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Amor y discernimiento: La hospitalidad y la persona LGBTQ

Por Jonathan Holmes

Jonathan Holmes sirve como Pastor de Consejería para la Iglesia Parkside Bainbridge y Green en Ohio. También es el fundador y director ejecutivo de Fieldstone Counseling.
Artículo
28.09.2023

«Hola, soy Lauren, y esta es mi compañera, Kendra. Hemos oído hablar de su iglesia a una amiga que asiste aquí, y nos ha dicho que vuestros servicios están abiertos a todos».

En nuestro clima cultural actual, es fácil imaginarse una conversación como ésta el domingo por la mañana. Saber cómo abordar situaciones como éstas con sabiduría y gracia será clave para extender la hospitalidad a los interesados en tu iglesia. ¿Cómo podemos amar genuinamente (Ro. 12:9) y mostrar verdadera hospitalidad (Ro. 12:13) como sacrificios vivos al Señor (cf. Ro. 12:1-2), manteniendo al mismo tiempo convicciones bíblicas claras sobre cuestiones relacionadas con la sexualidad y el género?

Sin duda, estos dos objetivos no se excluyen mutuamente. A tal fin, a continuación, encontrarás cuatro consejos.

1. Expón claramente tus creencias sobre el diseño divino de la sexualidad y el género

Amar bien a nuestro prójimo exige que expresemos claramente nuestras creencias y convicciones. La mayoría de las veces, esto viene en forma de una declaración de fe o una declaración doctrinal. Estas declaraciones, en lugar de ser rígidas y estoicas, deberían ser declaraciones positivas y clarificadoras de lo que creemos.

El difunto Howard Hendricks lo expresó muy bien: «No debemos avergonzarnos de discutir lo que Dios no se avergonzó de crear». Cuando somos claros sobre algo, ayudamos a eliminar la confusión, evitando así una situación más incómoda más adelante.

Tu iglesia puede hablar fiel y abiertamente de estos temas de diversas maneras para que los visitantes sepan cuál es su postura:

Página web de la iglesia: ¿Su declaración doctrinal está publicada en algún lugar fácil de encontrar en línea?

Clases para nuevos miembros: ¿Existe un espacio en el proceso de membresía en el que se hable de cuestiones relacionadas con la sexualidad y el género?

Predicación habitual desde el púlpito: En tus predicaciones y enseñanzas, ¿se tratan las cuestiones de sexualidad y género de forma clara y compasiva?

Clases de escuela dominical para niños: ¿Se enseña a los niños desde una edad temprana el diseño de Dios para el sexo y el género de una manera que sea apropiada para su desarrollo?

Declaraciones o documentos escritos: ¿Existen oportunidades para que los líderes de tu iglesia produzcan contenido bíblicamente sólido sobre este tema para las personas que tienen preguntas?

En resumen, los miembros deben estar equipados a través de la enseñanza de la iglesia para saber con precisión cuál es la postura de la iglesia sobre los principios básicos de género y sexualidad, incluso si no saben cómo responder a la gran cantidad de preguntas de aplicación más minuciosas.

2. Considera los factores que hacen que las personas en general se sientan bienvenidas, no solamente las personas LGBTQ+

Las personas LGBTQ+ son personas. Están hechas a imagen de Dios y merecen dignidad y respeto (Gn. 1:26). Por tanto, cuando pensamos en la hospitalidad, no hay que complicar demasiado las cosas. ¿Qué podemos hacer, en general, para que la gente se sienta bienvenida?

Saluda a la gente con un apretón de manos firme y preséntate.

Escucha con atención y haz preguntas consideradas y no invasivas. («Háblame un poco de ti», «¿En qué zona de la ciudad vienes?», «Me encantaría conocer a estas otras personas que están contigo», «¿A qué te dedicas?»).

Presta atención a las expresiones no verbales, ya que una parte importante de la comunicación se produce a través de la postura y el lenguaje corporal.

Pídales que se sienten contigo durante el servicio.

Al final del servicio, invítalos a tomar un café o a comer.

Ofréceles tu número de teléfono o dirección de correo electrónico para que puedan ponerse en contacto.

Ayúdales a ponerse en contacto con otros recursos relevantes que tu iglesia pueda ofrecer y que puedan serles útiles.

3. Aprende, no estereotipes

Suelo decir en consejería que, si has conocido a una persona gay o lesbiana, has conocido a una persona gay o lesbiana. Cada historia es única porque cada persona es única.

Con mucha frecuencia, podemos cortar oportunidades significativas para la interacción y discusión debido a nociones preconcebidas basadas en estereotipos erróneos. No todas las personas LGBTQ+ son activistas como las que vemos en televisión. Así que intenta conocer a la persona. Intenta conocer su corazón a través de un compromiso y una interacción reflexivos.

4. Navega en los asuntos difíciles con sabiduría, tacto y amabilidad

Ser atractivo no es ser empático. Hablar con amabilidad no es una técnica moderna para suavizar nuestras convicciones. Más bien, hace que nuestras convicciones sean más intrigantes, persuasivas y atractivas (Pr. 16:21). Podría haber una variedad de situaciones en las que las personas vienen a la iglesia haciendo preguntas que inmediatamente te ponen en una situación incómoda:

¿Cómo manejan los pronombres específicos de género?

¿Disponen de un baño para todos los sexos?

¿Permiten que las parejas gay o lesbianas celebren bodas en su edificio?

¿Acaso Dios no ama a todas las personas independientemente de su sexo o expresión de género?

En cualquiera de estos casos, la conversación podría ser más o menos así: «Gracias, _____, por hacer esa pregunta. Agradezco tu sinceridad y curiosidad. Aunque mis creencias pueden ser diferentes de las que tienes actualmente, me pregunto si estarías dispuesto a tomar un café o almorzar conmigo para que pueda aprender más sobre tu punto de vista». O, si no eres un anciano y no sabes la respuesta, podrías decir algo como: «Gracias, ______, por hacerme esa pregunta. Aunque no estoy del todo seguro de cómo responder a esa pregunta en concreto, me pregunto si estarías dispuesto a que me pusiera en contacto con uno de nuestros pastores o líderes de la iglesia para que me lo aclare».

Aunque estas respuestas no resolverán todas las situaciones o conversaciones difíciles, al menos proporcionan una vía de conversación, de modo que estemos preparados y abiertos a entablar conversación con los visitantes. Con demasiada frecuencia, cuando nos sentimos desprevenidos o incómodos, esas respuestas pueden quedar registradas en nuestra postura, y esas respuestas pueden descarrilar una conversación desde el principio. Que todos estemos dispuestos a responder a los visitantes con amabilidad y verdad. «Quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad» (2 Ti. 2:25).

 

Traducido por Nazareth Bello