Membresía

9 Sugerencias para que mejores las reuniones de miembros

Por Brad Wheeler

Brad Wheeler es Pastor Asociado de Capitol Hill Baptist Church en Washington, D. C.
Artículo
29.02.2020

Muchos de nosotros tenemos historias traumáticas de reuniones de miembros que han resultado terriblemente mal. ¿Pero siempre tienen que terminar en amargura y disputas? No lo creo. Aquí hay nueve sugerencias para ayudar a establecer las reuniones de miembros en la dirección correcta.

1. Deja de llamarlas «reuniones de negocios»

Deja de llamarlas «reuniones de negocios», que evocan imágenes de líderes corporativos que luchan por un beneficio personal. En cambio, llámalas reuniones de «miembros», o reuniones de «familia», o algo más que sugiera que venimos a servir la agenda de Cristo, y no la nuestra.

2. Recuerda que una reunión de miembros es para los miembros

Recuerda que una reunión de miembros es para miembros. Una reunión de miembros no es una reunión pública, por tanto, disculpa amablemente a los visitantes extraviados al comienzo de la reunión, haciéndoles saber que son más que bienvenidos en cualquiera de sus reuniones públicas semanales. Los visitantes no tienen más derecho a participar en las reuniones de miembros de tu iglesia, que aquel que tienen los ciudadanos de un país a participar con su voto en las elecciones de otra nación.

3. Apunta a roles de membresía que sean precisos

Intentar realizar reuniones de miembros saludables, sin una lista de miembros saludables es como invitar al zorro al gallinero.

4. ¡Ora!

¡Ora! Necesitamos la sabiduría que solo Dios puede conceder (Santiago 1: 5-6). Necesitamos confiar en las únicas armas que tienen poder divino para destruir las fortalezas del diablo (2 Co. 10: 4). Entonces comienza orando para que el Espíritu de Dios, no el ingenio falible y el hombre caído, guíe tu reunión.

5. Pronuncien juntos el Pacto de la iglesia

Pronuncien juntos el pacto de tu iglesia. De vez en cuando tenemos que presionar el botón «resetear». Eso es parte de lo que hace un pacto de iglesia. Nos saca del mundo dominado por el «yo» en el que vivimos y nos ayuda a reorientarnos en torno a las verdades bíblicas básicas. El pacto de iglesia significa para la membresía lo que los votos son para el matrimonio: nos ayudan a definir el cómo viviremos juntos. Tales votos y promesas no resuelven mágicamente las divisiones. Pero pueden ayudarte a abordar con más humildad tales divisiones al recordarse a sí mismos que prometieron «trabajar y orar por la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz», mientras ejercen un «cuidado afectuosos y vigilancia sobre cada uno».

6. Dedícate a lo más importante

¿Qué podría ser esto? El definir quién es la iglesia.

Prácticamente, esto es quién está considerado dentro de la membresía y quién está fuera de ella. Esto ayuda a enseñar que quienes somos es, fundamentalmente, más importante que los detalles en sí. Por ejemplo, continuamos cenando los miércoles por la noche.

7. Ocasionalmente, recuerda a la gente qué es y qué no es el congregacionalismo

Recuerde a la gente qué es y qué no es el congregacionalismo. Algunos tienen la noción errónea de que el congregacionalismo es lo mismo que la democracia, o es el resultado de ésta. Nada de esto es verdad.

Sí, Jesús le dio las llaves del reino a la congregación (Mt. 16.19) cuando se trata de asuntos de membresía de la iglesia (2 Co. 2: 6), disciplina (Mt. 18:17; 1 Co. 5: 1-13) y doctrina (Gálatas 1: 6-9; 2 Ti. 4: 3). Y sí, cada miembro tiene un voto. Pero eso no significa que haya algo piadoso en el debate por el bien del debate, o que sea el derecho de cada miembro hacer que se escuche su voz, o que los ancianos y los diáconos sirvan como una legislatura bicameral. Los ancianos aún están llamados a gobernar (1 Ti. 5.17), y a los miembros se les llama a someterse y obedecer para su propio bien (He. 13.17).

Hacer el papel de abogado del diablo o de opositor es una marca de inmadurez, no es una insignia de honor. Haríamos bien en recordarle a nuestra gente que cuando Pablo exhorta a Timoteo a huir de las «pasiones juveniles» (2 Ti. 2.22), no estaba pensando primero en el pecado sexual, sino a los pleitos.

8. Sé rápido para informar y no actúes a la defensiva

A muchos se les ha enseñado a desconfiar de la autoridad, y que el poder corrompe. Por tanto, donde hay falta de información, la duda y el cinismo corren desenfrenadamente. Y aunque esto no es una actitud piadosa es sabio reconocer que existe, y recordar que la congregación rara vez está al tanto, de toda la información que tú posees. Así que da un paso al frente, informando regularmente a la congregación acerca de lo que se está deliberando y pensando.

9. Sabes que cometerá errores

Al final del día, dirigir reuniones de miembros saludables es más un arte que ciencia. Cometerás errores. Eso es inevitable.

Así que, discúlpate cuando sea necesario y corrige lo que puedas. Y no te desanimes demasiado. Porque, aunque sientas que has fracasado, Cristo ha prometido que la iglesia nunca lo hará (Mt. 16.18). Entonces, aprende lo que pueda de tus errores y continúa sirviendo de todo corazón, como para el Señor, y no para los hombres (Ef. 6.7).


Traducido por Renso Bello.