Racismo

¿Debería responder a la muerte de George Floyd este domingo?

Por Michael Lawrence

Michael Lawrence es el pastor principal de la Iglesia Bautista Hinson en Portland, Oregon. Puede encontrarlo en Twitter en @pdxtml.
Artículo
18.10.2020

Nota del editor: Este intercambio de correos electrónicos ha sido editado y se escribió antes de los disturbios y saqueos que han comenzado desde entonces en toda la nación.

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Querido Michael,

Estoy buscando algo de sabiduría/consejos en estos momentos. Tenemos a algunas personas de nuestra iglesia molestas porque no estoy hablando de lo que está sucediendo en nuestra cultura con las personas de color. Le dije a una de ellas que no puedo abordar todos los problemas sociales que surgen y, honestamente, por lo que he visto con las personas que están usando sus redes sociales para abordar el problema, están creando más división/desunión. No estoy seguro si estoy cegado al tema, pero tengo algunas ideas de por qué no debería abordar esto desde el pulpito. Me encantaría escuchar tu opinión sobre el tema y cualquier consejo que tengas para pastores que tengan que lidiar con esto.

Hola amigo,

Es bueno saber de ti. Lamento que la pandemia haya impedido el seguimiento en persona.

Ojalá que, a medida que las cosas se calmen, podamos encontrar una manera de reunirnos ocasionalmente.

En cuanto a la actual controversia nacional provocada por la muerte de George Floyd estando bajo custodia policial, nuestro personal ha estado discutiendo la manera en que responderemos este domingo. Hay varias cosa que siempre intento tener en mente:

  1. Silencio/no responder es una respuesta. Y a menudo, no transmite lo que queremos comunicar. Por ejemplo, podríamos querer evitar división o avivar las llamas de la controversia, pero de hecho comunicamos que somos indiferentes o tomamos partido.
  2. Si bien los temas más importantes de #BlackLivesMatter, #BlueLivesMatter, #AllLivesMatter son complejos y matizados, a menudo los acontecimientos específicos son bastante claros. Un hombre afroamericano, aparentemente cristiano, fue asesinado injustamente mientras se encontraba inmovilizado por un policía que hizo uso excesivo de la fuerza. Si bien debemos esperar a que los tribunales dicten sentencia, no deberíamos esperar para lamentar una muerte que no debió haber sucedido.

Al estar tan cerca del asesinato ampliamente publicitado de Ahmaud Arbery en Georgia, e incluso del acoso del ornitólogo afroamericano en Nueva York, podemos y debemos reconocer el miedo, dolor y enojo que esto provoca legítimamente en las comunidades minoritarias. Podemos afirmar tanto el mayor riesgo como la mayor responsabilidad de moderación que conlleva la autoridad letal. Podemos lamentar tanto la historia como el clima cultural y político actual que hace que este acontecimiento sea tan tenso. Y podemos hacer todo esto sin perdernos ni una sola vez en declaraciones políticas partidistas o generalizaciones radicales. Eso no significa que sea fácil. Se necesitará una reflexión cuidadosa en lugar de comentarios extemporáneos. Pero puede hacerse.

  1. Por mucho que me gustaría evitarlo, momentos como estos son momentos de enseñanza. Y no debería evitar la oportunidad de enseñar. Sería bueno si siempre pudiéramos elegir los momentos, pero con demasiada frecuencia la cultura, el ciclo de noticias y los eventos externos establecen el tema de conversación para nosotros. En este caso, hay mucho que se puede enseñar: cómo lamentar, cómo escuchar, cómo amar a los que son diferentes a ti, cómo sentir empatía, solo por mencionar algunas cosas. Los acontecimientos pueden haber establecido la conversación, pero puedo enmarcar esa conversación bíblicamente y a la luz del «poder de la resurrección del evangelio».
  2. Mi llamado no es ser juez ni político. No soy responsable de juzgar lo que sucedió en Minneapolis. No soy responsable de promover o proponer soluciones políticas. Mi llamado es ser pastor y, por tanto, soy responsable de enseñar a mi congregación cómo pensar y responder bíblicamente, tanto a la tragedia en Minneapolis, y más aún, a la forma en que afecta a mis vecinos. El principio de proximidad moral significa que lo que más me preocupa es cómo mi rebaño se trata entre sí y cómo trata a los de afuera, en respuesta tanto al acontecimiento trágico específico como al contexto más amplio en el que juega el acontecimiento.
  3. Las guerras culturales son la batalla de la cultura, no de la iglesia local. Que la iglesia sea capturada e identificada exclusivamente con cualquiera de los dos lados es perder el evangelio. Los cristianos que con enojo denuncian o vilipendian a otros en nombre de defender nuestros derechos constitucionales o «la ley y el orden» o «la justicia» han olvidado quiénes son. En Cristo, somos los que renunciamos a nuestros derechos para servir a nuestros enemigos, y entendemos que somos ante todo ciudadanos de un reino que no es de este mundo. Si lo fuera, los «siervos de Jesús lucharíamos» para defenderlo a él y a nosotros mismos. Pero no lo es (Juan 18:36).

Con todo eso en mente, esto es lo que planeamos hacer el domingo.

  • Definitivamente oraré por esto en la oración pastoral. Oraré por la familia Floyd, por la paz en Minneapolis y en todo el país, y por la justicia. Oraré por los oficiales que fueron despedidos y el oficial que fue arrestado. Oraré por aquellos en nuestra propia comunidad que temen que esto les pueda pasar. Oraré por los funcionarios policiales en nuestra iglesia y, en general, por coraje y moderación. Oraré para que se sanen las divisiones de nuestra sociedad. Y oraré para que el gobierno sea sabio en equilibrar y responder a los reclamos contrapuestos de justicia, seguridad, debido proceso y libertad de expresión.
  • Puedo o no abordarlo mediante un punto de aplicación en mi sermón. El texto lo determinará. Este domingo mi texto incluye Lucas 6:9: «¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?». Dado que Jesús estaba confrontando a los fariseos sobre su uso de la ley para justificar la destrucción de la vida y descuidar la oportunidad de hacer el bien, es muy probable que lo aborde. Para mi congregación, eso significaría no usar el bien legítimo de «la ley y el orden» para justificar o minimizar el mal cuando se abusa de la autoridad coercitiva legítima o se ejerce sin la debida moderación. Probablemente también pregunte qué piensa mi congregación blanca mayoritaria que significaría «hacer el bien» en esta situación y por qué tantas minorías podrían pensar de manera diferente. Y entonces no responderé mi propia pregunta, sino que simplemente se la dejaré a ellos.
  • En nuestra reunión de oración del domingo por la tarde, probablemente tendremos una oración de lamento por el quebrantamiento de todos los lados que resultaron en la muerte del Sr. Floyd y la respuesta a su muerte.
  • Definitivamente invitaré a las personas a que vengan a hablar conmigo si tienen preguntas.

Además, cuando comenzó #BlackLivesMatter, hicimos una serie de cuatro partes los miércoles por la noche sobre la raza, el racismo y la iglesia. Esto definitivamente está provocando una discusión sobre si es hora de hacer otra enseñanza y discusión enfocadas en el tema. Nos estamos preparando para plantar una iglesia en la parte histórica afroamericana de la ciudad con un plantador de iglesias afroamericano. Sé que esto está en su mente, y puede ser una oportunidad para que nuestra iglesia y su iglesia plantada cooperen juntas.

Hay mucho más que podría decirse, pero así es como lo estamos pensando. En conclusión, cada uno de nosotros tiene que pastorear su propio rebaño a la luz de sus necesidades, fortalezas, debilidades y puntos ciegos. Pero no lo hacemos en el vacío. Necesitamos ser sabios, pero tampoco podemos eludir cuando surgen estas cosas.

Bendiciones,

Michael Lawrence


Traducido por Nazareth Bello