Membresía

¿Existen realmente «las iglesias virtuales»?

Por Jonathan Leeman

Jonathan (@JonathanLeeman) edita la serie de libros 9Marks, así como el 9Marks Journal. También es autor de varios libros sobre la iglesia. Desde su llamado al ministerio, Jonathan ha obtenido un máster en divinidad por el Southern Seminary y un doctorado en eclesiología por la Universidad de Gales. Vive con su esposa y sus cuatro hijas en Cheverly, Maryland, donde es anciano de la Iglesia Bautista de Cheverly.
Artículo
26.04.2021

¿De verdad existen «las iglesias virtuales»?

Ciertamente, los cristianos podemos conectarnos y ver a un pastor predicar en una transmisión de video en vivo. Podemos unirnos a un chat grupal. Y Dios usará estas cosas para bien. Pero eso no significa que debamos llamar a estas actividades «iglesias».

Solo piensa en esto: ¿Alguna vez has llamado «iglesia» a una conferencia cristiana, a una reunión denominacional o a un campamento juvenil? ¿No? ¿Por qué no? Hay predicación, oración y canto. No obstante, entendemos que no son iglesias. Podríamos empezar a llamarlas iglesias. Podríamos redefinir la palabra «iglesia» para incluir conferencias y campamentos. Pero sabemos que llamarlas «iglesias» no las convertirá en iglesias, al menos según los estándares de la Biblia.

Lo mismo ocurre con la «iglesia virtual» o la «iglesia de Internet». Según los estándares bíblicos, estas cosas no existen. No son iglesias. Cuando decimos esas palabras, sin darnos cuenta redefinimos la palabra iglesia. Estas frases o expresiones son un abuso de lenguaje.

LA GUÍA DE LA BIBLIA «CÓMO CONSTRUIR UNA IGLESIA»

¿Qué aprendemos cuando recurrimos a Jesús y la Biblia como nuestra guía de «Cómo construir una iglesia»?

Paso # 1 para construir una iglesia: descubrimos en las Escrituras, que el propósito de una iglesia es reunir a los cristianos en el nombre de Jesús. La misma etimología de la palabra griega para «iglesia» lo enseña. Ekklesia, traducido literalmente, significa asamblea. Entonces, una iglesia, ante todo, es una asamblea de personas que se identifican y declaran el nombre de Jesús y su evangelio.

Aun así, si la etimología no te convence, hagamos una exégesis. Jesús mismo dice que la reunión de creyentes tiene su autoridad y enarbola su bandera. Después de referirse a una acción de una «iglesia» (Mateo 18:17), Jesús afirma la licencia de la iglesia para actuar como actuó al decir que la reunión física lo representa: «Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20). Él está «allí» y «entre» los «reunidos»: tres palabras espaciales. Y es en ese espacio, ese espacio físico, donde una iglesia declara oficialmente el evangelio y se identifica con el evangelio.

Paso # 2. ¿Cómo se identifica la iglesia con Jesús y su evangelio?

Si Mateo 18 nos da el Paso # 1, Mateo 28 nos da el Paso # 2: bautizar a las personas en el nombre de Jesús y enseñarles toda la Biblia (Mt. 28: 19-20). Lo cual tiene sentido. Son los que se reúnen en su nombre los que deben bautizar y enseñar en su nombre. Son aquellos con los que él promete vivir ahora (Mt. 18:20), con los que promete habitar siempre, especialmente cuando se mueven en el tiempo y el espacio (Mt. 28:20). Nunca dice que morará en Internet.

Dispersas entre las naciones, cada una de estas reuniones funciona como un puesto de avanzada o una embajada del reino de Jesús. Él No quiere que sus seguidores reclamen una tierra, tracen fronteras en un mapa y levanten un ejército. Sin embargo, sabe que sus ciudadanos todavía necesitan un lugar geográfico sobre el cual posarse una vez a la semana, una forma de hacerse visibles para que ellos sepan quiénes son y que el mundo sepa quiénes son.

La asamblea es donde la iglesia encuentra su espacio geográfico una vez a la semana, un espacio santificado que mira hacia el jardín del Edén y el Templo donde Dios habitó con el hombre, y también hacia los nuevos cielos y tierra donde morará con ellos de nuevo. Hace que la iglesia (la iglesia universal) sea tridimensional, encarnada, visible, transformadora durante un par de horas el domingo. Puedes entrar, mirar a tu alrededor, codearte y sentir cómo aumenta la temperatura de la habitación a medida que los cuerpos llenan el espacio. La asamblea es donde los incrédulos pueden venir y presenciar el reino de Dios y decir: «Dios está realmente entre ustedes» (1 Co. 14: 24–25).

El paso # 3 para construir una iglesia es: meditar este evangelio y reafirmarnos unos a otros como miembros del mismo cuerpo a través de la Cena del Señor: «Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo» (1 Co. 10:17; véase también Mateo 26: 27-28). Por tanto, Pablo está profundamente preocupado por cómo la iglesia practica la Cena «cuando se reúnen como iglesia» (1 Co.11: 18–34). Percibe que, en esta frase, hay un sentido en el que la iglesia no es una iglesia hasta que se reúne. Por tanto, insiste en que, cuando participan de la Cena, ambos «disciernen el cuerpo» y «que se esperen el uno al otro» (vv. 29, 33).

No digo todo esto solo porque sea un congregacionalista o un tipo al estilo de Una Asamblea. La «Forma de Gobierno de la Iglesia Presbiterial» de la Asamblea de Westminster (1645), el primo menos conocido de la «Confesión de Westminster», dice que una iglesia «se reunirá en una sola asamblea» para el culto público.

POR QUÉ QUIERES REUNIRTE REALMENTE, NO SOLO VIRTUALMENTE

Sin duda, la tecnología de Zoom o Google Chat nos brinda algunos de los beneficios de la presencia real. Alabado sea el Señor. Sin embargo, también se puede entender por qué muchos cristianos de todo el mundo simpatizan más que nunca con la broma del general de la Infantería de Marina: «La presencia virtual es una ausencia real». Este punto es afirmado sinceramente por cualquiera que esté parado en una playa esperando un rescate de la Marina.

Asimismo, no querrás estar virtualmente con tu esposa en una luna de miel. De hecho, quieres estar con ella realmente. No querrás reunirte virtualmente con tus hijos la mañana de Navidad. De hecho, quieres reunirte con ellos físicamente. ¿Cuántos de nosotros en esta temporada de pandemia, estamos al mismo tiempo, descubriendo como nunca antes la diferencia entre la presencia virtual y la presencia real en nuestras iglesias?

¿Recuerdas cómo luchaste con el odio oculto hacia un hermano durante toda la semana, pero luego su presencia en la Mesa del Señor te llevó a la convicción y la confesión? ¿Recuerdas cómo luchaste con sospechas hacia una hermana, pero luego la viste cantando las mismas canciones de alabanza que tú, y tu corazón se avivó? ¿Recuerdas cómo luchaste con la ansiedad por las elecciones recientes, pero luego el predicador declaró la venida de la victoria y la vindicación de Cristo, escuchaste gritos de «¡Amén!» a tu alrededor y te acordaste de que perteneces a una ciudadanía celestial pactada en la esperanza? ¿Recuerdas todas las veces que has tenido la tentación de mantener tus luchas a escondidas, mas la tierna, pero apremiante pregunta de la pareja de ancianos durante el almuerzo: «¿Cómo estás realmente?», te llevó a la luz?

Hermano, tú y yo podemos «descargar» las verdades bíblicas virtualmente. Maravilloso. Sin embargo, no podemos sentir, experimentar y presenciar cómo esas verdades se encarnan en la familia de Dios, lo cual, fortalece nuestra fe y crea lazos de amor entre hermanos y hermanas.

Según los estándares bíblicos, la iglesia virtual no existe. ¿Y no te alegras? Las Escrituras nos ofrecen algo encarnado, mejor y vivificante: la asamblea de su novia comprada con sangre, que es hermosa.

Una última pregunta: ¿Eres un pastor que está pensando en iniciar un «campus virtual»? Hermano, no engañes a la gente obviando lo real. Respalda las Escrituras insistiendo en que la Biblia significa incomodar sus vidas y horarios por amor. El amor en persona siempre es mejor que el amor virtual. Pregúntales a tu esposa e hijos si no estás seguro.


Traducido por Vladimir Miramare

No te pierdas nada!, síguenos en Telegram | @ixMarcas