Ministerio

Sobrevivir al burnout en el ministerio pastoral en América Latina, perspectiva bíblica de esperanza y restauración

Por Carlos E. Llambés

Carlos Llambés es misionero junto a su esposa, por más de 20 años, con la International Mission Board (IMB). Tiene una Maestría en Estudios Teológicos de Southern Baptist Theological Seminary, cursando estudios de doctorado en evangelismo y misiones en SWBTS. Escribe en múltiples plataformas y es el autor del libro 7 disciplinas espirituales para el hombre. Ha estado casado por más de 30 años con su mejor amiga Liliana Llambés, es padre de 4 hijos adultos y abuelo de 9 nietos. Actualmente reside en Panamá, donde es pastor de la nueva plantación Iglesia Bautista Ciudad de Gracia y misionero catalizador para el Caribe. Puedes seguirlo en Facebook como @carlosllambés y en X como @llambesCarlosE.
Artículo
18.07.2025

El ministerio pastoral es una vocación gloriosa, pero también con demandas profundas. En América Latina, donde muchos pastores sirven en contextos de escasos recursos, fuertes desafíos culturales, sociales y espirituales, y en condición de trabajo bivocacional para muchos, el riesgo de agotamiento (burnout) es una realidad alarmante. Según algunas fuentes, entre el 60%   y el 80% de los pastores en la región ejercen otras labores además del ministerio, lo cual incrementa significativamente su carga física, emocional y espiritual.

Sin embargo, el agotamiento no es un fenómeno nuevo. La Biblia da testimonio de hombres de Dios que, en momentos críticos de su llamado, llegaron a experimentar un colapso físico, emocional o espiritual. Esto nos recuerda que el desgaste no es sinónimo de falta de fe, sino parte de la fragilidad humana en medio del llamado divino. A través de sus historias, Dios nos enseña cómo enfrentarlo y ofrece su presencia restauradora.

Ejemplos bíblicos de agotamiento

Uno de los casos más destacados es el profeta Elías. En 1 Reyes 19, después de una victoria espiritual aplastante sobre los profetas de Baal en el Monte Carmelo, Elías huye ante las amenazas de Jezabel. Agotado, deprimido y temeroso, se aísla en el desierto para expresar su deseo de no seguir con vida, «¡Basta ya, oh Jehová, quítame la vida!» (1 R. 19:4). Esta escena revela cómo incluso los más fieles siervos pueden quebrarse.

Otro ejemplo es Moisés, el cual recibe una seria advertencia de su suegro Jetro, «No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo» (Ex.18:17-23). Este líder había asumido toda la pesada carga de juzgar al pueblo, y ya estaba al borde de la extenuación. Moisés necesitaba delegar, recibir apoyo y organizarse mucho mejor.

Estos pasajes te muestran que el agotamiento puede ser el resultado de múltiples factores: el temor, una sobrecarga de trabajo, el aislamiento, las expectativas irreales, o incluso la falta de límites sanos. Pero también nos muestran algo más: Dios no abandona a sus siervos en esos momentos, sino que los guía hacia la restauración.

El Dios que restaura al cansado

En ambos relatos, Dios no responde con reproche, sino con cuidado y dirección. A Elías, primero le permite descansar y lo alimenta de forma providencial mediante un ángel (1 R. 19:5-8). Luego, le habla en la quietud y lo reenfoca en su misión. En cuanto a Moisés, por medio de Jetro como un contacto divino, le concede sabiduría para organizarse, estableciendo líderes que compartieran la carga.

Aprendes que el primer paso para enfrentar el burnout en el ministerio no es hacer más cosas, sino volverse a Dios con humildad, reconociendo tus limitaciones y renovando tu dependencia de su gracia.

Como un recordatorio, el mismo Dios que sostuvo a Elías y a Moisés, está hoy contigo. No ha cambiado, bien lo expresa Isaías, «Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Is. 40:29-31).

Algunas cualidades necesarias para enfrentar el desgaste

¿Cómo podemos los pastores en América Latina cultivar una vida que resista el desgaste y abrace la restauración divina? Consideremos algunas cualidades que necesitamos cultivar en nuestro ministerio:

  1. La fe que sostuvo a Abraham

Abraham caminó hacia lo desconocido, en plena confianza en la promesa de Dios. Su fe no dependía de circunstancias favorables, sino del carácter de quien lo llamó, «no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo ya muerto… plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido» (Ro. 4:19-21). Así también, el pastor agotado debe mirar más allá de sus fuerzas y las circunstancias, aferrándose a la fidelidad de Dios.

  1. La firme dependencia de Moisés

Moisés aprendió que el liderazgo no consiste en hacerlo todo, sino en depender de Dios y delegar en forma sabia, «si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí» le insistió a Dios (Ex.33:15). La dependencia práctica en el ministerio pastoral incluye, entre otras cosas, una búsqueda de la voluntad de Dios en su Palabra, el cultivar una vida de oración permanente, rodearse de consejeros sabios, la práctica del trabajo en equipo y el establecimiento de límites saludables. Pastor, no eres llamado a salvar a la iglesia, sino a servir a Cristo, quien es su Salvador.

  1. La valentía de Josué

Josué recibió el mandato de ser fuerte y valiente, no porque él fuera suficiente, sino porque el Señor estaría con él dondequiera que fuera (Josué 1:9). El pastor agotado necesita recordar esta verdad: El Dios que llamó a Josué, estará también contigo. Pastor, la presencia divina será la fuente de tu valentía cuando las fuerzas te fallan.

  1. La intimidad de David

David, en medio de la persecución, la traición o el pecado, sabía dónde encontrar refugio. En la lectura de los Salmos que escribió podemos ver su vulnerabilidad, su adoración y su clamor, el mismo afirmó, «en Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación» (Salmo 62:1). Pastor, necesitas espacios regulares de intimidad con Dios que no estén condicionados por las demandas ministeriales. Recuerda, antes que un obrero, primero eres un hijo de Dios.

  1. La honestidad de Elías

El profeta Elías no ocultó su dolor ni disimuló su fatiga ante Dios. Fue honesto delante de él, y eso abrió la puerta de su restauración. Cuando te encuentras agotado, necesitas ser un líder que pueda decir con toda honestidad: «Estoy cansado. Necesito algo de ayuda». Pastor, el Dios que te llamó al ministerio no se escandaliza por tu debilidad; más bien, es en ella en donde se perfecciona su poder (2 Co. 12:9).

Reflexiones finales,

Pastor, no descuides la gracia de Dios que te es dada por medio de tu iglesia. Muchos pastores sufren en silencio porque sienten que deben ser los más fuertes. Pero la humildad es parte del liderazgo sano. No sobrepases los límites, es necesario que reconsideres tu ritmo de vida y ministerio. Jesús mismo se apartaba para orar, dormía en medio de la tormenta, comía con sus discípulos y no sanó a todos en un solo día. La obediencia de Jesús al Padre no era frenética, sino que actuaba en profunda armonía con su voluntad, ¿pastor, estás dispuesto a vivir y ejercer el ministerio de esa manera?

La realidad del burnout no debe ser minimizada ni espiritualizada superficialmente. Pero tampoco debe llevar a un pastor a la desesperación. Puede confiar que Aquel que le llamó es fiel para sostenerle. Dios sigue obrando, guiando, fortaleciendo y restaurando a sus pastores. Que tu actitud en medio del agotamiento, refleje la fe de Abraham, la dependencia de Moisés, la valentía de Josué, la intimidad de David y la honestidad de Elías.

El pastor latino, en medio de sus limitaciones, también debe mirar a lo alto y decir como el salmista: «Alzaré mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra» (Salmo 121:1-2).


Editado por Renso Bello.

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