Clases esenciales: Antiguo Testamento

Antiguo Testamento – Clase 2: Génesis 1-11

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
21.03.2018

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Clase esencial
Panorama del Antiguo Testamento
Clase 2: «Dos simientes» Génesis 1-11


Introducción

¡Bienvenido otra vez a nuestra segunda clase en este repaso del Antiguo Testamento! Esta mañana volvemos nuestro enfoque de todo el Antiguo Testamento —el cual vimos la semana pasada—, para centrarnos en el libro de Génesis. Específicamente, en los primeros 11 capítulos de Génesis. En realidad, estaremos dos semanas estudiando el libro de Génesis debido a que es fundamental para comprender el resto de la Biblia.

Pero cambiando de tema por un momento… ¿Alguna vez has tenido la experiencia de desarmar una semilla? Quizá fue tu introducción a la disección en una clase de biología. ¿Por qué hacemos esto? Crees que estaríamos mejor aprendiendo acerca de un tallo de habichuelas, por ejemplo, estudiando el tallo en lugar de la semilla. Sin embargo, hay cosas que aprendemos al mirar la semilla que no se pueden aprender observando la planta madura. Podemos ver lo que es más importante. Podemos ver un poco de cómo se desarrollará la planta. Y como cristianos, podemos maravillarnos ante el ingenio de nuestro Creador al poner todo lo que se necesita para esa planta en la semilla que se encuentra en tu mano.

De igual forma, por esa razón, pasaremos dos semanas analizando cuidadosamente el libro de Génesis. ¿Puede alguien decirnos algunos ejemplos de los grandes temas de la Biblia encontrados en forma de semilla en Génesis 1-11?  [Espera respuestas].

¡Sí! Está todo allí. Ahora… ¿Cuáles son algunas de las ventajas de estudiarlo todo aquí en forma de semilla? ¿Por qué no simplemente estudiamos el plan de redención completo en el Nuevo Testamento?

  • Demuestra cuán en control está Dios, que todas las hebras de la creación y de la redención se encuentran aquí al principio.
  • Nos ayuda a entender el propósito de Dios en lo que ha hecho.
  • Muestra las cosas de manera muy simple, a fin de que podamos entender lo que es más importante (como el ejemplo de la semilla).
  • Por todo esto, se hace referencia a Génesis 1-11 una y otra vez a lo largo de la Biblia.

De acuerdo. Con eso como punto de partida, empecemos el libro de Génesis con un poco de introducción.

Históricamente, el contexto para Génesis es en realidad cientos de años después de los últimos acontecimientos descritos en el libro. Esta porción de la Biblia fue escrita por Moisés, como dato curioso, ha habido algo de discusión acerca de si Moisés escribió o no los primero cinco libros de la Biblia. Encontrarás la respuesta a esa pregunta en el folleto titulado: «¿Quién escribió el Pentateuco y cómo?». Pero de vuelta al contexto: Cuando Génesis estaba siendo escrito, Dios estaba haciendo algo especial: creando un pueblo suyo por el cual se revelaría al mundo. Y este libro provee antecedentes para ese pueblo, hablándoles de su origen. Pero, lo que es más importante, les informa el problema que Dios está resolviendo a través de ellos, el problema del pecado, y prefigura cómo lo resolverá.

Sin embargo, además del contexto histórico directo –el contexto acerca de cuándo fue escrito el libro y a quién–, cada semana presentaré algo llamado «contexto histórico redentor». Con eso quiero decir, que este libro encaja en la gran historia de toda la Biblia. La única historia que mantiene unida a toda la Biblia es la obra de Dios en la historia para redimir, rescatar y salvar un pueblo por su gracia y para su gloria. Entonces, es importante saber de qué manera un libro encaja en esta gran historia de redención. Por tanto, cada semana cuando miremos un libro, haremos la misma pregunta: «¿Qué estaba planeando Dios, qué ha cumplido en su plan hasta ahora»,  hasta el punto que estamos estudiando?

Obviamente, los primeros once capítulos de Génesis se encuentran al inicio de la historia. Y, de hecho, hasta que lleguemos al capítulo 3 no hay necesidad de redención en lo absoluto. Pero a medida que nos acerquemos a Génesis 3, veremos que más pronto de lo que pensamos, nuestros primeros padres nos llevan a la destrucción, Dios comienza su plan para salvarnos de esa ruina. Todas las semanas revisaremos dónde está Dios en ese plan.

Tema y bosquejo

De vuelta a Génesis 1-11. El tema de estos capítulos es simple: Dios revela su carácter a través del mundo que ha creado. Verás un bosquejo en la parte posterior de tu folleto que esperamos sea de ayuda en tu propio estudio.

  1. Génesis 1:1-2:3[1]

El relato de los siete días de la creación

  1. Géneesis 2:4-4:26

El principio de la humanidad: 2 simientes

  1. Génesis 5:1-6:8

La simiente de Adán y su pecado

  1. Génesis 6:9-9:29

El castigo por el pecado: Descreación del universo… Y la gracia: Recreación del universo

  1. Génesis 10:1-11:9

La humanidad después del diluvio: Todavía pecaminosa

  1. Génesis 11:10-26

La simiente de la mujer continúa

La historia de Génesis 1-11 revela algo así (lo verás trazado en tu folleto): Existe un Dios eterno y autosuficiente, quien por puro decreto verbal ha creado el universo y todo lo que en él se encuentra, con el propósito de reflejar su gloria. La corona de su orden creado es el ser humano, la única criatura creada a imagen de Dios. La humanidad refleja la gloria de Dios mientras obedientemente gobierna la tierra y disfruta de una comunión amorosa con Dios y entre sí. Sin embargo, nuestros primeros padres escogen querer ser iguales a Dios, desobedeciéndole e incurriendo en la justa ira de Dios. Aunque fueron expulsados de esa prestigiosa comunión con Dios, no recibieron toda la ira que merecían. De hecho, Dios ha comenzado un plan para contrarrestar la maldición del pecado al colocar enemistad entre la descendencia de la serpiente y la descendencia de la mujer. A medida que pasan las generaciones, el pecado que habita en los corazones de los hombres empeora (con todo, la descendencia de la mujer continúa). E incluso el juicio parcial del mundo no acaba con el mundo del pecado. Así que la rebelión contra Dios sigue.

En un momento, veremos cómo se despliega esa historia a lo largo de estos primeros once capítulos de la Biblia. Pero mientras hacemos eso, quiero dejarte una pregunta. Génesis no es solo un contexto histórico para la Biblia, es el fundamento para el resto de la Biblia. Así que la pregunta para que reflexionemos durante los próximos minutos es: ¿qué faltaría en nuestra comprensión del resto de la Biblia si no tuviésemos Génesis 1-11? Preguntaré eso al final de la clase de hoy. 

Génesis 1:1-25

Existe un Dios eterno y autosuficiente, quien por puro decreto verbal ha creado el universo y todo lo que en él se encuentra, con el propósito de reflejar su gloria.

Leamos Génesis 1:1-5. ¿Quién es el sujeto de la primera oración en la Biblia? Dios. El relato de la creación trata principalmente acerca de Dios. El relato de la creación nos dice mucho acerca de quién es él y, partiendo de allí, acerca de quiénes somos nosotros. Por tanto, en esta clase, yo recomiendo esta práctica para tu propio estudio, siempre preguntaremos primero: «¿Qué nos enseña este pasaje acerca de Dios?» Solamente así comprenderemos correctamente lo que nos dice acerca de nosotros mientras consideramos quiénes somos en referencia al Creador. Entonces, ¿qué aprendemos acerca de Dios?

  • Dios es eterno. El versículo 1 no comienza con una explicación acerca del origen de Dios. Este libro comienza con Dios, quien no tiene comienzo.
  • De este primer punto, vemos que Dios es autosuficiente. Vemos en el versículo 1 que él creó todo de la nada. ¡La palabra de Dios es tan poderosa que incluso aquello que no existe debe obedecerla! (Isaías 55:11).
  • Y vemos que Dios es soberano. Lo que Dios determina, él lo habla, y lo que él habla sucede.
  • Dios también se revela como bueno. Siete veces en Génesis 1, Dios ve lo que ha hecho y lo llama bueno. Y eso es porque Dios es bueno.

Eso es algo de lo que podemos aprender acerca de Dios en este primer capítulo. Y luego llegamos a la humanidad.

Génesis 1:26-2:17

La corona de su orden creado es el ser humano, la única criatura creada a imagen de Dios. La humanidad refleja la gloria de Dios mientras obedientemente gobierna la tierra y disfruta de una comunión amorosa con Dios y entre sí. 

Leamos Génesis 1:26-28. Los seres humanos se presentan como la «coronación» o el «pináculo» de la actividad creativa de Dios. Y a diferencia de otras criaturas, cumplen un rol único en el orden creado. Veamos ese rol y relación especiales.

Observa que en el versículo 26, se dice que los seres humanos fueron creados a imagen de Dios. Dios hizo todo lo demás «según su naturaleza» (1:12, 21, 24, 25). Los seres humanos no fueron creados según el patrón de cualquier otra criatura, sino según el patrón de Dios, a su imagen, a su semejanza. Dios tiene raciocinio, inteligencia, memoria, normas éticas, la capacidad de amar y tener relaciones con otros, la habilidad de hablar y comunicar ideas, y así sucesivamente. Esto es lo que significa que somos creados a su imagen. Por ello, tenemos una relación distintiva con Dios, en la que tenemos la capacidad de tener una relación personal con Dios. Pero ser creados a imagen de Dios también involucra un rol distintivo en el orden creado. Debemos tomar estos atributos de Dios, que él nos ha inculcado y, por tanto, brillar sus características sobre toda la tierra. Al hacerlo, reflejamos su gloria a la creación.

¿Ves que en los versículos 26 y 28 el hombre es llamado a tener dominio sobre las diversas partes de la creación? La mejor manera de pensar en esto es que el trabajo del hombre era hacer que el resto de la creación fuera el huerto del Edén, el lugar donde el hombre tenía comunión con Dios. Esta es una realidad tanto espiritual como organizacional; el hombre actúa como un rey y un sacerdote para la creación. En ese sentido, el propósito del llamado del hombre en estos versículos se expresa mejor en la profecía de Habacuc: «Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar» (2:14).

Y ahora, al entrar al segundo capítulo, vemos que este enfoque acerca de la humanidad se desarrolla con el segundo llamado del relato de la creación que se centra en Adán y Eva[2]. Este es un cuadro muy claro de la paz y armonía de este orden creado.

Pero este rol idílico para la humanidad debía estar bajo el gran reinado de Dios. Por eso, vemos ese mandamiento en los versículos 15-17 [LEE]. Si comían de él, ¿qué iba a pasar? «Ciertamente morirán».

No obstante, este árbol no era un árbol mágico. No es que ellos se encontraban moralmente inconscientes y una vez que comieron del árbol, de repente sabían qué era bueno y qué era malo. Tampoco podemos pensar que era una especie de broma cruel, colocada allí por Dios como una forma de tentar a Adán y Eva. Al contrario, el árbol es un símbolo. Fue puesto allí, a la vista de todos, para recordarles a Adán y Eva que, aunque habían recibido un gran privilegio y muchas libertades (de hecho, la libertad de comer de cualquier otro árbol que quisieran), ellos no eran Dios. Con este árbol, Dios les estaba diciendo algo importante a Adán y Eva. «Solo yo tengo el derecho de determinar qué es bueno y qué es malo, qué está bien y qué está mal en mi universo».

Ahora bien, ¿por qué Génesis 1-2 es tan importante como base para el resto de la Biblia? Porque describe a lo que está volviendo el resto de la Biblia. No fue sino hasta Apocalipsis 21 que se restauró esta comunión con el pueblo perfecto de Dios, nuevamente en el lugar de Dios, bajo el gobierno de Dios. Y si estudiaras Génesis 1 y 2, verías el perfecto plan de Dios para el género, el matrimonio, el trabajo, la creación física, el gobierno, nuestra relación con Dios y con los demás.

Hemos visto todo lo que se revela acerca de Dios y de nosotros en estos dos primeros capítulos. ¡Pero mira todo lo que falta! Si Génesis 1 y 2 fueran todo, nunca conoceríamos acerca del compromiso de Dios con la justicia, su paciencia, santidad o la gloria de su misericordia. ¿Por qué permitió Dios que el pecado entrara al mundo? No lo sé. Pero sí sé que la perfección de su carácter se refleja más claramente a causa de su plan de redención que nos rescató del pecado. Dios recibe la gloria en la creación, pero mucho más en la redención. Y eso nos lleva al capítulo 3.

Génesis 3:1-24

Sin embargo, nuestros primeros padres escogen querer ser iguales a Dios, desobedeciéndole e incurriendo en la justa ira de Dios. Aunque fueron expulsados de esa prestigiosa comunión con Dios, no recibieron toda la ira que merecían. De hecho, Dios ha comenzado un plan para contrarrestar la maldición del pecado al colocar enemistad entre la descendencia de la serpiente y la descendencia de la mujer. 

Mira los versículos 1-5. ¡Qué mentira! La serpiente, por supuesto, es el diablo (cf. Apocalipsis 12:9), y quiere que pensemos: «Yo soy como Dios. Sé lo que es bueno y lo que es malo. Lo que es digno e indigno de adoración. Lo que es importante y lo que no». Es arrogante. Idólatra. Una locura.

Adán y Eva creen esta mentira e inmediatamente, en los versículos 7-8, no se comportan como dioses, sino como personas avergonzadas de lo que han hecho. Ahora se esconden el uno del otro en el versículo 7, y se esconden de Dios en el versículo 8. La muerte que fue prometida como una consecuencia en Génesis 2:17 ha comenzado.

¿Y de qué manera lidia Dios con estos rebeldes? Todos, la serpiente, Eva y Adán, caen bajo la maldición de Dios. Sin embargo, hay gracia. Adán y Eva no son destruidos al instante. Y él da esperanza de redención.

Mira los versículos 14 y 16, las palabras de Dios a la serpiente. Dios dice que él pone enemistad, es decir, «hostilidad hasta el punto de matarse mutuamente», entre dos bandos. Aquí hay tres niveles de enemistad. El primero, dice, es la enemistad entre el diablo y la mujer. ¿Qué significa eso? Bueno, quiere decir que Satanás y la raza humana son enemigos. No parece un gran plan de redención para nosotros si lo primero que Dios hace es hacernos enemigos de Satanás. Pero… considera la otra alternativa. La alternativa sería ser amigos de Satanás y, por consecuencia, enemigos permanentes de Dios. De esta forma, Dios está diciendo que la humanidad todavía le pertenece. Satanás no puede robar las criaturas portadoras de su imagen. Todavía pertenecen a Dios. Así que ser enemigos del enemigo de Dios es algo bueno.

El segundo nivel de enemistad, ¿dónde dice que está? Dios dice que está entre la descendencia de la mujer (literalmente «simiente») y la descendencia de la serpiente (o «simiente»). La declaración de que la humanidad será dividida en dos bandos. Uno es llamado la «simiente de la mujer». Y el otro es llamado la «simiente de la serpiente». Claro está, todos físicamente serán descendientes de la mujer, Eva (puesto que ella es la primera madre de todos). Sin embargo, algunos de esos hijos físicos de Eva, serán espiritualmente la «simiente de la serpiente». Eso quiere decir, que ellos al igual que Satanás, no obedecerán a Dios, sino que todas sus vidas creerán las mentiras del diablo. Piensa en 1 Juan 3:8: «El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio[3]» (cf. Juan 8:44). Otros, no obstante, buscarán a Dios. Y este versículo está diciendo que estos dos grupos son irreconciliables (cf. Juan 15:9; 1 Juan 3:13).

Ahora, el tercer nivel de enemistad es el más crucial. Observa el versículo 15. Termina diciendo, «Un hijo suyo te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón» (TLA). De repente Dios no está hablando acerca de un grupo de personas, un linaje de descendientes. En cambio, él está hablando sobre un descendiente que dará el golpe final al diablo, y terminará con la enemistad. ¿Lo ves? De la descendencia de la mujer se levantará un hombre que aplastará la cabeza de Satanás, eliminando la creación del mentiroso que inició todo este desastre. Sin embargo, esta simiente no saldrá de la batalla intacta. Su talón será atacado. ¿Quién es este? Jesús, por supuesto. (cf. Juan 1:31-33, Col. 2:13-15, He. 2:14-15)

Génesis 4

A medida que pasan las generaciones, el pecado que habita en los corazones de los hombres empeora (con todo, la descendencia de la mujer continúa)… 

Bien, el resto de la Biblia ahora es una consecuencia de Génesis 3:15, los tres niveles de enemistad siendo desarrollados en la historia. Satanás siempre está tratando de destruir al portador de la imagen de Dios. Y más específicamente, está usando su propia simiente espiritual para corromper o arruinar a los descendientes piadosos de Eva.

En el siguiente capítulo vemos que Caín asesina a Abel. ¿Ha ganado la serpiente? ¿Terminó el linaje de Dios? No. En los versículos 25 y 26, Adán y Eva tienen otro hijo que continuaría el linaje que algún día dará a luz al salvador. Pero mientras la historia sigue, una y otra vez nos preguntamos: ¿Ganará Satanás en su objetivo de destruir el linaje? ¿O se cumplirán las promesas de Dios? Considera el diluvio. ¿Fue Satanás capaz de corromper a la humanidad al punto de que Dios destruiría a todos los hombres? No, por su gracia, él rescató una familia. ¿Se desmoronarán las promesas hechas a Abraham, por medio de las cuales vendrá la simiente, porque su esposa es estéril? No, Dios proveerá milagrosamente un hijo. ¿Serán extinguidos los descendientes de Abraham por una hambruna? No, Dios enviará un salvador a Egipto en su hermano José. Y así sucesivamente. Finalmente, pareciera que el diablo ha ganado cuando Jesús muere en la cruz. Pero en realidad esa es la victoria de Cristo no su derrota, porque allí derrotó al pecado. 

Génesis 5

Al entrar en nuestra próxima sección, el capítulo 5, que enlista el linaje santo desde Adán hasta Set, vemos que este tema continúa. Es un registro de la fidelidad de Dios a sus promesas. Sin embargo, la muerte persiste como parte de la maldición. Todos estos versículos terminan con la misma frase: «y murió». «Y murió», un constante compás que nos recuerda la terrible certeza de lo que les espera a los pecadores en este mundo, incluso aquellos que son de la «simiente de la mujer» y buscan obedecer a Dios. Aun son pecadores.

Génesis 6:1-9:17

…E incluso el juicio parcial del mundo no acaba con el mundo del pecado. Así que la rebelión contra Dios sigue. 

En el capítulo 6, vemos que la humanidad cae en depravación y perversidad. Y en el versículo 7, Dios anuncia su juicio: revertir los actos creativos de los capítulos 1 y 2.  El diluvio. Que este juicio debe ser entendido como un acto deconstructivo del universo que puede ser visto más claramente en el capítulo 7. Mira los versículos 11-12. En el capítulo 1, versículos 6 y 7, leemos acerca de cómo Dios separó las aguas inferiores de las aguas superiores (es decir, en las nubes en la atmósfera). Luego, en los versículos 9 y 10, acerca de cómo separó las aguas del mar para dar lugar a la tierra seca. Ahora, en este relato del diluvio, el mar está estallando para tragarse a la tierra, y los cielos están vertiendo toda su lluvia.

Pero, una vez más, la ira de Dios se mezcla con misericordia, porque él no fallará en salvar a su simiente prometida. En medio de la ira de Dios, por medio del arca, Dios ha provisto una vía de escape. Y eso conduce a una recreación. Mira Génesis 8:17. Nuevamente, el lenguaje aquí  es sacado directamente de Génesis 1 y 2. Dios está comenzando de nuevo, las viejas promesas de Génesis 3:15 siguen intactas.

De acuerdo, así que el hombre se ha vuelto extremadamente pecaminoso. Y Dios lo ha juzgado por eso. Aun así, todo el tiempo Dios todavía ha tenido gracia para con la humanidad, y sigue siendo fiel a sus promesas. ¿Pero por qué teníamos que entrar en todos los detalles acerca del juicio tomando forma de descreación y de la gracia tomando la forma de recreación?

Bien, quiero presentarte algo llamado tipología. La tipología es esto: Dios en su providencia ha hecho cosas en el Antiguo Testamento, ha causado eventos, creado instituciones, usado gente, que son tipos de las cosas que hará en el futuro. Generalmente cosas acerca de Jesús. Dios ha impulsado su plan de redención en el Antiguo Testamento a fin de que estemos preparados para Cristo. Por lo que la narración del diluvio en Génesis, la descreación y la recreación, son un cuadro del futuro, de la destrucción y reconstrucción cataclísmica del universo. Esta vez no por agua, sino por fuego. El diluvio es un acontecimiento histórico real. Pero la próxima vez será un juicio mucho más terrible, y la recreación será el regreso al paraíso. Porque en esa segunda venida de Cristo, el pecado será erradicado para siempre. Ve un momento a 2 Pedro 3. Observa los versículos 5-7 y 11-13. Así que el diluvio de Noé es tanto un acontecimiento histórico como un cuadro de un mayor juicio y recreación al final de los tiempos. Es un «tipo» de juicio, prefigurando el juicio final. Por ello, el lenguaje de la «tipología».

A medida que avanzamos en las Escrituras, veremos muchos otros acontecimientos, instituciones y personas del Antiguo Testamento prefigurando de este modo la obra de Cristo.

Génesis 10-11

Así que la rebelión contra Dios sigue.

Pero aunque la creación es hecha nuevamente, el problema del pecado permanece. Entonces, primero Noé y luego toda la raza humana  muestran su pecado al entrar en los capítulos 10 y 11. En el capítulo 11, la Torre de Babel, la humanidad quiere ganarse un nombre. ¿Pero no se supone que debían hacerlo al promover el nombre y la gloria de Dios y no la suya? Además, no quieren estar dispersos por toda la tierra. ¿No se les ordenó que se multiplicaran y llenaran la tierra, extendiéndose? Una vez más, vemos que el hombre ignora el derecho de Dios de gobernar, y determina necesariamente su propia agenda en el mundo. Bien, como era de esperarse, Dios no permitirá dicha revuelta. Sus planes se detienen, y se crean las naciones, que no volverán a unirse hasta que esta parte de la maldición sea revertida cuando Jesús inaugure la iglesia multiétnica.

Conclusiones

Ese es un recorrido por los primeros 11 capítulos. Así que volvamos a mi primera pregunta. ¿Qué perderíamos si Dios simplemente hubiese comenzado la Biblia con Génesis 12 cuando la historia de la redención realmente comienza con Abraham?

  • Capítulos 1 y 2: El perfecto diseño de Dios, la realidad de nuestro pasado, y nuestra guía para el presente.
  • Capítulos 3 al 11: La naturaleza de nuestro pecado. No es sino hasta Romanos 1 que veremos nuevamente en la Biblia una descripción tan clara de la rebelión absoluta y profunda de la humanidad contra su creador.

Lo que vemos aquí en estos importantes capítulos de Génesis es lo que sucede cuando el hombre pecaminoso se cruza con un Dios santo. Hay justas consecuencias para las acciones de los pecadores. Pero también hay una respuesta paciente y misericordiosa de un Dios amoroso. La historia redentora ha empezado. Dios ha emprendido su camino para redimir a la humanidad caída y al universo corrompido. Él va a restaurar el ambiente inmaculado, la perfecta paz, el amor y la comunión que existían en la creación original. Para hacer esto, lidiará con el pecado y conquistará la muerte, al mantener la promesa que ha hecho a la mujer de que uno de sus descendientes triunfará sobre la enemistad con Satanás. Hacia allá vamos a medida que avanzamos por toda la Biblia.

 

[1] Estas divisiones no son arbitrarias, sino textualmente determinadas. Cada sección comienza con la frase: «Esta es la historia de…» Esta repetición muestra una ruptura natural en la escritura de Moisés.

[2] Esta idea de contar dos narraciones no es exclusiva de Génesis; en otra parte de la Biblia, por ejemplo, en el relato de Débora en Jueces, vemos primero una narración lírica y poética, y luego un relato más directo, acontecimiento por acontecimiento.

[3] El próximo versículos, 1 Juan 3:9, contrasta este grupo con aquellos que nacieron de Dios—quienes tienen su «simiente» en ellos.