastor? Mi consejo sería, «No te metas en esta situación en primer lugar. Una vez que descubres que la disciplina correctiva es bíblica, espera un tiempo para practicarla». (La disciplina de iglesia es correctiva y formativa, la última se refiere a la labor de enseñanza o formación de cristianos).
Ahora en este punto tal vez estás pensando, «Mark, ¡¿nos estás diciendo que desobedezcamos la Biblia?!
De hecho, no lo estoy haciendo. Estoy tratando de ayudarte a hacer lo que Jesús instruyó a sus discípulos que hicieran (ver Lucas 14:25-33): considera el costo antes de comenzar. Asegúrate de que tu congregación entiende y acepta lo suficiente esta enseñanza bíblica. Tu objetivo no es el cumplimiento inmediato seguido de una explosión, sino una congregación reformada por la Palabra de Dios. Quieres que ellos vayan en la dirección correcta. Y eso requiere un pastoreo paciente.
¿CÓMO PASTOREAR TU IGLESIA HACIA LA DISCIPLINA?
Primero, fomenta la humildad. Ayuda a las personas a ver que pueden estar equivocados sobre su propio estado espiritual. Considera el ejemplo del hombre en 1 Corintios 5 así como la exhortación de Pablo a los corintios cristianos más ampliamente en 2 Corintios 13:5. Pablo nos encarga examinarnos a nosotros mismos para ver si estamos en la fe. ¿Los miembros de tu iglesia reconocen que están para ayudarse unos a otros a hacer eso?
Segundo, asegúrate de que tu congregación tiene un entendimiento bíblico de la membresía de iglesia. Las personas no comprenden la disciplina porque no entienden la membresía. La membresía es una relación congregacional. No es creada, sostenida o terminada simplemente mediante el acto de un individuo; un individuo no puede unirse a una iglesia unilateralmente sin el consentimiento de la congregación. Igualmente, un individuo no puede continuar en la membresía, o dejar la membresía de una congregación en particular sin la aprobación explícita o implícita de la congregación (excepto por muerte).
Eso es un trabalenguas, pero lo que básicamente estoy diciendo es que es parte de los asuntos de la iglesia decidir quiénes son sus miembros. Y los miembros no pueden simplemente irse cuando están en un pecado impenitente. (ver el artículo de Jonathan Leeman, «La Renuncia Preventiva ̶ ¿Una Tarjeta Gratis para Salir de la Cárcel?», para una discusión más completa de este asunto).
Dicha visión de membresía, sin embargo, debe primero ser presentada positivamente. Entiende lo que la Biblia enseña sobre la membresía de iglesia. Asegúrate de que te has familiarizado con varios puntos cruciales y pasajes que puedes recordar a los miembros cuando pregunten. Busca oportunidades en tus sermones para enseñar sobre la distinción entre la iglesia y el mundo, y cómo esa distinción es importante para la naturaleza y la misión de la iglesia. Ayuda a tu congregación a armar dicha imagen del plan de Dios para tu iglesia, de tal manera que los esquemas de disciplina comiencen a convertirse en algo evidente por su ausencia en la práctica de tu iglesia. Recuerda que los miembros deben entender la membresía y la disciplina porque son quienes deben llevarla a cabo.
Tercero, ora para que Dios te ayude a modelar el ministerio a otros cristianos en tu iglesia a través de tu enseñanza pública y tu trabajo privado con familias e individuos. Trabaja hacia la creación de una «cultura de discipulado» y responsabilidad en tu iglesia, donde los cristianos entiendan que una parte básica de seguir a Jesús es ayudar a otros a seguir a Jesús (ambos a través del evangelismo y el discipulado de otros cristianos). Ayúdales a comprender las responsabilidades especiales que tienen hacia otros miembros de su congregación en particular. Enséñales que la vida cristiana es personal, pero no privada.
Cuarto, prepara la constitución y pacto escrito de tu congregación. Consulta el artículo de Ken Sande en la página web de 9Marks, para obtener consejo legal general. Comienza enseñando clases de pre-membresía en las que temas que toquen la membresía y disciplina sean enseñados de manera explícita.
Quinto, y finalmente, en tu ministerio de púlpito, nunca te canses de enseñar lo que es un cristiano. Define regularmente el evangelio y la conversión. Enseña explícitamente que una iglesia está llamada a estar compuesta de pecadores arrepentidos que sólo confían en Cristo, y que hacen profesiones creíbles de esa verdad. Ora para que estés enfocado en el evangelio. Decide que, con la ayuda de Dios, dirigirás lenta pero firmemente tu congregación hacia el cambio. Ora para que, en lugar de ser una iglesia donde es extraño preguntarle a las personas cómo se sienten espiritualmente, te conviertas en una iglesia donde parecería extraño si alguien no preguntara sobre tu vida.
SABES QUE ESTÁS LISTO CUANDO…
Sabes que tu congregación está lista para practicar la disciplina de iglesia cuando:
- Tus líderes lo comprenden, están de acuerdo con ello, y perciben su importancia (el liderazgo maduro compartido entre los diferentes ancianos es lo más consistente con las Escrituras y ayuda mucho a dirigir una iglesia a través de discusiones potencialmente volátiles).
- Tu congregación está unida en el entendimiento de que dicha disciplina es bíblica.
- Tu membresía consiste mayormente en personas que escuchan tus sermones de manera regular.
- Aparece un caso particularmente claro en el que tus miembros percibirán de manera bastante unida que la excomunión es la acción correcta (por ejemplo, la excomunión por adulterio es más probable que produzca un acuerdo entre tus miembros que la excomunión por falta de asistencia).
Por tanto, mi amigo pastor, aunque hayas pensado alguna vez que la idea de disciplina de iglesia es ridícula, oro para que Dios te ayude a dirigir tu congregación hacia el ver que es un acto de obediencia amoroso, provocativo, atractivo, distintivo, respetuoso y gracioso, y que ayuda a construir una iglesia que le dé gloria a Dios. Pero recuerda, cuando te convenciste por primera vez del caso bíblico para disciplina de iglesia, tu primer paso en una congregación establecida es probablemente comenzar por no practicar la disciplina para que un día puedas hacerlo.
Traducido por Samantha Paz de Mañon.