Plantación de Iglesias
Plantación de iglesias transétnicas
¿Y si Dios llamó a Dan al vecindario históricamente blanco, a Marty al vecindario suburbano y a mí a un vecindario afroamericano para que «[su] fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios»? Dios puede colocar el recipiente más improbable en un vecindario para que la única explicación del fruto sea la obra sobrenatural de Dios. El hombre no puede hacer esto; solamente Dios puede.
MOTIVOS
Sin embargo, alimentados por el respaldo bíblico, es posible precipitarse en el trabajo transcultural sin examinar nuestros motivos extrabíblicos. Durante mis primeros años, a menudo me preguntaban: «¿Por qué crees que deberías plantar una iglesia aquí?». Al principio me sorprendió, porque tenía mucho que aprender. Pero con el tiempo me di cuenta de que la pregunta era buena porque venía de un lugar que estaba íntimamente familiarizado con la historia de la superioridad blanca.
Si estás ansioso por hacer un ministerio transcultural, aquí tienes algunas preguntas que deberías estar dispuesto a hacerte:
1. ¿Por qué estoy aquí? ¿Estás aquí por culpa, porque crees que puedes salvar el día, o porque implícitamente piensas que tu forma de hacer vida e iglesia es superior?
2. ¿Estoy dispuesto a someterme a alguien de una etnia diferente? ¿Tienes un mentor que esté familiarizado con este contexto? Si no es así, ¿por qué no? ¿Estás dispuesto a encontrar uno? ¿Qué podrían decir sobre tu decisión de plantar una iglesia en el lugar previsto?
3. ¿Hay necesidad de una nueva iglesia? ¿Hay otras obras evangélicas autóctonas a las que podrías considerar unirte? ¿Deberías someterse a otro pastor en este contexto? ¿Las otras iglesias aquí son realmente malsanas o simplemente operan desde un conjunto diferente de valores culturales?
En esencia, debes preguntarte: «¿Me he trasladado a este contexto sin conocer la historia y la dinámica racial, étnica o cultural del país y de la comunidad?».
MINAS TERRESTRES
Con estas palabras de aliento y examen, permíteme también que te señale algunas minas terrestres potenciales:
Mina terrestre #1: Intentar ser alguien que no eres
No hay absolutamente nada peor que un hombre blanco que cambia de dialecto cuando habla con un afroamericano. Marty me habla de su amigo de 20 años que todavía intenta hablarle con «la jerga del jazz». «Hacerse a todos» no significa que uno olvide su origen étnico e intente convertirse en otra etnia. Eso es molesto y condescendiente. Recuerda tus orígenes y reconoce las tensiones que pueda causar tu presencia.
Mina terrestre #2: Imponer tu cultura a otras etnias
Tienes una cultura. Tu estilo de predicación, liturgia e himnos —incluyendo la forma en que los cantas— están influenciados culturalmente. Tu trasfondo cultural ha moldeado tus preferencias de discipulado y ministerio. Tus valores, tu política y la forma en que hablas de estas cosas están salpicados de ciertas normas culturales.
No seas como Pedro en Gálatas 2:11-14. Debido a su temor y respeto por los líderes de su cultura, Pedro rompió la comunión de la mesa con los gentiles por lo que él pudo haber creído que eran asuntos legales ordenados divinamente (antiguo pacto). Pero con la llegada del nuevo pacto y la desaparición de la división entre judíos y gentiles (cf. Ef. 2:13), esas diferencias no eran más que distinciones culturales y étnicas. Y Pedro exigía a los que eran étnicamente diferentes a él que se asemejaran a su etnia en aras de la comunión. Pablo respondió a tales exigencias señalando que Pedro «no [andaba] rectamente conforme a la verdad del evangelio». El evangelio no permite que nadie insista en que sus normas culturales o étnicas funcionen como norma para el discipulado.
Mina terrestre #3: Despreciar a los que se parecen a ti
Una tentación inesperada para muchos que trabajan en un contexto transcultural es despreciar sutilmente a los miembros de nuestra propia etnia cuando se unen a nuestra iglesia. Un pastor coreano-americano que deseaba plantar una «iglesia no coreana» confesó que le costó un tiempo aceptar el hecho de que sigue atrayendo a su iglesia a otros coreano-americanos. La gente de tu mismo matiz se sentirá atraída a tu iglesia por ti, y debes aceptarlo felizmente. No hagas del trabajo intercultural un ídolo.
Mina terrestre #4: Ir a la deriva hacia espacios familiares
Al mismo tiempo, existe otra tentación inesperada, que es la atracción hacia la familiaridad. He conocido a ministros transculturales que se han mudado a vecindarios del centro de la ciudad, pero ni una sola vez han comprado en sus tiendas de la esquina, han estado en sus calles o han comido en sus restaurantes. En cambio, se relacionan exclusivamente en vecindarios de moda con cafeterías.
En resumen, es demasiado fácil entrar en una comunidad con el corazón puesto en un grupo demográfico concreto y luego pasar todo el tiempo con personas ajenas a ese contexto.
Se ha dicho que el mayor desafío misionero es seguir siendo misionero una vez en el terreno. Te sentirás atraído a socializar, mezclarte y conectarte con aquellos que se parecen a ti y son de tu mismo origen. Esto es natural. Sin embargo, para seguir siendo misionero, debes luchar contra estas tendencias naturales y desarrollar intencionalmente amistades interculturales. Debes aprender a apreciar los valores, placeres, ritmos y rutinas de tus nuevos vecinos. Sacrificar la comodidad y aprender una nueva cultura. Hazte en todo a todos para que, por la gracia de Dios, puedas ganar a algunos.
CONCLUSIÓN
Me alegro de que quieras servir en un contexto diferente al de tu cultura de origen. Esto demuestra que Dios ha derribado muros de división étnica en tu vida. Mientras avanzas cuidadosamente con humildad y sabiduría, cobra ánimo en saber que Dios a menudo usa el trabajo transcultural para su propia gloria.
Traducción, Nazareth Bello
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