Liderazgo

¿Cuánto deberías pagarle a tus Pastores?

Por Patrick Traylor

Patrick Traylor es un anciano de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, DC, donde trabaja como abogado.
Artículo
28.07.2019

Tiempo de presupuesto. La frase provoca temor en los corazones de muchos pastores. Las visiones que vienen a la mente son de las sillas con ejes de los presidentes canosos del comité de finanzas, que tienen décadas de antigüedad y las reuniones interminables  de negocios donde los méritos relativos al uso de bombillas compactas fluorescentes vs. incandescentes son debatidos.

No debería ser así.

Este artículo ofrece algunas breves perspectivas sobre las decisiones acerca de la compensación pastoral basadas en mi servicio de tres años como diácono de presupuesto en la iglesia bautista Capitol Hill en Washington, DC. Primero, hablaré sobre cómo las iglesias sanas tienden a generar decisiones saludables sobre la compensación pastoral. Segundo, mencionaré dos principios bíblicos que son importantes para determinar cuánto las iglesias deberían pagarle a sus pastores. Mi oración es que estas perspectivas sean de ayuda para las iglesias locales mientras llevan a cabo su proceso de revisión anual de la compensación.

LAS IGLESIAS SANAS TIENDEN A TOMAR DECISIONES SABIAS

En general, es necesario tener una iglesia local sana para producir una decisión sobre compensación pastoral que glorifique a Dios, sea motivadora y agradable. Particularmente, un entendimiento bíblico de la membresía y el liderazgo de la iglesia local es esencial para tomar decisiones saludables sobre la compensación. Las recomendaciones y decisiones sabias sobre compensación son hechas por:

  • Congregaciones que reconocen que respetar y honrar a sus pastores es beneficioso para ellas mismas, y que la sana enseñanza es preciosa y dadora de vida (ver Hebreos 13:17; 2 Timoteo 3:16-4:5).
  • Una pluralidad de  ancianos —pagados y no pagados— que reconozcan que deben rendir cuentas por la manera en que pastorean el rebaño comprado con la sangre de Cristo (ver Hechos 14:23, 16:4, 20:17, y 21:18; Tito 1:5; Santiago 5:14).
  • Diáconos que entienden y comunican las necesidades de la congregación y que actúa como amortiguadores siempre que surja una amenaza a la unidad (ver Hechos 6:1-7; 1 Timoteo 3:8-13).

Si todo esto es verdad, el primer paso para preparar una decisión saludable sobre la compensación es, por la gracia de Dios, construir una iglesia local sana con estructuras bíblicas de liderazgo y rendición de cuentas. 

Ahora a algunas prácticas de trabajo de una buena política. Hay sabiduría en remover el personal pastoral del proceso de toma de decisiones sobre compensación. Un anciano o diácono de presupuesto que no sea parte del personal puede reunir la información—discutida detalladamente más abajo—que es esencial para proponer una decisión sabia sobre la compensación. Dos o más ancianos que no sean parte del personal pueden tomar esta información y desarrollar una recomendación sobre la compensación para la aprobación de la congregación sobre todo el presupuesto (en CHBC, nosotros no hacemos publicidad el paquete actual de compensación para el personal, pero la información está disponible a solicitud). No voy a olvidar la ilustración de todo el personal de ancianos de la iglesia bautista Capitol Hill presentando a los ancianos de la reunión de presupuesto, y con toda confianza dejando las discusiones sobre compensación a los ancianos que no son parte del personal.

Sin un entendimiento bíblico sobre lo que es la membresía y el liderazgo de una iglesia sana, es menos probable que una iglesia local tome decisiones saludables sobre la compensación.

DOS PRINCIPIOS PARA PAGARLE A LOS PASTORES

Las Escrituras instruyen a las iglesias a motivar a sus pastores a través de una compensación justa. Las Escrituras también advierten a la iglesia sobre tener cuidado de un pastor que sirve principalmente por el dinero. Muchas iglesias americanas no le dan una compensación suficiente a sus pastores. Muchas familias han tenido que luchar a través de los años con una crisis financiera, no porque el Señor quiere que sus ministros tengan algún sufrimiento financiero, sino porque las iglesias no saben cómo ser generosas.

Aquellos que son responsables por la compensación pastoral deberían entender que la perspectiva de «mantener a un pastor pobre para que permanezca siendo humilde» es simplemente no bíblica y le hace daño a la iglesia. Al mismo tiempo, un pastor puede sucumbir a la avaricia tan rápido como cualquier otra persona. No es difícil abrir el periódico y encontrar ejemplos de pastores avaros e iglesias sin escrúpulos. Las Escrituras hablan de la carnalidad y la falta de piedad en exceso, y dirige a la iglesia hacia un equilibrio que motiva a los pastores sin tentarlos hacia la avaricia.

Motivación

En 1 Timoteo 5, Pablo instruye a la iglesia sobre el cuidado de ciertos cristianos. En los versículos 17-18, él establece, «los ancianos que dirigen los negocios de la iglesia bien son merecedores de doble honra, especialmente aquellos cuyo trabajo es predicar y enseñar». Y luego él cita Deuteronomio 25:4, diciendo «no pongas bozal al buey que trilla,» y aparentemente, lo que Jesús dijo registrado en Lucas 10:7: «el obrero es digno de su salario».

Además, Gálatas 6 instruye: «cualquiera que recibe instrucción en la palabra debe compartir todas las cosas buenas con su instructor» (Gálatas 6:6). El fracaso en proveer un salario justo a nuestros pastores afecta su habilidad de cuidar por sus familiar (ver 1 Timoteo 5:8), y el Señor escuchará su clamor (Santiago 5:4). Es una congregación sin sabiduría esa que cree que un pastor debería estar dispuesto a trabajar por —y su familia a vivir — con salarios de niveles de pobreza para el reino de Dios. En lugar de eso, la iglesia debería motivar a sus pastores no sólo sometiéndose a su liderazgo bíblico (Hebreos 13:17), sino compensándoles apropiadamente por el cuidado que tiene hacia las almas de la iglesia. Considera lo siguiente:

  • Vivienda. En asuntos de vivienda, motiva a tus pastores que viven en casas pastorales proveyéndoles una compensación relacionada a un retiro para ayudarle ante la falta de equidad en una casa. Si la iglesia no tiene una casa pastoral, debería pagarle al pastor para que viva de manera adecuada en la comunidad donde se encuentra la iglesia. Esto hace posible el ministerio de hospitalidad de su familia, un ministerio que es requerido para todos los ancianos (1 Timoteo 3:2).
  • Educación. En asuntos de educación, motiva a los pastores que son padres de hijos con edad escolar proveyendo subsidios adicionales para la educación si las escuelas públicas, especialmente en las áreas urbanas, no son adecuadas para la moral y el desarrollo intelectual de sus hijos.
  • Aumentos. En asuntos de productividad, recompensa a los pastores que han trabajado bien en la viña del Señor proveyendo aumentos del costo de la vida y aún aquellos relacionados con su desempeño.
  • Proporcionalidad. Asegúrate de que los diferentes niveles de compensación en el personal pastoral estén relacionados con la experiencia y las responsabilidades de trabajo. Los pastores con experiencias y responsabilidades de trabajo similares deberían ser recompensados de igual manera.
  • Discipulado. Provee libros y un presupuesto de gastos de comidas para los pastores. Los libros son grandes herramientas para el evangelismo y el discipulado. Y en los asentamientos urbanos modernos, la mayoría del evangelismo y el discipulado ocurre durante almuerzos. El tiempo de almuerzo puede ser el tiempo del día más productivo de tu pastor, mientras él discipula a los individuos de la congregación y construye relaciones con no creyentes.
  • Crecimiento profesional. Provee un presupuesto para el crecimiento profesional de los pastores a ser utilizado para conferencias y para construir sus propias librerías. Los pastores que reciben compañía ocasional de otros pastores, y aquellos que continúan creciendo en el conocimiento de la Biblia, son pastores felices y efectivos. Equípalos para que te equipen a ti.

Considera también si la decisión de una compensación en particular motivaría a la esposa de tu pastor casado. No es fácil ser la esposa de un ministro, aún cuando el dinero no es una preocupación. Una iglesia podría complicar los desafíos de la esposa de un pastor cerrando las manos en lo que se refiere a cuestiones de vivienda, educación, gastos de hospitalidad, y los gastos razonables del ministerio.

Estas palabras de consejería son dadas primeramente a la iglesia dentro de un contexto americano contemporáneo. Pero independientemente del contexto en que se encuentren, las iglesias deberían buscar formas específicas de contextos para ser abiertas con los pastores que cuidan bien de la iglesia.

Guardándose de la Avaricia

El segundo principio compensatorio es que la iglesia no debería darle a sus pastores una compensación extravagante. Pedro se dirige a los pastores de esta manera: «Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto» (1 Pedro 5:2). Una manera efectiva de guardar a un pastor de la compensación exagerada es considerando la sabiduría colectiva de la compensación pastoral de muchas iglesias.

Un recurso excelente con el cual podemos comparar las decisiones sobre compensación pastoral está en el libro de Richard R. Hammar Compensation Handbook for Church Staff. El Manual está basado en una encuesta anual de iglesias, y presenta la información sobre la compensación organizada por categorías como la membresía de iglesia, ingresos, asentamientos (urbano, suburbano, y rural), educación pastoral, y provee datos sobre la compensación acerca del salario base, ayuda para la vivienda, subsidios, y beneficios. Este manual no sólo proveerá a las iglesias locales de una «información del mercado» relacionada con la compensación pastoral, sino que actuará como un freno para una compensación no razonable.

PRIMERO LAS PRIMERAS COSAS

No puedo hacer un énfasis exagerado en la importancia de la membresía y el liderazgo de una iglesia sana en el proceso de compensación pastoral. En mi trabajo, era un gran gozo encontrar una congregación, ancianos y diáconos que afablemente manejaban el proceso del presupuesto anual sin ninguna disputa o cruce de palabras. Donde había desacuerdos, la unidad del Espíritu prevalecía y los desacuerdos no se convertían en algo desagradable. «¡Cuán bueno y delicioso es los hermanos habitar juntos en unidad!» (Salmos 133:1). Enfócate primero en construir una iglesia sana, y el presupuesto vendrá como resultado de ello.