Ministerio

Desacuerdos y diferencias entre los ancianos

Por Matt Schmucker

Matt Schmucker fue el director ejecutivo fundador de 9Marks. Ahora organiza varias conferencias, entre ellas Together for the Gospel y CROSS, mientras se desempeña como miembro de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, D.C.
Artículo
15.07.2020

Matt Schmucker responde preguntas más prácticas en relación a la vida pastoral, específicamente a los desacuerdos y diferencias con otros ancianos, y a las banderas amarrillas a la hora de encontrar ancianos.

SOBRE LOS DESACUERDOS CON OTROS ANCIANOS

9M: ¿Qué haces cuando te cuesta llevarte bien con otro anciano?

MS: Primero, tienes que distinguir si eso se debe a problemas doctrinales o personales. Suponiendo que se trata de algo personal, buscaría a Dios en oración para alejar a Satanás de la relación. Puesto que a Satanás le encanta dividir, a menudo lo hace entre dos líderes. Y él usará todo lo que esté a su alcance, incluso simples problemas de personalidad.

Luego, busca al hermano para edificar la relación. Con frecuencia, la irritación surge a causa de la ignorancia. Esfuérzate por conocer al hermano y recuerda que muchas veces no conoces todos los hechos.

Por último, sé humilde. Incluso si, al final, no entiendes por qué una persona es como es, Dios te ha tolerado mucho más. Además, puedes confiar en que Dios ha entregado a ese hombre a la congregación, con su combinación de fortalezas y debilidades, para edificar al cuerpo en formas que tú no puedes. Estudia los pasajes que hablan acerca del cuerpo en 1 Corintios 12, Romanos 12 y otros, y descansa en que Dios tiene la intención de hacer bien a través de esas diferencias, aun cuando, en nuestro estado caído, dichas diferencias pueden implicar una falta de camaradería.

9M: ¿Alguna vez te ha costado llevarte bien con otro anciano?

MS: Sí.

9M: Mmm, ¿algo más que decir al respecto?

MS: En el transcurso de los años, he practicado todas esas cosas que mencioné anteriormente. Hay mucho más en juego que mis gustos y disgustos personales y guerras territoriales pecaminosas. La salud de la iglesia está en juego, lo cual significa que la gloria de Dios está en juego (desde el punto de vista de la responsabilidad humana).

A menudo, los problemas personales con otros ancianos pueden originarse como consecuencia de que un anciano rechace tus ideas en la mesa. Por tanto, para mí es importante separar mis ideas de mi identidad (¡que ha sido justificada en Cristo!). Porque el rechazo de mis ideas no es el rechazo de mi persona. En tal sentido, desarrollar relaciones personales fuera de las reuniones de ancianos hace que el trabajo del pastorado sea mucho más fácil de hacer.

9M: Con trece ancianos en tu iglesia, ¿cómo encuentras el tiempo para cuidar de estas relaciones particulares?

MS: Es difícil hacerlo en una iglesia en crecimiento y en una ciudad ajetreada. Pero al inicio de cada reunión, nos pastoreamos mutuamente antes de pastorear a la iglesia. Hacemos esto compartiendo preocupaciones, confesándonos, alabando y luego orando los unos por los otros. Básicamente, nos mantenemos al tanto de lo que está sucediendo en la vida del otro. Podemos pasar hasta una hora de la reunión de ancianos haciendo esto. Además, intentamos reunirnos juntos individualmente para almorzar y cenar de vez en cuando.

SOBRE LAS DIFERENCIAS CON OTROS ANCIANOS

9M: Pasemos a las diferencias de principios. ¿Cómo haces, como anciano, para saber cuándo dejar de insistir en tus convicciones y cuando mantenerte firme?

MS: Mientras más claro esté en la Escritura, más firme debes mantener tu posición. Por un lado, no rechazaré la deidad de Cristo, aunque los otros doce ancianos lo hagan. Por otro lado, en lo personal, tengo fuertes convicciones acerca del control de natalidad que no son obvias ni claras en las Escrituras; convicciones que el resto de mis hermanos ancianos no comparten. Respecto a este asunto, por tanto, intento ser más cuidadoso. Hace cierto tiempo, surgió una situación relacionada con el tema del control de la natalidad. Yo argumenté vigorosamente mi posición de manera bíblica y práctica. Sin embargo, tuve que sujetarme (¡con alegría!), a los otros ancianos que pudieron haber simpatizado con mi posición, pero que finalmente votaron en contrario.

Recientemente, regresé a los ancianos de un sabático y me preguntaron que aprendí durante el break. Me di cuenta de que la iglesia siguió progresando sin mi participación activa y sin mis opiniones como anciano. Esto me hizo entender positivamente que debería defender mis opiniones con mucho más cuidado.

UNIDAD Y MADUREZ

9M: Dada la importancia de la unidad y madurez entre los ancianos, ¿cuáles son algunos de los rasgos o características de los posibles ancianos que deberían levantar banderas amarillas?

MS: Creo que hay muchas que son obvias: la volatilidad, la inestabilidad, una mala reputación en la comunidad, hijos rebeldes, entre otras.

Así que permíteme señalar varias banderas amarillas que son menos evidentes. Una menos obvia sería la de un espíritu contrario. Sabes a qué tipo de hombre me refiero. Si dices «negro», él dirá «gris oscuro». Sin importar lo que digas, eso es lo que tendrás. El espíritu que está perpetuamente buscando el «por otra parte» o esperando que «las cosas caigan bajo su propio peso» no es beneficioso para edificar a la iglesia. En Hechos 6, por ejemplo, se instruye a la iglesia a nombrar diáconos no solo por sus capacidades, sino porque estos hombres restaurarán la unidad entre las viudas de habla griega y las de habla aramea. ¿Cuánto más debería ser un anciano alguien que edifique la unidad y trabaje para brindar soluciones en lugar de simplemente ofrecer una opinión contraria?

Otra bandera amarilla que comúnmente se pasa por alto es la de los frutos espirituales del hombre en la vida de quienes lo rodean. Para decirlo de positivamente, esto es lo que atrajo nuestra atención en 1998, por ejemplo, hacia un miembro de la iglesia llamado Andy Johnson. Él había estado discipulando a otros hombres solteros de manera consistente, lo cual trajo como resultado un progreso espiritual en sus vidas. Para decirlo negativamente, entonces, la falta de frutos espirituales es una bandera amarilla, incluso si el mundo reconociera al hombre como «exitoso».

Finalmente, una esposa poco solidaria es una bandera amarilla. El pastorado que se ejerce correctamente es un trabajo exigente. Requiere tiempo para orar. Requiere tiempo para prepararse para enseñar. Requiere tiempo para discipular. Requiere tiempo para ser hospitalario. Todas estas cosas impactan el hogar y colocan ciertas exigencias sobre la esposa. ¿Cómo se siente ella siendo hospitalaria? ¿Cómo se siente al perder a su esposo cada dos jueves por la noche por una reunión de ancianos? ¿Le da la bienvenida a la inesperada visita en la puerta que lo necesita?

9M: ¿Qué cualidades positivas desearías enfatizar al buscar ancianos?

MS: Con demasiada frecuencia buscamos el éxito secular para medir a un hombre. Debemos enseñar a nuestras iglesias a buscar hombres de la Palabra, a medir a los hombres en base a su conocimiento, sujeción y habilidad para proclamar la palabra de Dios. Me gusta lo que Mark Dever dice: la capacidad para enseñar de un anciano implica que cuando los lobos se acercan al rebaño, las ovejas saben que pueden confiar en que su pastor expondrá al lobo y, como resultado, las protegerá. Ese es el gran llamado del anciano.


Traducido por Nazareth Bello.

Compartir