Teología bíblica

Infierno y Azufre: interpretando las descripciones del infierno en el Nuevo Testamento

Por Andy Naselli

Andrew David Naselli (PhD, Bob Jones University; PhD, Trinity Evangelical Divinity School) es profesor asociado de teología sistemática y Nuevo Testamento en el Bethlehem College & Seminary en Minneapolis y uno de los pastores de la Iglesia Bautista de Belén. Puedes seguirlo en Twitter en @AndyNaselli.
Artículo
25.01.2022

El Nuevo Testamento describe gráfica y horriblemente el infierno. Y eso plantea una pregunta peliaguda: ¿Cómo debemos interpretar esas espantosas imágenes? ¿Podemos simplemente etiquetarlas como «metáforas» para suavizar su picotazo? [1].

¿CÓMO DESCRIBE EL INFIERNO EL NUEVO TESTAMENTO?

En su reciente librito ¿Qué es el infierno?, Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson resumen brevemente lo que la Biblia enseña sobre el infierno en las siguientes cinco verdades [2].

1. «El infierno es el castigo» (2 Tes.1: 5–10; Apocalipsis 20:10–15). Dios castiga justamente a las personas como retribución por sus crímenes morales contra él. El infierno ni remotamente se asemeja a una gran fiesta. Jesús enseña que sería mejor cortarse la mano o el pie o arrancarse el ojo que usarlos para pecar y, en consecuencia, sufrir el justo castigo en el infierno (Mateo 5:27-30; Marcos 9:42-48).

2. «El infierno es destrucción» y muerte (Mateo 7:13-14; Juan 3:1; 2 Ts. 1:9). Es la mejor forma de desperdiciar tu vida.

3. «El infierno es destierro» (Mateo 7:23; 25:41; Apocalipsis 22:15). El infierno es el lugar donde Dios destierra a los rebeldes de su reino de una vez por todas.

4. «El infierno es un lugar de sufrimiento». La Biblia describe el infierno con imágenes que producen conmoción y miedo: oscuridad, fuego y sufrimiento:

Oscuridad. Los que están en el infierno son atados «de pies y manos» y luego arrojados a «las tinieblas de afuera» (Mateo 8:12; 22:13; 25:30). «La oscuridad de las tinieblas» les espera (Judas 13).

Fuego. Los que están en el infierno son arrojados «al horno de fuego» (Mateo 13:42, 50) y arden con «fuego inextinguible» (Marcos 3:12; 9:43). «Su gusano no muere y el fuego no se apaga» (Marcos 9:48). El juicio de Dios es «un furor de fuego que consumirá a los adversarios» (Hebreos 10:27). Los que están en el infierno «beben el vino de la ira de Dios, derramado con toda su fuerza en la copa de su ira» y son «atormentados con fuego y azufre» (Apocalipsis 14:10). Son «arrojados al lago de fuego» (Apocalipsis 20:15; cf. 19:20; 20:10, 14; 21: 8).

Sufrimiento. Nada en la tierra duele más que el infierno. El severo castigo consciente en el infierno duele física, emocional y mentalmente. Es por eso que «habrá llanto y crujir de dientes» (Mateo 8:12; 13:42,50; 22:13; 24:51; 25:30; Lucas 13:28). Dios advierte a los impíos que son ricos, «Tu oro y tu plata se han corroído, y su corrosión será evidencia en tu contra y comerá tu carne como fuego» (Santiago 5:3).

5. «El infierno es eterno» (Mateo 25:41,46; Judas 7,13; Apocalipsis 14:10-11; 20:10).

Dura por los siglos de los siglos. Nunca se termina. No hay alivio a la vista, jamás.

El Nuevo Testamento; especialmente Jesús mismo, describe de manera vívida y repetida cada una de estas cinco verdades, pero la forma como describe la cuarta verdad plantea el tema particular que aborda este artículo.

¿CÓMO INTERPRETA LA GENTE LAS HORRIFICAS DESCRIPCIONES DEL INFIERNO DEL NUEVO TESTAMENTO?

La gente interpreta las espantosas descripciones de la oscuridad, el fuego y el sufrimiento al menos de tres maneras:

1. Míticamente. Algunos argumentan que las concepciones cristianas tradicionales del infierno son producto de los mitos romanos y paganos.

2. Literalmente. Unos piensan que las descripciones son literales, lo que significa que la oscuridad, el fuego y el sufrimiento son oscuridad, fuego y sufrimiento reales.

3. Metafóricamente. Otros dicen que algunas o todas las descripciones son metafóricas en el sentido de que la oscuridad, el fuego y el sufrimiento pueden no ser la oscuridad, el fuego y el sufrimiento reales.

Los términos «literal» y «metafórico» son claramente ambiguos y propensos a malentendidos. En este caso, estoy usando literal en el sentido de real, no metafórico, en contraste con aquellos que usan literal en el sentido de normal o natural y, por lo tanto, incluyen figuras retóricas como metáforas. Una de las mejores definiciones de metáfora es la de Janet Soskice: «La metáfora es esa figura retórica mediante la cual hablamos de una cosa en términos que parecen sugerir otra» [3].

¿CÓMO DEBEMOS INTERPRETAR LAS HORRIFICAS DESCRIPCIONES DEL INFIERNO DEL NUEVO TESTAMENTO?

Entonces, ¿Cómo deberíamos interpretar las descripciones del infierno como fuego, tinieblas y sufrimiento en el Nuevo Testamento?

1. Podemos descartar interpretar míticamente las descripciones porque la imagen del infierno tiene sus raíces en el Antiguo Testamento (ver especialmente Is. 66:24; Dn. 12: 1–2), no en mitos romanos o paganos.

2. Pero no podemos descartar rápidamente la interpretación literal de las descripciones. Charles Spurgeon predicó:

Ahora, no empieces a decirme que eso es fuego metafórico: ¿a quién le importa eso? Si un hombre amenazara con darme un golpe metafórico en la cabeza, no me importaría mucho; sería bienvenido a darme todos los que quisiera. ¿Y qué dicen los malvados? «No nos preocupan los fuegos metafóricos». Pero son reales señor; sí, tan reales como tú. Hay un fuego real en el infierno, tan ciertamente como que ahora tienes un cuerpo real, un fuego exactamente como el que tenemos en la tierra en todo excepto en esto: que no se consumirá, aunque te torturará. Has visto el asbesto tirado en el fuego al rojo vivo, pero cuando lo sacas no está consumido.

Así que tu cuerpo será preparado por Dios de tal manera que arderá para siempre sin ser consumido; yacerá, no como tú lo consideras, en un fuego metafórico, sino en una llama real [4].

La visión literal toma el texto al pie de la letra, sin reducirlo ni aplanarlo. Y la visión es factible porque Dios ciertamente puede sostener objetos materiales en llamas. Las Escrituras registran dos de esos ejemplos: la zarza ardiente (Éxodo 3:3) y los tres amigos de Daniel (Dn. 3:24-27).

Pero es difícil insistir dogmáticamente en que todas las descripciones del infierno deben interpretarse literalmente porque algunas de las imágenes (por ejemplo, fuego y oscuridad) parecen contradictorias cuando se toman literalmente. Tales aparentes contradicciones pueden ser indicios de que deberíamos interpretar el texto metafóricamente.

3. Evaluar interpretaciones metafóricas requiere algunos matices. Si bien deberíamos rechazar la forma en que algunas personas interpretan metafóricamente las descripciones del infierno, interpretar las imágenes metafóricamente es posible.

Por un lado, no podemos saber con certeza si las horribles descripciones del infierno son literales o metafóricas porque representan otro reino que es ajeno a nuestra experiencia. El lenguaje de las Escrituras para el cielo es similar. ¿Tendrá el cielo caminos pavimentados con oro? No lo sé. Es un desafío describir otro reino como el cielo o el infierno para los terrestres porque nuestro único punto de referencia experiencial es la tierra. ¿Cómo describirías algo como un iPhone a un niño pequeño que vive en una jungla remota como parte de una tribu apartada que ni siquiera tiene un lenguaje escrito?

Por otro lado, podemos saber con certeza si las horribles descripciones del infierno son realmente malas noticias o solo semimalas noticias. Algunas personas dicen que «oscuridad», «fuego» y «sufrimiento» son metáforas para minimizar el impacto y el miedo que producen las imágenes. «Realmente no es tan malo como parece porque las imágenes son solo metáforas». O peor: «El infierno no es un lugar literal porque las imágenes son solo metáforas». Esto es exactamente lo que no debemos decir si interpretamos las imágenes metafóricamente. «Incluso si asumimos que el lenguaje es metafórico», argumenta D. A. Carson, «es el lenguaje metafórico el que tiene un referente; y si las metáforas están haciendo su trabajo, están evocando imágenes de una existencia horrible» [5]. John Piper explica:

Considera algunas de las imágenes de palabras de la ira de Dios en el Nuevo Testamento. Y al considerarlos, recuerda la insensatez de decir: «¿Pero no son solo símbolos? ¿No son el fuego y el azufre solo símbolos?». Digo que tengas cuidado con eso, porque no sirve a su propósito. Supongamos que el fuego es un símbolo. ¿La gente usa símbolos de horror porque la realidad es menos o más horrible que los símbolos? No conozco a nadie que use lenguaje simbólico para realidades horribles cuando el lenguaje literal lo haría sonar más horrible.

Las personas buscan símbolos de horror (o belleza) porque la realidad que están tratando de describir es peor (o mejor) de lo que pueden expresar con palabras. Si digo: «Mi esposa es el diamante de mi vida», no quiero que digas: «Oh, usó un símbolo de algo valioso; es solo un símbolo. Así que su esposa no debe ser tan valiosa como un diamante». No. Usé el símbolo de la joya más valiosa que se me ocurrió porque mi esposa es mucho más preciosa que las joyas. Los símbolos honestos no se utilizan porque vayan más allá de la realidad, sino porque la realidad va más allá de las palabras.

Entonces, cuando la Biblia habla del fuego del infierno, ¡ay de nosotros si decimos: «Es solo un símbolo». Si es un símbolo, significa que la realidad es peor que el fuego, no mejor. La palabra «fuego» no se usa para hacer que el sonido fácil sea terrible, sino para hacer que el sonido extremadamente terrible se parezca a lo que realmente es [6].

Juan Calvino también sostiene que interpretar metafóricamente las imágenes gráficas del infierno debería resultar en pavor, no en alivio:

Ahora bien, debido a que ninguna descripción puede abordar adecuadamente la gravedad de la venganza de Dios contra los impíos, sus tormentos y torturas se nos expresan en sentido figurado mediante cosas físicas, es decir, tinieblas, llanto y crujir de dientes (Mt. 8:12; 22:13), fuego inextinguible (Mateo 3:12; Marcos 9:43; Isaías 66:24), un gusano eterno que roe el corazón (Isaías 66:24). Con tales expresiones, el Espíritu Santo ciertamente quiso confundir todos nuestros sentidos con pavor [7].

Podemos estar en desacuerdo sobre algunos matices más delicados de nuestras interpretaciones tanto literales como metafóricas de la oscuridad, el fuego y el sufrimiento del infierno, pero deberíamos estar de acuerdo en que, al menos, el Nuevo Testamento enseña que el infierno es eternamente miserable, aterrador y doloroso. Ciertamente, no es mejor que ser arrojado literalmente a la «oscuridad exterior» o ser atormentado literalmente con «fuego y azufre».

El mensaje del Nuevo Testamento no podría ser más claro: «Nuestro Dios es fuego consumidor» (He. 12:29), y «Es cosa terrible caer en las manos del Dios vivo» (He. 10:31); por eso debemos «temer a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (Mateo 10:28) [8].

 

Traducido por Vladimir Miramare

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[1]. Este artículo no explica exhaustivamente lo que enseña el Nuevo Testamento sobre el infierno, ni refuta el aniquilacionismo o la inmortalidad condicional. Muchos otros lo han hecho hábilmente. Ver, por ejemplo William V. Crockett, ed., Four Views on Hell (Counterpoint; Grand Rapids: Zondervan, 1992); Robert A. Peterson, Hell on Trial: The Case for Eternal Punishment(Phillipsburg, NJ: Presbyterian & Reformed, 1995); D. A. Carson, «On Banishing the Lake of Fire», in The Gagging of God: Christianity Confronts Pluralism(Grand Rapids: Zondervan, 1996), 515–36; Edward Fudge and Robert A. Peterson, Two Views of Hell: A Biblical and Theological Dialogue (Downers Grove: IVP, 2000); Christopher W. Morgan and Robert A. Peterson, eds., Hell under Fire: Modern Scholarship Reinvents Eternal Punishment(Grand Rapids: Zondervan, 2004); Christopher W. Morgan and Robert A. Peterson, What Is Hell?(Basics of the Faith Series; Phillipsburg, NJ: Presbyterian & Reformed, 2010).

[2]. Morgan and Peterson, What Is Hell?,10–20. Para un tratamiento más completo de estos temas, consulte Christopher W. Morgan, «Biblical Theology: Three Pictures of Hell» y «Annihilationism: Will the Unsaved Be Punished Forever?» in Hell under Fire: Modern Scholarship Reinvents Eternal Punishment (ed. Christopher W. Morgan and Robert A. Peterson; Grand Rapids: Zondervan, 2004), 135–51,195–218.

[3]. Janet Martin Soskice, Metaphor and Religious Language (New York: Oxford University Press, 1985), 15.

[4]. C. H. Spurgeon, «The Resurrection of the Dead», in The New Park Street Pulpit (1857; repr., Grand Rapids: Zondervan, 1963), 104. Cf. John F. Walvoord, «The Literal View», in Four Views on Hell (ed. William V. Crockett; Counterpoint; Grand Rapids: Zondervan, 1992), 28.

[5]. D. A. Carson, How Long, O Lord? Reflections on Suffering and Evil (2nd ed.; Grand Rapids: Baker, 2006), 90.

[6]. John Piper, «God’s Wrath: ‘Vengeance Is Mine, I Will Repay,’ Says the Lord (Romans 12:19–21)», sermon predicado en Bethlehem Baptist Church en Minneapolis, February 27, 2005. Cf. Sinclair B. Ferguson, «Pastoral Theology: The Preacher and Hell», in Hell under Fire: Modern Scholarship Reinvents Eternal Punishment (ed. Christopher W. Morgan and Robert A. Peterson; Grand Rapids: Zondervan, 2004), 226–27.

[7]. Juan CalvinoInstituto de la Religión Cristiana (ed. John T. McNeill; trans. Ford Lewis Battles; Library of Christian Classics 20–21; Philadelphia: Westminster, 1960), 20:1007 (3.25.12).

[8]. Un agradecimiento especial a Chris Morgan y Justin Taylor por examinar un borrador de este artículo y compartir sus valiosos comentarios.