Consejería
¿Qué distingue a la consejería bíblica de otros métodos?
¿Cuáles son las diferencias entre la consejería bíblica y varios otros enfoques de la consejería que son populares en la iglesia?
Primero, tomemos la segunda mitad de nuestra pregunta. ¿Qué modelos de consejería son «populares en la iglesia»? De inmediato es obvio que las iglesias abren espacio a un sinfín de enfoques a los problemas en la vida (más enfoques que granos de arena, para volver a apropiarnos de una metáfora bíblica). ¿Cómo resolverás tus problemas y cambiarás lo que está mal? ¿Debes explorar cómo te sientes respecto a la educación de tu familia? ¿Hacer lo que Dios ordena sin importar cómo me siento? ¿Seguir mis sentimientos? ¿Actuar por fe, no por sentimientos? ¿Conectarte con tus emociones? ¿Satisfacer tus necesidades? ¿Debes tomar antidepresivos? ¿Tomarte vacaciones? ¿Tomar el control de tu vida y la responsabilidad de tus decisiones? ¿Debes expulsar el demonio que se insertó en el sistema operativo de tu alma? ¿Introducir afirmaciones positivas en el flujo de la conversación negativa que tienes contigo mismo? ¿Debes reclamar tu nueva identidad en Cristo? ¿Tomar un periodo de oración y ayuno? ¿Adoptar firmemente las promesas? ¿Tener un compañero para rendir cuentas? ¿Tomar un programa de ejercicios o quitar la ingesta de cafeína para que fluyan las endorfinas? ¿Tener vida? ¿Solo enfréntalo y deja de ser tan egocéntrico?
O puedes acércate a la pregunta desde un ángulo diferente. ¿Quién puede ayudarte? ¿Necesitas diez sesiones con el psicoterapeuta? ¿Un retiro con un guía espiritual? ¿Una visita al médico? ¿Un encuentro con un exorcista? ¿Contratar un entrenador personal? ¿Unirte a un grupo de apoyo semanal? ¿Escuchar una predicación sólida y tener mejores tiempos a solas con Dios? ¿Encontrar un par de buenos amigos?
Todo esto es mucho más complicado porque todas estas actividades y personas que se acaban de nombrar aparecen en muchas variaciones, variantes y combinaciones. Y como si todo eso no fuera lo suficientemente complicado, el campo de la consejería es agitado, fluido e inestable. Las novedades, la moda, las facciones van y vienen. Las teorías y las terapias cambian, mutan, combinan, innovan y se reinventan a sí mismas. Siempre hay un próximo best seller y las curas más seguras que superan las limitaciones de todo lo anterior.
Luego tenemos la primera mitad de nuestra pregunta. Después de todo, ¿qué es «la consejería bíblica»? Cuando se ponen la vestimenta de iglesia, la mayoría de las respuestas y de las personas que se acaban de describir afirman estar cerca del negocio de la consejería bíblica o cristiana. Después de todo, ¡nadie que nombre a Cristo jamás afirmaría estar haciendo «consejería no bíblica»!
Por lo tanto, ¡¿cómo respondemos razonablemente a tan inmensa pregunta?! ¿Cómo desarrollamos la verdadera sabiduría que puede ofrecer la consejería bíblica digna de ese nombre?
En lugar de intentar catalogar todos los actores, creo que lo mejor es desarrollar habilidades básicas en discernimiento. Las siguientes cuatro preguntas te capacitan para poner a prueba justa y adecuadamente cualquiera de los múltiples enfoques de consejería. Si sabes cómo captar cualquier modelo con criterio, serás capaz de evaluar las fortalezas y las debilidades de esos enfoques particulares de consejería que se ha vuelto tan populares en los círculos de las iglesias.
En primer lugar, ¿cómo está representado Dios? ¿Es el Dios revelado en la Escritura central en cómo debemos entender y abordar los pecados y sufrimientos de la condición humana? ¿Es central para saber entender el bien, las posibilidades y las bendiciones a las que la consejería quiere apuntar realizar? En particular, ¿qué rol e importancia se le da a Jesucristo? Los modelos de consejería defectuosos nunca entienden bien a Cristo. Estos modelos ignoran completamente, distorsionan violentamente o tergiversan sutilmente a Cristo a quien se supone que debemos representar. Sin embargo, el Buscador de todos los corazones, aquel ante quien cada rodilla debe doblarse, el único Salvador de pecadores y Refugio para quienes sufren insiste en ejercer su derecho. La sabiduría bíblica considera todos los fenómenos humanos con este Dios a la vista.
En segundo lugar, ¿cómo se interpreta la naturaleza humana? ¿Qué visión de la motivación humana define el fundamento «¿por qué haces lo que haces?»? En particular, ¿los seres humanos son entendidos como seres que se relacionan con Dios activa e incesantemente? Ningún modelo de consejería cuyos genes contengan ADN secular tendrá una teoría de motivación correcta. ¿Es claro que cada corazón (en todo momento, en toda circunstancia) o sirve a las mentiras y a la lujuria de la carne o ama al Señor Dios? ¿Es claro cómo cada acción, reacción, pensamiento y emoción revela estos motivos de relación con Dios? Si no entiendes bien el centro, no entenderás bien los objetivos de la consejería; no puedes entender en lo que un ser humano debe convertirse; no puedes definir correctamente el éxito. La consejería defectuosa siempre se equivoca en entender el centro. Teorizan y afirman interpretaciones falsas de lo que nos hace funcionar. Por ejemplo, necesidades insatisfechas, instintos conflictivos, impulsos condicionados, diseño genético, bioquímica, poder de voluntad fallidos, malos hábitos, ignorancia corregible… ninguna de ellas llega a lo que realmente está pasando. La sabiduría bíblica considera todos los fenómenos humanos mientras mantiene en vista, «¿a quién estás amando ahora; en quién estás confiando; a quién estás sirviendo y a quién estás temiendo?».
En tercer lugar, ¿cuál es el peso que se le da a las circunstancias? ¿La etapa en la que vivimos (lo que nos rodea, lo que nos llega, lo que nos influencia) tiene la última palabra determinante y decisiva? ¿O es visto correctamente como un contexto dispuesto por Dios, no una causa? Además, ¿algunas de nuestras circunstancias particulares se destacan para un énfasis particular, como si ofreciera clave explicativa única? ¿Pasada, presente o futura? ¿Experiencia social, cuerpo físico o agente demoníaco? Los modelos de consejería defectuosos nunca llegan a entender bien el mundo en el que vivimos. Gran parte de los enfoques dan un peso determinante a una parte de nuestra situación de la vida completa. Por ejemplo, «tienes un desorden alimenticio porque tus necesidades de amor y autoestima no fueron satisfechas por tus padres» es igual a «eres esclavo a la obsesión con la comida debido a que un demonio de adicción ha ganado fuerza» y eso es lo mismo que «sufres de un desorden alimenticio porque tienes un desorden obsesivo compulsivo en tus genes». Podría ser cierto que tus padres no fueron amorosos contigo; que Satanás sí merodea; y que podrías haber nacido con ciertas tendencias y no otras. Sin embargo, ninguna de estas cosas es determinante. La sabiduría bíblica considera importante cada parte de nuestras circunstancias, pero le adjudica la causa final al corazón.
En cuarto lugar, ¿cómo se conciben las metas y las actividades de la consejería? ¿Es la cura del alma, la restauración de la humanidad pecadora a la imagen de Cristo por la gracia de Cristo? ¿Está consolando al angustiado y molestando al que está cómodo? ¿Es la transformación de nuestros pecados y el consuelo de nuestras penas? ¿La consejería es esencialmente pastoral? Los modelos de consejería defectuosa siempre aconsejan mal. El consejero actúa como un arqueólogo que explora tu pasado y tu interior para comprender; como un mecánico que altera lo que no está funcionando satisfactoriamente en tu cognición y en tu comportamiento; como un entrenador que formula un plan de juego para vivir exitosamente y alentarte; como un amigo que te acepta tal como eres; como un padre que satisface tu necesidad psicológica de amor; como un filósofo que entrega una interpretación creíble de la vida sin ningún Dios; como un doctor que te receta medicina para hacerte sentir mejor; etc. La sabiduría bíblica considera la consejería como un ministerio del poder salvador de la gracia y de la verdad de Jesucristo. Comprensiones, alteraciones, ánimos válidos y otras cosas se levantan dentro de esa relación.
Cuatro preguntas simples para construir discernimiento… ¡Se necesita tanto discernimiento! Sin embargo, creo que a medida que descubres cómo pensar bien dentro de estas verdades encontrarás que pasarán cosas buenas. Serás más sabio como consejero bíblico digno de tal nombre: un pastor sabio de ovejas y curador de almas. Asimismo, verás que serás más perspicaz ante cualquier sabiduría del mundo que clama por tu oído, tu voto, tu lealtad, tu ministerio, tu gente.
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