Predicación expositiva

4 razones por las que deberías predicar a través de Habacuc

Por Jason Seville

Jason Sevilla es el pastor principal de una iglesia internacional en China. Puedes seguirlo en Twitter @jasonCseville.
Artículo
05.07.2019

Siete siglos antes de Cristo, el pueblo de Dios estaba cronológicamente atrapado entre los horribles reinados de los asirios y los babilonios. Un profeta miró a su alrededor toda la maldad y se preguntó que si Dios, alguna vez, haría algo acerca de todo esto. El breve libro de tres capítulos que tenemos, como resultado ofrece un buen tratamiento del sufrimiento y el juicio, la soberanía y la justicia, y la postura apropiada ante Dios para las personas que sufren.

Predicar a través de este libro será de gran beneficio para ti como pastor y tu congregación. Los temas contenidos en Habacuc son tan relevantes como las noticias diarias. Pero no solo tomes mi palabra para esto. Permíteme llamar a cuatro testigos. Deberías predicar a través de Habacuc debido a Epicuro, Lutero, Leibniz y Jesús.

  1. Debes predicar Habacuc debido a Epicuro.

Innumerables personas han luchado con el problema del mal, aunque el razonamiento filosófico más básico de la pregunta se atribuye a menudo al antiguo filósofo griego Epicuro.

Su formulación era básicamente esta: si el Dios cristiano (que es omnisciente, omnipotente y omnibenevolente) existe, entonces el mal no existe. El razonamiento aquí es que si Dios fuera el que todo lo sabe, sabría todo acerca del mal (así el cómo detenerlo); si fuera todopoderoso, podría detenerlo; y si fuese todo amor, desearía detenerlo. Sin embargo, Epicuro observó que el mal persiste. Por tanto, o no hay Dios o no es el Dios que los cristianos pretenden.

Pastor, como sabes, Epicuro no fue el último en lidiar con este asunto. Tu iglesia está llena de personas que han luchado, lucharán o están luchando con la angustia mental de vivir la vida en un mundo caído. El profesional fiel se pregunta por qué perdió su trabajo cuando hizo todo bien. La nueva madre agoniza por la incapacidad de tener una buena noche de sueño para poder tener un devocional matutino decente. El cristiano en el colegio lucha con ser ridiculizado por sus compañeros y críticamente calificado por un profesor antagónico. Y así podríamos seguir y seguir. ¿Dónde está Dios cuando las cosas no van, como los fieles seguidores de Cristo esperamos que sean?

Habacuc comienza con estas preguntas ante Dios (Hab. 1: 1–4). El profeta miró a su alrededor y solo vio violencia, injusticia y opresión. Pidió ayuda a Dios, pero a él le pareció que Dios estaba en silencio. El mal persiste y Dios parece inactivo. O al menos esta es la percepción que tiene Habacuc al principio del libro.

Deberías predicar Habacuc a causa de Epicuro. O, más específico, deberías predicar Habacuc porque te dará una gran oportunidad pastoral para hablar sobre el problema del mal y pastorear a tu gente a través del dolor y la confusión.

  1. Deberías predicar Habacuc a causa de Lutero.

Habacuc es algo así como una «Preguntas y respuestas con Dios». El profeta plantea una pregunta en 1: 1–4, y Dios responde en 1: 5–11. Habacuc ofrece una respuesta en 1: 5-2: 1 antes de que Dios dé una respuesta final en el resto del Capítulo 2. El Capítulo 3 es la oración de Habacuc en respuesta a todo lo que sucedió.

¿Qué tiene todo esto que ver con Martín Lutero? Muchísimo en realidad. La segunda respuesta de Dios a Habacuc contiene una línea que se citará tres veces en el Nuevo Testamento (Gálatas 3:11; Romanos 1:17; Hebreos 10: 37–38), una línea que detendría al monje alemán y sería conocida por muchos como «El verso de la reforma».

Como sabrán, Lutero como un monje católico odiaba la idea de la justicia de Dios. Lutero vivió en temor de Dios, instruido por sus profesores y sacerdotes en la ira justa de Dios hacia el pecador injusto. Sabía que, a pesar de todos sus esfuerzos como estudiante y monje, no era justo y nunca podría presentarse ante Dios.

La transformación de Lutero de odiar la justicia de Dios a amarla, de vivir en terror porque sus obras eran insuficientes, de gozo y libertad sabiendo que fue salvado solo por la fe, se remonta a su meditación en un versículo de la Escritura. Y es un verso que originalmente aparece en Habacuc 2:4: «He aquí aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá». Una vez que Lutero entendió este verso (como se cita en Romanos 1), dijo: «Sentí como si hubiera nacido completamente de nuevo y hubiera entrado al paraíso por las puertas que habían sido abiertas».

Estas cadenas de obras de justicia encarcelan a más de unas cuantas personas en nuestras iglesias. Ayuda a tu congregación a pensar acerca de lo que significa que los justos vivirán por fe. Deberías predicar Habacuc a causa de Lutero. O bien, deberías predicar Habacuc porque te brinda la oportunidad de hablar sobre el peso de la Reforma y el principio siempre relevante de que hay dos maneras de vivir.

  1. Deberías predicar Habacuc a causa de Leibniz.

Gottfried Leibniz fue un filosofo alemán del siglo  17 º, quien fue un optimista en el sentido filosófico formal. Esto no significa que él siempre tuvo una actitud de medio vaso lleno como podemos usar el término hoy, sino que tuvo una visión filosóficamente optimista del mundo que Dios creó. El mundo que existe debe ser el mejor de todos los mundos posibles, razonó Leibniz, porque si un mundo mejor fuera posible, entonces Dios lo habría creado en su lugar.

Este optimismo proveyó los parámetros para explicar la presencia del mal y el sufrimiento en nuestro mundo. Si este es el mejor mundo posible, entonces debemos ser capaces de reconciliar el mal que existe con nuestro Dios que todo lo ama, que todo lo sabe y que es todopoderoso.

Con este fin, Leibniz acuñó el término «teodicea», una combinación de antiguas palabras griegas para Dios (theos ) y justicia (dique ), como una expresión para justificar los atributos y acciones de Dios dada la presencia del mal y el sufrimiento en el mundo. Si el problema del mal formula las preguntas filosóficas y teológicas, entonces «teodicea» formula las respuestas filosóficas y teológicas.

¿Por qué predicar Habacuc? Porque es uno de los dos libros en el canon de las Escrituras que se clasifica como una «teodicea». Si bien muchos textos bíblicos nos ayudan a reconciliar la bondad de Dios y la presencia del mal, solo Job y Habacuc lo tienen como tema principal. Predicar a través de Job es beneficioso y recomendable, mas tomará algún tiempo. Habacuc, por otra parte, te permitirá presentar una teodicea más consistente.

Deberías predicar Habacuc debido a Leibniz. Puesto de otra manera: deberías predicar Habacuc porque equipará a tu gente para responder al problema del mal y construirán su confianza en la bondad y la soberanía de Dios.

  1. Deberías predicar Habacuc a causa de Jesús.

La injusticia y el sufrimiento recuerdan a los cristianos las aflicciones de Cristo en nuestro nombre. Las preguntas de Habacuc sobre la bondad de Dios frente a la injusticia son una sombra del evento de Cristo, donde una persona verdaderamente buena y perfecta sufrió el tratamiento más injusto de la manera más inhumana. Habacuc nos muestra que Dios se mueve de una manera misteriosa, una verdad en el centro de nuestra fe. El Mesías triunfará no por la victoria militar sino por la muerte como un criminal. El cristiano también debe perder su vida para salvarla; el que quiera ser el primero debe ser el último.

La predicación de Habacuc traerá un recordatorio siempre necesario para su iglesia de que solo en Cristo tenemos una «teodicea» que responde al problema del mal. Es solo en Cristo que tenemos una justicia por la cual podemos vivir por fe. Solo en Cristo podemos regocijarnos como Habacuc, cuyas palabras finales declaran que incluso si Dios lo quita todo, «con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas; y en mis alturas me hace andar».


Traducido por Renso Bello