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África, el evangelio de la prosperidad y el problema de las iglesias desprotegidas

Por Ken Mbugua

Ken Mbugua es un pastor de la Iglesia Bautista Emmanuel en Nairobi, Kenia. Le puedes seguir en Twitter @kenmbugua.
Artículo
23.05.2018

No se puede negar que las distorsiones del evangelio han sido integradas en muchas de las iglesias que se encuentran en África, siendo la principal de ellas el evangelio de la prosperidad. Pero antes de lidiar de manera efectiva con el asunto del evangelio de la prosperidad debemos preguntar porque tantas iglesias africanas permitieron que este falso evangelio se integrara sin ser desafiado. ¿Dónde estaban los guardianes, los que dan la señal de alerta? Incluso ahora, ¿por qué existe un silencio ensordecedor en las tantas iglesias que ahora están dominadas por indígenas?

El problema actual del evangelio de la prosperidad, más que nada tiene su fundamento en un problema eclesiológico que viene de tiempos antiguos.

Hablando en términos generales, pareciera como si los esfuerzos del evangelio de años anteriores en África no hubieran venido con mecanismos que pudieran hacer que los cristianos profesantes protegieran y preservaran el evangelio de estas constantes amenazas de distorsión. Por ejemplo, se ha brindado poca atención al hecho de entender cuidadosamente la doctrina de la conversión y lo que eso significa para la membresía significativa de la iglesia o la disciplina de iglesia.

Asimismo, los misioneros y los pastores no han consultado la relación que tiene el evangelio con el gobierno de la iglesia, la responsabilidad de cada miembro de guardarse de los falsos maestros o la necesidad de una pluralidad de ancianos. En lugar de eso, el evangelio es tomado por sentado y la iglesia africana sufre. Permanece con una necesidad desesperada de misioneros e iglesias que entiendan los problemas y se encuentren equipados con soluciones mejores y más bíblicas.

¿DÓNDE ESTÁN TODOS LOS «CRISTIANOS»?

Los misioneros que trabajan en las partes alcanzadas de África se enfrentan actualmente a una sociedad que ha sido vacunada contra el evangelio. Las ciudades están llenas de personas que han sido bautizadas y reconocidas como miembros de iglesias de una denominación u otras, afirmando así su estatus como cristianos aun cuando muchos viven vidas que no muestra ningún fruto de la obra del Espíritu o evidencia de una vida de arrepentimiento y fe en Cristo. Por ejemplo, 80 por ciento de mis hermanos kenianos se identificarían a sí mismos como cristianos pero muchos no asisten regularmente a la iglesia, por no decir nunca. Ellos no necesitan el evangelio y la iglesia, o por lo menos eso piensan, porque ya son «cristianos».

Otros que podrían frecuentar la iglesia más que este grupo anterior, asiste a iglesias donde el evangelio no es explicado claramente. Y aunque son fervientes en su religión, una gran parte de este grupo lucha con la explicación del evangelio aun en su forma más básica. Los ministerios del verdadero evangelio establecidos décadas atrás, en muchos casos se han convertido en iglesias teológicamente débiles que han incurrido en varias enseñanzas del evangelio de la prosperidad.

No es de extrañar que los falsos evangelios están haciendo estragos en África con poca o ninguna resistencia. Cuando las iglesias están llenas de aquellos que no conocen el evangelio y están en muchos casos viviendo vidas que no son dignas del evangelio, entonces no pueden protegerse a sí mismos de las distorsiones de la doctrina y la vida del evangelio y mucho menos levantar un alerta en su comunidad acerca de las falsificaciones que se disfrazan de verdad.

Sabemos que Dios permanece fiel y que ha separado a los suyos en estos lugares. Es nuestra constante oración y esperanza que Dios separe a muchos más de ese rebaño para que un día sea definido el escenario de la iglesia en África, y así el evangelio de la prosperidad pueda morir aquí pero hoy el problema continúa. Por tanto, ¿cómo podemos hacer misiones de una manera que proteja el evangelio de la generación actual y las generaciones futuras?

¿ES SUFICIENTE LA EDUCACIÓN TEOLÓGICA?

Una gran cantidad del esfuerzo misionero está actualmente siendo enfocado en la educación teológica. En muchos casos los pastores de las ciudades no tienen ningún tipo de entrenamiento teológico. Hablando de forma general, los antiguos esfuerzos misioneros no hicieron énfasis en equipar a los pastores que eran dejados «a cargo». Esta ausencia de discipulado permanente ha dado lugar a un aumento de la teología superficial dejando a muchas iglesias locales vulnerables a cualquier error infiltrado en la sociedad hasta el momento.

Como respuesta a esta situación, se están estableciendo instituciones teológicas a lo largo del continente. Las conferencias y los seminarios abundan mientras nos actualizamos luego de darnos cuenta de que los esfuerzos misioneros anteriores, aunque fueron útiles al llevar a muchos al Señor, demostraron ser poco confiables para preservar el evangelio para la próxima generación. Esta es una buena labor y es urgente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos renovados para entrenar a los pastores nuestro continente aun tiene escasez de hombres capacitados para dar el entrenamiento, así como de recursos suficientes para terminar la tarea.

AÚN PERMANECE UN PUNTO CIEGO

Ahora bien, hay un punto ciego que aún afecta estos admirables esfuerzos misioneros. Muchas de las labores de plantación de iglesias y entrenamiento pastoral carecen de énfasis en la iglesia local. La Teología Sistemática y otras ramas de la doctrina cristiana son muy enfatizadas, como debe ser, pero desafortunadamente la eclesiología permanece como algo asumido y como resultado malentendido. Esta es una triste realidad, especialmente porque estas iglesias locales asumidas son el plan principal de Dios para la forma como será difundido y preservado el evangelio de las generaciones futuras, no los seminarios, ni las conferencias, ni los centros de entrenamientos teológicos.

En una carta muy eclesiológica dirigida a Timoteo, Pablo escribió: «Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad» (1 Timoteo 3:14-15). La manera como una iglesia desarrolla su vida de comunidad tiene mucho que ver con la forma como preservan la verdad.

La generación actual de África habría sido bien servida por iglesias que habrían estado tan dispuestas a excomulgarlas como a bautizarlas. Tener una ciudad llena de personas que dicen ser seguidores de Cristo pero viven vidas indignas del evangelio, distorsiona la verdad de evangelio tanto para esta generación como para la venidera. Dios no desea preservar la verdad a través de libros teológicamente correctos. Él quiere vidas que reflejen esa verdad viviéndola juntos en las iglesias locales.

NECESITAMOS IGLESIAS FIELES

Si enseñamos a las iglesias de hoy que la pelota se detiene con ellos y que no son simples espectadores en la misión sino guardianes del evangelio, entonces tal vez puede que despidan al próximo pastor que comience a predicar una herejía. Si enseñamos a las iglesias que la conversión es más que expresar una oración y si dejamos de pedirles a las personas que caminen por el pasillo o levanten su mano para recibir a Jesús, podríamos tener iglesias más pequeñas cautivadas por la impresionante gracia de Dios en lugar del pastor elocuente y equivocado con un traje brillante. Podríamos tener iglesias que guardarán el evangelio más fervientemente para la gloria de Dios.

Las plagas del evangelio de la prosperidad y los falsos convertidos no son el problema principal de la iglesia africana, estos son simplemente síntomas de un problema mayor. Dios quiere que la iglesia local sea edificada para que pueda soportar los diferentes vientos del error. Hoy puede ser el evangelio de la prosperidad y mañana el gnosticismo. Enfocarse más en el esfuerzo misionero para edificar iglesias sanas ayudará a proteger el evangelio de nuestra generación y de las generaciones futuras.

Traducido por Samantha Paz.


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