Pastoreo
¿Cómo usaría Pablo un directorio de la iglesia? Buscaría Gracia en cada página
No me seguiría a mí mismo en Instagram. En el año pasado, publiqué fotos de mi primer hijo a un ritmo exponencial. Sí, soy uno de esos padres y sé que es ridículo. Solía mofarme de padres como yo. Ahora, estoy publicando fotos de mi niña como si fuera el primer bebé que se ríe, sonríe o juega con una pelota de fútbol. Me doy cuenta de cualquier cosa y quiero que todos lo vean.
Dios nota cada porción de gracia en sus hijos (Hebreos 13:21). Y quiere que todos lo vean (Mt. 5:16). Como hijos de Dios, debemos seguir su ejemplo. Deberíamos ser como el apóstol Pablo, que modeló bien este punto. Constantemente señaló la gracia de Dios incluso en iglesias locales profundamente defectuosas. Si Pablo estuviera en Instagram, pensarías que la iglesia de Efeso fue la primera congregación en confiar en Cristo y amar a los demás (Efesios 1: 15-16).
¿Y tú? Si tuvieras que describir tu iglesia local, ¿Qué te viene a la mente? ¿Signos de la gracia de Dios? ¿O las formas en que tu iglesia necesita crecer?
Por supuesto, nuestras iglesias necesitan crecer. Ellas tienen que ser más santas y más sanas. Pablo sabía esto. El arrepentimiento le importaba. Pregúntale a los corintios. Pero, ¿Qué llamó primero la atención de Pablo cuando pensó en esa congregación ruidosa y discriminatoria de Corinto? La gracia de Dios (1 Co. 1:4-9).
Si quieres ser contracultural, entonces celebra la gracia de Dios en tu iglesia local. El mundo no necesita otra versión inteligente de lo que está mal con el evangelicalismo. No te preocupes, si borras tu crítica novedosa de la iglesia, Twitter encontrará un reemplazo.
Permíteme ofrecerte otra salida para tus ideas creativas sobre la iglesia. Saca el directorio de tu iglesia y observa la gracia de Dios en la predestinación, regeneración, justificación, santificación y glorificación.
PREDESTINACIÓN
Pablo no tuvo acceso a una copia pre-publicada del Libro de la Vida. Pero eso no quitó su confianza en que Dios «escogió» a los tesalonicenses (1 Ts.1:4). Pablo no vio el nombre de Rufo impreso en la página 456 de la lista de invitados del cielo. Pero él quería que la iglesia romana supiera que Dios «escogió» a Rufo (Ro. 16:13). Cuando Pablo vio fruto en una iglesia, solo conocía una explicación: Dios lo produjo (1 Co. 3: 6-7).
Cuando Pablo vio un río de santificación, lo siguió corriente arriba hasta el manantial de la predestinación (Ro. 8: 29-30). Cuando escuchó sobre la fe de los efesios en Cristo y el amor por los santos, agradeció a Dios por haberlos elegido (Efesios 1:4–6, 15–16).
El directorio de miembros de tu iglesia no es el Libro de la vida del Cordero, pero si estás practicando la membresía regenerada de la iglesia, es un borrador bastante bueno (Fil. 4: 2-3). Mira los nombres y luego alaba a Dios por su gracia gloriosa y predestinadora (Efesios 1: 6).
REGENERACIÓN
Hace años, mi esposa y yo éramos miembros de una iglesia que tenía una reunión de oración todos los domingos por la noche. Notamos un patrón en la forma en que estos queridos santos comenzaron sus oraciones: «Padre, gracias por salvar, [llena el espacio en blanco]». No importaba cuál fuera la petición de oración. Alguien podría haber pedido a la iglesia que orara para que Dios sanara su dolor de garganta, pero inevitablemente su salvación encabezaba la oración.
Inicialmente, me opuse a estas oraciones. ¿No podemos pensar en algo más original? ¿Por qué no podemos simplemente orar por su dolor de garganta? Pero con el tiempo, el Espíritu me mostró que estas oraciones no eran el problema, sino mi corazón. Me había enfriado ante el milagro de la conversión.
Vuelve a sacar tu directorio de membresía. Estás mirando a personas que solían estar muertas (Efesios 2:5a). Ahora están vivos (Efesios 2:5b). Estás leyendo nombres de personas que alguna vez estuvieron en la oscuridad. Ahora ellos caminan en la luz (2 Co.4:6). La cotidianidad puede producir aburrimiento, pero no tiene porque ser así siempre. No importa cuántos bebés le nacieron a una pareja ayer, cuando ésta se entera de que están esperando otro hoy. Puedo garantizarte que un dolor de garganta no encabezará la oración de esa mamá, sino un: «Padre, gracias por dar vida».
JUSTIFICACIÓN
Pablo no se anduvo con rodeos. Cuando escribió a la iglesia romana, no les preguntó cómo estaban sus mascotas ni conversó sobre el clima. Les habló de sus «muchas ofensas» (Ro. 5:16). La mayoría de nosotros estaría pidiendo un amigo por correspondencia distinto en ese momento. Pero Pablo no terminó su oración allí. Mencionó las muchas ofensas de los romanos para hablar sobre el don de la gracia de Dios de la justificación:
Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. (Ro.5:16).
Mientras exploras el directorio de tu iglesia, el celo fiel de las oraciones de Cristo cubre cada página. Sí, estos son hombres y mujeres que ceden a la tentación. Sí, el directorio de tu iglesia está lleno de pecadores. Pero también está empapado por la sangre de Jesús. Entonces, mientras revisas sus páginas, has del pecado en la iglesia un trampolín para agradecer a Dios por justificar a todos y a cada uno de los miembros de la iglesia. No pongas un punto después de «muchas ofensas»; completa la oración.
Es posible que estés familiarizado con el ánimo de Robert Murray McCheyne para mantener sus ojos en Jesús: «Por cada mirada que te mires a ti mismo, mira diez veces a Cristo». Pero, ¿y si aplicamos esto a los pecados de nuestros hermanos miembros de la iglesia? ¿Y si, por cada mirada a tu iglesia, le dieras diez miradas a Cristo?
SANTIFICACIÓN
«Las uñas» cambiaron la forma en que me relaciono con otros miembros de la iglesia. Poco después de que Leah y yo supiéramos que estábamos esperando, el médico nos dijo que Jane, nuestra bebé, ya tenía sus uñitas formadas. En septiembre, Leah ni siquiera estaba embarazada. Pero solo unos meses después, Leah estaba embarazada de un bebé con sus uñitas desarrolladas, y yo cambié para siempre. Me podría importar menos la queratina, pero esa pequeña colección de proteínas representaba la vida.
Cuando el médico nos dijo que mi bebé tenía ya sus uñitas, no respondí: «¿Pero por qué no puede hablar todavía? ¿Cuándo podrá hacer una división larga?». No, simplemente me senté en el consultorio del médico con una sonrisa boba en mi rostro, y no he podido borrarla desde entonces.
Amigo, tus hermanos y hermanas todavía se están desarrollando en Cristo, al igual que mi pequeña estaba en el vientre de su madre. No espere que todos los miembros, o incluso la mayoría de los miembros, sean incondicionales en la fe. ¿Aman el evangelio (Fil. 1: 5)? ¿Están creciendo? Si es así, el Padre está sonriendo y nadie puede borrar la sonrisa de su rostro (He. 13:21).
Ve a tus hermanos y hermanas como lo hace el Padre. Detente sobre cada nombre en tu directorio y busca las «uñas». ¡Y alabe a Dios por su crecimiento!
GLORIFICACIÓN
En El peso de la gloria, C.S. Lewis escribe:
Es posible que cada uno piense demasiado en su propia gloria potencial en el futuro; le resulta difícil pensar con demasiada frecuencia o con demasiada profundidad en el de su vecino. La carga, o el peso, o la carga de la gloria de mi prójimo debe ser puesta diariamente sobre mi espalda, una carga tan pesada que solo la humildad puede llevarla, y las espaldas de los soberbios se romperán. Es algo serio vivir en una sociedad de posibles dioses y diosas, recordar que la persona más aburrida y poco interesante con la que hables puede ser algún día una criatura a la que, si la vieras ahora, estarías fuertemente tentado de adorar.
Pablo estaría de acuerdo con los sentimientos de Lewis. Estoy seguro de que los colosenses tenían algunas personas «aburridas» en sus bancas, pero Pablo sabía lo que se avecinaba. Entonces, cuando oró por ellos, agradeció a su Padre por su inminente glorificación (Col. 1: 9, 12). La gloria futura de los colosenses dio forma al agradecimiento presente de Pablo.
Al vivir en Albuquerque, Nuevo México, a mi familia y a mí nos gusta nadar en el Río Grande. Si soy sincero, la parte de Albuquerque está bastante sucia. Pero el Río Grande no se detiene en Albuquerque. Comenzando en Colorado, el río de 3.057km de largo desemboca en el Golfo de México. Y el Golfo de México es todo menos aburrido. Es una hermosa vista.
Cuando miro a través de nuestro directorio de iglesia, cuando empiezo a considerar incluso mi propio corazón, me doy cuenta de que a veces parece que estamos en Albuquerque. No estamos en el Golfo de México. Pero lo estaremos. Porque una cosa está clara: los ríos comienzan en algún lado y también terminan en alguna parte (Ro. 8: 29-30).
Traducido por Renso Bello
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