Artículos

Ministrando a las mujeres cuando no hay un «ministerio de mujeres»

Por Carrie Russell

Carrie Russell vive en Charlotte, Carolina del norte con su marido, Dave y cuatro hijos. Es miembro de la iglesia de Bautista de Oakhurst, donde Dave sirve como pastor.
Artículo
16.04.2018

Cuando las personas han visitado nuestra iglesia, como soy la esposa del pastor muchos me han preguntado, «¿Eres tú la encargada del ministerio de mujeres?» o «¿Eres tú quien dirige el estudio bíblico de las mujeres?». Me he vuelto más confiada en mi habilidad para responder, «no, de hecho ¡no estoy a cargo!».

Ahora, estoy muy comprometida con el discipulado de las mujeres y deseo enseñar la Palabra de Dios. Sin embargo, mi esposo y yo sentimos que la gran necesidad en estos primeros años de «replantación» de nuestra iglesia, era que yo me enfocara en el proceso de transición de nuestra familia y en amar y servir a nuestra iglesia sin tomar la responsabilidad de dirigir un ministerio de mujeres de manera formal.

Esto dio lugar a una pregunta: ¿es necesario tener un ministerio formal de mujeres para ministrar efectivamente a las mujeres? En nuestra situación, nuestros ancianos hicieron que la congregación le diera prioridad a la reunión de los domingos más que a cualquier otra programación de eventos. Es el domingo en la mañana que las mujeres, al igual que los hombres, participan en la adoración corporativa y la oración, y reciben la enseñanza de la Palabra de Dios.

Cuando hablamos sobre los programas de la iglesia frecuentemente usamos los términos «estructura y viña». ¿Estamos nosotros empleando tiempo y recursos para construir una estructura—programas, eventos y comités, etc.—cuando realmente no hay mucha viña que escalar? O, ¿estamos nosotros comprometidos con cultivar el cuerpo con el objetivo de ver el evangelio crecer y producir fruto? Queremos una viña que esté tan viva y floreciente que debamos considerar más adelante y sabiamente lo que las estructuras soportarán de mejor manera. Mientras considerábamos el «ministerio de mujeres», esta mentalidad fue de mucha ayuda.

¿PROGRAMAS O PERSONAS?

¿Deberían todas las iglesias iniciar un estudio bíblico formal para mujeres porque eso es lo que todas las iglesias «buenas» hacen? Claro que no. ¿Es que algunas mujeres buscan en cualquier lugar porque no tenemos un retiro para mujeres? Tal vez. Pero si alguien está dispuesto a dejar una iglesia debido a su escaso calendario de eventos, entonces parece que de todas maneras nuestra iglesia no había trabajo para ellos.

Esto es desafortunado, porque muchas personas han comentado sobre la comunidad próspera que está creciendo en nuestra iglesia y beneficiando la vida de muchos, especialmente a las mujeres. Por tanto, ¿cómo es que nosotros y tú podrías—hacer crecer este tipo de cultura de iglesia sana sin un calendario lleno de eventos formales para mujeres?

Algunas cosas vienen a mi mente.

  1. La Biblia es suficiente

Hemos dirigido algunos eventos durante los últimos años, a pesar de que hemos decidido no tener un ministerio formal de mujeres, un estudio bíblico regular para mujeres, o un retiro. Y sin embargo, nuestras mujeres han sido todo menos abandonadas. ¿Por qué preguntas?

A través de la Predicación y la Enseñanza de la Palabra de Dios

Si creemos que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (2 Pedro 1:3) y que su Palabra es útil para enseñar, exhortar, redargüir e instruir en justicia (2 Timoteo 3:16), entonces debemos confiar que la Palabra de Dios es suficientes para enseñar y ayudar a las mujeres a crecer. En otras palabras, toda la Palabra de Dios fue escrita para hombres y mujeres, lo cual significa que el sermón predicado cada semana es una palabra directa de gracia hablada a cada mujer en la congregación. ¡No cerremos nuestros oídos a las ricas verdades que Dios tiene para nosotras cada domingo!

A través del Discipulado

Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres (y mujeres) fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. (2 Timoteo 2:2). De la misma manera, enseña a las mujeres mayores a ser reverentes en la manera en que viven… a enseñar lo que es bueno. «Luego ellas pueden entrenar a las mujeres más jóvenes» (Tito 2:3-4).

Como mujeres que aman y conocen la Palabra de Dios, estamos llamadas a pasar eso a las demás mujeres. Tenemos el privilegio único de sentarnos frente a una hermana en Cristo para ayudarla a crecer en su caminar espiritual. Igualmente, debemos humildemente estar dispuestas a aprender de otros y reconocer cuando necesitemos ser discipuladas nosotras mismas. Las relaciones de discipulado tienen un mayor impacto eterno que cualquier otro evento. ¿Con quién podrías reunirte esta semana para estudiar las Escrituras, orar juntas, y compartir unas con otras las luchas y alegrías?

A través de la Hospitalidad

Te amamos tanto que nos deleitamos en compartir contigo no sólo el evangelio de Dios sino también nuestras vidas, porque te has convertido en alguien tan querido para nosotros. (1 Tesalonicenses 2:8).

Una de las mayores maneras en que nuestra iglesia ha visto a Dios hacer crecer a nuestras mujeres y la iglesia como un todo es a través de la hospitalidad. Conforme las mujeres han abierto sus hogares y sus corazones unas a las otras, hemos crecido en nuestra unidad como cuerpo. Estos momentos aparentemente insignificantes de vivir la vida juntos a través de una comida o en el parque, nos han ayudado a honrar a Dios con nuestra vida diaria y nos han desafiado a ser mujeres que crecen en gracia.

  1. Cree lo mejor de tu iglesia

He sido culpable de preguntarme, «¿quién piensa en mí? ¿qué está siendo hecho para suplir mis necesidades y aquellas de las otras mujeres a mi alrededor?». En lugar de caer en esa trampa, piensa en lo siguiente:

Considera lo que ya ha sido hecho

Tus pastores están pensando mucho en el cuidado y pastoreo de tu alma. Ellos desean ver a las mujeres florecer en Cristo. Alaba a Dios por la obra que están haciendo y ora para que el Señor bendiga a las mujeres de la iglesia a través de ello.

En otras palabras, no caigas en el mito de que los programas tienen que ser «Sólo para Mujeres» para que sean una motivación para las mujeres. Si tu iglesia tiene reuniones los domingos o los miércoles o estudio bíblico general, te motivo a hacer una prioridad tu asistencia a aquellas reuniones de la iglesia que son corporativas. Si anhelas aplicaciones más específicas en tu vida como mujer, te exhorto a reunirte bajo tu propia iniciativa, con algunas damas para discutir sobre el sermón u orar a través de un pasaje reciente.

Ve una necesidad, Suple una necesidad

En lugar de quedarte pensando sobre cómo la iglesia podría mejorar, considera que podrías ser la respuesta de las oraciones de otras mujeres para comunidad, rendición de cuentas y exhortación. Aún en la iglesia más sana, existe una gran cantidad de necesidades.

Considera, por ejemplo, las diferentes etapas de vida representadas en tu reunión. ¿Hay muchas mujeres jóvenes? En nuestra iglesia, muchas madres jóvenes no podían asistir al estudio bíblico de los miércoles debido a la hora de acostarse de de sus hijos. Para suplir esta necesidad, una mujer de la iglesia se ofreció a dirigir un grupo para ellas en horas tempranas del día, y esto ha sido una gran motivación.

O, permíteme hablarte sobre la dulce Sarah de 78 años. Algunas de las damas más ancianas de nuestra iglesia no podrían asistir a nuestras reuniones nocturnas o grupos comunitarios. Así que Sarah se ofreció a reunir estas mujeres para discutir el sermón y orar. Que santa fiel que a los 78 años consideró maneras en las que podía dirigir a otras a amar y atesorar la Palabra de Dios.

Existen otros ejemplos: mi propio deseo de conocer las mujeres de nuestra iglesia y facilitar las relaciones de discipulado entre ellas me llevó a hacer cenas trimestrales donde las mujeres se inscribían para asistir a una cena que se hacía en la casa de otra hermana. Desde entonces, hemos visto más de 10 mujeres reunirse para disfrutar del compañerismo y discutir preguntas enviadas a la anfitriona. Ha sido un tiempo agradable de compañerismo entre diferentes generaciones.

Existen otros ejemplos de mujeres que han sido anfitrionas de almuerzos, comenzado un club de lectura, planeado una fiesta de navidad, o visitado a los miembros más ancianos.

  1. Cree que Dios es fiel

Debemos creer que Dios es fiel en completar la buena obra que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6).

Los eventos y los programas no son malos, pero cuando dependemos de ellos para hacer todo el trabajo de discipulado y construir relaciones, deberíamos esperar que eventualmente fracasen.

En cambio, si deseamos ver crecer el evangelio en las vidas de las mujeres deberíamos preocuparnos menos de nuestro calendario de eventos y más de que cada mujer en nuestra iglesia entienda que toda la Palabra de Dios es para ellas. Deberíamos preocuparnos de que están creyendo la Palabra de Dios y en respuesta están invirtiendo profundamente en la vida de otras mujeres.

En la bondad de Dios, nuestra «viña» está creciendo y estamos considerando maneras sabias de hacer crecer algunas estructuras para suplir las necesidades de las mujeres de nuestra congregación. Cuando miramos atrás hacia los últimos dos años, nos regocijamos de la fidelidad de Dios en ayudar a crecer y fortalecer a las mujeres de nuestra congregación.

Traducido por Samantha Paz.