Plantación de Iglesias

Plantadores de iglesias, asegúrense de que su congregación sepa que la aman

Por Steve Jennings

Steve Jennings es el pastor de la Iglesia Immanuel de Fujairah en Los Emiratos Arabes Unidos.
Artículo
15.12.2024

Una vez le pregunté a un pastor veterano: «¿Qué consejo le darías a un pastor principiante que se prepara para plantar una iglesia?».

¿Su respuesta? «Antes de hacer cualquier otra cosa, asegúrate de que tu congregación sepa que la amas».

LO QUE EL AMOR NO ES Y ES

A veces ayuda saber lo que no es amar a nuestra congregación antes de saber lo que es. No consiste en decirles siempre lo que quieren oír, ni en complacer a la gente, ni siquiera en intentar que te quieran a cambio, cueste lo que cueste.

De hecho, amar a nuestra iglesia no tiene nada que ver con nosotros. Más bien, amar a tu congregación significa mostrarles lo apreciados que son para ti, dándote a ti mismo con amabilidad y sacrificio para nutrirles con el alimento del evangelio, tanto para su bien eterno como para la gloria de Dios. Siguiendo la analogía de Pablo en 1 Tesalonicenses 2, amarlos significa buscar su bien a costa tuya, su crecimiento por encima de tu reconocimiento, como una madre. Les amas porque te son queridos, porque Dios te los ha confiado.

BUSCANDO EL AMOR

Así que, desde el primer día, me esforcé por conseguirlo. La mayoría de las veces fracasé estrepitosamente. Pero por la gracia de Dios, también he visto algunos frutos. En los primeros días de la plantación de nuestra iglesia, esforzarme por asegurarme de que amaba a mi congregación y que ellos lo sabían significaba por lo menos cuatro cosas:

1. Desacuerdo con unidad

Mi ciudad es diversa, y no hay muchas opciones alrededor para una iglesia, lo que significa que una gran variedad de personas viene a nosotros. Ha habido ocasiones en las que la gente ha venido y ha estado en desacuerdo en una variedad de puntos doctrinales prácticos y/o terciarios, pero se han quedado y han escuchado porque han sentido que eran amados.

2. Recepción de palabras duras

Cuando las personas están seguras de que son amadas, están más preparadas para recibir reprimendas. Por otro lado, también he experimentado lo que sucede cuando no he puesto el fundamento del amor y luego confronto el pecado. La diferencia es asombrosa.

3. Barreras culturales superadas

Mi iglesia es muy diversa culturalmente. Cuidar de las personas mediante un sacrificio sencillo y constante significa que, con el tiempo, podemos superar muchas barreras culturales, como las diferentes costumbres de hospitalidad o las expectativas de las estructuras litúrgicas. Hemos tenido personas de diferentes países que no se sentían del todo cómodas con nuestra música o estilo de predicación, por ejemplo, pero se quedaron porque sintieron que los pastores realmente se preocupaban por ellos.

4. Comprensión de las imperfecciones pastorales

Sentar las bases del amor ha supuesto una gran dosis de paciencia con mi propia inmadurez y defectos como pastor. Y los pastores, como pecadores que somos, necesitamos mucha paciencia. Nuestra congregación necesita un contexto para entender nuestros defectos. Necesitan saber que somos imperfectos y confiar en Cristo como nuestra única esperanza, al igual que nosotros les exhortamos a hacer.

CÓMO PROCURAR EL AMOR

Una vez más, antes de poder demostrar a nuestra congregación que la amamos, debemos hacerlo de verdad. Y si somos sinceros, esto puede ser difícil, y no siempre es algo que surja automáticamente.

¿Cómo podemos conseguirlo? Algunas ideas:

1. Ora diariamente para que tu corazón se llene de amor por ellos y luego ora por personas en específico.

Acostúmbrate a orar cada día: «Señor, ayúdame a amarte, a amar a mi familia y a amar más a tu pueblo». Ten la práctica de orar por cada uno por su nombre, como orar a través de tu directorio de miembros.

2. Empápate del evangelio.

 1 Juan y Efesios 5 nos muestran la fuente de nuestro amor por nuestra iglesia: un conocimiento profundo del amor de Dios expresado en la muerte de Cristo por nosotros. La fuente de nuestro amor por nuestra congregación debe ser el evangelio. De lo contrario, seremos inconstantes y nuestro amor se dirigirá a fines equivocados.

3. Pasa tiempo con ellos.

El amor se cultiva a través de la comunión. Para pasar del amor como idea al amor como realidad, debe haber una relación cultivada.

COMUNICAR EL AMOR

Por último, ¿cómo comunicamos el amor a nuestra congregación? ¿Cómo nos aseguramos, antes que nada, de que sepan que les amamos?

1. Demuestra hospitalidad pasando tiempo con ellos.

Como Pablo y los tesalonicenses, debe quedar claro que no sólo les predicamos, sino que también compartimos nuestras vidas con ellos.

La hospitalidad hace crecer y demuestra nuestro amor por ellos. Es importante establecer un calendario de visitas pastorales y hacer preguntas que demuestren que son importantes. Es en este contexto que las pequeñas cosas importan —recordar los cumpleaños, estar al tanto de las cargas y enfermedades, mostrar aprecio por las cosas que disfrutan— como una madre lo haría por su hijo.

Durante estos momentos, comparte con ellos verdades de las Escrituras y palabras de ánimo y amonestaciones que se relacionen con sus asuntos actuales en la vida, o simplemente escúchalos hablar. Toma nota de lo que les preocupa y de lo que les alegra y recuérdalo mientras oras por ellos.

2. Escucha bien las quejas y las críticas.

Cuando te lleguen esas primeras palabras difíciles —y llegarán— escúchalas con una calma arraigada en tu posición en Cristo. No respondas inmediatamente a las críticas; en lugar de eso, escucha a la gente y sé muy, muy rápido para admitir tus propias faltas. Date cuenta de que Dios las está utilizando también para tu santificación.

Cada crítica que he escuchado me ha ofrecido algo que necesitaba oír. Es en estos momentos difíciles cuando tu amor por ellos puede llegar a ser más visible y transformador.

3. Ora con ellos.

El ministerio pastoral puede dar miedo. Muchas veces nos preocupamos, pero no sabemos qué decir. Afortunadamente, no importa la situación, siempre podemos orar. La oración sincera con tu congregación es quizás la herramienta más poderosa para expresar tu amor y al mismo tiempo señalarles a Aquel que los ama perfectamente.

4. Predica como si los amaras.

Demostrarás tu amor por tu congregación a través de una predicación cuidadosa, informada sobre sus relaciones y empapada del evangelio. Si les muestras fuera del púlpito que te preocupas por ellos, entonces tu ministerio expositivo florecerá en el contexto de las relaciones. Y eso es poderoso. Cuando te escuchan y te ven predicar, ¿ven a un hombre que está comprometido en una labor de amor? Deberían.

CONCLUSIÓN

Las palabras de Jesús a Pedro después de resucitar nos recuerdan que la forma en que expresamos nuestro amor por nuestro Salvador es a través de nuestro amor hacia su pueblo. Así que, al sentar las bases de una nueva plantación o revitalización, hay pocos consejos mejores que este: antes de hacer cualquier otra cosa, asegúrate de que tu congregación sepa que la amas.

Como Pedro, que acababa de experimentar el amor de su Maestro, dejemos que el amor de Cristo nos controle hasta tal punto que veamos a las personas a nuestro cargo de forma diferente. Amémoslos como miembros del cuerpo del Salvador que amamos y que, al amarlo a él, los amamos a ellos.

 

Traducción, Nazareth Bello


 

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