Clases esenciales: Teología Sistemática

Teología Sistemática – Clase 5: Doctrina de la Creación – Parte 1

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
31.08.2018

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Clase esencial
Teología Sistemática
Clase 5: Doctrina de la Creación – Parte 1


¿De dónde venimos? ¿Por qué existimos? ¿Hay un creador? ¿Por qué creó? ¿Cuál es su relación con su creación? Estas preguntas básicas han aturdido las mentes de hombres durante milenios.

Ciertamente, éstas no son solo preguntas desafiantes, sino preguntas inmensamente significativas. Algunas cosmovisiones se rinden al ser confrontadas con el aplastante peso de semejantes preguntas. El posmodernismo ni siquiera intenta dar una respuesta. Depende de ti descifrar esas preguntas. E incluso el naturalismo, ese monstruo de la élite científica, no intenta responder directamente dichas preguntas. Para la evolución Darwiniana, no se trata de orígenes (de dónde viene la materia), sino de principios (cómo surgió la humanidad  como una especie entre otras especies).

Pero la Biblia no es reservada respecto a tales cosas. Es audaz y segura en sus afirmaciones. Así que, ¿a qué parte de la Biblia tendrías que ir para aprender acerca de nuestros orígenes?

¡Génesis 1:1! Exactamente. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra».

Reflexionemos sobre estas diez palabras por un momento. ¿Qué nos dicen acerca de la creación?

En el principio. Dios creó el tiempo. Él es preexistente, eterno. La materia no lo es, la materia vendrá después.

Creó Dios. La creación no es consecuencia de fuerzas fortuitas e impersonales, sino de Dios.

Creó Dios los cielos y la tierra. Así que todo lo que vemos, todo lo que hay, todo lo que existe se debe a Dios.

Dios no está avergonzado por la cosmovisión bíblica. Él no oculta este relato en lo profundo de la historia de Israel porque es tímido y aprensivo. «Esto puede ser difícil de aceptar para mi pueblo. Lo presentaré más tarde, suavizaré un poco los bordes. Lo haré compatible a ellos». Dios no hace esto. Él con valentía y confianza lidera con la doctrina de la creación. Si deseas respuestas a algunas de las preguntas más apremiantes de la vida, no busques más allá de las primeras palabras de la Biblia.

¡Y hay una enorme cantidad de teología contenida en esas primeras diez palabras! ¡No hay cristianismo sin creación! El hecho de que la Biblia comienza con la creación establece quién es Dios y la relación completa entre Dios y el mundo. Ayuda a establecer la interpretación correcta y el lugar de los seres humanos en el mundo. Enseña la integridad del mundo y, por tanto, lo que eventualmente sale mal con él. Pero el comienzo de la historia también apunta al final de la historia. Creación, caída, redención, a nueva creación. Nos señala hacia adelante a nuestra esperanza eterna como cristianos. Es muy importante, especialmente en la era escéptica de hoy.

La palabra «Génesis» literalmente significa «principios». Moisés escribió estas palabras, pero obviamente no estuvo allí para observar y registrar lo que sucedió (Lucas 24:44, Juan 7:22). Al igual que Apocalipsis, que habla acerca del final de todas las cosas, esto le había sido revelado.

Pero esto plantea la pregunta acerca de cómo debería leerse Génesis 1-2. ¿Es simplemente mítico? ¿Poético? ¿Científico? No es un libro científico. No se trata simplemente de establecer causas y efectos como si viviésemos en un mundo natural gobernado por fuerzas impersonales. Tampoco es simplemente poético. Moisés usa el simbolismo (como Apocalipsis), con todo, habla de manera clara y concreta. El punto principal de Génesis 1-2 es darnos un una teología de la creación, especialmente la relación de Dios con la humanidad.

Ahora bien, hay muchos paralelismos entre este relato y otros relatos paganos del tiempo que Moisés escribió (c.1500 a. C.). Pero eso no debería sorprendernos. Es lo que deberíamos esperar ya que Dios quiere que su pueblo, después de su liberación de Egipto, se despoje del politeísmo y el paganismo de Egipto. Por tanto, son los puntos de diferencia, no las similitudes, los más significativos. Es decir, Yahvé es el Señor del pacto.

Ahora, si le dijeras a alguien en la calle que Dios creó los cielos y la tierra, ¿qué tipo de discusiones podrían sobrevenir?

Serías bombardeado por un torrente de preguntas. ¿Y los dinosaurios? ¿La edad de la tierra? ¿La datación con carbono 14? ¿Los registros fósiles? ¿La evolución? Entre otras.

Con mucha frecuencia la creación es cooptada por estas conversaciones. Y si no tenemos cuidado, todas estas voces competidoras ahogarán la única voz que necesitamos escuchar: la voz de Dios. Reflexionaremos más acerca de la edad de la tierra, cómo exactamente debemos leer Génesis 1-2, etc. al final de esta clase. Pero lo primero que debemos hacer es NO poner a Dios en el banquillo y comenzar a martillarlo como si estuviera en un juicio. Lo primero que debemos hacer es cerrar nuestra boca para poder escuchar la suya.

Entonces, ¿qué tiene que decir Dios acerca de la creación? Queremos considerar 7 declaraciones específicas de la Biblia relacionadas con los primeros capítulos de Génesis. Así que, con esa base, podemos hablar acerca de la edad de la tierra y otros asuntos.

7 VERDADES BÍBLICAS ACERCA DE LA CREACIÓN 

  1. Dios creó el universo de la nada.

Dios creó el universo ex nihilo; expresión en latín que significa «de la nada». «En el principio creó Dios». No «cuando Dios comenzó a crear». En otras palabras, Dios creó sin el uso de materiales preexistentes. No se topó con una plastilina cósmica y remodeló o dio forma a algo que ya existía. Él simplemente habló y las cosas comenzaron a existir.

Lee lo que la Palabra de Dios tiene que decir acerca de la creación del universo de la nada… Hebreos 11:3: «Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía».

Romanos 4:17 dice que Dios es el que «da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen».

Salmo 33:6-9: «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca… Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió».

Y puesto que Dios creó todo el universo de la nada, no hay materia en el universo que sea eterna. Todo lo que vemos comenzó a existir cuando Dios lo creó. Hubo un tiempo en que la materia no existiá. Veamos el Salmo 90:2, por ejemplo: «Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios».

La creación ex nihilo da un duro golpe al naturalismo que sugiere que en el principio la materia existía, y que gracias a una serie de acontecimientos fortuitos, ciegos y sin propósito, el mundo llegó a existir. Pero la Biblia dice: «en el principio»… no «la materia creó»… ¡sino «Dios creó»!

Por tanto, la primera verdad es… Dios creó al mundo de la nada.

  1. Dios creó todas las cosas – visibles e invisibles, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra.

Esto es claramente afirmado en Génesis 1:1. Pero no solo aquí. Escucha la declaración universal en el Evangelio de Juan: «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:3).

De manera similar, Juan escribe en Apocalipsis 4:11: «Porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas».

Hechos 4:24 habla de Dios como el «Soberano Señor», que creó «el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay». La inclusión del cielo y la tierra, y el mar y todo lo que en ellos hay, indica que Dios creó todo el universo.

La creación de todo el universo incluye la creación de un reino espiritual de la existencia invisible. Además de crear el universo físico, visible y tangible, Dios creó los ángeles y otras clases de seres celestiales. También creó el cielo como un lugar donde su presencia es especialmente evidente.

Esto se afirma explícitamente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el libro de Nehemías, Esdras ora: «Tú solo eres Jehová: tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército» (Nehemías 9:6). La versión en inglés hace referencia a los ángeles y otras criaturas celestiales como «anfitriones del cielo», ya que Esdras dice que se dedican a la actividad de adorar a Dios; el mismo término «anfitrión» se usa para hablar de los ángeles que adoran a Dios en el Salmo 103:21 y 148:2).

En su carta a los colosenses, Pablo especifica que en Cristo «fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles» (Col. 1:16). Aquí, la creación de seres celestiales invisibles también se afirma explícitamente.

Entonces, Dios es el creador de todas las cosas, tanto físicas como espirituales. 

  1. Dios creó el tiempo.

La física nos dice que el tiempo es una propiedad resultante de la existencia de la materia. La sucesión de momentos uno tras otro que depende de la existencia o de una sustancia material. En consecuencia, el tiempo existe cuando la materia existe. Pero Dios no es materia; Dios, de hecho, creó la materia. Antes de eso, Dios simplemente existía. Como no había materia, y porque Dios no cambia, el tiempo no tenía existencia y, por  tanto, no tenía sentido ni relación con Dios. Es por eso que él puede decir en el versículo 1: «En el principio»… Él creó el principio.

Entonces, ¿qué significa esto? Bueno, significa que Dios no está limitado por el tiempo como los seres humanos. La existencia de Dios es independiente del tiempo. Dios no solo creó la realidad en la que vivimos… no solo te creó a ti y a mí… realmente creó el continuo espacio-tiempo en el que existimos. ¡Qué maravilloso es nuestro Dios!

Recuerda el Salmo 90:2 que dice: «Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios». 

 O recordemos Apocalipsis 1:8 que dice: «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso».

O qué tal el Salmo 102… «Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán». 

Estos versículos muestran que Dios es eterno. Y, en contraste, también muestra que el universo no lo es. El universo tuvo un comienzo. Es temporal.

Esto golpea a nuestros amigos darwinistas que buscan una respuesta en el espacio y tiempo al problema de los comienzos. Dios no tiene principio y, por tanto, no tiene limitaciones de espacio-tiempo. Están, en un sentido muy real, mirando en el lugar equivocado.

Entonces, Dios no solo creó el universo, sino que creó el continuo espacio-tiempo en el que se encuentra el universo.

  1. Dios creó por su palabra.

¿Cuál es uno de los refranes más comunes de Génesis 1:1-2:3? «dijo Dios…».

Diez veces en el relato del Génesis encontramos esas palabras: «dijo Dios…». El punto es inconfundible: Dios llama a las cosas a la existencia por su palabra.

Dios literalmente hizo que el universo existiera por su palabra, y creó algo donde antes no había nada. Dios habló, y fue hecho. La Palabra de Dios es necesaria para la salvación, como aprendimos en la primera clase,  también es el medio para la vida, tal como la conocemos. Y entonces vemos que la Palabra de Dios trae vida tanto espiritual como físicamente.

Hebreos 11:3 declara: «Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía».

¡Considera por un momento el poder de la Palabra de Dios! El cuadro no muestra a Dios sudando, trabajando arduamente, trabajando durante años o milenios para crear. Él simplemente habla, y es hecho. Nos puede llevar más de una década construir un tren ligero a Dulles, pero en un nanosegundo Dios habla y galaxias comienzan a existir. Hay un poder desenfrenado cuando Dios elige hablar. Nosotros hablamos, y nuestras palabras van directamente al aire. ¿Cuántas mañanas las palabras entran en los oídos de mi hijo y salen sin ningún cambio? ¿Con qué frecuencia las palabras de mi esposa tristemente entran por mis oídos y salen sin ningún cambio? Pero no sucede así con Dios. Su palabra es efectiva. Crea. El mundo no solo se vuelve al mandato de Dios, el mundo literalmente se aferra a la Palabra de Dios.

El cuadro no es uno de ensayo y error, como un inventor enloquecido rascándose la cabeza. La Palabra de Dios es poderosa (crea) y perfecta (crea exactamente lo que él quería que creara).

Por tanto, Dios creó todo por su palabra.

  1. La creación es un acto trino

Génesis 1:26 revela que el Dios Creador es trino. «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Dios el Padre fue un agente primario. Vemos esto en Génesis 1-2, y textos como el Salmo 19:1, «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos».

Pero Dios el Hijo también creó. Juan 1:3: «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho». O Col 1:16: «Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por medio de él y para él».

Leemos que el Hijo es aquel «por quien» Dios «hizo el universo» (He. 1:2).

Y Dios el Espíritu Santo creó. Por lo general, se lo representa como el que completa, llena y da vida a la creación de Dios. Génesis 1 insinúa la función preservadora y protectora del Espíritu cuando dice: «el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Génesis 1:2).

O Job 33:4: «El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida».

En el Salmo 104:30, el salmista escribe acerca de la gran variedad de criaturas en la tierra y el mar, diciendo: «Envías tu Espíritu, son creados».

Y en Juan 6, vemos que es el Espíritu el que mora en una persona después de la regeneración, dando vida espiritual al muerto espiritualmente. Jesús dice en el versículo 63: «El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida».

Entonces, el Padre crea. El Hijo crea. Y el Espíritu Santo crea, trayendo nueva vida.

  1. El universo que Dios creó era «bueno en gran manera».

¿Cuál es el estribillo constante de Génesis 1? Y Dios vio que lo que había hecho era «bueno» (Génesis 1:4, 10, 12, 18, 21, 25). Luego, al final de los seis días de la creación: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera» (Génesis 1:31). Dios se deleitó en la creación que había hecho, tal como se había propuesto hacer.

Aunque el pecado ha estropeado este mundo material, incluso hasta el punto en que la creación gime (Ro. 8.22), el mundo material todavía es bueno ante los ojos de Dios y debería ser visto como «bueno» por nosotros también. Este conocimiento nos liberará de un falso ascetismo; es decir, la creencia de que el uso y disfrute de las bendiciones materiales de Dios es incorrecto. Porque Pablo dice que aquellos que prohíben casarse y ordenan [a las personas] a abstenerse de ciertos alimentos, que Dios creó para ser recibidos con acción de gracias por los que creen y conocen la verdad (1 Timoteo 4:1-3) dan atención a doctrinas de demonios.

Un autor lo expresó así: «mientras que Dios podría haber creado máquinas de filtración de aire, en cambio, eligió crear árboles. Mientras que Dios pudo haber elegido crear la creación en blanco y negro, en cambio, eligió pintar de una gran paleta de colores» (Doctrine, 88). Él da agua y vino. Pan y queso. Impresionantes puestas de sol y lunas de cosecha. Dios no es tacaño. Él no es un «Scrooge». Él no tiene los puños cerrados… La creación nos enseña que él es un Dios maravillosamente bueno que tiene las manos abiertas para con su pueblo. Él es pro-placer, pro-nuestra alegría. Sus buenos dones son para nuestra gratificación, para que podamos darle alabanza y gracias. Esa es la lógica de 1 Timoteo 4:4-5.

  1. Dios creó el universo para mostrar su gloria.

Tanto la humanidad como el universo fueron creados para la gloria de Dios. El Salmo 19 dice: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría».

El cántico de las criaturas vivientes en Apocalipsis 4 muestra que la creación de Dios debe alabar y glorificar a su creador. Las criaturas cantan: «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas».

Somos diseñados y creados  para glorificar a Dios por su creación. Es por eso que Dios puede decir en Isaías 43:6: «Trae de lejos mis hijos, y mis hijas del los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice». Lo diseñó todo para que su nombre pudiera ser glorificado.

Pero es importante entender que Dios no necesitó crear para recibir gloria. Él es, por sí mismo, infinitamente glorioso. Dios deseaba crear el universo para demostrar su excelencia. Él lo creó para deleitarse con su creación y poderes creativos.

Entonces, Dios creó el universo para mostrar su gloria.

Perspectivas de la creación

Hemos dedicado un buen tiempo a estas siete afirmaciones, porque la Biblia no guarda silencio ni se confunde cuando se trata de la creación. Pero a menudo nos frustramos porque la Biblia no responde nuestra pregunta específica: «¿Cuál es la edad de la tierra?».

Imagina que el presidente Obama anunciara mañana una conferencia de prensa para analizar el estado actual de ISIS. Él lo entrega, solo para encontrarse con un montón de piezas de opinión escépticas y enojadas en los periódicos al día siguiente porque no abordó todas sus preguntas acerca de la reforma financiera. Cualquier persona racional diría: «Eh, eh… él dijo que la sesión informativa sería acerca de los chicos de ISIS».

Mi punto es este. Algunas veces tenemos que detenernos y preguntarnos: «¿El problema es con la Biblia o con mi pregunta?». El relato de la creación se preocupa mucho más por el quién y el por qué de la creación, que del exactamente cómo y cuándo. No es que Dios no posea tal conocimiento, sino que tampoco es conocimiento que Dios en su sabiduría cree que debemos tener para conocerlo correctamente y confiar en él. Galileo dijo una vez: «La Biblia trata acerca de cómo llegar al cielo, no acerca de cómo van los cielos». Ahora bien, puedes tomar eso y exagerar sugiriendo que la Biblia no tiene nada que decir acerca de la creación. Pero su punto es entendible. La Biblia como un todo se ocupa de las cuestiones humanas más apremiantes acerca del sufrimiento, el pecado y la salvación, no acerca de las dataciones del carbono 14.

Dicho esto, hay una serie de formas diferentes en que los cristianos han entendido el relato de la creación en Génesis 1-2.

(1) Evolución teística. Esta perspectiva busca casar la evolución naturalista con el Dios bíblico. Dios creó la primera materia y estableció las leyes naturales del universo, y luego la evolución fue el medio por el cual trajo la creación a la existencia.

Pero este punto de vista enfrenta una serie de desafíos. En primer lugar, tiene que decir que algo que la Biblia postula como un mal resultado de la caída (a saber, la muerte y el sufrimiento), no solo estuvo presente antes de la caída, sino que fue el mecanismo que Dios usó para lograr todo lo bueno (es decir, la vida).

En segundo lugar, tiene que afirmar que las especies evolucionan de una a otra, mientras que la Biblia dice que Dios hizo a cada uno «según su especie» (Génesis 1:21; 24, 25).

En tercer lugar, la Biblia describe a Dios involucrado activa y soberanamente en cada paso de la creación y preparación de la tierra para su pueblo, lo cual la evolución niega rotundamente.

(2) La teoría de la brecha. Esta perspectiva se ajusta a una brecha de miles de millones de años entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2. Hubo una primera creación en Génesis 1:1 de los cielos y la tierra. Pero en algún lugar del camino hubo una rebelión cósmica (¿Satanás y los ángeles?), algún evento catastrófico que dejó a la tierra en gran parte destruida («desordenada y vacía»), en Génesis 1:2. Entonces en Génesis 1:3ff no tienes la primera creación, sino una segunda creación de seis días literales.

Te gusta este punto de vista si te aferras a una vieja tierra, pero quieres tomar «día» y «la tarde y la mañana» para ser lo que normalmente significan, literalmente, días solares de 24 horas. El gran desafío para esta perspectiva es que la Biblia nunca habla de dos creaciones. No hay un solo versículo que pueda usarse como apoyo. Debe leerse en el texto, no fuera del texto. Y sería difícil entender cómo Dios podría crear el universo, y preparar la tierra para su pueblo y decir que era «bueno en gran manera» cuando en realidad había sido creado muy malo y casi borrado.

(3) Perspectiva de la edad diurna. Desde esta perspectiva, Dios creó el universo, incluidos Adán y Eva, en seis períodos secuenciales de tiempo. Pero esos períodos no fueron 24 días, sino «eras» que abarcaron quizá millones de años. Si estás convencido de que la tierra tiene 4500 millones de años, esta visión concuerda con ese compromiso previo.

Pero hay algunos desafíos. A saber, la secuencia de eventos en Génesis 1 no cuadra con las comprensiones científicas de la vida tal como la conocemos. Así que las criaturas marinas en el día 5 vienen antes de la vegetación en el día 3. Más específicamente, el sol, la luna y las estrellas vienen millones de años después de las plantas y los árboles.

(4) Perspectiva de marco literario. En este punto de vista, Génesis 1 no pretende ser una secuencia cronológica de acontecimientos, sino un «marco literario», un orden tópico de dichos eventos. El punto no es exactamente «cuándo y en qué orden», sino simplemente «qué». Observan, útilmente, que los días 1-3 son días de formación (luces, cielo/agua, tierra), y los días 4-6 son días de relleno (estrellas, pájaros/peces, animales y hombre). Así, en el día 1 se forma la luz y la oscuridad, y luego, en el día 4, se llenan de estrellas. En el día 2 se forman el cielo y las aguas, en el día 5 están llenos de pájaros y peces, etc.

Esta perspectiva posee una buena comprensión del texto, y elude la cuestión de la «edad de la tierra». Pero lo hace leyendo en gran medida el texto a través del lente de la poesía. Y aunque Génesis 1 tiene elementos poéticos, no es realmente del género poético. Entonces es difícil saber qué es meramente figurativo y qué es literal. Y aunque existe este elemento de formación y relleno, parece haber algo de secuencia en los seis días que culmina en el día 7.

(5) Creacionismo de la tierra joven. Dios creó el mundo, y Adán y Eva, en seis, literalmente días de 24 horas. A simple vista, esta es la lectura natural de la mayoría de nuestras traducciones al castellano. Si la ciencia dice que la tierra es vieja, es porque Dios hizo que la tierra madurara, como lo hizo con Adán y Eva, o porque la ciencia está equivocada. Tal vez la inundación y otros eventos cataclísmicos afectaron nuestras metodologías de datación. Con razón reconocen que la ciencia como disciplina se basa en cuestionar una hipótesis establecida basada en datos en constante cambio. Entonces, si tengo que escoger, iré con la revelación divina sobre la razón humana.

(6) Creacionismo histórico. Esta perspectiva dice que Génesis 1:1, en lugar de ser un título para lo que está por venir, en realidad registra la creación de todo. «Los cielos y la tierra», actúan como un merismo (combinación de dos palabras contrastantes, para referirse a una totalidad), por lo que la frase «en el principio» no es puntual, sino una duración de un tiempo indeterminado. Con el universo ya creado en Génesis 1:1, los seis días creativos no se refieren al establecimiento del universo, sino a la preparación de Dios de Edén para su pueblo. El Génesis 1:2, entonces, describe el estado del mundo antes de que Dios preparara un tierra para su pueblo.

Por tanto, desde Génesis 1:2 hasta el final de Apocalipsis, la Biblia habla del pueblo de Dios en relación con el huerto de Edén. Es un viaje desde el Edén original hasta un nuevo Edén, por así decirlo, cuando vemos la narración de la historia humana representada desde su comienzo hasta su final.

Hay varias ventajas en este criterio. En primer lugar, tanto los creyentes en una tierra joven como los creyentes creacionistas de la tierra vieja podrían tener esta visión, ya que no hay un tiempo definido entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2. Génesis 1:1 simplemente no especifica un tiempo.

En segundo lugar, esta perspectiva lee los términos bíblicos a medida que se leen más tarde en las Escrituras, como las palabras hebreas para tiempo, tierra y aguas.

En tercer lugar, esta perspectiva da sentido a la gran preocupación de la Biblia porque el pueblo de Dios viva en su tierra bendita desde Edén hasta la nueva creación.

La desventaja de este criterio es que es simplemente una forma de acercarse y leer el texto hebreo. Lee los términos bíblicos de una manera particular que es útil, pero puede no ser la única forma de leer el texto. Por  tanto, esta visión en sí misma es cancelada por algunos que leen el idioma hebreo de manera diferente.

Conclusión

En general, debemos entender que la Biblia no nos da todos los detalles necesarios para comprender exactamente la edad de la tierra. Lo que es importante para Dios es que entendamos quién creó la tierra y por qué la creó: para su gloria, lo que finalmente se muestra a través del evangelio de Jesucristo.

Espero que en la clase de hoy podamos obtener más de lo que Dios tiene para decirnos en su palabra, por qué creó el mundo y la forma en que lo hizo. En la clase de la próxima semana, cubriremos dos verdades más que la Biblia tiene para nosotros acerca del tema de la creación, incluyendo lo que quizá sea más importante para nosotros: la relación del hombre con la creación de Dios. Esperamos la próxima semana, pero antes de que terminemos la clase de hoy, oremos…