Clases esenciales: Unidad y Diversidad en la iglesia local
Unidad y Diversidad en la iglesia local – Clase 5: Consejo para los cristianos que forman parte de la minoría
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Clase esencial
Unidad y Diversidad en la iglesia local
Clase 5: Consejo para los cristianos que forman parte de la minoría
Introducción
¡Bienvenidos! La semana pasada, Jamie y yo hablamos acerca de los propósitos de Dios para la similitud en la iglesia, y estudiamos cómo la similitud es una buena mayordomía aunque potencialmente peligrosa. Y también fuimos honestos acerca del hecho de que muchas personas en esta iglesia tienen más en común entre sí que otras.
Entonces, ¿qué pasa con aquellos de nosotros que formamos parte de la minoría, independientemente de cuál sea ese grupo minoritario? En las próximas dos semanas de este seminario, veremos cosas a través del lente de la minoría, esta semana, y luego a través del lente de la mayoría, en la próxima clase. ¿Cómo podemos amarnos bien unos a otros viniendo de estos dos trasfondos? Durante las dos semanas siguientes, el pasaje con el cual trabajaremos se encuentra en Romanos 12:9-13. Es una joya maravillosa de las Escrituras de cómo podemos relacionarnos entre nosotros como cristianos. Está en el frente de tu folleto, y dice:
«9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad».
Vale la pena memorizarlo. Permíteme seleccionar algunas palabras descriptivas que creo serán útiles para el resto de nuestro tiempo juntos. ¿Cómo debería ser nuestro amor fraternal en la iglesia?
- Sin fingimiento. Así es como Pablo apertura estos versículos. Jamie hablará de esto la próxima semana, pero nuestra meta no es simplemente amarnos unos a otros, sino hacerlo genuinamente. Es realmente difícil amar a alguien con quien te codeas, si no eres sincero con ellos. Así que pensemos en cómo la genuinidad nos ayuda a amarnos sin fingimiento.
- [Nuestro amor debería ser] abnegado. Esa es otra forma de decir: «en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros». Veremos cómo considerar el servicio de Jesús nos anima a la minoría a seguir dando preferencia a los demás antes que a nosotros mismos.
- No perezoso. ¿Cómo pueden los que forman parte de la minoría amar a sus hermanos y hermanas en la mayoría? Hablaremos de eso.
- Constante. Cuando dos personas se casan, prometen, pactan amarse constantemente la una a la otra, en la salud y en la enfermedad. Los miembros de una iglesia local no están necesariamente unidos para siempre, pero mientras permanecemos juntos, pactamos amarnos diligentemente unos a otros en las alegrías y en las tristezas. Eso es lo que nos prometemos cada vez que tomamos la Cena del Señor. Por último, nuestro amor debería ser…
- Sacrificial. Veremos cómo el amor sacrificial es una plataforma poderosa para que aquellos que forman parte de la minoría amen a quienes están en la mayoría.
Pero primero, debemos pensar qué significa ser parte de «la minoría». A menudo usamos la frase: «cultura mayoritaria, cultura minoritaria»; ¿a que nos referimos? Si hay algo que debemos tener en cuenta antes de aplicar Romanos 12 a la minoría y a la mayoría, es que la «mayoría» y la «minoría» no están divididas en categorías perfectas. Piensa en esas diez dimensiones de diversidad de las que hablamos en la primera clase. Edad, etapa de la vida, personalidad, etnia, educación y la lista continúa. Podrías ser parte de la mayoría para algunos, de la minoría para otros y un intermedio confuso para otros. (Descríbete: cómo eres mayoría, cómo eres minoría). Si pensamos: «Solo formo parte de la minoría en esta iglesia», creo que corremos el riesgo de reducirnos demasiado a una sola cosa de nosotros. Y creo que corremos el riesgo de pensar que no necesitamos escuchar lo que Jamie enseñará la semana siguiente. Pero todos nosotros necesitamos escuchar lo que se está enseñando esta semana, y todos necesitamos escuchar lo que Jamie estará enseñando la próxima semana.
Y, sin embargo, habiendo dicho eso, agradezco cuando Jamie enseñó acerca de la mayoría el año pasado, destacó que solo porque podríamos caer en diferentes categorías de estar en la minoría o en la mayoría, eso no significa que todos seamos minorías en grados iguales, por ejemplo, dada la historia de este país y el peso que tienen los problemas raciales (como discutimos en la clase de la imagen de Dios), ser minoría en términos de etnia es diferente a ser minoría en términos de si eres o no a zurdo. Ser viudo en la iglesia es diferente a ser inquilino de un sótano. Y si queremos progresar, deberíamos ser honestos acerca de los diferentes grados en que las personas experimentan ser minoría, por flexibles que sean esas diferencias. Lo que nos lleva a nuestras primeras palabras: sin fingimiento. Y ahora estoy en el lado izquierdo de tu folleto.
- Un amor fraternal sin fingimiento
Para quienes forman parte de la minoría, ¿cómo es amar sin fingimiento? Bueno, en realidad, es hacerlo… ¡genuinamente! Deberíamos ser honestos con nosotros mismos y con los demás acerca de quién Dios nos ha hecho. Anteriormente, en Romanos 12, Pablo dice que el cuerpo de Cristo tiene diferentes miembros. Algunos de nosotros somos codos, otros somos tobillos, otros somos ojos, otros dedos, etc. El punto es que todos fuimos hechos diferentes. Pero Pablo enfatiza que seguimos siendo parte del mismo cuerpo. Y no solo somos todos valiosos en el cuerpo de Cristo, también somos útiles. Para ser claros: no somos valiosos porque somos útiles; somos valiosos porque Dios nos creó y nos salvó; hablamos de eso en la clase acerca de la imagen de Dios.
Pero al mismo tiempo, son nuestras diferencias las que nos permiten amarnos mutuamente de maneras únicas y útiles. Entonces, como Jamie Dunlop y yo somos diferentes, él puede amarte de una manera que yo no puedo. A menudo hablamos de una pareja casada de esta forma, ¿verdad? El esposo y la esposa fueron creados diferentes. Y eso quiere decir que pueden amarse complementariamente Así, el poder de su matrimonio está arraigado en esas diferencias.
Pero si somos honestos, como parte de la minoría, no siempre sentimos la capacidad de amar a otros, ¿cierto? Es fácil sentir que el cuerpo funciona bien sin nosotros. Ya sabes, «somos un par de tobillos en una iglesia llena de codos. Podemos sentir que «a ninguno de los codos le importamos». Y lo que es peor, es que podemos comenzar a creer lo que sentimos. Satanás quiere que creamos que no somos valiosos o amados por otros. Y una forma de aplicar esa falsa creencia es que intentamos ser algo que no somos. Escondemos esas cosas que nos hacen tobillos. Y simplemente tratamos de ser codos. Pero hermanos y hermanas, eso obstaculiza los propósitos de Dios para la iglesia. ¡Ninguna otra parte del cuerpo puede hacer el trabajo que solo pueden hacer los tobillos! Ser alguien que no somos se opone a la manera en que Dios nos ha creado. Miente sobre su trabajo. Y cuando nos oponemos a Dios, es realmente difícil hacer el trabajo de Dios. Es realmente difícil amar a los demás, y aún más difícil hacerlo sin fingimiento. ¿A cuántos de nosotros realmente nos agradaban las personas en la escuela secundaria como las que estábamos intentando ser?
Por tanto, es muy fácil sentirse excluido porque no tienes cierta edad, o porque no eres amigo de cierto pastor, p porque no te invitan a salir, o porque no eres socialmente comprendido, o por tu género o por cualquier razón, puedes ser una minoría. Es fácil sentir que nuestra iglesia no te necesita. Pero permíteme ser claro: ¡te necesitamos! Si nuestra iglesia solo tiene un tipo de persona, seremos más un culto a la personalidad y menos una iglesia de Jesucristo. Pero si la iglesia es el cuerpo de Cristo, la honestidad es como el calcio. Fortalece nuestras relaciones para que no se rompan fácilmente. Así que sé honesto contigo mismo y con los demás sobre las diferentes y buenas maneras en que Dios te ha hecho. El amor sin fingimiento es imposible sin honestidad.
Hoy les haré algunas preguntas a Joan y Jamie Dunlop después de analizar algunas de nuestras palabras. Vamos, Joan y Jamie.
Preguntas para Joan y Jamie:
- Joan, ¿de qué manera eres diferente a la mayoría de las personas aquí en CHBC?
- Jamie, ¿cuál dirías que es el principal tipo de personalidad en nuestra iglesia?
- Joan, ¿alguna vez has sentido la presión de ser alguien que no eres? ¿Por qué o por qué no?
- Jamie, ¿cómo has animado a Joan a ser ella misma?
Pasemos a nuestra siguiente palabra: abnegado.
- Un amor fraternal abnegado
Se ha dicho que, «la humildad no es pensar que eres menos, sino pensar menos sobre ti». La próxima semana, hablaremos acerca de cómo pensar menos en ti es estar más consciente de tu propia cultura. Pero seguimos viviendo en un mundo caído. Y a veces, como quienes forman parte de la mayoría, ni siquiera nos damos cuenta de cómo nuestra cultura afecta a los demás. Pero como quienes forman parte de la minoría, siempre notamos la cultura mayoritaria; Jeri Choi habló de esto hace unas semanas. Ahora, acabamos de hablar acerca de cómo una mala reacción a la cultura mayoritaria es conformarse o asimilarse por completo, pensando: «¡Dios me hizo un tobillo, pero voy a ser un codo!».
Pero hermanos y hermanas, existe otro peligro que debemos evitar y que se aferra demasiado fuerte a lo que sea que te convierta en una minoría. En lugar de pensar demasiado poco sobre lo que te hace diferente, piensas demasiado en ello. Cuando Pablo habla de ser un hebreo de hebreos en Filipenses 3, lo dice en un sentido negativo: quiere decir que puso demasiada confianza en este origen étnico. Y cuando comenzamos a pensar de esta manera, podemos comenzar a preferir solo a las personas que comparten o aprecian nuestras diferencias. Comenzamos a pensar que solo esas personas podrían entendernos. Entonces, si eres demócrata, tal vez comiences a confiar solo en los demócratas, incluso en asuntos no políticos. Si eres una pareja sin hijos, tal vez comiences a pensar que las familias piensan menos de ti.
Sin siquiera darnos cuenta, podemos dejar que nuestras diferencias nos definan. Y como ser parte de la minoría, por definición, significa que nuestras diferencias son obvias, es fácil aferrarnos demasiado a ellas. Y si puedo ser honesto, creo que esta es una tentación particular para aquellos que forman parte de la minoría étnica; si bien la diversidad es un diamante multifacético, hemos hablado en esta clase acerca de cómo la etnicidad es un área particularmente obvia, polémica y necesaria en la que enfocarnos al considerar la unidad y la diversidad. Si no tenemos cuidado, nuestras etnias pueden definirnos. Para mí, ser definido por el origen étnico podría sonar como si dijera o pensara: «Mi nombre es Isaac Adams, y soy negro. Mi negrura viene antes de mi cristianismo. La negrura es lo que me define y afecta la forma en que veo y evalúo a todos, cada cosa, incluida esta iglesia».
Por tanto, querido hermano o hermana que forma parte de la minoría (cualquier clase de minoría), ¿qué deberíamos hacer cuando nos damos cuenta de que nuestras diferencias nos definen? Recordamos que Jesús es quien nos define antes que cualquier otra cosa. Y que él define a todos los demás cristianos. Una manera práctica en la que hago esto es con mi teléfono, el fondo de pantalla tiene un par de sencillas oraciones. Una de ellas dice: «Jesús es mi hermano». La otra dice: «Todos los demás cristianos también son mis hermanos». Después de todo, ¿notaste cómo Pablo describe nuestro amor mutuo en el versículo 10 del pasaje? Él dice que debería ser fraternal. ¿Por qué usaría una metáfora familiar? Porque los cristianos somos una familia.
Entender que compartimos una nueva identidad con otros en Jesús, nos recuerda que todos formamos parte de esta familia. Igualmente valiosos e igualmente amados. Esta es la razón por la que agradecí la semana pasada que habláramos acerca del valor de la similitud. El hecho es que, como pecadores caídos que luchamos con la tentación, todos tenemos similitudes porque no enfrentamos ninguna tentación que no sea común al hombre. Así, aunque puedes formar parte de una minoría en nuestra iglesia, no se trata de una minoría en Jesús. De modo que, debemos luchar para no pensar: «Solo soy el hermano chino», o «solo soy la madre soltera», o «solo soy la persona relajada y todos los demás no lo son». No significa que dejemos de ser esas cosas o que esas cosas no sean buenas; simplemente que no nos definen por completo. ¿Entonces, quién eres? Primero y principal: un cristiano. Y eso significa que depones tus preferencias y tus diferencias para que Jesús pueda ser exaltado. No nos centramos necesariamente en quién depone o no sus preferencias o diferencias porque sabemos que estamos llamados a dejar las nuestras por el bien de la unidad. Por el bien de Cristo. Dicho esto, aquí hay algunas cosas buenas que la minoría debe tener en cuenta:
- Existen muchos tipos de minorías.
- Recuerda que lo que sea que te haga formar parte de una minoría no te define completamente; Jesús lo hace. Entonces, si eres parte de una minoría en cualquier aspecto, recuerda lo que dice el escritor del himno: «Aleluya: Jesús es mi vida».
- Recuerda que Jesús también formó parte de una minoría (Hebreos 4:15-16). Jesús era el único Dios-hombre en el planeta. Estaba solo. Fue malentendido hasta la muerte. Eso no quiere decir que su soledad o dolor como minoría no haya sido legítimo. Ya sabes, «relájate, Jesús podía manejar ser parte de una minoría». No, significa que el hacer morir al yo por amor a quienes forman parte de la mayoría es una pequeña imagen de lo que Jesús hizo por ti. Eso glorifica a Dios. Y las Escrituras prometen que Jesús puede comprenderte en todos los sentidos, y eso incluye ser parte de una minoría.
Preguntas para Joan:
- Joan, ¿cómo has lidiado con la tentación de enorgullecerte por ser diferente?
Pasemos a nuestra siguiente palabra: no perezoso.
- Un amor fraternal no perezoso
Quiero que este tercer punto se superponga a los otros que ya hemos discutido. Debemos amar sin fingimiento. Debemos ser abnegados. No debemos ser perezosos al hacer esas cosas. «Está bien», dices. «Entiendo eso, Isaac. Pero, ¿qué no debo hacer realmente con pereza? ¿Hay aplicaciones tangibles?». Gracias por preguntar. No puedo darte una lista exhaustiva porque no sé todo acerca de tu situación. Dicho esto, aquí tienes algunas ideas valiosas. Creo que el amor que no perezoso, como minoría, consiste en…
- Crear soluciones, no solo criticar (Filipenses 2:14). Hablamos de esto hace unas semanas, pero una tentación específica para aquellos que forman parte de la minoría es quejarse con otras minorías sin ningún cambio tangible en mente. Bueno, aunque puedes criticar de una manera piadosa, también puedes dedicar gran parte de tu energía a encontrar una solución. De hecho, diría que deberías dedicar más energía en encontrar una solución al problema, que en solo criticar el problema. Un ex miembro, Josiah Davis, fue un buen ejemplo de esto: se sentía aislado como un nuevo miembro, así que… comenzó un ministerio de bienvenida a los nuevos miembros del que nuestra iglesia aún se beneficia. Sus diferentes experiencias le dieron diferentes puntos de vista para servir a nuestra iglesia de una manera única. Así que recuerda, es mucho más fácil criticar que crear.
- Comenzar la conversación (Mateo 18:15-20; Gálatas 6:1-5).
Hemos dicho que la cultura puede ser invisible para la mayoría, pero difícilmente para la minoría. Y creo que esto significa que aquellos forman parte de la minoría tienen la oportunidad de hablar cuando ven algo que podría ser un punto ciego para los demás y, una vez más, eso forma parte de nuestro pacto en la iglesia: cuidarnos unos a otros con afectuoso cuidado. Entonces, si alguien dice algo ofensivo, debes, en el momento apropiado, decirle algo con amor y gentileza. Llamarle la atención es servir a ese hermano o hermana. ¡Y finalmente estás sirviendo a Dios! Pablo dice: «sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu». No es necesariamente sinónimo de debilidad ser lastimado por un comentario pecaminoso, aunque el orgullo nos haga pensar que es así. Sí, esto puede significar corregir a alguien, lo cual puede ser difícil, pero Dios nos da buenos consejos de cómo hacerlo (cf. Mateo 18, Gálatas 6, o el discurso más antiguo de Ken Barbic acerca de cómo hablar la verdad en amor). Para ser claros, no siempre es necesario corregir. Pero como ha dicho Jamie en el pasado, si lo que alguien dijo o hizo está obstaculizando tu relación con esa persona, debes decir algo. Y sé que eso puede dar la impresión de que siempre eres el humilde dado que formas parte de una minoría. Pero ten cuidado con la tentación de sentir que siempre estás dando más de lo que estás recibiendo. Todos a menudo nos sentimos así, y esa mentalidad no coincide con la abnegación de la que hablamos.
- Continuar la conversación (Santiago 1:19).
Entonces, como hombre negro, algo que me ha animado es la cantidad de hermanos y hermanas blancos que me han hecho preguntas acerca de mi experiencia con la policía a la luz de los disparos y el aumento de las conversaciones raciales a nivel nacional en los últimos años. Estos hermanos y hermanas buscaban ser tardos para hablar, prontos para escuchar. Si los de la mayoría intentan escuchar, los de la minoría… ¡necesitan hablar! Una conversación va de dos maneras: alguien tiene que hablar. Así que continúa la conversación. Y déjame decirte, creo que la minoría continuará la conversación con los de la mayoría y sus compañeros minorías. Por tanto, no puedo simplemente estar alerta para cuando un hermano blanco dice algo insensible. Si un hermano negro dice algo insensible, yo también debería corregirlo. Para ser claros, estamos diciendo que aquellos en la minoría tienen la obligación de ser parte de la reconciliación y el mantenimiento de la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Si quieres un buen libro al menos en términos de raza acerca de las obligaciones mutuas que todos tenemos, echa un vistazo a Beyond Racial Gridlock (Más allá de las rejas raciales). Lo enlisté en tu folleto.
Cuando alguien que forma parte de la mayoría es humilde y te pregunta algo, incluso si lo hace de una manera torpe, no seas demasiado orgulloso como para negarte a responder. Ayúdale. Ámale. Ayúdale a formular una mejor pregunta. Y hazle preguntas; no es que como que ellos no tengan nada que ofrecer. Han sido creados a imagen de Dios; tienen un cerebro para pensar críticamente. Hazles preguntas. Deberíamos aprender los unos de los otros.
- Suponer lo mejor y aceptar ayuda (1 Co. 13:7).
Y eso nos lleva a nuestro último punto: suponer lo mejor de los demás. Eso es lo que hacen los cristianos maduros. En esta clase hemos visto algunos ejemplos excelentes de minorías que suponen lo mejor de la mayoría: Jamie enseñará más al respecto en un par de semanas, pero en Hechos 6, los judíos helenísticos realmente creían que sus hermanos hebraicos intentaban ayudar. ¡Entonces aceptaron su ayuda! No supusieron que los judíos sentían lástima por ellos. Jonathan Morgan, hace un par de años en esta clase, habló de cómo aceptó felizmente el apoyo de Dixie Right para su trabajo en Howard; no creyó ser demasiado bueno como para recibir ayuda. Asimismo, debemos amar a las personas dándoles el beneficio de la duda, incluso si, como minoría, sientes que siempre estás haciendo eso. Si crees que la ignorancia siempre es maliciosa, es probable que siempre estés a la defensiva. Pero si te das cuenta de la verdad, esa ignorancia rara vez es maliciosa en nuestra iglesia; endulzarás tus relaciones con los de la mayoría, y serás más feliz. Sigamos adelante; nuestro amor fraternal también debería ser: constante.
- Un amor fraternal constante
Pablo dice que debemos ser constantes en la oración. Pero, ¿notaste lo que dice justo antes de eso? Dice: «sufridos en la tribulación». Es tan fácil como minoría sentir que es posible que algunas cosas y que algunas pruebas nunca cambien. Y honestamente, podrían no hacerlo. Pero si solo esperas un gran cambio en poco tiempo, creo que vas a perder los pequeños pasos de progreso que Dios está haciendo. Así que ora a Dios, sí, pídele un cambio, pero también alaba a Dios en oración por las pequeñas obras que lo ves hacer. Como se ha dicho: «no sobreestimes lo que puede cambiar en un año ni subestimes lo que puede cambiar en 10». La madre que ama a sus hijos desde el primer día hasta su último aliento sabe exactamente a qué me refiero. Y podemos amar constantemente a los demás porque el Espíritu de Dios está constantemente con nosotros. La persona que es paciente en la tribulación suele ser constante en la oración, incluso si no ve los resultados. Caminamos por fe, no por vista.
Preguntas para Joan y Jamie:
- Joan, ¿de qué maneras has orado para que nuestra iglesia cambie? ¿Cuál es una pequeña evidencia de gracia por la que alabaste a Dios?
- Jamie, ¿cómo pueden los que forman parte de la minoría orar mejor por los que forman parte de la mayoría?
Veamos nuestra última palabra: sacrificial.
- Un amor fraternal sacrificial
Por eso queremos ser genuinos, abnegados y no perezosos. Pero, ¿dónde podemos ser genuinos, abnegados y no perezosos? Oramos constantemente por estas cosas mientras somos pacientes en nuestras pruebas. Pero, ¿dónde podemos vivir estas cosas? Bueno, creo que Pablo nos da al menos un lugar en el versículo 13. Básicamente nos anima a ser sacrificiales. Y a la luz de eso, dice: «practicando la hospitalidad». En otras palabras, ¡invita a otros a tu hogar! Hermanos y hermanas de la minoría, a veces los de la mayoría necesitarán una invitación para hacerlo. Después de todo, ¿a quién le gusta invitarse a la casa de otra persona?
Te sorprendería la cantidad de personas que ni siquiera han comido en la casa de alguien de una etnia diferente. Te sorprendería lo poco que los jóvenes invitan a los miembros mayores. Ser hospitalarios es una plataforma increíble para ser sacrificiales. Cuando invitas a alguien a tu casa, lo invitas a tu vida. Eso requiere más tiempo, presupuesto y energía. Pero podemos sacrificarnos de gran manera porque Jesús se sacrificó de la mejor manera por nosotros. Así como nos sacrificamos al dar continuamente dinero a la iglesia, nos sacrificamos al invitar continuamente a otros a nuestras experiencias como minorías. Y podemos hacerlo invitándolos a nuestros hogares.
- Conclusión
Entonces, Joan y Jamie son bastante hospitalarios, han dirigido grupos pequeños y han organizado otros eventos. No voy a entrevistarlos sobre eso. Me encantaría culminar nuestro tiempo juntos compartiendo cómo esta clase, no solo la clase de hoy, sino todo el seminario, ¿te ha animado o desafiado a pensar en la unidad y en la diversidad en la iglesia?
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