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Más que música: El papel de la congregación en cada elemento de la adoración

Por Zack DiPrima

Zack DiPrima es pastor asistente de la Iglesia Bautista Mount Vernon en Sandy Springs, Georgia.
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18.10.2023

Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad (1 Ti. 3:14-15)

Supongamos que el lunes por la mañana entablas conversación con Andrew, tu compañero de trabajo cristiano. Sale el tema de la iglesia y le preguntas:

—Andrew, ¿qué te gusta de tu iglesia?

—Bueno, mi iglesia tiene un programa infantil maravilloso. Los mensajes son siempre alentadores. Y me encanta la adoración—responde.

—¿Qué es exactamente lo que te gusta de la adoración? —le preguntas.

—¡Dios mío! —responde—. Tenemos una banda de alabanza increíble. Tienen mucho talento y pueden tocar cualquier estilo. Tocan una mezcla de himnos y canciones contemporáneas. Incluso tenemos servicios para cada uno y los miembros pueden elegir según lo que les guste. Yo prefiero el servicio contemporáneo. Las canciones me ponen de buen humor. ¿Sabes que nuestro líder de alabanza estudió en Juilliard e hizo una gira con el grupo Third Day?

Hay muchos aspectos de la respuesta de Andrés que vale la pena resaltar. Solo quiero destacar uno: cuando se le pregunta por la adoración, sólo habla de música.

¿Es Andrew raro?

Probablemente no. Mi opinión es que la mayoría de los evangélicos sólo piensan en música cuando piensan en adoración. Las palabras no son sinónimas, pero se acercan. Seguro que has oído algo así en la iglesia: «Antes de pasar a un tiempo de adoración, voy a dirigirnos en oración». Quince minutos después, un pastor da un mensaje de treinta minutos, seguido de (lo has adivinado) más «adoración». ¿Por qué muchos de nosotros nos inclinamos a reducir la adoración corporativa únicamente a las partes musicales de nuestras reuniones?

Quizá la razón principal sea ésta: equiparamos la adoración con la música porque hemos sido entrenados para pensar que cantar es la única forma en que las congregaciones participan realmente en la adoración.

Pero las Escrituras son claras: la adoración corporativa abarca mucho más que la música. De hecho, cada elemento de la adoración cristiana implica la participación activa de toda la congregación.

EL PAPEL DE CADA MIEMBRO EN CADA ELEMENTO DE LA ADORACIÓN

Para entender la adoración corporativa, primero tenemos que entender lo que es una iglesia. El Apóstol Pedro dice de la iglesia: «Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1 P. 2:5).

Según Pedro, los cristianos son piedras. Juntos, forman una casa espiritual que llamamos iglesia local. Cada vez que una iglesia se reúne en el nombre de Jesús, la gente forma una morada de alabanza, un ambiente de exultación que existe con el único propósito de glorificar a Dios.

Tal visión para la iglesia debe destruir cualquier deseo de actuación unilateral en la adoración corporativa. Si cada miembro es esencial para lo que es una iglesia y si la adoración corporativa es esencial para la vida de la iglesia, entonces cada miembro es esencial para la adoración corporativa.

Las congregaciones nunca son audiencias; son participantes ansiosos y activos.

Examinemos el papel de la congregación en los diferentes elementos de la adoración corporativa.

El papel de la congregación en el canto

La mayoría de nosotros reconocemos intuitivamente que el canto es participativo. Sin embargo, muchos cristianos se abstienen tristemente de cantar. Tal vez no les gustan las canciones, o tal vez piensan que son malos cantantes. Estos cristianos harían bien en leer las más de 400 referencias al canto en las Escrituras. Esto incluye cincuenta órdenes directas de cantar. El libro más extenso de la Biblia, y el más citado en el Nuevo Testamento, es el de los Salmos, que es esencialmente un cancionero. Evidentemente, para Dios es de suma importancia que su pueblo —hasta el último de ellos— cante sus alabanzas.

El apóstol Pablo no hace excepciones cuando dice en Colosenses 3: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales». El único instrumento al que se hace referencia en la adoración del Nuevo Testamento es la voz humana. Eso es importante. Es el diseño de Dios que el ministerio de música de la iglesia local esté compuesto por un coro no entrenado de santos comprados con sangre.

El papel de la congregación en la oración

Una lectura superficial del Nuevo Testamento revela la prioridad de la oración en el culto reunido (Hch. 4:23-31, 1 Co. 11, 1 Ti. 2). Vemos a las iglesias orar juntas a una sola voz, y también vemos a individuos dirigir a las congregaciones en la oración. Y debemos hacer todo esto para edificar o construir todo el cuerpo (1 Co. 14).

Cuando los individuos se ponen de pie ante una congregación para dar oraciones de confesión, oraciones pastorales y oraciones de acción de gracias, éstas no deberían ser actuaciones espirituales personales. Son clamores congregacionales a Dios. Los cristianos no se limitan a escuchar oraciones, sino que son guiados en la oración. Cuando alguien dirige una oración en el culto corporativo, habla como portavoz de la congregación. Por eso sus palabras exigen la atención y el «amén» de todos los santos.

El papel de la congregación en la lectura de las Escrituras

Pablo encargó a Timoteo que se dedicara a la lectura pública de las Escrituras (1 Ti. 4:13). No se trataba de un ejercicio vacío. Pablo sabía que escuchar de forma activa era uno de los principales medios para implantar la verdad en los corazones de las congregaciones. En nuestra era de alta alfabetización, podemos olvidar que los primeros creyentes estudiaban la Biblia principalmente meditando sobre lo que habían memorizado en el contexto de reuniones corporativas.

Como cristianos, haríamos bien en asombrarnos ante la Palabra de Dios cada vez que se lee. Deberíamos tener la misma postura que David, que dice en el Salmo 19: «Deseables son [las Escrituras] más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal».

El papel de la congregación en la predicación (¡sí, la predicación!)

Al menos la congregación tiene un papel pasivo en la predicación, ¿verdad? Falso.

La predicación es un elemento activo de la adoración congregacional. John Piper tiene razón al definir la predicación como «exultación expositiva». Pedro exhorta a los predicadores a «[hablar] conforme a las palabras de Dios» (1 P. 4:11). Esto significa que cuando las personas escuchan la verdadera predicación, se están relacionando con Dios.

La tarea del predicador es facilitar la comunión entre la congregación y el Señor. La verdadera predicación exalta a Cristo de tal manera que los oyentes entran en comunión significativa con el Todopoderoso. De este modo, los predicadores son simples instrumentos a través de los cuales los creyentes contemplan a su Dios.

En Nehemías 8, el pueblo de Dios —después de años de rebelión y descuido de las Escrituras— vuelve a comprometerse con la Palabra de Dios. Después de que Esdras y otros expusieron las Escrituras, Nehemías 8:6 dice: «Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra».

Observa cómo el pueblo interactuaba activamente con el Señor en el contexto de la exposición bíblica. Y esto se describió como adoración. ¿Cómo no? El pueblo interactuaba con Dios. Comentando este texto, Charles Simeon (1759-1836) afirmó:

No miraban a la criatura, sino a Dios, cuya voz oían y cuya autoridad reconocían en cada palabra pronunciada. ¡Qué contraste con el modo en que se escucha la Palabra de Dios entre nosotros! ¡Cuán raras veces encontramos personas debidamente impresionadas con el sentido de su obligación hacia Dios por haberles dado una revelación de su voluntad! ¡Cuán raramente los hombres de hoy miran a Dios a través del predicador, y oyen a Dios hablándoles por la voz de sus siervos!1

Considera esa frase «mirar a Dios a través del predicador». ¡Piensa en eso la próxima vez que te sientes bajo la predicación! Mientras el sermón sea fiel a las Escrituras, estarás en comunión con el Dios vivo.

El papel de la congregación en el bautismo y la cena del Señor

El papel de la congregación en los sacramentos es tremendo, aunque quizá no sea obvio en el caso del bautismo. Los cristianos tienden a pensar que el bautismo es simplemente la profesión de fe de un nuevo creyente: la decisión personal de alguien de expresar su lealtad a Cristo. Y ciertamente es un elemento necesario. Pero es sólo una parte de la historia.

En el bautismo, el creyente declara tanto su unión con Cristo como su unión con la iglesia de Cristo. En otras palabras, el bautismo se entiende mejor como una vía de entrada a la membresía formal de una iglesia local. El Nuevo Testamento no tiene categoría para un cristiano que no es parte de un cuerpo local de creyentes. Esto significa que cuando una congregación es testigo de un bautismo, está dando formalmente la bienvenida a ese nuevo cristiano a su familia. Debe ser una dulce ocasión en la que toda la iglesia celebre la bondad de Dios.

Del mismo modo, cuando tomamos la Cena del Señor, un cristiano comulga con Cristo. Pero nunca debemos olvidar que la Cena del Señor es una comida familiar en la que reconocemos nuestros lazos y nuestra comunión mutua. El «Él» y el «yo» de la comunión se convierten en el «nosotros». Lo que Él ha hecho por en la cruz ha comprado la comunión que [nosotros]compartimos juntos.

APLICACIÓN

La congregación tiene un papel en cada elemento de las reuniones del domingo por la mañana. De nuevo, las congregaciones no son audiencias. A la luz de esto, consideremos tres aplicaciones prácticas.

1. Piensa en la adoración corporativa antes de adorar corporativamente

Soy pastor de una iglesia que utiliza un boletín que incluye el orden del servicio. Desde hace mucho tiempo tengo la costumbre de leer nuestros boletines antes de nuestras reuniones. Esto me ayuda a preparar mi corazón para el culto.

Ya sea que iglesia tenga un boletín o si no, te animo a que llegues pronto los domingos. Tómate un momento para considerar los diferentes elementos del culto de tu iglesia. Y luego piensa: «¿Cómo voy a participar esta mañana? ¿Cuál es mi papel en los cantos? ¿En la oración de confesión? ¿En la lectura de las Escrituras? ¿En el sermón?».

No dejes que los elementos del servicio te inunden sin reflexionar sobre su significado.

2. Mira a los demás durante la adoración corporativa

De vez en cuando tengo el privilegio de dirigir el canto en mi iglesia. Una de las partes más dulces de esto es poder mirar a cientos de santos mientras cantan. Desafortunadamente, el miembro promedio de la iglesia se pierde esto porque nuestro santuario está diseñado para enfatizar lo que está sucediendo al frente. No obstante, animo a los miembros a que se miren unos a otros a lo largo del servicio.

Recuerda que una de las formas en que permitimos que la Palabra de Cristo more en nosotros es animándonos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales. Esto significa que cuando adoro a Dios cantando, no sólo me estoy dirigiendo a Dios, sino que estoy recordando al santo que está a mi lado la bondad de Dios y la belleza de sus promesas.

3. Pide a Dios que bendiga tus reuniones

Si eres miembro de una iglesia local, lo más importante en tu vida es lo que sucede cuando tu iglesia se reúne los domingos.

La adoración corporativa es el río caudaloso que corre por todas las corrientes de tu vida. Así que haz una prioridad suplicarle a Dios que bendiga grandemente las reuniones de su iglesia. Él ya ha hecho promesas especiales a su pueblo reunido: ¡Cristo resucitado está en medio de nosotros! Con todo tu corazón, busca y anticipa el rico suministro de gracia de Dios en la adoración corporativa.

 

Traducido por Nazareth Bello


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[1] Charles Simeon, Expository Outlines on the Whole Bible (Grand Rapids: Baker, 1988), 4:292.

Para más información sobre este tema, lee A Foolproof Discipling Program: Corporate Worship (Un programa de discipulado a prueba de tontos: La adoración corporativa) de John Sarver.