Predicación expositiva

Sí, la predicación realmente cambia a las personas

Por Mike Bullmore

Mike Bullmore es pastor principal de CrossWay Community Church en Kenosha, Wisconsin.
Artículo
30.01.2022

Si has estado en el ministerio pastoral por algún tiempo, te has hecho la pregunta: ¿Está mi predicación realmente haciendo algo? ¿teniendo algún efecto?

El tema podría abordarse por varios motivos diferentes. Podría abordarse sobre bases históricas, señalando los poderosos efectos de la predicación en varios momentos y lugares de la historia de la iglesia, en específico, desde el principio en el libro de los Hechos. Se podría abordar de manera personal mediante la recopilación de anécdotas: «Permítanme contarles acerca de Joe y Mary Black y lo que Dios hizo en sus vidas, por medio de la predicación fiel de la Palabra de Dios».

Pero sin dudas, la respuesta más convincente será teológica, basada en las realidades presentadas en las Escrituras con respecto a quién es Dios, qué está haciendo, qué hace su Palabra y qué él se propone lograr plenamente con la predicación.

UNA CARACTERÍSTICA SUB-CELEBRADA

Celebramos con razón la autoridad, la confiabilidad y la suficiencia de las Escrituras. Pero quizá una característica poco celebrada de las Escrituras es su eficacia. Por «eficacia» me refiero simplemente a la capacidad de lograr realmente lo que se pretende. Probablemente, la declaración más clara sobre la eficacia de las Escrituras se encuentra en Isaías 55: 10-11:

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacíasino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (cursiva agregada).

Esa es una declaración poderosa sobre la eficacia de la Palabra de Dios, y proporciona bases más que suficientes para una profunda convicción en el corazón de todo predicador fiel. Sin esta convicción, un pastor regularmente se preguntará y dudará de la utilidad de su predicación. Pero con esta convicción plenamente en su lugar, un pastor tendrá toda la razón para perseverar en su exposición regular y fiel de la Palabra de Dios.

LO QUE ES Y HACE LA PALABRA DE DIOS

Piense en las imágenes que usa la Biblia para hablar de la Palabra de Dios. Es como una espada (Hebreos 4:12). Es como un martillo (Jeremías 23:29). Estas imágenes evocan una eficacia poderosa. Incluso las imágenes menos agresivas de lluvia (Isaías 55:10) y semilla (Marcos 4:14) hablan de eficacia.

Y piensa en todas las cosas que la Biblia dice que la Palabra de Dios puede hacer.

Provoca fe, «Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17).

Da nueva vida espiritual, «siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1 Pedro 1:23).

Nos ayuda a crecer, «desead como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis hasta la salvación» (1 Pedro 2: 2).

Nos santifica, «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad» (Juan 17:17).

Examina y reprende, «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (He. 4:12).

Libera, «Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8: 31–32).

Refresca y renueva, «Vivifícame según tu palabra» (Salmo 119: 25).

Revive nuestras almas y alegra nuestros corazones, «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma… Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón» (Salmo 19: 7,8).

¡Estas son todas las cosas que la Biblia afirma que la Palabra de Dios puede hacer en nuestras vidas! ¡Y hay mucho más! Así que, nada asombroso que David exprese: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua… (Salmo 1: 1-3)». Y la cosa maravillosa es que Dios ha ordenado la predicación como el medio principal por el cual esta poderosa Palabra se lleva efectivamente a los seres humanos (cf. 2 Timoteo 4: 2).

LO QUE ESTÁ EN JUEGO

Hay mucho en juego en nuestra predicación. Las vidas de las personas están en juego. La gente está perdida, apartada de Dios y necesita desesperadamente escuchar la Palabra salvadora de Cristo. Está en juego la salud de la iglesia de Cristo. El pueblo de Dios necesita desesperadamente instrucción y aliento de la Palabra de Dios. Cuando Dios le dijo a Ezequiel: «¿Vivirán estos huesos?», no parecía muy prometedor. Pero Dios le instruyó a predicar y el resultado fue absolutamente maravilloso. (Lee el maravilloso relato de esto en Ezequiel 37: 1–14. Presta especial atención a la última línea).

Hay algunas palabras particularmente alentadoras que se encuentran en los primeros capítulos de Deuteronomio. De manera muy significativa, estas palabras son repetidas a menudo por el mismo Jesús: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Deuteronomio 8: 3; Mateo 4: 4). No pierdas eso, ¡El hombre vive por la Palabra de Dios!

Por eso Dios nos ha llamado a predicar. El hombre natural, no regenerado, cobra vida por la Palabra de Dios. Y habiendo sido traído a la vida por la Palabra, el hombre regenerado continúa siendo sostenido y nutrido por la Palabra de Dios. Pedro lo dijo muy bien. En un momento de brillantez inspirada por el espíritu, dijo esta verdad: «¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Juan 6:68).

Colega predicador, Dios ha prometido que, a través de estos medios aparentemente débiles y frágiles, utilizando criaturas débiles y frágiles como nosotros, logrará mucho. Él lo ha dicho. Él ha prometido hacerlo. Cree lo que Dios ha dicho. La predicación fiel de la Palabra de Dios logra mucho.

Así que, firme hermano. Haz tu trabajo y después deja que la Palabra haga su trabajo, un trabajo que Dios todopoderoso ha prometido que será hecho.

 

Traducido por Renso Bello