Evangelización
¿Por Qué El Infierno es una Parte Integral del Evangelio?
Estoy seguro de que estabas lleno de alegría al saber que 9Marcas ha dedicado una revista completa al tema del infierno. De hecho, es un tema que, en todo caso, nos lleva a querer evitar que nuestros ojos y pensamiento piensen totalmente en otra cosa.
Para algunos, el horror de la doctrina cristiana del infierno ̶ que es un lugar de tormento eterno y consciente donde los enemigos de Dios son castigados ̶ los ha llevado no sólo a evitarlo con sus ojos y mentes, sino a negarlo enteramente. «Seguro,» dicen ellos, «el infierno es una construcción ficcional utilizada para oprimir a las personas con el miedo; un Dios de amor nunca permitiría que tal lugar realmente exista». Hay un poder emocional en este argumento, seguro. A nadie, ciertamente a ningún cristiano, le gusta la idea del infierno.
Al mismo tiempo, esta doctrina no es sólo una cortina a un lado de la visión global cristiana, algo que no tiene relevancia para la estructura de la fe en sí misma. Ni es la doctrina del infierno una verruga embarazosa, innecesaria y primitiva que creemos simplemente porque se nos dice que tenemos que hacerlo.
Por el contrario, la doctrina y realidad del infierno realmente hace que la gloria del evangelio se convierta en un alivio para nosotros. Nos ayuda a entender lo grande que Dios realmente es, lo pecaminosos que realmente somos, y cuán increíblemente asombroso es que Él nos muestre gracia. Además, la realidad del infierno ̶ sin no lo sacamos de nuestra mente ̶ nos enfocará, sobre todo, en la tarea de proclamar el evangelio a aquellos que están en peligro de pasar la eternidad allí.
Con eso en mente, a continuación hay cinco declaraciones bíblicas sobre el infierno, que si las vemos como un todo, demuestran porque el infierno es una parte integral del evangelio.
1. Las Escrituras enseñan que existen un lugar real llamado infierno
No voy a criticar este punto. Otro han hecho este caso con claridad cristalina. Basta decir que los obispos medievales no inventaron la doctrina del infierno como una manera de asustar a los siervos; lo obtuvieron de los apóstoles. Y los apóstoles no inventaron esto para asustar a los paganos; lo obtuvieron de Jesús. Y Jesús no lo tomó prestado de los zoroastrianos para asustar a los fariseos; Él era Dios, así que Él sabía que es real, y lo dijo. Y además, la realidad del infierno ha sido ya revelada en el Antiguo Testamento.
En el nivel más básico, sin embargo, si decimos ser cristianos y creer que la Biblia es la Palabra de Dios, tenemos que reconocer que la Biblia enseña la realidad del infierno. Pero hay más.
2. El infierno nos enseña lo enorme que realmente es nuestro pecado
¿Alguna vez has escuchado a alguien hacer el comentario de que ningún pecado humano podría posiblemente merecer tormento eterno en el infierno? Es un comentario interesante, uno que revela mucho sobre el corazón humano. ¿Por qué es que cuando las personas piensan en el infierno siempre concluyen que Dios debe estar equivocado y no ellos? Puedes ver como la doctrina revela nuestros corazones: cuando consideramos nuestro propio pecado nuestra primera inclinación es siempre minimizarlo, protestar que no es tan malo y que Dios está equivocado en decir que merece castigo.
La realidad del infierno se levanta como una refutación masiva a esa auto-justificación. Los no cristianos siempre verán los horrores del infierno como una acusación de Dios, sino como cristianos que conocen a Dios como alguien perfectamente justo y recto, debemos entender que los horrores del infierno son realmente una acusación de nosotros. Podemos querer minimizar nuestro pecado, o excusarlo, o tratar de discutir con nuestras consciencias. Pero el hecho de que Dios ha declarado que merecemos tormento eterno por aquellos pecados debería recordarnos que no son tan pequeños. Son enormemente malos.
3. El infierno nos muestra cuán inamovible e irreprochablemente justo es Dios realmente
Las personas han sido tentadas a través de la historia, a pensar que Dios es un juez corrupto, uno que pone a un lado las demandas de justicia simplemente porque a Él le gusta el acusado. «Todos somos hijos de Dios,» dice el argumento. « ¿Cómo podría Dios dictar una sentencia tan horrible en algunos de sus hijos?». La respuesta a esa pregunta es simple: Dios no es un juez corrupto. Él es absolutamente justo y recto.
Una y otra vez la Biblia trata este punto. Cuando Dios se revela a sí mismo a Moisés, se declara compasivo y amoroso, pero también dice, «que no deja al culpable sin castigo». Los salmos declaran que «la rectitud y la justicia son el fundamento de su trono» ¡Qué declaración tan asombrosa! Si Dios continúa siendo Dios, no puede simplemente dejar la justicia a un lado y poner el pecado bajo la alfombra. Él debe lidiar con él ̶ de manera decisiva y con justicia exacta. Cuando Dios finalmente juzgue, ningún pecado recibirá más castigo que el que merece. Y nadie recibirá tampoco menos de lo que merece.
La Biblia nos dice que en aquel día, cuando Dios sentencie a sus enemigos al infierno, todo el universo reconocerá y admitirá que lo que él ha decidido es irreprochablemente justo y recto. Isaías 5 trata este punto con mucha claridad: «por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca.» Es una imagen grotesca, la tumba ampliando su boca para tragar a los habitantes de Jerusalén. Y sin embargo por este medio Isaías declara, «pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios santo será santificado con justicia». Igualmente, Romanos 9:22 nos dice que a través de los tormentos del infierno, Dios «mostrará su ira y dará a conocer su poder», para que él pueda «dar a conocer las riquezas en gloria a los objetos de su misericordia».
Él puede no entenderlo totalmente ahora, pero un día el infierno declarará por sí mismo la gloria de Dios. Lo hará ̶ aún en su horror ̶ y testificará junto con el salmista, «rectitud y justicia son el fundamento de su trono».
4. El infierno nos muestra lo horroroso que la cruz fue realmente, y lo que es la gran gracia de Dios
Romanos 3 nos dice que Dios propuso a Jesús como sacrificio de expiación «para demostrar su justicia». Él hizo esto «porque en su paciencia dejó los pecados cometidos de antemano sin castigo».
¿Por qué Jesús tuvo que morir en la cruz? Porque esa era la única manera en que Dios podía rectamente no enviar a todos nosotros al infierno. Jesús tenía que tomar lo que era debido a nosotros, y eso significa que él tenía que enfrentar algo equivalente al infierno mientras era colgado en una cruz. Eso no significa que Jesús realmente fue al infierno sino que significa que los clavos y las espinas fueron sólo el comienzo del sufrimiento de Jesús. El verdadero peso de su sufrimiento vino cuando Dios derramó su ira sobre Jesús. Cuando cayó la oscuridad, eso no era sólo Dios cubriendo el sufrimiento de su Hijo, como algunos han dicho. Eso era la oscuridad de la maldición, la ira de Dios. Era la oscuridad del infierno, y es ese momento Jesús estaba enfrentando toda su furia ̶ la furia de la ira del Dios Todopoderoso.
Cuando entiendes la cruz a luz de ello, comienzas a entender mejor lo magnífico que la gracia de Dios hacia ti es, si eres un cristiano. La misión de la redención que Jesús emprendió involucró un compromiso a enfrentar la ira de Dios en tu lugar, tomar el infierno que tú merecías. ¡Qué muestra tan maravillosa de amor y misericordia es eso! Sin embargo, sólo verás y entenderás esta muestra de amor claramente cuando entiendas, aceptes y te estremezcas con el horror del infierno.
5. El infierno enfoca nuestra mente en la tarea de proclamar el evangelio
Si el infierno es real, y las personas verdaderamente están en peligro de pasar la eternidad allí, entonces no hay tarea más importante y urgente que hacer precisamente lo que Jesús le dijo a sus apóstoles que hicieran antes de ascender al cielo ̶ ¡proclamar al mundo las buenas nuevas de que el perdón de los pecados es ofrecido a través de Jesucristo!
Pienso que John Piper tiene razón en una entrevista con Coalición por el Evangelio: «es muy difícil renunciar al evangelio si crees que hay un infierno, que después de esta vida, hay un sufrimiento eterno para aquellos que no creen en el evangelio». Existen toda clase de cosas buenas que los cristianos pueden hacer ̶ y de hecho ¡deberíamos hacer! Pero el infierno es real, vale la pena mantenerlo en mente ̶ no, es imperativo que lo tengamos en mente ̶ que lo único que los cristianos pueden hacer que nadie más en el mundo puede hacer es decirle a las personas como pueden ser perdonados de sus pecados, cómo pueden evitar pasar la eternidad en el infierno.
CONCLUSIÓN
No hay duda de que la doctrina del infierno es horrible. La doctrina es horrible porque la realidad es horrible. Pero esa no es una razón para desviar nuestros ojos e ignorarla, mucho menos rechazarla.
Hay algunos que piensan que, rechazando o ignorando la doctrina en su predicación hacen que Dios se vea más glorioso y amoroso. ¡Están muy lejos de ello! Lo que realmente están haciendo es robando inconscientemente la gloria del Salvador Jesucristo, como si aquello de lo que él nos salvó fue… bueno, no tan malo después de todo.
De hecho, la naturaleza horrible de aquello de lo que hemos sido salvados sólo aumenta la gloria de aquello para lo que hemos sido salvados. No sólo eso, sino que conforme vemos más claramente el horror del infierno, veremos con más amor, más gratitud, y más adoración al Único que enfrentó ese infierno por nosotros y nos salvó.
CompartirTraducido por Samantha Paz