Pastoreo

Trabajar más duro que cualquiera de ellos

Por Nick Gardner

Nick Gardner es un anciano de la Iglesia Bautista de Capitol Hill en Washington D.C.
Artículo
21.11.2022

En su libro Meditations On Preaching [Meditaciones sobre la predicación], Francis Grimke escribe: «El hombre que no está siempre dispuesto a realizar la preparación adecuada no tiene nada que hacer en el púlpito, y cuanto antes salga, mejor».

Esta declaración transmite un mensaje sencillo, pero impactante: los pastores deben ser trabajadores y diligentes. Esto podría parecer obvio; después de todo, Pablo exhorta a los pastores a ser «disciplinados», «trabajadores» y a «ejercitarse para la piedad» (Tit. 1:8, 2 Ti. 2:6, 1 Ti. 4: 8a). Si eres pastor, pregúntate: ¿Siente la tentación de ser perezoso? ¿Te distraes más de lo que eres diligente?

A continuación, ofreceré tres razones por las que los pastores deben procurar ser diligentes, y luego dos formas prácticas de crecer.

RAZONES PARA LA DILIGENCIA PASTORAL

 1. El pastor debe procurar ser diligente por su propio bien

En 1 Timoteo 4:15, Pablo transmite a Timoteo el principio del cuidado espiritual personal. En otras palabras, el pastor debe cuidar su propia alma, aunque sea responsable de las almas de otros. Uno de los requisitos para el oficio pastoral es gobernar bien la casa (1 Ti. 3:4), que implica el cuidado y la preocupación por uno mismo.

Al reflexionar sobre los obstáculos que nos impiden contemplar a Cristo en su gloria, John Owen describe «hábitos viciosos contrarios» que llevan al cristiano a ser «perezoso y negligente en la contemplación de esa gloria que transforma nuestras mentes». Más que otros llamados, la santidad personal es esencial para el pastorado; por tanto, el pastor que es perezoso en el cuidado de su propia alma probablemente será perezoso en el cuidado de las almas de aquellos bajo su cargo.

2. El pastor debe procurar ser diligente por el bien de su congregación

Pablo instruye a Timoteo: «Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos» (1 Ti. 4:15).

¿Cuál es el propósito del progreso? No es simplemente para que Timoteo crezca en su autoconfianza, dado su aparente recelo sobre su vocación (2 Ti. 1:7). Más bien, el progreso del pastor, que se ha ganado con mucho esfuerzo, debería acumular un mayor respeto y confianza entre la iglesia. Este respeto y confianza crecientes permitirán al pastor impartir enseñanzas duras. Así que pastor, trabaja duro para poder comunicar la palabra dura.

3. El pastor debe procurar ser diligente por amor a Dios

Dios no necesita nuestros esfuerzos; él podría simplemente dar la orden y convertir a todos sus escogidos y santificar a todos sus santos.  Pero Dios típicamente trabaja a través de los santos. Dios recibe la gloria a través de vasijas frágiles: los pastores. Esto es exactamente lo que dice Pablo en Colosenses 1:28-29: «A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí».

Contrario a la idea de que la gracia es incompatible con el esfuerzo, el poder de Dios se demuestra cuando los pastores, por débiles que sean, se esfuerzan y trabajan por la edificación de su iglesia. De hecho, nuestra necesidad de trabajar duro para ser fieles demuestra nuestra desemejanza con Dios. Dios no tiene la necesidad de trabajar duro, ni de esforzarse, ni de afanarse. Nuestra condición de criaturas nos demanda ser diligentes.

FORMAS PRÁCTICAS DE CRECER EN DILIGENCIA

1. Busca rendir cuentas por la manera en que inviertes tu tiempo

Actualmente, no es raro entrar en las redes sociales, echar un vistazo rápido a la cuenta de Twitter de un pastor, y ver que ha estado twitteando varias veces a lo largo del día. No estoy sugiriendo que eso sea necesariamente pecado o infidelidad, sino que estoy planteando la pregunta de la rendición de cuentas. Estimado pastor, ¿a quién le rindes cuentas de tu tiempo?

2. Considera el poco tiempo que tienes con tu congregación antes de que te encuentres con Dios

 Esto debería hacernos temblar. Cuando estés ante el tribunal de Cristo y rindas cuentas de tu ministerio, ¿qué lamentarás? ¿Qué te hará regocijarte?

Por tanto, hermano pastor, al pensar en este próximo domingo, ¿qué distracción necesitas dejar de lado para prepararte diligentemente para correr la carrera de la proclamación del evangelio? No te arrepentirás de tu trabajo porque te está reservada una corona eterna de gloria, que el Príncipe de los pastores te dará cuando se manifieste (1 P. 5:4).

 

Traducido por Nazareth Bello