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Nuestros principales objetivos para el ministerio juvenil
¿Qué esperamos normalmente del ministerio juvenil en Estados Unidos?
EXPECTATIVA #1: UNA CULTURA JUVENIL QUE ATRAIGA A LOS ESTUDIANTES
La gran pregunta es: ¿Cómo podemos estructurar nuestro grupo de jóvenes para maximizar el número de alumnos que acuden?
Ofrezcamos muchos juegos divertidos. Agreguemos comida poco saludable como un atractivo para los estudiantes hambrientos: pizza, cupcakes, refrescos, helados. También se les enseña de la Biblia, pero es típicamente en el lado más ligero. Los cínicos nos dicen: «No nos atrevemos a desafiar a los adolescentes con una enseñanza sustancial, profunda y teológica. Eso es demasiado».
Algunos lo complementarán con pijamadas, campamentos o retiros, todos ellos destinados a sacar al adolescente nativo de su contexto cotidiano para ofrecerle algún vínculo relacional, más diversión y más enseñanza (de nuevo, normalmente en el lado más ligero).
EXPECTATIVA #2: UNA CULTURA JUVENIL QUE ES UNA SUBCULTURA SEPARADA DE LA IGLESIA
Algunas iglesias fomentan, financian y facilitan una cultura juvenil separada, independiente del resto de la iglesia. Tal vez ofrecen un servicio para jóvenes, que se celebra al mismo tiempo que el servicio principal. Ofrecen opciones, como un teatro con diferentes películas que se proyectan en diferentes salas. Los padres asisten al servicio principal, los adolescentes a las reuniones juveniles y los más pequeños a la iglesia de niños. Todo el mundo satisface sus necesidades y está contento.
Algunas iglesias no van tan lejos; no dividen a todo el mundo ni adaptan la programación para satisfacer las necesidades de cada grupo de edad. Pero, aunque estemos todos juntos en la iglesia, los jóvenes siguen encontrando maneras de separarse del cuerpo de la iglesia. Recuerdo que en una iglesia anterior veía a los adolescentes sentados juntos en el balcón, separados de los adultos. Siempre se sentaban como un grupo, una «iglesia» de jóvenes dentro de la iglesia más grande.
El grupo de jóvenes sentado por separado me llamó la atención. En aquel momento no me molestaba, pero ahora sí.
LA TRANSFORMACIÓN DEL GRUPO DE JÓVENES DE CHBC
Cuando llegué a D.C. en 2007, el grupo de jóvenes era pequeño (de 3 a 8 chicos). En medio de la alta rotación de líderes juveniles, y el número relativamente pequeño de estudiantes, hicimos un humilde esfuerzo para ayudar a los pocos chicos. En 2014, llegó Charles. Tenía mucha experiencia trabajando con adolescentes; así que, durante los siguientes años, se acercó a los adolescentes y sus padres y construyó relaciones con ellos. Ante mis ojos, en los años siguientes, todo cambió. Cuando llegamos a 2019, teníamos entre 50 y 60 adolescentes de varias iglesias que se reunían una vez a la semana para recibir enseñanzas, jugar y formar grupos pequeños.
Es cierto que entre 50 y 60 chicos es poco en comparación con muchos grupos de jóvenes de las iglesias de las afueras, pero para una iglesia de ciudad es bastante grande. Las familias de los estudiantes de secundaria no suelen quedarse en la ciudad, sino que se trasladan a las afueras en busca de mejores opciones educativas.
Scott era el padre de uno de nuestros adolescentes. A diferencia de la mayoría de los padres que simplemente dejan a sus hijos, él asistió a nuestra reunión de jóvenes. Antes de comprometer a sus hijos con nuestro ministerio juvenil, quería vernos. Su comentario fue alentador, y es una ilustración de nuestro primer objetivo para el ministerio juvenil: construir un programa en torno a una enseñanza sólida y bíblica.
Scott, un general de dos estrellas en la Fuerza Aérea, había visto varios grupos de jóvenes a lo largo de los años. La mayoría de esos grupos tenían mucha diversión y juegos, pero poca enseñanza. Por eso, le encantó ver lo importante que era la enseñanza de Charles para nuestros adolescentes: sólida, teológica y basada en el texto bíblico. Destacaba.
Teníamos retiros juveniles, diversión a la antigua y comida para alimentar a los chicos (como muchos grupos juveniles). Pero la pieza central de nuestro ministerio juvenil era una rica enseñanza expositiva.
LA DIRECTRIZ DE LOS ANCIANOS: CONSTRUIR UNA CULTURA DE DISCIPULADO CON NUESTROS ADOLESCENTES
A medida que el grupo de jóvenes crecía rápidamente bajo el liderazgo de Charles, pedí a los ancianos de Capitol Hill Baptist Church (CHBC) que hablaran y nos dieran alguna directriz. No quería adelantarme a su liderazgo. Después de todo, Charles y yo éramos hombres bajo autoridad.
Durante una serie de reuniones con la junta de ancianos, discutimos una variedad de objetivos para el ministerio juvenil, hicimos una lluvia de ideas con los subcomités, y oramos pidiendo dirección. Surgió una prioridad: fomentar una cultura de discipulado con los adolescentes. Querían que construyéramos un puente entre el resto de la iglesia y las vidas de nuestros adolescentes.
La mayoría de las subculturas de la iglesia existen como islas aisladas: los casados, los solteros y los adolescentes se reúnen cada uno con los suyos, sin apenas mezclarse. Los casados invitan a los solteros a cuidar de los niños, pero no les piden que se unan a sus vacaciones familiares. Los solteros se reúnen para divertirse y confraternizar. Rara vez los solteros invitan a los casados. Unos pocos casados o solteros se ofrecen como voluntarios en el grupo de jóvenes, pero rara vez el resto de la iglesia interactúa con esos adolescentes fuera del ministerio juvenil. En una iglesia típica, existen muros entre estos grupos sociales. Se hacen pocos esfuerzos para cruzarlos, aparte de conversaciones ocasionales los domingos después de la iglesia.
Los ancianos de CHBC habían desarrollado una cultura de discipulado que superaba muchas de estas barreras sociales. Los casados y los solteros se involucran en la vida de los demás y, por la gracia de Dios, es la forma normal de convivencia en nuestra iglesia. Pero nuestro siguiente paso fue fomentar una cultura en la que la iglesia aprendiera a discipular a los adolescentes. Aparte de los solteros que se ofrecían como voluntarios para el ministerio juvenil, o los casados que pedían a los adolescentes que de vez en cuando hicieran de niñeros, había poca interacción entre el cuerpo de la iglesia y los adolescentes.
Cuando utilizo el término «cultura del discipulado», me refiero a la personalidad de la iglesia para discipular, evangelizar y pastorear a los adolescentes. Piénsalo de esta manera:
No es un programa formal, como un ministerio juvenil, pero es una inclinación de muchos miembros de la iglesia a invertir deliberadamente en los adolescentes de la iglesia.
Los miembros no tienen que apuntarse a nada ni pedir permiso para amar a los adolescentes.
Es normal que los miembros tomen la iniciativa de amar a los adolescentes y hacerles un bien espiritual.
Esta cultura es lo que los ancianos nos pidieron a Charles y a mí que ayudáramos a construir. Si la marca número uno de un ministerio juvenil saludable es una enseñanza sólida, entonces la marca número dos es una cultura de discipulado.
¿POR DÓNDE EMPEZAMOS? ORANDO JUNTOS COMO IGLESIA
Estamos en las primeras etapas de desarrollo de esta cultura de discipulado de los adolescentes, pero ya hemos comenzado. El primer paso más importante que hemos dado es orar.
Los domingos por la noche, la reunión de nuestra iglesia se centra en orar juntos. El pastor Dever a menudo comparte una petición de oración como: «Oremos para que crezcamos y seamos una iglesia comprometida con el discipulado de nuestros adolescentes».
He notado un beneficio adicional inesperado cuando nos tomamos el tiempo para orar. Mark es el principal predicador de nuestra iglesia. Es el principal formador de cultura de nuestra congregación. Así que, cuando Mark comunica una petición de oración (cualquiera que sea), no es solo una petición de oración; también crea una expectativa.
En nuestra reunión de oración del domingo por la noche, Mark comparte muchas peticiones relacionadas con el discipulado: «Oremos para que seamos una iglesia que se hace preguntas difíciles»; «…que se involucra en la vida de los demás»; «…que estudia la Biblia juntos». Y ahora: «…que discipulará a nuestros adolescentes».
Cuando dice estas cosas, nos está animando a pedir la ayuda del Señor. Pero también está diciendo: Así es como debemos vivir como cristianos. Esto es a lo que debemos aspirar como iglesia.
NUESTRAS PRIORIDADES: ENSEÑAR Y DISCIPULAR
He visto personalmente los beneficios del ministerio juvenil en la vida de mis propios hijos. Estoy agradecido como padre y como pastor por la enseñanza y por los miembros que discipulan activamente a mis hijos.
Mi esperanza es que, en los años venideros, comuniquemos verdades sólidas, destruyamos las barreras sociales, y veamos a los miembros derramarse en nuestros adolescentes. Oren con nosotros para que el Señor nos conceda estas cosas.
Traducido por Nazareth Bello