Reseñas

Reseña del libro: Uncomfortable [Incómodo], de Brett McCraken

Reseña de Shane Williamson

Shane Williamson es pasante de pastoral en la Iglesia Bautista de Brackenhurst, en Sudáfrica.
Review
11.12.2019

«Granos de café medio tostados, por favor».

El mostrador era esplendoroso, lleno de una gran variedad para elegir. Seleccionar y escoger los granos que llevaría a casa era un deleite. Me aseguré de que fuera una buena bolsa apretándola y permitiendo que el aroma de los granos saliera por los pequeños agujeros que estaban cerca de la parte de arriba. Ahora, algunos ciertamente considerarían mi pasión por el café como algo desagradable, elitista o tal vez simplemente raro. Independientemente de cómo lo percibas, el punto es que me gusta mi café de una manera en particular. Cualquier otra cosa que no sea lo que prefiero es simplemente incómoda, y la comodidad trae gozo, tranquilidad y satisfacción. Esta es la realidad en que vivimos: todos buscamos la comodidad.

Desafortunadamente, esta búsqueda de la comodidad ha tomado su lugar en nuestras vidas como cristianos al igual que en la iglesia. Queremos bancas cómodas, música cómoda, predicación cómoda, relaciones cómodas, santificación cómoda, responsabilidad cómoda, y aún un café cómodo después del sermón ¡(medio tostado, claro)! El punto es que todos buscamos la comodidad.

Pero el hecho de que algo sea verdadero no dice nada de su validez. Por eso es que Brett McCraken establece en su libro, Incómodo: el desafío difícil y esencial de la comunidad cristiana, desafiar las nociones de comodidad que se han infiltrado en la vida cristiana y la iglesia. McCraken llama a la iglesia a examinarse a sí misma. Por mucho tiempo, la iglesia occidental ha ignorado las maneras en que la cultura ha formado su entendimiento de la comodidad. En las palabras del libro de McCraken: «nuestra cultura consumista nos ha condicionado a creer que nadie y nada debería interponerse entre nosotros y lo que queremos. El resultado es que las preferencias personales se convierten en algo sacrosanto» (162).

Las soluciones, claro, no exactamente reflejan una imagen cómoda. Pero dichas correcciones son necesarias, y McCraken nos hace un recordatorio adecuado y necesario de lo que nosotros como cristianos y la iglesia estamos llamados a hacer en esta vida.

RESUMEN

«Cuando la iglesia cristiana es cómoda y cultural, tiende a ser débil. Cuando es incómoda y contracultural, tiende a ser fuerte» (34). Construido sobre este fundamento, Incómodo, está compuesto de dos partes: fe incómoda e iglesia incómoda.

La primera busca sonar una alarma y recordarnos a nuestro Salvador sacrificado. La fe cristiana está compuesta de una cruz incómoda, un llamado incómodo a la santidad, verdades incómodas que nos definen, amor incómodo hacia los demás, el incómodo Consolador que nos santifica, y la labor incómoda de la misión.

La «fe» incómoda da lugar a e interactúa dramáticamente con la segunda parte: la iglesia incómoda. Para McCraken, la iglesia es «el cuerpo de Cristo, el organismo que Dios ha escogido para manifestar físicamente al Hijo al mundo a través del poder del Espíritu Santo» (119). En cualquier iglesia, experimentamos y tenemos que vivir con la realidad de lidiar con personas, diversidades, adoración, autoridad, unidad y compromiso incómodo. McCraken concluye la segunda parte con el capítulo «Comodidad Contracultural», que ofrece una petición final y exhortación a que la iglesia se vindique a sí misma. Él escribe: «si la iglesia está para prosperar en el siglo veintiuno, debe recuperar las paradojas opuestas y profundas de lo que Cristo la llama a manifestar: un reino donde el último es el primero, dar es recibir, morir es vivir, perder es encontrar, el menor es el mayor, el pobre es rico, la debilidad es fortaleza, servir es gobernar» (190).

UNA CORRECCIÓN ÚTIL

Hay mucho de este libro que disfruté y por lo cual fui desafiado. La escritura de McCraken es fresca, y está llena de una preocupación y cuidados genuinos por el testimonio de la iglesia en nuestro mundo moderno. De muchas maneras, leer Incómodo me proveyó de una «teología de la comodidad». Algunas cosas en particular se destacan.

En primer lugar, la primera parte me recuerda lo que es la vida cristiana y lo que debe reflejar. ¿Tienes hermanos y hermanas en tu iglesia que luchan por entender como la cruz debe impactar sus vidas? ¿O tu iglesia tal vez busca autenticidad más que la santidad? Dar este libro a los miembros de la iglesia ciertamente ayudará a proveer correcciones bíblicas a un concepto consumista del cristianismo que inconscientemente permea las mentes de nuestros rebaños.

Segundo, McCraken expone el error al tratar de combinar nuestras iglesias con el paisaje cultural. La vida cristiana es un llamado a estar apartado. Esto inevitablemente da lugar a una vida incómoda. Necesitamos no preocuparnos mucho por la opinión del mundo sobre nosotros, de la misma manera que necesitamos preocuparnos por lo que Dios piensa sobre su iglesia:

La vida cristiana no es un llamado a ser fiel a ti mismo. Es un llamado a negarte a ti mismo, o por lo menos a negar aquellas partes de ti mismo que son incompatibles con el modelo humano que deberíamos aspirar imitar: Jesucristo (66-67).

Tercero, McCraken dirige el análisis del cristianismo consumista a enfocarse especialmente en la iglesia. Tristemente, nuestra «idolatría de la comodidad» e «individualismo de preferencia personal» (145) no son dejados en la puerta. Las profundidades de McCraken luchando contra la cultura occidental contemporánea son motivadoras y edificantes. Todos los pastores deberían luchar con estas ideas y llevar a sus iglesias hacia conceptos reformadores de diversidad, autoridad, unidad y compromiso. Aunque no todos nosotros estamos de acuerdo con la forma como McCraken propone el cambio (por ejemplo, estilos de adoración), su petición de preparar a los cristianos con un cristianismo formado de manera eclesiástica es necesaria para la iglesia de hoy, especialmente cuando destaca la unidad en la diversidad y la autoridad como un regalo.

CONCLUSIÓN

Finalmente, entre los muchos beneficios de este libro, aprecio la manera como Incómodo busca conectar la teología con la iglesia. Por mucho tiempo la iglesia ha establecido modelos de negocios pragmáticos y seculares para hacer avanzar el mensaje. Incómodo es una ayuda correctiva en el sentido de que nos lleva nuevamente a la Biblia y nos muestra cómo nuestra teología debería interactuar con nuestras reuniones.

Con ese fin, cerraré con una gran cita que está en la parte final de Incómodo que encierra esta útil corrección:

Si la iglesia va a prosperar en el siglo veintiuno, necesita estar dispuesta a demandar más de sus miembros. Necesita afirmar la importancia de los pactos por encima de la comodidad, aún si eso es un mensaje que apagará a algunos. Necesita hablar de manera profética contra las perversiones del cristianismo cultural y consumista, a pesar de lo poco amigable que será. Necesita llamar a los cristianos a salir de la fe individualista «sólo Jesús y yo», desafiándolos a abrazar el alto precio de la cruz y el desafío de la vida en una comunidad de pacto (183).


Traducido por Samantha Paz