Ministerio

Los aspirantes a pastores también necesitan ser estimulados: 5 formas en que Pablo estimuló a Timoteo

Por Zack DiPrima

Zack DiPrima es pastor asistente de la Iglesia Bautista Mount Vernon en Sandy Springs, Georgia.
Artículo
25.10.2022

Como millennial, me cuento entre la frágil generación que inventó el trofeo de participación. Nos llaman «privilegiados», «blandos» y «sensibles» Los millennials (y los más jóvenes) tienden a compartir una aversión a la crítica. Esto supone un reto para los líderes empresariales que se ven obligados a reevaluar cómo criticar a la nueva generación. Por ejemplo, en lugar de identificar puntos fuertes y débiles, muchas organizaciones hablan de puntos fuertes y oportunidades.

Los millennials como yo necesitamos desesperadamente que los santos veteranos limen nuestras asperezas, reprendan nuestros defectos y ejemplifiquen la fidelidad cristiana. En pocas palabras, los jóvenes necesitan que los hombres mayores les proporcionen una retroalimentación fiel. Y esa retroalimentación debe venir a menudo en forma de una dura palabra crítica.

Sin embargo, quiero argumentar que los jóvenes aspirantes a pastores también deben recibir un estímulo positivo por parte de los hombres mayores. El estímulo de cualquier persona siempre es bueno. El estímulo de los santos experimentados —especialmente de los pastores— fortalece profundamente a los líderes jóvenes.

Al reflexionar sobre mi propio recorrido hacia el pastorado, bendigo a Dios por hombres como Robert Fisher. Cuarenta años mayor que yo, Robert fue mi pastor y mi más firme mentor. Me enseñó a predicar la Biblia, a amar al pueblo de Dios y a cultivar la comunión con Cristo. Nuestras reuniones (y ahora llamadas telefónicas) son incontables. Estoy agradecido por cada una de sus agudas críticas. Pero también estoy convencido de que sus constantes estímulos darán frutos eternos. Su apoyo positivo me impulsó al servicio del Reino. Me edificó en el ministerio.

Así como Pablo edificó a Timoteo.

Hay al menos cinco maneras en las que Pablo estimuló a Timoteo. Y como hombre más joven, me he beneficiado significativamente de los hombres mayores que han seguido este ejemplo apostólico.

1. Pablo ayudó a Timoteo a mejorar sus dones

Pablo invirtió en Timoteo al reclutarlo para el servicio misionero (Hch. 16:1-3). Después de años de ministerio juntos, Pablo seguía destacando los dones de su joven amigo. Le encargó a Timoteo que no descuidara su don de la enseñanza, dedicándose al ministerio de la Palabra (1 Ti. 4:13-14). Pablo apreciaba la habilidad de Timoteo con la Biblia y se fijaba en su seriedad como pastor. Comentando su «fe sincera», Pablo le encargó que «[avivara] el fuego del don de Dios que [estaba] en [él] por la imposición de [sus] manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Ti. 1:6-7).

Los ministros jóvenes pueden saber que tienen dones espirituales. Sin embargo, es posible que no conozcan las formas precisas en que esos dones bendicen a los demás. El estímulo de un santo mayor a su debido tiempo puede proporcionar una visión que un compañero no puede ofrecer. Un pastor mayor que discierne lo que un joven hace bien debe señalárselo y exhortarlo a hacer más de lo mismo. Ya sea destacando una parte de su carácter, su tono servicial en el púlpito, o un humilde acto de servicio, estimulará a un joven ministro a una mayor fidelidad.

2. Pablo le mostró a Timoteo la seriedad del ministerio

Nadie acusó nunca a Pablo de ser relajado o carismático. Él encarnaba la sobriedad. En varios momentos, le pidió a Timoteo que considerara la seriedad de su tarea (1 Ti. 1:18, 4:16, 6:20). Su exhortación más memorable se encuentra en 2 Timoteo 4:1-2: «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina».

Este encargo debió dejar a Timoteo temblando en sus sandalias. Sin embargo, seguramente también fortaleció la confianza de su joven hijo en la fe. En otras palabras, al lidiar con las consecuencias del verdadero pastorado, Timoteo pudo asumir de manera más competente una postura adecuada como pastor.

Los ministros jóvenes necesitan la sabiduría de los más ancianos en sus congregaciones. El desgaste de la edad a menudo produce una apreciación más profunda del pastorado fiel. Así, el hombre que ha caminado con Dios durante treinta o cuarenta años suele estar más equipado para ayudar a un joven a comprender el peso monumental del ministerio. El pastorado tiene consecuencias eternas. Los aspirantes a pastores necesitan considerar con el precio de rendir cuenta un día de las almas confiadas a su cuidado (He. 13:17). La perspectiva sobria de un santo experimentado puede asustar a un joven. Pero lo más probable es que le ponga los nervios de punta y fortalezca su decisión.

3. Pablo expresó su amor a Timoteo

Las cartas de Pablo rebosan de afecto. Se dirigió a Timoteo como su verdadero y amado hijo en la fe (1 Ti. 1:2; 2 Ti. 1:2). Habló libremente de su amor por Timoteo a otros (1 Co. 4:17). Los años de ministerio en el evangelio junto a Timoteo forjaron un vínculo familiar. Aunque Pablo pudo haber dejado que asumiéramos su amor por Timoteo, se esforzó por expresarlo. Pablo se relacionaba con Timoteo con la calidez de un padre, no la de un mentor de negocios, un oficial al mando o un entrenador de fútbol. Esta dinámica de amor reguló todas sus exhortaciones a su joven amigo.

El estímulo sin amor es como un automóvil sin aceite. Puede funcionar durante una temporada, pero no a largo plazo. Pastor, ¿los jóvenes en los que inviertes saben que los amas? ¿Se los has dicho últimamente? Te sorprenderá lo eficaces que pueden ser las palabras de estímulo cuando se comparten en un contexto de amor.

4. Pablo elogió a Timoteo ante otros

Casi tan sorprendentes como las palabras de Pablo a Timoteo son las que dirige a otros acerca de Timoteo. Pablo lo menciona en la mayoría de sus cartas (Ro. 16:21; 1 Co. 16:10; Fil. 2:19; 2:22; Col. 1:1; 1 Ts. 1:1; Fil. 1:1). Pablo quería que otros cristianos apreciaran el ministerio de Timoteo. A la iglesia de Filipos le escribió:

Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio (Fil. 2:19-22).

Pablo aprovechó todas las oportunidades para honrar a Timoteo y elogiar su trabajo ante los demás.

Aunque la adulación no ayuda a nadie, el estímulo público de los hombres mayores es viento en las velas de los aspirantes a pastores. Las exhortaciones privadas son vitales, pero los elogios públicos también son importantes. La gente tiende a ser más cuidadosa y exacta cuando habla o escribe a un grupo grande. Por tanto, cuando los hombres mayores expresan públicamente su confianza en un hombre más joven, refuerzan la confianza y la eficacia de ese hermano de una manera que las palabras en privado no pueden. Pastor, ¿aprovechas las oportunidades para celebrar la gracia de Dios en la vida de los jóvenes de tu iglesia? ¿Alguna vez los elogiado delante de la congregación?

5. Pablo incluyó a Timoteo en su ministerio

Es notable considerar cómo Pablo utilizó a Timoteo en el ministerio. Reclutó a Timoteo para el servicio misionero cuando probablemente era un adolescente (Hch. 16:3). Asignó a Timoteo una variedad de tareas pastorales (Hch. 17:4; 19:22; 2 Co. 1:19; 1 Ts. 3:2, 6). Confió santos al cuidado de Timoteo (1 Co. 4:17; 1 Ti. 1:3). Pablo incluyó a Timoteo como remitente conjunto de muchas de sus cartas (2 Co. 1:1; Fil. 1:1; 1 Ts.; 2 Ts.). Es difícil identificar una parte del ministerio de Pablo que no estuviera dispuesto a compartir con Timoteo. Al incluirlo en tantas cosas, Pablo demostró una enorme confianza en su joven colaborador.

Los pastores fieles, como el apóstol Pablo, se preocupan profundamente por sus ministerios. Aprecian la extrema importancia de su trabajo. Debido a esto, normalmente solo delegan en aquellos en los que confían. Asociarte con un hombre más joven por el bien del evangelio es un increíble gesto de estímulo. Pastor, ¿has considerado las responsabilidades que puedes asignar a los hombres más jóvenes como una forma de alentar sus dones pastorales? ¿Hay personas a las que pueden discipular? ¿Grupos pequeños que pueden organizar? ¿Sermones que puedan predicar? ¿Pueden visitar a los miembros confinados en casa? ¿Servicios que pueden dirigir? Ya estás llamado a equipar a los santos para la obra del ministerio (Ef. 4:11-12). Movilizar a los aspirantes a pastores para la edificación del cuerpo producirá enormes frutos, tanto en los líderes jóvenes como en las iglesias a las que algún día servirán.

CONCLUSIÓN

Pablo exhortó a Timoteo a avivar el don que llevaba dentro. Sin embargo, el propio Pablo, mediante el estímulo constante, avivó en Timoteo la pasión por la iglesia local. Como hombre mayor, tuvo la oportunidad especial de animar a Timoteo a ser pastor. Los santos mayores de hoy comparten esa misma oportunidad.

Muchos hombres nunca persiguen el ministerio porque carecen de mentores. Nunca reciben la ayuda que yo recibí de hombres como Robert Fisher. Los jóvenes necesitan muchas cosas, especialmente el sagaz apoyo de sus pastores. Sencillamente, hay una cosecha madura de aspirantes a ministros que esperan el estímulo de sus padres en la fe.

 

Traducido por Nazareth Bello