Evangelio

La Centralidad en el Evangelio: una advertencia y una recomendación

Por Bobby Jamieson

Bobby Jamieson es pastor asociado de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, DC. Él es el autor, de su más reciente libro, La Muerte y Ofrenda Celestial de Jesús en Hebreos. Puedes encontrarlo en Twitter en @bobby_jamieson
Artículo
28.11.2018

 

¿Cómo te mueves más allá del evangelio sin moverte del evangelio? Por otro lado, si el evangelio es tan importante, ¿necesitamos «movernos más allá» del evangelio en absoluto? Estas son dos de las preguntas que surgen de este cada vez más audible movimiento de la centralidad en el evangelio entre los evangélicos.

La semana pasada observé una posible objeción a este movimiento. En esta publicación abordaré estas dos preguntas. Una nos da una recomendación, la otra una advertencia.

Primero, debería decir que pienso que el aparentemente y cada vez mayor enfoque de los evangélicos en el evangelio es una tendencia maravillosa. Estas muchas voces están correctas al decirnos que el evangelio es esencial para la santificación, que lo indicativo es el fundamento de lo imperativo, y que no nos movemos más allá del evangelio sino más profundo en el evangelio. Estos son todos argumentos profundamente bíblicos.

DOS EVANGELICAL «ISMOS»: ESENCIALISMO Y REDUCCIONISMO

Sin embargo, alguien podría decir, «si el evangelio es tan importante, ¿necesitamos ‘movernos más allá’ en lo absoluto?».

Un peligro con este nuevo movimiento es que si el evangelio ocupa la categoría «esencial» (¡y debería!), entonces todo lo demás será consignado una posición «sin importancia».

De vez en cuando escucharé pequeñas sugerencias sobre esto a través de advertencias de no dejar que nada eclipse u opaque o margine el evangelio en nuestras vidas e iglesias. Dichas advertencias son necesarias y en la marca, pero si no abrimos un tercer espacio entre lo esencial y lo que no tiene importancia, el evangelio en sí mismo estará en peligro. No puedes preservar el evangelio simplemente enfocándote en el evangelio. Existen toda clase de doctrinas y prácticas dadas por Dios que son necesarias con ese fin, y las descuidamos bajo nuestro propio riesgo.

Por ejemplo, la doctrina de la Trinidad es inseparable del evangelio. Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno cumple diferentes roles en la salvación, lo cual significa que cualquier distorsión de la Trinidad es una también distorsión del evangelio. Otro ejemplo: la veracidad de las Escrituras presenta un firme fundamento epistemológico para el evangelio. Nuestra confianza en Cristo está fundamentada en la veracidad e integridad de la Palabra de Dios.   

En cuanto a las prácticas de protección del evangelio, considera la membresía de iglesia y la disciplina de iglesia. Como Jonathan Leeman dijo, la membresía de iglesia muestra al mundo quien representa a Jesús y la disciplina de iglesia protege el nombre de Jesús. La membresía de iglesia es lo que identifica al cuerpo de personas que pertenecen al evangelio. Muestra al mundo, «esto es lo que el pueblo evangélico es. Estas son las nuevas personas que el evangelio crea».

Y la disciplina de iglesia guarda la imagen del evangelio que la iglesia refleja al mundo. Guarda a la iglesia de presentar una falsa imagen del evangelio a las naciones que observan. Lo hace cuando dice lo que un cristiano no es: «esta no es la vida que fluye del evangelio».

Además, como alguien dijo, la disciplina de iglesia es el evangelio en acción. En Cristo, Dios no nos deja en nuestro pecado. Ni deberíamos dejar nuestro compañero miembro de iglesia en su pecado. En cambio, deberíamos movernos hacia ellos con reprensión amorosa y la oferta gratuita de Cristo del perdón.

Estas doctrinas y prácticas, junto a muchas más, se encuentran muy relacionadas al evangelio. Están conectadas al mismo orgánicamente. No podemos descuidarlas sin hacer algún tipo de daño a nuestro entendimiento de, y testimonio de, el evangelio.

Así que, ahora mi advertencia: no permitas que tu centralidad en el evangelio se convierta en esencialismo del evangelio, lo cual conduce al reduccionismo del evangelio. Si, haz el evangelio el centro de tu vida, y de la vida de tu iglesia. Pero lo hagas ver como si el evangelio es único que tiene importancia.

CONECTA LOS PUNTOS

En la primera pregunta: ¿cómo entonces nos movemos más allá del evangelio sin movernos del evangelio? En otras palabras, ¿cómo predicamos y practicamos estas cosas sin dejar atrás el evangelio?

Aquí está mi recomendación: hacemos esto conectando constantemente los puntos entre el evangelio y nuestra doctrina y práctica.

Ya hemos hecho eso con este artículo. La Trinidad, la autoridad bíblica, la membresía de iglesia y la disciplina de iglesia están conectadas orgánicamente al evangelio. Y así docenas de otras doctrinas y practicas cruciales.

La manera de un líder de iglesia moverse más allá del evangelio sin moverse del evangelio es haciendo que esos enlaces orgánicos sean más explícitos en tu predicación y enseñanza. La manera de enfocarse en otros asunto sin perder nuestro enfoque en el evangelio es trazando su relación con el evangelio.

Así que enseña sobre los ancianos de la iglesia y crianza y escatología y noviazgo y bautismo a la luz del evangelio, y de una manera que muestre como cada una de esas cosas se relaciona con el evangelio. De esa manera, otras doctrinas y prácticas no competirán con el evangelio. En cambio, unirán sus brazos con él.

No permitas que tu centralidad en el evangelio se convierta en reduccionismo del evangelio. En cambio, conecta los puntos entre el evangelio y todo lo demás, incluyendo la estructura y vida corporativa de la iglesia local.


Traducido por Samantha Paz

 

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