Reseñas
Reseña del libro: The Pastor’s Soul [El alma del pastor] de Brian Croft
Imagino que has escuchado un sinfín de historias acerca de pastores que han abandonado a sus esposas, que han explotado a sus iglesias o que incluso han abandonado a Cristo en los últimos años. Pastores de toda índole teológica caen del ministerio; algunos se han apartado de la fe por completo.
Hermano-pastor, ¿cómo procesas estas historias? ¿Te sientes resistente a estos peligros? The Pastor’s Soul llega como un recurso oportuno y muy necesario para desafiar a cada pastor a priorizar el cuidado de su propia alma para que puedan cuidar más eficazmente de los demás.
Los autores Brian Croft y Jim Savastio se basan en sus décadas de experiencia pastoral combinadas en sus respectivas iglesias. Cada uno demuestra claramente su preocupación por las almas de los pastores. Estos hombres también escriben como quienes han experimentado el sufrimiento como pastores. Croft comparte que cuando su ministerio parecía estar en su mejor momento, su alma estaba muriendo (79). Leer este libro se siente como visitar la oficina de una iglesia junto a Croft y Savastio, escuchando a cada uno hacer pruebas de diagnóstico en tu alma.
¿De qué trata?
La introducción define el cuidado del alma como la defensa del «compromiso de cuatro áreas principales de cuidado que deben ser abordadas para obtener resultados duraderos: bíblica, pastoral, espiritual y física» (19). Estas cuatro áreas reflejan la estructura de cuatro partes del libro, en la que Croft y Savastio se ocupan de cada una de ellas.
En la Parte 1, Savastio expone «Los mandatos bíblicos relativos al pastor», quien debe prestar mucha atención a su vida y doctrina (1 Ti. 4:16). Dice: Ten cuidado de «ti mismo» (capítulo 1), de «tu doctrina» (Capítulo 2), de «tu rebaño» (Capítulo 3), «porque es importante» (Capítulo 4).
Croft retoma en la Parte 2, «El llamado pastoral del pastor», haciendo hincapié en la necesidad de que un pastor se despierte espiritual y pastoralmente como fundamento de su trabajo (Capítulo 5), que la fortaleza de un pastor es «mostrarse como débil y necesitado» (76), ante la iglesia que pastorea (Capítulo 6), y que un pastor «ama profundamente de tal manera que es capaz de cuidar bien de su propia alma y de las almas bajo su cuidado» (86).
Savastio se suma en la Parte 3, «El cuidado espiritual del pastor», animando a los pastores a recordar que ellos también son ovejas, que necesitan recibir los medios públicos de la gracia (Capítulo 8), como la predicación de la Palabra por parte de otros hermanos, y abrazar los medios privados de la gracia (Capítulo 9), como los devocionales personales y la oración.
En la Parte 4, «El cuidado físico del pastor», Croft se centra en la necesidad de que los pastores cuiden lo que comen (Capítulo 10), cuánto duermen (Capítulo 11), que hagan ejercicio (Capítulo 12), tengan amistades significativa dentro y fuera de la iglesia (capítulo 13), programen tiempos de silencio para meditar en las Escrituras (capítulo 14), y tengan oportunidades regulares para descansar, incluyendo un día libre, el uso de las vacaciones y la planificación de un año sabático (Capítulo 15).
Llenos de sabiduría
Croft y Savastio ofrecen consejos sabios y un llamado de atención a todo pastor que haya descuidado su propia alma durante demasiado tiempo. A lo largo de todo el libro, Savastio y Croft escriben como «cualquier pastor», ofreciendo historias con las que la mayoría de los pastores podrían o podrán relacionarse algún día. En ese sentido, una dulce y bienvenida humildad impregna el libro que expone breves viñetas e instantáneas de las singulares luchas a las que se enfrentan los pastores junto con la teología práctica. Por ejemplo, cuando Savastio recuerda al pastor su humanidad:
Hay veces que no has tenido el éxito deseado simplemente porque eres un hombre. El miembro revoltoso del rebaño no volvió; las familias que luchaban por estar solas abandonaron la iglesia; la pareja con el matrimonio problemático se divorció. No todas las historias son un triunfo de la gracia… y cuando Dios ve que no somos Dios no se enoja ni se frustra. Sabe que no eres más que polvo —sí, polvo glorioso, articulado y habitado por el Espíritu—, pero polvo al fin de cuentas (28).
Savastio enfatiza la importancia de pastorear por amor a las ovejas de Cristo. Escribe:
Es un pecado común entre los pastores reunirse y compartir historias de guerra acerca de lo malos que son algunos de los miembros de su rebaño. Al igual que los hombres que comparan las cicatrices y cómo las obtuvieron, tratarán de superarse unos a otros con las personas extrañas, caprichosas y obstinadas que componen su congregación. ¿Alguien que escuche a este grupo de pastores tendrá la idea de que pastorear es algo que te gusta hacer? (53).
También me pareció especialmente refrescante el Capítulo 6: «La fuerza». Todo el capítulo se centra en la debilidad. Croft anima al pastor a abrazar su humanidad mirando al Cristo que todo lo puede: «La presencia de Cristo se cultiva más en nosotros cuando abrazamos la realidad de nuestra debilidad, pecaminosidad y humanidad. En Cristo, encontramos la verdadera fuerza, no a pesar de nuestra debilidad, sino en nuestra debilidad. Un pastor valiente abraza su debilidad y encuentra la fuerza divina» (77).
Una pequeña objeción
Es difícil encontrar alguna crítica que hacer a The Pastor’s Soul. Mi única objeción es que la brevedad me dejó con ganas de más en algunas partes. Por ejemplo, en el Capítulo 1, Savastio ofrece dos razones por las que los pastores no prestan atención a sus almas: el ajetreo y el profesionalismo. ¿Son esas las únicas razones por las que los pastores no prestan atención a sus almas? ¿Y el orgullo o la lástima? ¿Podría ser que el ajetreo no es más que la búsqueda de un anhelo más profundo de reconocimiento? ¿O podría el orgullo llevarnos a pensar que estamos por encima de necesitar prestar atención a las mismas aplicaciones que predicamos a nuestras congregaciones semana tras semana?
Pastor, cuida tu alma
Los pastores necesitan cuidar de sus almas. Estoy agradecido de que Savastio y Croft hayan escrito este libro. Animaría a los pastores vocacionales a leerlo y a preguntarse, después de cada capítulo, si tienen a alguien que les haga rendir cuentas en cada una de estas áreas. Si no es así, deberían hacerlo.
Además, este libro debería ser visto como un punto de partida para una conversación más amplia con sus esposas, sus ancianos, otros pastores del personal, amigos pastores de confianza fuera de la iglesia, etc. Un «ministerio fuerte, auténtico y poderoso» realmente proviene «primero de un compromiso intencional de cuidar de uno mismo antes de cuidar de los demás» (19).
Traducido por Nazareth Bello