Pastoreo

Pastor, tu tiempo está comprado

Por Matt Boga

Matt Boga es el pastor asociado de Reality Church of Stockton en Stockton, California.
Artículo
16.05.2022

Poco tiempo después que entré al ministerio pastoral, uno de nuestros miembros me invitó a almorzar simplemente para alentarme. Él había pastoreado antes, conocía algunos de los desafíos que me esperaban ahora y quería compartir algunas ideas y su sabiduría. Durante este almuerzo, dijo algo que probablemente fue solo un pensamiento pasajero para él, pero que dejó una impresión duradera en mí: «Matt, tu tiempo está comprado».

Sabía que eso era cierto en mi carrera anterior. Pero, ¿funciona igual en la iglesia? No exactamente.

NO TRIBUTACIÓN, SINO REPRESENTACIÓN

En Filipenses 4, Pablo anima a la iglesia en su generosidad. Él les da las gracias por compartir su problema al dar para su ministerio; esta generosidad, dice, es fruto que aumenta en su cuenta (vv.14-17). El dinero no les fue quitado a la fuerza, pero dieron por su amor por él y su deseo de que su ministerio continuara. ¡Dieron tanto que tuvo que decirles que se detuvieran (v.18)! Y esto es lo que hace que la iglesia sea fundamentalmente diferente de mi carrera anterior en la industria de la salud pública sin fines de lucro: las personas dan por deseo, no por compulsión.

La gente ofrece su dinero libremente a lo que cree que realmente vale la pena. Nadie me obliga a comprar calzados de baloncesto nuevos. Los compro porque creo que tienen valor. Creo que me darán mejor tracción, apoyo, comodidad y alegría. Y así es como funciona la iglesia.

Pastor, tu tiempo lo compra el pueblo de Dios que da libremente su dinero para que puedas seguir edificando el cuerpo de Cristo, madurándolos para que no extravíen, equipándolos para resistir en la obra del ministerio (Efesios 4:11–16). Esto debería provocar una reverencia única en nosotros mientras trabajamos. No una reverencia que nos envanezca, sino una que nos humille y nos motive a esforzarnos por aquellos a quienes pastoreamos.

CANSADO, NO DESGASTADO

La enseñanza de la Biblia sobre la observancia del sábado nos ayuda a entender tanto el descanso que necesitamos como el trabajo que hacemos. Recuerdas las disputas que tuvo Jesús con los líderes religiosos por sus actividades en sábado. Hicieron hincapié en la necesidad de reservar un día en particular. Jesús, por otro lado, nos muestra que encontramos el descanso definitivo en él (Mc. 2:23–28). Dios quiere que el día de reposo nos señale nuestra profunda necesidad del verdadero descanso que solo podemos encontrar en Jesús. O, como dijo Agustín: «Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti».

¿Significa esto que no necesitamos descanso físico? ¡Por supuesto que no! Pero recuerda el ejemplo en el mandamiento: Dios trabajó durante seis días y descansó uno (Ex. 20:11).

En otras palabras, se requiere el sábado cuando has estado trabajando duro, pero también se requiere trabajar duro una vez que has descansado. El libro de Proverbios nos dice que es a través de la diligencia y el trabajo duro que vemos ganancia, pero la pobreza y la vergüenza sobrevienen a los que se desgastan mientras es tiempo de cosechar (Pr.10:4-5).

Pastor, tu tiempo se compra para que pueda trabajar duro por el reino mientras descansas seguro en Cristo. Profanamos el sábado cuando no estamos dispuestos a descansar y cuando no estamos dispuestos a trabajar. Así que gástate a ti mismo por la gloria y la fama de Jesucristo, pero no te desgastes. Jesús es nuestro descanso. Nosotros plantamos y regamos, pero sólo él da el crecimiento (1 Co.3:6).

SE REQUIERE FIDELIDAD IMPOTENTE

Recientemente, mi esposa y yo visitamos una iglesia durante unas vacaciones familiares. La congregación era pequeña, la predicación no era especialmente convincente, pero el pastor era fiel. Él estaba gastándose por su congregación, el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo lo había puesto por obispos (Hechos 20:28).

A menudo caemos en la mentira de que hemos sido llamados porque estamos equipados. Pero el conocido dicho dice en sentido contrario: «Dios no llama capacitados; él capacita a los llamados». Me temo que muchos de nosotros creemos que debemos actuar ahora que estamos en el ministerio. Debemos ser los mejores predicadores. Debemos tener la mayor agudeza. Nuestras palabras deben ser manzanas en un marco de plata.

Afortunadamente, no estamos llamados a ser perfectos sino fieles. Nuestro trabajo es dar a las personas una y otra vez a Jesucristo, y a él crucificado: piedra de tropiezo para los religiosos y locura para los irreligiosos (1 Corintios 1:22). Estamos llamados a permanecer fieles a las tareas que Dios nos ha dado mientras confiamos en que Jesús está edificando su iglesia (Mateo 16:18).

Pastor, tu tiempo está comprado para que puedas guiar a tu pueblo en una fidelidad impotente. Para que puedas ser un ejemplo para el rebaño de lo que parece ser débil, pero es fuerte en el Señor (1 Corintios 12:10). Pastor, tu tiempo está comprado para que gozosamente te derrames a ti mismo por tu pueblo y que por el poder del Espíritu Santo, sean arraigados, edificados y afirmados en su fe (Col. 2:6–7).

Traducido por Renso Bello