Reseñas

Reseña del libro: Men and Women in the Church [Los hombres y las mujeres en la iglesia], de Kevin DeYoung

Reseña de Rosaria Butterfield

Rosaria Butterfield fue profesora titular de Inglés en la Universidad de Syracuse y es autora de The Secret Thoughts of an Unlikely Convert, Openness Unhindered y The Gospel Comes With a House Key. Es miembro de la Primera Iglesia Presbiteriana Reformada de Durham.
Review
03.02.2023

A continuación, una historia de la vida real.

Mi amiga conoció hoy a un nuevo vecino que empujaba un cochecito por Main Street. La escena idílica era un bienvenido viaje al pasado, pero el sentimentalismo se detuvo cuando el padre —obviamente un hombre con la manzana de Adán, barba poblada, voz grave y 1,90 metros de estatura— dijo con tos de whisky y cigarro: «Yo uso los pronombres “ella” y “ellos”».

Demasiado para Main Street, pensó mi amiga.

Aunque no trata del transexualismo en sí, el excelente libro de Keven DeYoung, Men and Women in the Church: A Short, Biblical, Practical Introduction [Los hombres y las mujeres en la Iglesia: Una breve introducción bíblica y práctica], explica cómo nuestro mundo post-Obergefell y post-Bostock produce necesariamente una escena como la que encontró mi amiga.

En cualquier momento histórico, el mundo puede o no escuchar la voz profética de la iglesia. Sin embargo, podemos estar bastante seguros de que, cuando la iglesia no habla con claridad y denuedo acerca de las diferencias creadas por Dios entre hombres y mujeres, su propósito y modelo esencial y ontológico, el mundo creerá mucho más fácilmente en la intercambiabilidad de hombres y mujeres. Con el tiempo, puede que no existan tales categorías esencialistas de hombres y mujeres. Nuestras prácticas de culto no solo afectan a la vida dentro de las paredes de la iglesia.

Por tanto, el libro de Kevin DeYoung es oportuno, necesario y crucial. Envía un llamado de atención pastoral a la iglesia, especialmente a las reformadas. Ayuda a hombres y mujeres a ver nuestra dignidad a los ojos de Dios. Ayuda a nuestros adolescentes a comprender los engaños de nuestro mundo en rápida transformación. Y ofrece una advertencia amable pero clara a los progresistas con oídos para oír del destino fatal e infructuoso de su camino actual.

 RESUMEN

Men and Women in the Church: A Short, Biblical, Practical Introduction [Los hombres y las mujeres en la Iglesia: Una breve introducción bíblica y práctica] hace honor a su subtítulo. Es breve (152 páginas, que leí de una sentada).

Es bíblico (recoge los principales textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento que hablan del complementarismo). Es práctico (cada página revela una aplicación práctica, y su apéndice «¿Deben las iglesias complementarias permitir que una mujer predique el sermón dominical?», es oro puro). Es el mejor manual acerca del complementarismo: la creencia de que «los hombres y las mujeres no son intercambiables» y que «se complementan… de acuerdo con una adecuación divina» (14).

Este es un libro pastoral en su totalidad, e incluso las mujeres que puedan estar en desacuerdo con su autor se encontrarán respetadas y valoradas, con muchas de sus propias preocupaciones (como los abusos del patriarcado impío) registradas y reconocidas.

La Parte 1 comienza como es debido con el Génesis y la Ordenanza de la Creación, esbozando en 15 puntos las diferencias entre Adán y Eva. Estas diferencias se convierten para el pastor DeYoung en «patrones que predican» (título también del capítulo 2). En otras palabras, el propósito de Dios en la creación se cumple en patrones que los pastores tanto predican y que nosotros, como portadores de la imagen de Dios, debemos llevar a cabo.

¿Y cuáles son estos? «Patrón 1: Solo hombres ejerciendo liderazgo oficial» (36), «Patrón 2: Mujeres piadosas mostrando una amplia gama de características heroicas» (38), «Patrón 3: Mujeres piadosas ayudando a hombres» (39), «Patrón 4: Mujeres impías influenciando a hombres para el mal, hombres impíos maltratando a mujeres» (40), «Patrón 5: Mujeres encontrando dolor y propósito asociados con dar a luz y cuidar a los hijos (41)».

El resto de la Parte 1 aborda 1 Corintios 11, Efesios 5:22-33, Timoteo 2:8-14 y el matrimonio bíblico como una imagen de Cristo y la Iglesia ordenada por Dios y, por tanto, algo incomparable por la cultura. Puesto que «toda la gloria de Dios está en juego» en la institución del matrimonio (74), su corrupción a través de la invención del «matrimonio gay» es un ataque a la gloria de Dios. El sexo, nos guste o no, es político, y las culturas suben y bajan con él.

En la Parte 2, el pastor DeYoung explica las objeciones más comunes, como las interpretaciones erróneas de Gálatas 3:28 (ni hombre ni mujer), Efesios 5:12 (sumisión mutua), y la cuestión y definición de la esclavitud en el mundo antiguo. Mi sección favorita de la Parte 2 es el capítulo acerca de la crianza de los niños. En este capítulo (9), «Crecer como niños y niñas», el pastor DeYoung introduce el ABC de la diferencia sexual: Apariencia, Cuerpo, Carácter, Comportamiento, Postura ansiosa. El Pastor DeYoung concluye este capítulo así:

¿Qué les decimos a nuestros hijos e hijas que nos preguntan: «¿Qué significa ser hombre o mujer»? Díganles que fueron creados a imagen de Dios y para estar unidos con Cristo. Y luego díganles a sus hijas que deben esforzarse por ser bellas a la manera que Dios quiere que sean bellas. Y díganles a sus hijos que se esfuercen por ser fuertes en todas las formas en que Dios quiere que sean fuertes. Sí, los vientos culturales soplan duros y fuertes contra la Iglesia en estos temas. Pero la buena noticia es que detrás de nosotros hay un enorme río de diseño divino en cada persona humana. Al final, el orden creado por Dios no puede ser rediseñado por el ingenio humano pecaminoso. La masculinidad y la feminidad se reafirmarán. La cuestión es si será saludable o no. Dios nos creó hombres y mujeres para que actuemos como hombres y mujeres. Cuanto más veamos en la naturaleza (en parte) y en la Palabra de Dios (principalmente) lo que significa ser hombres y mujeres, mejores serán nuestros matrimonios, nuestros hijos, nuestras iglesias y nuestra sociedad (129).

La perspicacia de este capítulo es un bálsamo cristiano para una sociedad inundada de pronombres preferidos y otros engaños. Podría extraerse con provecho y presentarse por sí solo como un folleto para padres.

UN DESACUERDO

Mi única discrepancia con este libro no está en lo que dice, sino en lo que no dice. El pastor DeYoung y yo procedemos de denominaciones de la organización fraternal Iglesias Presbiterianas y Reformadas de Norteamérica (NAPARC, por sus siglas en inglés), Kevin de la grande y joven Iglesia Presbiteriana en Estados Unidos (PCA, por sus siglas en inglés) y yo de la pequeña y antigua Iglesia Presbiteriana Reformada de América del Norte (RPCNA, por sus siglas en inglés). El culto en nuestras dos denominaciones presbiterianas está guiado y custodiado por el Principio Regulador del Culto. El Principio Regulador del Culto sostiene que en el culto solo hacemos lo que la Biblia ordena. El Principio Regulador del Culto se distingue del Principio Normativo del Culto usado en muchas iglesias protestantes, el cual permite cualquier práctica en la adoración que Dios no prohíba explícitamente.

Creo que el pastor DeYoung se mete en un pequeño lío en algunas partes de este libro, sobre todo al final del capítulo 4, cuando trata de dilucidar qué pueden hacer las mujeres en el culto a Dios.

Escribe: «Como mínimo, las iglesias que no permiten que las mujeres hablen en la iglesia en ninguna circunstancia están contradiciendo las instrucciones de las Escrituras. Como pastor, he incluido felizmente a mujeres en el culto para que compartan un testimonio, den un anuncio u ofrezcan una oración» (62).

Ya que el Pastor DeYoung escribe un libro acerca de principios bíblicos, sería muy útil una breve introducción explicando cómo el Principio Regulador del Culto le permite estas expresiones. Es mi opinión, sin embargo, que el Principio Regulador del Culto ciertamente prohibiría a esta mujer compartir su testimonio en la iglesia del Pastor DeYoung en una mañana del Día del Señor. Sin explicaciones de principios —algo que el Pastor DeYoung ofrece en otros lugares de este excelente libro— estas concesiones se presentan como arbitrarias, fácilmente impugnables y divisivas.

CONCLUSIÓN

Kevin DeYoung ha escrito el libro que guiará a la fiel iglesia evangélica y reformada a vivir como hombres y mujeres para la gloria de Dios y ser un refugio para aquellos refugiados de la ideología transgénero, que necesitan la gracia de Dios para creer en la promesa de que Dios glorificará el alma y el cuerpo y perfeccionará la ontología del hombre y la mujer en la Nueva Jerusalén. Es un libro que nos ayuda a entender la confusión en Main Street, en las iglesias principales y megaiglesias. El libro, será una guía a seguir durante muchos años.

 

Traducido por Nazareth Bello