Clases esenciales: Buen Comienzo

Buen Comienzo – Clase 3: Escuchando a Dios

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
18.04.2017

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Clase esencial
Buen Comienzo
Clase 3: Escuchando a Dios


Ora

Introducción

Vamos a empezar esta mañana tomando un minuto para repasar las dos primeras semanas. Mientras estamos aprendiendo sobre los temas básicos de la vida cristiana, nunca está de más recordar lo que ya hemos cubierto hasta ahora y ver a dónde vamos.

¿Quién puede recordar el tema de la primera semana? Que somos «salvados por Dios». Aprendimos que apartados de Cristo estamos muertos y somos esclavos del pecado, además que la salvación es de principio a fin una obra de Dios. También, discutimos cómo el hecho de que Dios es el autor y consumador de nuestra salvación debería humillarnos, darnos gran confianza y garantía de nuestra salvación, y finalmente cómo eso nos motiva a glorificarle con nuestras vidas.

La semana pasada aprendimos que Dios nos salva para vivir vidas que sean agradables a él, y lo que es bien importante, nos ha permitido hacerlo dándonos una nueva naturaleza que está viva para Dios y muerta al pecado.

Así que hoy empezamos una clase de dos semanas de estudio sobre la comunicación con Dios. El tema de hoy es, «Escuchando a Dios». Este tema presupone dos verdades directamente relacionadas en el título:

  1. Dios habla
  2. Nosotros escuchamos

Creo que la importancia de esta lección, especialmente para el nuevo creyente, es ayudar a comprender la naturaleza de cómo Dios se comunica directamente contigo. Como cristianos, obviamente queremos saber cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas. Para saber esto, nosotros debemos aprender cómo él se ha revelado a sí mismo a nosotros y lo que él nos ha revelado de sí mismo —acerca de sí mismo y de la vida que nos llama a vivir como cristianos.

Para ayudarnos con esto vamos a buscar el Salmo 19.

¿No es un salmo hermoso? C.S. Lewis escribió sobre este Salmo, «Considero éste es el poema más grande en el libro de los Salmos y una de las mejores letras musicales en el mundo». 

  1. Vs. 1-6 (Alabanza a la creación)

EL Salmo 19 puede dividirse fácilmente en tres partes bien distintas. La primera sección incluye los versos 1-6. Vamos a seguir adelante y leer estos primeros 6 versos juntos. 

¿Cómo nos habla Dios, mirando los seis versos? Una forma fundamental en la cual Dios nos habla es a través de su creación. El salmista hace una declaración general: los cielos declaran la gloria de Dios. Él mira hacia arriba a los cielos o el firmamento, él ve la belleza tal vez de las estrellas o las muchas luces del atardecer o un amanecer y dice que esto, lo que él está mirando en toda su maravilla declara, la gloria de Dios.

Observa las magníficas acciones atribuidas a los cielos: emiten palabras (vs. 2) y, de hecho, tienen cuerdas vocales fuertes porque dice que por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En otras palabras, la creación habla fuerte y claramente, comunicando algo a todos los habitantes bajo el dosel del cielo.

P: Bueno, si los cielos, y yo creo que de manera general podemos incluir toda la creación, hablan, ¿qué nos dicen a nosotros? Para enfocarnos específicamente en este pasaje por un momento, ¿Qué nos dicen los cielos?

Hay un creador. El salmista busca y ve la belleza de los cielos y esto lo lleva a una única conclusión: Hay un creador y esto es obra de sus manos. De hecho, sabemos por Romanos 1, que la creación es la gran prueba de la existencia de Dios, conocida como la Revelación Natural. Esta pista es de hecho, tan grande que Romanos 1:18-20 dice que debido a ello, los hombres están sin excusa delante de Dios: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa».

La verdad declarada por Pablo en este pasaje es que la creación por sí sola hace que sea imposible para los hombres vivir como si Dios no existiera para luego se excusarse en la ignorancia. El Teólogo Matthew Henry tiene una gran manera de poner esto. Hablando de los cielos, él escribe «Todas las personas pueden oír estos predicadores naturales e inmortales hablarles en su propia lengua sobre las maravillosas obras de Dios».

La creación, en un sentido, nos predica, para que no tengamos la excusa de ser ignorantes de la existencia de Dios. Por desgracia, la maldad del hombre no sólo lo hace fallar en reconocer al creador, sino aún peor, como Pablo menciona en el versículo 23 de Romanos 1, lo ha llevado a adorar a la creación. Sin duda, esto tiene muchas formas—desde la adoración del sol y la luna, a adorar a los demás y a nosotros mismos.

En su libro Los Deleites de Dios, John Piper tiene un capítulo titulado, «El deleite de Dios en su creación». Allí escribe: «Está claro que la gloria de Dios es el mensaje principal que la creación quiere comunicar al ser humano. La gloria de la creación no es el mensaje principal, sino la gloria de Dios». Piper compara la gloria de la creación con la gloria de Dios, diciendo que amar a la creación más o en lugar del Creador es como un hombre que está enamorado de su anillo de boda y no de su esposa. Hay algo malo y perverso en eso.

A través de la creación, Dios nos habla y nos dice que él está allí y que él ha revelado su poder y su carácter mediante su creación y está a plena vista. Por tanto, en lugar de adorar a la creación, debemos ser como David en el Salmo 19, que mira hacia los cielos y los reconoce por lo que son—un reflejo de la gloria de Dios.

P: Ahora, ¿cuáles crees que son algunas de las cosas que la creación nos dice acerca de Dios?

R: Los siguientes casos son sólo unos pocos de muchos donde la Escritura une a la creación con cualidades divinas de Dios:

  • Su poder (Is. 40:25–26); «25 ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. 26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio».
  • Su sabiduría (Is. 40:28) «¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance».
  • Su amor/compasión/provisión a su creación (gracia común, Salmo 145:9, 15-16), entre otros… «9 Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras… Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida a su tiempo. 16 Abres tu mano, Y colmas de bendición a todo ser viviente».

Así que Dios nos habla a través de la creación y, ante todo nos dice que hay un creador. Y cuando nos damos cuenta y meditamos sobre lo que vemos en la creación, nos dice algo sobre lo que Dios es. El segundo punto, está sólo implícito, pero es una conclusión evidente e importante de señalar. Si la creación nos dice que hay un creador, entonces también nos dice que somos criaturas. Nosotros no creamos los cielos. No fue nuestra sabiduría y poder los que diseñaron lo que vemos en el mundo físico. Sabemos eso. Dios lo hizo. Darnos cuenta de esto nos obliga a afrontar nuestra propia dependencia de Dios. De nuestras propias capacidades creativas, sabemos que lo que creamos nos pertenece, que podemos hacer con eso lo que queramos.

Aunque no tengamos todas las piezas del rompecabezas del evangelio plantadas firmemente en nuestras mentes y corazones, entender que nosotros somos los creados y no el Creador, es un paso hacia entender que no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que estamos sujetos a quien nos creó. Este reconocimiento de nuestro Creador y su obra en la creación puede jugar un papel vital en la perspectiva correcta acerca de quiénes realmente somos.

Tenemos una idea de cómo funciona esto en el libro de Job en los capítulos 38-42. Después de que Job lamenta su condición, tiene preguntas sobre la justicia de Dios y exalta su propia justicia delante de Dios, Dios pone a Job en su lugar, y lo hace recordándole la maravilla de su creación:

Job 38:4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?

Házmelo saber, si tienes inteligencia.

5 ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?
¿O quién extendió sobre ella cordel?

6 ¿Sobre qué están fundadas sus bases?
¿O quién puso su piedra angular,

7 Cuando alababan todas las estrellas del alba,
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?

8 ¿Quién encerró con puertas el mar,
Cuando se derramaba saliéndose de su seno,

9 Cuando puse yo nubes por vestidura suya,
Y por su faja oscuridad,

10 Y establecí sobre él mi decreto,
Le puse puertas y cerrojo,

11 Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante,
Y ahí parará el orgullo de tus olas?

Y Dios continuó… Cuando había terminado de describir la complejidad y la genialidad de la creación, Job era un hombre totalmente cambiado. Ahora entiende más completamente a Quién estaba hablando y realmente acusándolo de ser injusto, y su única respuesta fue el humillado silencio.

La maravilla y la magnificencia de la creación tan poderosamente descritas por Dios mismo, causaron a Job a darse cuenta de cuán dependiente era de Dios y de cuán ignorante era de los diseños de Dios. Si Job no puede comprender los designios de la creación física de Dios, que puede ver con sus ojos, ¿cómo podría él posiblemente entender los designios de la justicia de Dios, que no puede ver con sus ojos?

La creación nos revela la gloria de Dios y nuestra dependencia de él.

P: En definitiva, ¿qué es lo que ver los cielos hace que el salmista haga? ¿Cuál es su respuesta a la gloria de Dios en el versículo 6?

R: Él adora / alaba a Dios. El propio lenguaje que utiliza expresa asombro y maravilla y una alegría real que se dirige enteramente a Dios.

Entonces, este verano en tus vacaciones, si te relajas viendo una magnífica puesta de sol o mirando hacia el horizonte a través de un vasto océano y te sientes humillado por tu propia pequeñez y te maravillas en el poder y la majestad de Dios, y si eso te lleva a adorar Dios… bueno, esa es la respuesta adecuada a lo que Dios te está diciendo a través de su creación. Es la misma respuesta del salmista en el Salmo 19.

Para resumir lo que hemos discutido hasta ahora, una forma fundamental en la cual Dios nos habla es a través de su creación. Como escribió Horatius Bonar en su himno, «O Amor de Dios, Cuán Fuerte y Verdadero»: «O cuán amplio y maravilloso amor, te leemos en los cielos arriba; te leemos en la tierra abajo, en los mares que crecen y en los arroyos que fluyen».

La creación de Dios revela su gloria, su poder, su majestad y nuestra dependencia.

III. vs. 7-11 (Dios nos habla perfectamente en su palabra)

Bueno, no sólo Dios nos habla a través de la creación, él también nos habla a través de su palabra.

Y lo vemos cuando pasamos a la segunda parte del Salmo que incluye los versos 7-11. Vamos a leer esto juntos.

P: Entonces, específicamente ¿de qué otra forma nos habla Dios, según a David?

R: Su Ley

Tan magnífica como es la revelación natural, al final del día, es simple e incompleta en comparación con la palabra revelada de Dios. Específicamente, en el Salmo 19, David se refiere a la Ley del Señor y dice que los mandamientos del A.T., son la divina Ley de Dios dada a su pueblo. Curiosamente, sabemos por Éxodo 31:18 que esta ley comenzó con la palabra escrita de Dios, al dar los diez mandamientos a Moisés y realmente los escribió en las tablas de piedra con su dedo.

Creo que es instructivo aclarar que en el momento en que David está escribiendo, Cristo obviamente no había venido, no se había escrito el Nuevo Testamento, sin embargo, aquí vemos que a través de la Ley, Dios le revela a los israelitas su carácter y su moral. Y David afirma a) que Dios nos habla o se revela a nosotros a través de su Palabra, y b) que su Palabra es perfecta.

Así pues, en este Salmo, tenemos las dos formas primarias dadas a nosotros de que Dios nos habla: A través de su creación y su palabra, en este caso la palabra es la ley, que David describe como perfecta. Y parte de su perfección reside en su efecto, para revivir el alma, para dar vida.

Bien, vamos a profundizar en cómo el salmista describe la palabra de Dios. Además de ser perfecta, es digna de confianza (vs. 7), da sabiduría (vs. 7), es verdad (vs. 8), alegra el corazón y alumbra los ojos ciegos (vs. 8).

Y, ¿por qué tiene este efecto? Bueno, porque la palabra de Dios, su ley, tiene a Dios, el omnisciente, nuestro creador, como su autor. Estos subproductos de la revelación de Dios a través de su ley, como el gozo, la iluminación y la sabiduría, son prueba de su origen divino.

Hay una tendencia a descuidar la ley como algo poco importante por causa de Cristo. El evangelio es la buena noticia de Jesús, la ley simplemente nos dificulta y nos da peso como a los fariseos. Sin embargo, es importante para nosotros como cristianos recordar un par de cosas con respecto a la revelación de Dios en su ley:

En primer lugar, Cristo no vino a destruir la ley sino a cumplirla. Por lo que todavía nos revela la santidad de Dios y cómo él desea que vivamos. Sabemos por los evangelios que el resumen de la ley y los profetas (A.T.) es amar al Señor, nuestro Dios con todo nuestro corazón alma y mente y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Así, por un lado, sabemos que el Cristianismo no trata claramente de una lista legalista de reglas, sobre qué hacer o no hacer. Por otro lado, los mandamientos que se encuentran en la palabra de Dios reflejan su santidad perfecta, la belleza de su carácter moral y nos ayudan a conocer el tipo de vida que Dios nos ha llamado a vivir.

En segundo lugar, la ley también revela nuestro propio pecado (Romanos 7) y nos apunta a aceptar a Cristo, el único que siempre cumplió la ley perfectamente, como nuestro sustituto. Nos revela nuestra incapacidad de vivir en completa conformidad con la ley moral de Dios y nuestra necesidad de Cristo y su obra a nuestro favor.

Bien, continuando en nuestro pasaje….

Tan valiosa es la revelación de Dios a través de su Palabra, que David compara la ley con el oro y la plata. (v. 10). De hecho, él dice que es muy superior a la abundancia del oro más puro. Sabemos que el oro lo hace a uno vivir-bien, mucho oro lo hace a uno rico. David esencialmente implica que las ordenanzas de Dios, sus leyes, etc. Lo hacen a uno rico en sabiduría, gozo y verdad.

Hay algunas verdades que necesitamos tener en cuenta al considerar el valor de las leyes de Dios…

En primer lugar y lo más importante, el valor de la palabra de Dios radica en el hecho de que nos lleva a un conocimiento más completo y más íntimo de Dios mismo. Vemos esto muy claramente en Proverbios 2:1–5

Dice: «Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios».

Y de acuerdo a Proverbios, la manera de conseguir ese conocimiento es buscar a Dios. Además, así como las leyes de Dios nos llevan al conocimiento de él, también añaden beneficios según nuestro pasaje.

P: ¿Qué dice David en el versículo 11 que las leyes de Dios hacen por nosotros?

R: Nos advierten y nos otorgan grandes beneficios.

Primero, nos advierten, lo que significa que la obediencia a las leyes de Dios está diseñada, en parte para protegernos del mal. He estado leyendo Proverbios recientemente, y ese libro es un gran ejemplo de cómo seguir los caminos de Dios como son expresados en su ley nos mantienen lejos del mal. Así, Proverbios es un gran recurso si quieres sabiduría práctica que es más de lo que David dice aquí: Esa es la palabra de Dios, tal como está expresada en su ley, nos advierte y nos protege.

Y en segundo lugar, David dice que al guardarlos hay gran recompensa. Ya hemos señalado que nos aporta conocimiento de Dios. En este pasaje vemos que nos guarda del mal, y nos da gozo y sabiduría en esta vida. Pero también sabemos que al final nuestra recompensa por obedecer la palabra de Dios no se encuentra incluso en esta vida, sino en la siguiente vida, donde Pablo nos dice que, «Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman». (1 Co. 2:9).

Así que retrocediendo, por un minuto, si Dios nos revela su poder, sabiduría y amor (gracia común), de tipo general, a través de la creación, entonces su palabra, expresada a través de su ley nos revela su carácter moral (santidad), y cómo él desea que sea nuestro vivir.

Resumiendo los versos 7-11, Dios se comunica con nosotros directamente a través de su palabra: Lo que los teólogos llaman Revelación Especial. Este es el medio a través del cual Dios ha comunicado cosas particulares sobre él mismo y su voluntad para nuestras vidas.

¿Alguna pregunta?

  1. Versos 12-14 (Oración de perdón y aceptación)

Por último, echemos un vistazo a los versos 12-14. Leamos esto juntos…

P: ¿Cuál es la respuesta del salmista a la revelación natural de Dios en la creación y su revelación directa a través de su palabra?

R: Parece que causa en él un auto-examen.

Así, después de reflexionar sobre la gloria de Dios revelada a través de su creación y la verdad revelada en su palabra, David se siente humilde. Él reconoce su imperfección y pecado, que le lleva a la confesión delante de Dios y finalmente a una oración para ser irreprensible delante de Dios. Y luego observa que el salmista cierra con una oración pidiendo que sus palabras y sus meditaciones sean agradables delante del Señor. El deseo de David se convierte en agradar a Dios.

Creo que incluso en una iglesia como CHBC donde se predica fielmente la palabra de Dios, es fácil no permitir que nos afecte. Entonces, David aquí proporciona un gran modelo para nosotros. No sólo toma tiempo para meditar en la revelación de Dios, sino que es desafiado por ella de una manera que le lleva a la humildad y a la oración para que Dios le cambie. Entonces la pregunta para nosotros es: ¿Somos como David? ¿Nos tomamos tiempo para considerar lo que Dios nos ha dicho? ¿Y entonces le estamos pidiendo diligentemente que utilice su palabra para cambiarnos?

Estas son cosas buenas para meditar en esta semana, mientras sigues con tu vida cotidiana.

Bueno, antes de continuar… Sólo quiero destacar brevemente la teología implícita (reflexión teológica) del Salmo 19:

  1. La gloria de Dios, majestad, poder y dominio es evidente a través de la revelación natural en la creación. (vss. 1-6; cf. Romanos 1)
  2. Las Escrituras son la inerrante e infalible revelación especial de Dios, revelando sus justos requerimientos y dando vida a aquellos que los obedecen. (vss. 7-11)
  3. La respuesta del hombre ante la revelación de Dios, ya sea natural o específica, debe ser arrepentimiento humilde y fe. (vss. 12-14).

Así que, esencialmente, el Salmo 19 nos da un marco útil de cómo Dios nos habla a nosotros, lo que nos dice, y cuál debe ser nuestra respuesta a su revelación.

¿Alguna pregunta?

  1. 2 Timoteo 3:14-16

En definitiva, la prioridad de la palabra de Dios es enseñada no sólo en el Antiguo Testamento, sino también en el Nuevo Testamento. Antes de que Cristo ascendiera al cielo, promete a sus discípulos que el Espíritu Santo sería enviado para recordarles todo lo que Cristo les había enseñado y también que el Espíritu Santo revelaría a ellos la verdad detrás de lo que habían visto y oído con Cristo.

El teólogo Wayne Grudem escribe que «los apóstoles, entonces, tienen autoridad para escribir palabras que son palabras de Dios, iguales en estatus de verdad y autoridad a las palabras de las Escrituras del Antiguo Testamento. Hacen esto para registrar, interpretar y aplicar a las vidas de los creyentes las grandes verdades sobre la vida, muerte y resurrección de Cristo». (2 Pedro 3:16 / 1 Timoteo 5:17-18)

En 2 Timoteo 3:14-16, tenemos una fuerte afirmación en el Nuevo Testamento de la prioridad de la Escritura como la forma en que Dios nos habla. Está en tu folleto. ¿Puede alguien leer esto en voz alta? «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra».

P: ¿Cuál es el origen de la Escritura? ¿De dónde proviene?

R: Dios (vs. 16, inspirada por Dios)

Las palabras de Pablo refuerzan la verdad de que la Escritura es la forma principal en la que Dios nos habla. ¿Cuánto de la Escritura es inspirada por Dios? Toda, no sólo el N.T. Y no sólo nuestros libros favoritos – incluso las partes más oscuras y difíciles – son todas inspiradas por Dios y útiles para nuestro crecimiento en santidad y piedad. Todas nos dicen algo acerca de Dios y de cómo debemos vivir como sus hijos.

Por ejemplo, nunca entenderemos la profundidad de la soberanía de Dios si ignoramos el libro de Éxodo y cómo Dios saco a su pueblo de Egipto y les proveyó a ellos. Tampoco entenderemos su fidelidad y su justicia si ignoramos a los profetas. Y lo que es importante, si ignoramos los primeros cinco libros de la Biblia, nunca entenderemos cómo el Antiguo Testamento anticipa a Cristo y cómo Cristo cumplió la ley de A.T. Por tanto, si eres un nuevo creyente, en particular, es importante tener en cuenta que toda la palabra de Dios es provechosa para ti, hoy, mientras continúas andando con el Señor.

Es por eso que notarás que la predicación en CHBC se alterna entre el A.T. y el N.T. en el transcurso del año, y por eso siempre escucharás un devocional del domingo por la noche sobre el mismo tema pero desde el otro Testamento de lo que fue predicado en la mañana. Se trata de confirmar el punto de que toda la Escritura es inspirada por Dios y es toda útil para instruir.

Según nuestro pasaje, la Biblia es el medio de Dios para lograr dos cosas: Primero, él dice que nos hace sabios para nuestra salvación.

P: ¿Qué crees que Pablo quiere decir con que nos hace sabios para salvación?

R: Que todo lo que necesitamos saber acerca de cómo reconciliarnos con Dios se encuentra en ella.

La Escritura no está diseñada principalmente para enseñarnos cómo ser buenos administradores de nuestro dinero o para ayudarnos con esa dura relación que tenemos. Más bien, nos señala el camino a Dios. Nos hace «sabios para la salvación».

En segundo lugar, también vemos que la Escritura nos equipa para toda buena obra. Una vez más, Pablo nos lleva nuevamente a este concepto de que la vida de un cristiano debe caracterizarse por buenas obras. Lo vimos como una aplicación de ser «Salvados por Dios» y luego «Viviendo en los caminos de Dios», y lo vemos otra vez aquí. Y no es sólo que debemos hacer buenas obras y luego no nos da ninguna pista sobre lo que esto significa. Más bien la palabra de Dios nos ha sido dada, y nos equipa en todo lo que hacemos.

Al considerar esto, creo que es importante tener en cuenta lo práctica que es la Biblia para nuestras vidas. A menudo he escuchado a cristianos decir que hoy en día la gente quiere sermones que sean prácticos. Y lo dicen de tal forma, que pareciera que tienes que ser realmente creativo con la Escritura para poder conseguir aplicaciones prácticas de ella.

Pero Pablo dice que la Escritura nos equipa para realizar toda buena obra que Dios nos ha llamado a hacer. Fundamentalmente, nos revela quién es Dios, quienes somos nosotros y cómo nos podemos reconciliar con él. Con ese conocimiento, entonces nos equipa para vivir una vida que refleje la esperanza que tenemos en Cristo.

Así, por ejemplo, la Palabra nos dice cómo comportarnos como cónyuges o como padres hacia nuestros hijos, con nuestros vecinos, cómo adorar a Dios, lo que significa vivir una vida honesta y recta, cómo los cristianos deben tratarse entre sí. También tiene mucho que decir sobre la ira, la lujuria, la tentación, lo que debe motivar tu fidelidad en el trabajo, cómo ser verdaderamente humilde, cómo ser buenos administradores de las bendiciones terrenales. Y la lista puede seguir y seguir… El punto es que Dios nos ha hablado de forma perfecta a través de su Palabra y al saberlo, estamos equipados con todo lo que necesitamos no sólo para cumplir los desafíos de la vida, pero para superarlos de una manera que glorifique a Dios.

Así que cuando los cristianos dicen, «Dios me habló en un sueño, o en oración y me dijo que hiciera esto y lo otro…» Debemos ser cuidadosos. Es posible que Dios eligiera comunicarse a través de medios extraordinarios, sin embargo ese no es su modus operandi- y nunca nos ordenaría hacer algo contrario a su voluntad como está revelada en la Escritura. Él ha elegido revelarse a nosotros a través de su palabra – que tiene su cumplimiento en la persona y obra de Cristo. Así, cada experiencia que tengamos y cualquier iluminación de la verdad que podamos pensar que viene de Dios, debe ser siempre examinada a través del lente de la Escritura. Es cómo Dios se ha revelado a sí mismo y su última voluntad para nuestras vidas, es decir, para ser santos e irreprensibles delante de él.

¿Preguntas…? 

Conclusión

Hemos visto que Dios se revela a nosotros a través de su creación y lo más importante, a través de su palabra. Su creación muestra su majestad, su poder y su conocimiento. La creación revela el carácter de Dios al igual que una huella dactilar revela la identidad de un hombre. Sin embargo, la palabra de Dios, sus leyes y ordenanzas, nos hablan de manera perfecta mientras nos dan vida y luz y nos proporcionan las advertencias y las recompensas. También son parte integral de nuestra salvación y nos enseñan y equipan para toda buena obra.

Entonces, ¿cómo podemos conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas? Fundamentalmente, tenemos que escuchar lo que él ya nos ha dicho. Eso significa que queremos ser estudiantes de la Biblia, leyendo y meditando en ella todos los días, estudiando con otros cristianos, asistiendo fielmente a la predicación pública y enseñanza de la palabra de Dios y luego aplicándola en nuestras vidas, acompañada de la oración.

Dos recomendaciones de libros. Si estás interesado en reflexionar más sobre la función y autoridad que la Escritura debería desempeñar en nuestras vidas, lee Fundamentalismo y la Palabra de Dios de J.I. Packer. Si estás buscando ayuda con un plan diario de meditación y de cómo aplicar la Escritura a tu vida, prueba Por Amor a Dios de Donald Carson. Ambos están en el puesto de libros y son excelentes recursos.

Próxima semana – Hablando con Dios