Pastoreo

Cómo seleccionar el plan de estudios para los hijos

Por Mark Redfern

Mark Redfern es pastor de Heritage Baptist Church en Owensboro, KY.
Artículo
26.06.2023

Antes de convertirme en pastor a tiempo completo, pasé más de una década siendo educador. Trabajé día tras día para preparar lecciones comprensibles para mis alumnos. Manejé conflictos en el aula. Trabajé junto a compañeros y padres. Me paré frente a personas para instruirles. Caminé junto a ellos en los altibajos de un curso escolar determinado. Hice una maestría en educación. En otras palabras, me estaba preparando para ser pastor, e incluso para escribir este artículo.

Dios usó ese tiempo para enseñarme un par de cosas sobre cómo evaluar e implementar un plan de estudios de manera efectiva.

He aquí cinco maneras en que tu iglesia puede comprometerse fructíferamente con la plétora de opciones curriculares a nuestra disposición.

1. Elige un plan de estudios teológicamente rico

No escatimes en teología cuando se trate del plan de estudios para los hijos de tu iglesia. El objetivo final es ayudar a nuestros hijos a conocer a Dios. Como dice el Salmo 78:5-7:

«Él estableció testimonio en Jacob,

Y puso ley en Israel,

La cual mandó a nuestros padres

Que la notificasen a sus hijos;

 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;

Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,

A fin de que pongan en Dios su confianza,

Y no se olviden de las obras de Dios;

Que guarden sus mandamientos».

Queremos que los hijos en nuestras iglesias «pongan en Dios su confianza». Eso ocurre cuando los padres (y las madres y otros) les enseñan «la ley y el testimonio». El contenido de nuestro plan de estudios debe ocupar el primer lugar entre nuestras prioridades. Debemos preguntarnos: ¿Cómo fomenta este plan de estudios nuestra confianza en Dios? ¿Se basa en la Palabra de Dios para fomentar esa confianza?

No te conformes con un plan de estudios superficial que no implante un conocimiento creciente de Dios como centro de su alcance y secuencia.

2. Elige un plan de estudios centrado en el evangelio

Aunque «la centralidad del evangelio» se ha convertido en una frase de moda entre los evangélicos, no permitas que su uso excesivo te disuada de su importancia. El plan de estudios no solo debe evaluarse por lo que enseña, sino también por cómo pretende lograr su objetivo.

Aunque la formación del carácter es importante, no debe presentarse en un marco moralista. Jesús nos enseñó que la Biblia trata acerca de él (Jn. 5:39, Lc. 24). Por tanto, busca un plan de estudios que no solo sea competente en el evangelio, sino que también esté impregnado de un clima evangélico. En otras palabras, un buen plan de estudios dirige la atención de las personas (una y otra vez, desde cada género de la Escritura) hacia la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

3. Elige un plan de estudios instructivamente diverso

No todas las personas aprenden igual. En mi época como profesor, me animaban a recordarme: «La pregunta no es: ¿Qué tan inteligente eres?”. La pregunta es: ¿Cómo eres de inteligente?. Esto me enseñó a estar atento a los talentos, dones y habilidades únicos presentes en mis alumnos y a tratar de instruirles de manera quea la vez que desarrollaba sus áreas débiles les ayudara a florecer en sus fortalezas.

Del mismo modo, deberíamos buscar planes de estudios para nuestros hijos que presten atención a estas dinámicas. ¿Se presentan todas las lecciones de forma unidimensional, centrándose únicamente en determinados tipos de alumnos? ¿O hay una sensibilidad evidente hacia los diversos estilos de aprendizaje, disposiciones y fortalezas?

Y no olvides que la Biblia nos ha dado un «manual de instrucciones para jóvenes»; se llama el libro de Proverbios. En él encontramos a Salomón utilizando lecciones de observación, comparación y metáfora para estimular el pensamiento y extraer aplicaciones.

4. Elige un plan de estudios atractivo para los padres

Como iglesias, tenemos la responsabilidad de fomentar y fortalecer los lazos entre los padres y sus hijos. No queremos socavar o usurpar su papel como principales instructores de sus hijos. Pablo ofrece un maravilloso equilibrio en su carta a los efesios. Escribe tanto a los hijos como a los padres (Ef. 6:1-4), recalcando a ambas partes sus responsabilidades mutuas, todo ello en el contexto de la iglesia local.

¿Qué aprendemos de todo esto? Como pastores (e iglesias), nuestro trabajo consiste en acompañar tanto a los hijos como a los padres para equiparles a fin de que vivan su vocación mutua. Debemos buscar un plan de estudios que refuerce esta obligación. El plan de estudios que elijamos debería tener un componente «parental», en el que los hijos y los padres utilicen las lecciones fuera del aula. Cuando se utiliza de esta manera, el plan de estudios puede ser una herramienta de discipulado significativa que repercute más allá de la lección de la escuela dominical.

A partir de ahí, menciónalo en las reuniones de oración. Recuerda periódicamente a los padres que hagan partícipes a sus hijos de lo que están aprendiendo.

5. Elige un plan de estudios que cree hábitos

La repetición es la clave del aprendizaje. Nuestros antepasados bíblicos y reformados lo sabían. Por eso, la catequesis ocupaba un lugar destacado en su enfoque educativo. Haríamos bien en elegir un plan de estudios que esté familiarizado con estos caminos trillados.

Asegúrate de que tu plan de estudios tenga en cuenta el valor de la repetición, la memorización y el catecismo. El plan de estudios no solo debe ser atractivo en el momento, sino que, lo que es más importante, debe crear hábitos inculcando canciones, memorización de las Escrituras y preguntas del catecismo para que las lecciones se graben en el corazón.

CONCLUSIÓN

Finalmente, dependemos del Señor para «edificar la casa» cuando trabajamos con nuestros hijos (Sal. 127). Pero, aun así, que el Señor nos haga «maestros constructores» (1 Co. 3) que busquen edificar con el grano de las Escrituras a través de contenidos teológicamente ricos y centrados en el evangelio y con el grano de los hijos a través de una instrucción diversa, el compromiso de los padres y la formación de hábitos [1].

 

Traducido por Nazareth Bello


* * * * *

[1] El libro Build on Jesus de Deepak Reju y Marty Machowski es un buen punto de partida. En cuanto a planes de estudios específicos, según mis observaciones, tres que cumplen las cinco características mencionadas (y estoy seguro de que hay más) son: The Gospel ProjectTruth78, y Praise Factory.