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La impuntualidad: un examen del corazón
La impuntualidad es un fenómeno común que muchos has experimentado en algún momento de la vida. Con frecuencia, se justifica el retraso por imprevistos o situaciones que escapan a nuestro control, y eso sería algo válido. Sin embargo, si examinas más de cerca tus acciones, podrías identificar tres razones (fuera de los imprevistos), que pueden estar motivando tu falta de puntualidad. Estas tres raíces que nacen del corazón son: el desorden, el desinterés y el desprecio. Te invito a tratar con esto:
1. El desorden
Este puede manifestarse de muchas formas, desde una agenda caótica hasta un espacio físico desorganizado. Esto no solo afecta la capacidad para que sea puntual, sino que puede poner obstáculos en tu relación con Dios y con los demás.
Las Escrituras llama a los cristianos a vivir con orden, y a hacer las cosas con decencia y orden (1 Co.14:40). Además, se les instruye a «ordena tus labores de fuera Y tenlas listas para ti en el campo, Y después edifica tu casa» Pr.24:27. Esto es un recordatorio de la importancia de la planificación y la organización en la vida cristiana. Si tu entorno y tu vida son desorganizados, es probable que descuides el tiempo y las citas que tienes con otros.
Además, Pablo alecciona a la iglesia, afirmándole «ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios» 1 Co.10:31. Lo cual implica que cada aspecto de tu vida cristiana, incluido el manejo de tu tiempo, debe ser visto como una oportunidad para glorifique a Dios. Si vives en desorden, estás perdiendo la oportunidad de honrar a Dios con tus acciones diarias.
El ser puntual reflejará un respeto por el tiempo de los demás y tu compromiso con las relaciones que Dios ha puesto a tu alrededor.
2. El desinterés
El desinterés es otro elemento que juega un papel crucial en la impuntualidad. Cuando no valoras el tiempo de alguien más o no consideras la importancia de un compromiso, es fácil que caigas en la trampa de la impuntualidad. Esto puede ser una señal de un corazón que no se preocupa por el prójimo.
El apóstol Pablo exhorta a los creyentes no hacer nada por egoísmo o vanagloria, sino a considerar a los demás como si fuesen más importantes que nosotros mismos, «no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás». Fil. 2:3-4. Si en verdad amas a tu prójimo, te esforzarás por honrar su tiempo y cumplir tus promesas con puntualidad. De la misma forma, Pablo señala: «Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros» Gál.5:13. Este texto debe animarte a usar tu libertad cristiana para servir a los demás y no tan solo pensar en tu beneficio.
La puntualidad es una muestra de amor y servicio hacia aquellos con quienes te reúnes. En contrate, la impuntualidad muestra una falta de amor y consideración por los demás. Es necesario reflexionar sobre estas actitudes.
3. El desprecio
Este puede ser una de las raíces más profunda de la impuntualidad. Despreciar el tiempo de los demás puede reflejar una falta de respeto. No solo para con ellos, sino también hacia Dios, quien te ha llamado a amar a tu prójimo. Romanos 13:10 declara que «el amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor». Las Escritura también advierte que «el que desprecia a su prójimo peca…». Pr.14:21.
Además, en Colosenses 3:23-24, se instruye a los cristianos a: «Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven». Si despreciamos el tiempo de los demás, en realidad estamos despreciando la oportunidad de honrar a Dios en nuestras relaciones. Cada interacción en tus relaciones con las personas es una oportunidad para reflejar el carácter de Dios.
La impuntualidad a menudo comunicamos un mensaje de desdén, incluso si no es nuestra intención.
Examinado el corazón
Probablemente, lo que está en juego aquí es un asunto del corazón. Debes examinar tu motivaciones y actitudes con el uso de tu tiempo y tus compromisos, ¿vives en forma intencional para honrar a Dios? ¿honrar a otros?
Lamentaciones 3:40 es una excelente invitación: «Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, Y volvamos al Señor». También puedes unirte a la oración del salmista: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, Y guíame en el camino eterno» Sal. 139:23-24. Esta búsqueda espiritual honesta es fundamental para tu crecimiento. Te permite reconocer las áreas en las que necesitas ser transformado. Si encuentras que practicas el desorden, el desinterés o te muestras con una actitud de desprecio en tus compromisos y reuniones, es hora de buscar la ayuda de Dios. Él te ofrece la gracia necesaria para hacer los cambios significativos en tu vida.
Conclusión
Como puedes ver, el desorden, el desinterés y el desprecio no son elementos que glorifican a Dios, ni honran a tu prójimo. Además, en última instancia, la impuntualidad puede ser más que un simple descuido; puede ser un reflejo de la condición de tu corazón. Al revisar tus actitudes hacia el tiempo y los compromisos, dependiendo de la gracia de Dios para que te transforme, puedes ser más diligentes con la puntualidad. Recuerda que Dios te ayudará en este proceso. El ser puntuales es una forma práctica de mostrar amor al prójimo y obedecer el mandato divino de amar al Señor con todo tu corazón (Mateo 22:37-39).
Al final, al ser puntuales, no solo honramos a los demás, sino que también estamos cumpliendo con un llamado divino a vivir de manera intencional y consciente.
Editado por Renso Bello
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