Pastoreo
Encontrar ancianos en las iglesias de inmigrantes
Como muchas iglesias en un contexto de inmigrantes, nuestra congregación ministra en una comunidad mayormente bilingüe. La generación de adultos mayores prefiere hablar español y la más joven prefiere hablar el inglés. No es inusual escuchar dos idiomas en una sola conversación, aunque cuando ambas partes se entienden el uno al otro.
La preferencia de idioma es pues una diferencia cultural en nuestra comunidad e iglesia local. Estas diferencias plantean consideraciones importantes sobre cómo las iglesias de inmigrantes deben buscar pastores, pero no deben distraernos de los principios bíblicos claros.
El plan de Dios para el liderazgo de la iglesia
Con todas las complicaciones logísticas que trae una cultura bilingüe, las iglesias pueden verse tentadas hacia el pragmatismo sin considerar las instrucciones bíblicas para el liderazgo de la iglesia. Por ejemplo, tener un solo líder de la iglesia parece simplificar las cosas, pero ese no es el ejemplo del Nuevo Testamento. En lugar de eso, vemos que las iglesias locales deberían ser dirigidas por una pluralidad de hombres calificados conocidos como ancianos (Hechos 14:21-23; Tito 1:5; 1 Timoteo. 5:17; Santiago 5:14; 1 Pedro. 5:1–2). Juntos, estos hombres pastorean a la congregación hacia la madurez en Cristo.
En 2 Timoteo 2: 1–2, Pablo exhorta a los líderes actuales a levantar líderes futuros para las generaciones futuras. Sin embargo, no deben apresurarse a nombrarlos ancianos (1 Ti. 5:22). En sus cartas a Timoteo y Tito, Pablo enumera las calificaciones de los ancianos (1 Tim. 3: 1–7; Tito 1: 5–9): deben tener el deseo de servir, un carácter digno de imitar y la capacidad de enseñar. Estos requerimientos bíblicos están lejos de ser imprácticos o anticuados; proporcionan un marco necesario para identificar pastores fieles para cualquier iglesia, incluidas las iglesias de inmigrantes.
Un ciudadano modelo
Hebreos 13: 7 llama a los miembros de la iglesia a imitar a sus líderes. Es por eso que los ancianos deben ser «irreprensibles» (1 Timoteo 3:2). Esto no significa que los ancianos deban estar libres de pecado, sino que sus vidas deben estar libres de manchas que podrían empañar el testimonio de Jesucristo. Una consideración crucial para las iglesias de inmigrantes aquí es el estatus migratorio de los líderes. Este puede ser un tema complicado. Por tanto, los ancianos necesitan pensar críticamente sobre cómo obedecer el mandato de Cristo.
No hay requisitos bíblicos explícitos para que los ancianos sean ciudadanos de la nación en la que ministran, pero sí hay instrucciones bíblicas para que los cristianos estén sujetos a las autoridades gobernantes (Romanos 13:1; 1 Pedro 2: 13-17; Tito 3: 1). Sin embargo, esa sumisión tiene límites.
La Biblia proporciona ejemplos donde hombres justos desobedecen a las autoridades civiles por obediencia a Dios (véase Hechos 5:29, Dan. 3: 10–18). Esto no significa que podamos desobedecer al gobierno cuando queramos, incluso cuando creemos que una ley está motivada por una intención pecaminosa. Pedro instruyó a los esclavos a someterse a amos duros e injustos (1 P. 2:18), porque esto demuestra justicia y lleva a otros a glorificar a Dios (1 P. 2: 11-12).
Necesitamos aplicar estos principios al estatus de ciudadanía de un inmigrante. En otras palabras, los ancianos deben modelar la sumisión al gobierno y a Dios. Un hombre que flagrantemente viola las restricciones gubernamentales no debería ser considerado como anciano. Si los líderes de la iglesia creen que hay razones para desobedecer al gobierno en algún aspecto, esos principios deben comunicarse clara y cuidadosamente a la congregación.
Un hogar modelo
Los requisitos para ancianos enfatizan la capacidad de un hombre para dirigir y administrar su hogar. Esta característica es especialmente significativa en un contexto de inmigrantes porque los padres inmigrantes pueden sentir una distancia más natural de sus hijos, especialmente cuando se convierten en adolescentes. Esta distancia a menudo tiene sus raíces en diferencias generacionales y culturales. Pero las iglesias no pueden conformarse con el comprensible statu quo. Los hombres que afirman como líderes deberían ser lo suficientemente humildes y audaces como para invertir en la vida de sus hijos, y esa inversión debería producir frutos visibles.
Otro requisito vital para los ancianos es la hospitalidad. En un contexto de inmigrantes, esto significa que un futuro anciano debe tener un historial de conexión con personas de ambas culturas, incluso si no habla ambos idiomas. Aunque las barreras idiomáticas existirán inevitablemente, casi siempre habrá personas bilingües quienes pueden traducir.
Ya sea que creas o no que el cuerpo de creyentes debería eventualmente convertirse en dos iglesias separadas —cada una enfocada en su propio idioma—, mi propósito aquí es simplemente abordar las realidades a corto y mediano plazo en un entorno inmigrante. ¡Podemos dejar ese tema más difícil para otro día!
Incluso si una iglesia no requiere que un hombre esté inmerso en dos (¡o más!) culturas, no deberían considerar a alguien que se rehúsa a sí mismo a extenderse a otros fuera de su propia cultura.
Un maestro modelo
Todos los ancianos deben ser «aptos para enseñar». ¿Qué significa eso? En resumen, significa que los ancianos pueden transmitir la verdad bíblica a una audiencia de una manera que entiendan fácilmente. Un buen maestro ajustará la entrega (¡no el contenido!) de un mensaje en función de la audiencia. Los misioneros en un contexto extranjero deberían considerar esto, y también los pastores en un contexto de inmigrantes.
Para aquellos que son completamente nuevos en una cultura, esta habilidad requerirá tiempo y humildad para desarrollarla. Debido a las diferencias entre culturas, el liderazgo o la comunicación de un hombre pueden parecer insultantes o distantes. Por ejemplo, insistir en que el servicio dominical inicie justo a tiempo puede ser percibido como rígido o pesado por una cultura, mientras que otra cultura puede despreciar a los líderes cuando los servicios de adoración comienzan regularmente cinco o diez minutos tarde. Estos factores culturales requieren paciencia y gracia para navegar bien.
En su libro The Culture Map[el mapa cultural], Erin Meyer detalla las diferentes formas en que las culturas conciben el liderazgo, toman decisiones y perciben el tiempo y los horarios. Un pastor no tiene que dominar la sociología, pero debe ser sensible a las diferencias culturales para cuidar mejor de su rebaño. Los ancianos bíblicos deberían abrazar los distintos desafíos de un contexto de inmigrantes, viéndolos como oportunidades para mostrar la variada gracia de Dios (1 P. 4:10).
Un modelo de unidad
Finalmente, el Nuevo Testamento llama a las iglesias locales a preservar y buscar la unidad, por lo que los líderes deben hacer de esto una prioridad. Cuando nuevos pastores son nombrados, los ancianos actuales necesitan ser cuidadosos de no sacrificar la unidad en aras de la eficiencia. Si los ancianos hablan un idioma diferente, las reuniones pueden requerir un traductor y las decisiones pueden requerir más tiempo. Pero eso no está mal.
Los ancianos también pueden demostrar unidad al tomar medidas intencionales para aprender los idiomas de los demás. Si bien no queremos agregar un requisito de idioma a los criterios bíblicos, pasos como estos promueven la unidad y cultivan el compañerismo.
Un pastorado unido es una fuerza poderosa en una iglesia local. A medida que los pastores pastoreen fielmente a los que están a su cuidado y capaciten a los nuevos líderes, Cristo continuará asegurándose de que su iglesia reciba más líderes que estén deseosos por equipar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4: 11-12).
Traducido por Renso Bello
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Nota del editor: una versión anterior de este artículo apareció originalmente en Training Leaders International.