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Reseña del libro: 7 Challenges Pastors Face [7 desafíos que enfrentan los pastores], de David Horner

Reseña de Matt Boga

Matt Boga es el pastor asociado de Reality Church of Stockton en Stockton, California.
Review
09.01.2022

Si quieres ser un golfista competente, necesitas conocer los desafíos del campo de golf en que estás jugando, o eso me han dicho. Soy un golfista terrible. Los buenos golfistas saben dónde están los obstáculos, cuando el campo hace curvas, qué palo usar, en qué momento y en qué circunstancias.

En su libro, 7 Challenges Pastors Face [7 desafíos que enfrentan los pastores: superar las luchas comunes y prosperar en el ministerio], David Horner expone las dificultades del campo que los pastores están jugando. Escribe como pastor experimentado para novatos y principiantes. Quiere que los lectores conozcan «cómo desarrollar y mantener una vida espiritual equilibrada en medio de situaciones ministeriales desafiantes» (10). Ya sea que hayas sido pastor durante un día o una década, sabes que no habrá escasez de estas situaciones en tu futuro, por lo que harías bien en prepararte para ellas ahora, si aún no lo has hecho todavía.

ORGANIZANDO LA SABIDURÍA

Horner organiza el libro en siete partes, cada una de las cuales es un desafío que enfrentan los pastores.

1. Vocación: ¿Cómo sabes si realmente estás llamado al ministerio pastoral?

2. Visión: ¿Qué visión te ha dado Dios para tu ministerio?

3. Equipos: ¿Cómo equilibras el estrés del ministerio formando equipos?

4. Humildad: ¿Cómo puedes cultivar la humildad genuina?

5. Problemas: ¿Qué haces cuando siempre está pastoreando a través una crisis?

6. Cambio: ¿Cómo logras que las personas capten tu visión?

7. Sequedad: ¿Qué se puede hacer para diagnosticar y prevenir tu propia sequedad espiritual?

En cada sección, Horner considera diferentes aspectos de cada desafío y proporciona un esquema claro de hacia dónde se dirige cada capítulo. Esta estructura puede ayudar a cualquier persona interesada a saltar en el libro, porque no necesita ser leído consecutivamente. Horner dice un tanto de esto al comienzo (10).

¿QUÉ SIGNIFICA UN «LLAMADO»?

En la primera parte, Horner analiza los desafíos de hacer malabarismos con la vocación pastoral. Sin embargo, nunca se toma el tiempo para definir lo que quiere decir con la palabra llamado, y nos queda intentar deducirlo por nuestra cuenta. Afirma, acertadamente, que el llamado de un pastor es de Dios (27), pero el significado de ese llamado sigue siendo subjetivo. Por ejemplo, escribe: «Nuestra responsabilidad de satisfacer las demandas del ministerio consiste en ser y hacer todo lo que cumpla el propósito de Dios para nuestras vidas» (28). Sería difícil encontrar a alguien que no esté de acuerdo con esa afirmación, pero tampoco nos dice nada.

Su comprensión del llamado también es individualista y parece asumir que el ministerio pastoral es lo que queremos que sea mientras seamos fieles a Cristo (31). Pero las obligaciones bíblicas que los pastores deben tener en cuenta tienen que estar al frente de cualquier discusión sobre el llamado, no nuestra propia visión personal para nuestro ministerio.

La Biblia tiene muchas cosas objetivas que decir sobre lo que un pastor está llamado a hacer. Debemos guiar a la iglesia en hacer discípulos (Mt. 28:19), predicar la palabra (2 Ti. 4: 2) y exhortar y reprender con toda autoridad (Tito 2:15) por nombrar algunas cosas. Estas ciertamente se llevarán a cabo de manera diferente según el contexto y cómo Dios ha creado al pastor individualmente, pero todos los pastores tienen la misma descripción de trabajo del Señor. Con tal abundancia de descripciones objetivas de lo que los pastores han sido llamados, me pareció extraño que la descripción de Horner del llamado siguiera siendo tan etérea.

¿CUÁL VISIÓN?

Hace un año, mi esposa y yo nos tomamos el tiempo para determinar en oración nuestros valores más altos para nuestro hogar. Luego los mecanografiamos, los imprimimos y los prendimos con alfileres en la cocina. Al ver esta lista, constantemente nos enfrentamos a cómo queremos que se forme nuestro hogar, lo que en última instancia nos ayuda a determinar dónde invertimos nuestro tiempo, dinero y energía.

En la segunda parte, Horner desafía a los pastores a encontrar su visión para el ministerio, su sueño, y a crear prioridades en torno a él. Si no lo hace, advierte: «En lugar de encontrar su sueño, el que le dio el Señor, no termina ni cerca de donde pretendía» (61). En esta sección, Horner insta acertadamente a los lectores a buscar los principios bíblicos para la iglesia (55), un punto ciertamente digno de encomio. Sin embargo, descubrí que esta sección comparte algunas fallas mencionadas anteriormente.

Por ejemplo, la visión de Horner para el ministerio se deriva de Efesios 4:11-12 y 2 Timoteo 3:16. Se siente llamado a equipar a los santos para la obra del ministerio y cree que la Palabra de Dios es suficiente para hacerlo (74, 168), una convicción que espero que compartan todos los pastores. De hecho, felicitaría a Horner por estos compromisos bíblicos. Espero que sus lectores aprendan de su sabiduría en este punto.

Sin embargo, Horner también sugiere que su visión del ministerio es distintivamente suya. Recuerda historias de la fundación de varios ministerios paraeclesiásticos como ejemplos de personas que siguieron diferentes visiones que Dios les había dado y el crecimiento que siguió (75–81). Pero los ministerios paraeclesiásticos no son la iglesia local y los líderes tienen más flexibilidad en su visión. Una vez más, la advertencia de Horner de que los líderes se identifiquen y se comprometan con una visión reflexiva es ciertamente útil: hay sabiduría en estas páginas. Simplemente debemos recordar que incluso bajo líderes visionarios, la iglesia local está regulada y normada por las Escrituras. Una visión para la iglesia que no es la visión bíblica, no es una visión dada por Dios para la iglesia.

¿VALE LA PENA LEER?

Dicho esto, cualquiera que haya pasado 30 años como pastor (¡sin mencionar en la misma congregación!) Tiene sabiduría para compartir. No recomendaría necesariamente este libro a pastores jóvenes; creo que Dangerous Calling [llamado Peligroso]de Paul Tripp, es mucho mejor en el tema. Sin embargo, para un pastor experimentado o maduro, que sabe lo que cree, sin duda encontrará algunos consejos útiles en estas páginas que lo ayudarán a navegar por los peligros del campo en el que está jugando.

Traducido por Renso Bello